Laura 5 Ricardo y un buen par de melones
Como descubrimos ese día Julia pierde las formas cuando folla, se vuelve chabacana y palabrotera . insulta, falta al respeto y todas las animaladas que por una boca pueden salir.
La vida transcurrió sin sobresaltos el primer año de convivencia, nos llevábamos las tres de maravilla, nos teníamos tanta confianza que a los seis meses, Susi decidió hacerse nudista. Julia y yo no llegamos a tanto, pero era habitual vernos por casa con apenas un tanga puesto.
Julia poco a poco fue recuperando la alegría, su rostro antaño triste, empezó a brillar de nuevo, vestía además más alegre, con más colorido en la ropa, aún siendo fiel a su estilo clásico. También al arreglarse más e ir al gimnasio, había rejuvenecido su aspecto y, sin exagerar, parecía diez años más joven.
La tienda cada vez marchaba mejor y cada día se hacía más evidente que necesitábamos otra persona para que nos ayudase. Pero claro la librería tenía ya un prestigio, adquirido tras años de buen hacer, prestigio que yo me había esforzado en mantener, por lo que no podía meter a un novato en la tienda que no supiese nada de libros.
Publicamos un anuncio en prensa y fuimos también a las oficinas de empleo para que nos enviasen gente con un perfil determinado, es decir que tuviese una amplia cultura, entendiese de libros y que tuviese experiencia en venta al público.
La gran mayoría de la gente que entrevistamos, una de dos o no tenían cultura, o nunca habían trabajado en una librería. Estábamos empezando a desesperar, cuando un buen día tras haber visto a quince desastrosos candidatos, vino Ricardo.
Era un hombre de mediana edad, con buen porte, vestía de una forma impecable, alto con un ligero sobrepeso, extremadamente culto, había trabajado en una editorial, por lo que entendía de libros y los últimos dos años los había pasado de encargado en una gran superficie comercial, de donde lo habían echado tras una reducción de personal. Empecé a entrevistarlo.
- Muy bien Ricardo. ¿Puedo tutearlo?
- Si por supuesto pero llámeme Richard, es como me conoce la gente.
- Confianza por confianza, no me llames de usted, llámame Laura
- De acuerdo Laura
- Parece ser por tu currículo que eres el tipo de persona que estamos buscando. Puede incluso que demasiado, estamos buscando un dependiente, el sueldo no es muy alto y las condiciones de trabajo draconianas, ya que el trabajo, actualmente nos desborda.
- El trabajo no me asusta, por lo que atañe al sueldo sé lo que estáis buscando y me amoldaré a lo que me ofrezcáis. No pienso rechazar un puesto de trabajo donde estoy rodeado de libros, por esa menudencia.
- Vas a estar 15 días de prueba, y tras ellos si nos gustas te haremos un contrato de más larga duración. Estás de acuerdo?.
- Lo estoy
- Pues bienvenido a la tienda.
Como os podéis imaginar la entrevista fue mucho más larga, pero me parece que aburriros con detalles técnicos es innecesario.
Richard demostró ser un gran trabajador, conocía su trabajo y disfrutaba con ello por lo que al final de su periodo de prueba lo contratamos.
El mismo día por la noche, tras un día duro de trabajo estábamos las tres en el comedor viendo la tele. Julia no hacía más que tocarse sus pequeños pechos, estaba empezando a ponerme nerviosa, por lo que directamente le pregunté.
- Julia ¿te pasa algo?
- Cosas mías tranquila no te preocupes.
- Claro que me preocupo eres mi mejor amiga.
Y era cierto tanto Susi como yo habíamos tomado un cariño desmesurado a Julia en este año de convivencia.
- Bueno, pero no quiero que os burléis. Mis pechos son pequeños.
- Es obvio, mujer salta a la vista.
- Ya Susi pero a mí me parecen demasiado pequeños. Me gustaría tener unos melones como los vuestros.
- Eso tiene fácil solución.
- Lo sé Laura cirugía, pero no me la puedo permitir.
- Eso es una tontería, vamos a regalarte tetas nuevas ¿Verdad Laura?
- Si cariño mañana mismo. A mediodía vamos a ver a Alegría.
- Me abrumáis, no tengáis tanta prisa.
- No es prisa es que no vamos a permitir que en esta casa no se cumplan todas nuestros anhelos.
- ¿Habláis en serio?
- Por supuesto Julia.
- Pues desde hace un tiempo tengo una curiosidad que querría satisfacer.
- Somos todo oídos Julia
- Gracias Susi. Os lo diré sin tapujos quiero saber si me gustaría follar con una mujer, y aquí tengo a dos auténticos monumentos, que follan como conejos a diario. ¿Me daríais caña?
A mi personalmente me sorprendió que usase ese lenguaje, pues era una mujer en extremo educada, de las que no dicen una palabra más alta que la otra.
Tiempo después dedujimos que las violaciones a la que su marido le sometía le habían hecho adicta a ese tipo de lenguaje y cuando se escitaba perdía el control.
Además nunca nos había mirado de forma lasciva, porque no voy a negaros, llamadme pervertida si queréis, pero hacía tiempo que me la quería follar. Y estoy segura que Susi también, más que nada porque tras decir Julia esto le soltó.
- Por supuesto, vamos a nuestra cama.
Al, llegar a la cama nos sentamos cada una a un lado de Julia.
- He sido muy lanzada chicas, pero os confesare que estoy realmente nerviosa y no sé que hacer, así que dejo la iniciativa en vuestras manos.
- Lo primera muestra de que te gustaría follar con mujeres es besarlas, si te da asco, no te gustan las mujeres y de aquí no pasamos.
- En eso te doy la razón Laura._ Dijo Susi.
Nos dio un beso a cada una, un beso casto apenas un piquito de adolescente.
- Chica se más atrevida._ Le dije yo
Y sin avisarla le di un morreo de pura pasión. Cuando se estaba recuperando de la impresión Susi me sustituyó. Y cuando esta acabó, esperamos acontecimientos.
- ¿Bien Julia que te parece? ¿Te ha gustado?
- Me ha encantado, dios mío besáis como dos ángeles quiero más y más y más.
Empezamos un frenesí de besos, caricias y lametones que duró más de media hora, fue la consumación de algo que llevábamos mucho tiempo esperando, sentimos cariño amor lujuria nos besábamos como si el tiempo fuese a acabar. Entonces Julia soltó.
- La puta estoy más cachonda que una perra mi coño necesita calmarse.
Como descubrimos ese día Julia pierde las formas cuando folla, se vuelve chabacana y palabrotera . insulta, falta al respeto y todas las animaladas que por una boca pueden salir. Entonces yo la tumbé y le dije.
- Muy bien perra cachonda te voy a comer el coño como nadie lo ha hecho jamás.
- Vamos putón verbenero haz que me corra como la puta zorra que soy.
Mientras yo le comía el coño Susi la besaba le lamía los pequeños pezones y le acariciaba todo el cuerpo. Mientras Julia insultaba y soltaba palabrotas sin parar.
La verdad no duró mucho llevaba años sin follar y a los pocos minutos le sobrevino un orgasmo tremendo que hizo que se levantase medio metro del colchón del salto que dio.
- Joder ha sido la ostia, y eso que aún no me habéis metido nada por el puto coño, mirad como me chorrea, quiere que le penetréis ya, metedme lo que sea, pues necesito que me taladréis sin compasión, la puta que hay en mi necesita que su chocho tiemble y haga plof-plof.
Susi sin pensárselo dos veces fue a por uno de los consoladores de tamaño medio con vibrador y lo pasó por su clítoris.
- Hija de puta métemelo de una vez, más que cabrona y hazlo de un solo golpe que necesito llenarlo ya.
Susi aguijoneada por la última barbaridad de Julia, se lo metió de una sola vez. Yo quise pararla pero no llegué a tiempo. Julia llevaba años sin follar por lo que lo tenía muy estrecho y tendría que haberle preparado primero. Lanzó un grito de dolor y dijo
- Cacho cabrona que daño me has hecho seguro que me has rasgado algo dentro.
- Susi sácaselo muy despacio.
- Si Laura, aunque me tiemblan las manos espero no hacerte daño
Me alivió un poco el que saliese limpio sin rastro de sangre. Sin esperar permiso de Julia le metí un dedo quería comprobar por mí misma que no tenía sangre, por lo que lo saqué y metí un sinfín de veces. Esta acción consiguió tres cosas, una comprobar que no le habíamos hecho daño a Julia, segunda ir ensanchándole la vagina y tercera volver a poner cachondísima a Julia.
- Laura perra cabrona me has puesto a mil.
- Loca desenfrenada te gusta lo que te hace mi dedo?
- Me estas volviendo loca puta.
- Susi dame el consolador que yo se lo meteré, tranquila Julia que lo haré despacio.
Fui metiéndole muy poco a poco el consolador, esperaba a que se acostumbrase a el antes de meter un centímetro más, tardamos así más de diez minutos, pero cuando lo tuvo dentro, empezó a llorar de placer.
- Perras incestuosas, me tenéis en el paraíso y no quiero volver jamás. Vamos a follar toda la vida quiero que estar en vuestros juegos siempre. Pervertidas.
- Pues es hora de pasar a la acción dura.
Me puse el arnes y le endiñé la polla que lleva que es del mismo tamaño y empecé a fallármela en serio, los berridos de mula que soltó hicieron que Susi se calentase sobremanera y fuese de una a otra besándonos, acariciándonos, mordiéndonos los pezones. Entramos en una espiral de lujuria irrefrenable.
A los veinte minutos Julia se corrió y suplicó que la dejáse descansar, entonces le lamí el coño y metí su corrida en mi boca, besé a mi hermana y compartimos los jugos de Julia, de la forma más obscena y degenerada que os podéis imaginar. Entonces le di una fuerte nalgada a Susi y le dije.
- Dame tu culo, cordera
- Es tuyo para siempre.
Me quité el arnés conecté una polla del mismo tamaño a la parte interna me la metí lentamente y volví a ponérmelo. Me encantaba sodomizar a mi hermana, le había encontrado un gusto desorbitado al sexo anal. Me habría corrido igual aunque no me hubiese puesto la polla, pero no habría sido tan abundante, placentera y larga, como exploté media hora después.
- Chicas dejémonos de tonterías compremos una cama de esas enormes y durmamos las tres juntas.
- SuSi tienes toda la razón._ Dijo Julia.
- Pero eso si hay que dormir desnudas así podemos follar cuando queramos y a la hora que queramos.._ Dijo Susi.
- Te doy la razón hermanita. Mañana Julia y yo vamos a ver a Alegria para ponerle dos grandes melones por tetas y Encárgate tu de la cama y la ropa de cama.
- De acuerdo hermanita.
- Jo yo también quiero que me llaméis hermanita, os quiero más que a nadie en este mundo y os considero mi familia.
- De acuerdo hermanita Julia. Vamos a dormir hoy estaremos algo estrechas pero ya no pienso separarme de vosotras a la hora de dormir._ Dije yo.
A la mañana siguiente, aunque era domingo, Alegria, nos hizo el inmenso favor de recibirnos. Nada nás llegar esta nos preguntó.
- ¿Que queréis chicas?
- Unas tetas enormes._ Dijo Julia roja de vergüenza.
- ¿Cómo de grandes?
- Una 100 más o menos
- Bien desnúdate de cintura para arriba.
Julia obedeció, pero el granate de la cara no lo perdió.
- Bien tienes unas mamas pequeñas. Voy a darte una crema que te empezarás a poner ya mismo, y yo te voy a enseñar a ponértela.
Sin esperárselo Alegría fue expandiendo una espesa crema por los dos pechos, con pequeños movimientos circulares.
- Cuando te hayas untado bien el pecho has de dejar que la piel la absorba por completo antes de vestirte. Lo harás tres veces al día durante un mes. Y tras el mes te pondremos unos bonitos pechos nuevos.
- ¿Aún tengo que esperar un mes?
- Es necesario pues la piel aunque da de sí no es de goma y esta crema te ayudará a que no se te formen estrías, haciendo que tu piel sea más elástica. Porque además de tetas grandes las querrás bonitas ¿no?
- Si claro por supuesto. ¿Y cuanto costara?._ Pregunto Julia.
- Barato no es esta clínica tiene un gran prestigio gracias a contar con los mejores especialistas en cada rama. Por lo que te saldría por….
- Por dinero._ la corté yo.
- Laura, no seas así._ Dijo Julia.
- Te dijimos ayer que las tetas te las pagábamos nosotras, así que Alegría me envías a mí la factura que yo te la pagaré. Y tú no protestes, que te conozco.
- Bueno ya os lo pagaré de otra forma._ Me dijo en un susurro al oído mientras sonreía.
El lunes fue un día horrible, cuando Julia y yo nos disponíamos a abrir la librería, presenciamos un brutal accidente de coche. Una señora de cierta edad, a la que en ese momento no reconocimos, salió literalmente volando tras el tremendo golpe que le dio u coche negro de alta gama.
Y encima el muy cabrón se dio a la fuga, menos mal que Julia se fijó en la matricula y la apuntó antes de que se le olvidase. Yo mientas me acercaba a socorrerla, llamé a emergencias, pero la cosa pintaba mal.
Lo primero que te dicen es que en un accidente jamás has de tocar al accidentado si no tienes conocimientos médicos, yo sólo la tapé con mi abrigo, me daba igual que se llenase de sangre, y miré a la cara de la mujer. Cuando la vi me quedé fuertemente impactada, era Doña Ángela, nuestra vecina.
La ambulancia no tardó en llegar, pero sólo pudieron certificar su muerte, el golpe había sido demasiado grande. Julia facilitó la matrícula del coche a la policía, y yo la marca y el color. Media hora después lo habían detenido era un pijo de 25 años que le había cogido el coche a su padre.
Días después fuimos al entierro en primera fila estaban Santi sus hermanas y su madre. Las mujeres lloraban desconsoladamente, pero Santi tenía una mirada que helaba la sangre. Como había cambiado este chico, bueno hombre pues tiene mi misma edad. Esa fuerza y determinación nunca se la había visto. También he de confesar que nunca había tenido una relación muy estrecha con él, sus padres eran raros y no se juntaban con los demás vecinos. Además eran unos beatos insoportables, de ir a misa todos los domingos, incluso, una de las hermanas se hizo monja.
Tras el divorcio de los padres cambiaron bastante pero con las vecinas que tenían relación eran con las dos hermanas, incluso se rumoreó que Santi se había casado con una de ellas.
A la semana del entierro, Santi se presentó en la librería.
- Buenos días caballero ¿ En qué le puedo ayudar?._ Preguntó Julia.
- Hola Santi que tal te encuentras.
- Todo lo bien que se puede estar, Laura._ Contestó.
- Si os conocéis os dejo, solos.
- Espera… ¿Julia?
- Si señor
- Quería agradecerles lo que hicieron por mi mujer durante el accidente.
DANG, DANG DANG DANG DANG, rumor confirmado, era cierto que se casó con ella.
- Es lo que habría hecho cualquiera._ Dijo Julia algo azorada por la situación.
- No, una persona normal habría llamado a la ambulancia solamente. Se que vosotras os tomasteis la molestia de apuntar la matrícula del coche y reconocer la marca. Además atuvisteis a su lado hasta que llegaron los sanitarios. Es por ello que os estaré eternamente agradecido y si alguna vez necesitáis algo no dudéis en decírmelo. A fin de cuentas sabéis donde vivo.
- Si vecino, pero no tenías que haberte molestado, lo hicimos con mucho gusto._ Le dije yo.
- Sois dos buenas personas y os merecéis lo mejor.
- Gracias Santi:_ Dijimos las dos.
- Por cierto tengo un proyecto en ejecución y seguramente necesitaré de vuestra colaboración. Ahora tengo prisa y he de irme pero volveré en un par de meses y hablamos.
- Vale Santi nos vemos
Dos semanas después operaron a Julia. Podéis pensar que ponerse un par de melones a los 45 años es inadecuado, pero no estaríais más equivocados; Julia en su vida lo había pasado muy mal y ahora se merecía hacer realidad todos sus sueños.
Nos hizo un pase de modelos y desnuda nos fue enseñando todos los cambios en su cuerpo. Ahora tenía la cara estupenda tras más de un año usando productos regeneradores además de una talla 100 de pecho había perdido cerca de 15 kilos y tenía la piel tonifica da y tersa. Además el vientre plano y el culo duro como una piedra. Si asegurase tener 35 años te lo creería sin problemas. A los diez minutos de hacer de modelo nos dijo.
- Vamos par de putas degeneradas, tengo el coño caliente y necesito que me folleis. Y que me reventéis el culo estoy muy puta hoy y necesito salvajismo