Laura

Un hecho de mi infancia protagonizado por mi amiga Laura, marca mi sexualidad cuando llego a la edad adulta.

Buenos días, la siguiente historia no se entendería si no narro un episodio sucedido cuando era un crío. Para poneros en situación diré que vivía en una urbanización privada y aislada, de forma que con la propia urbanización en el centro, todo su alrededor eran parques. La urbanización tenía un total de 120 casas por lo que crecí con un grupo de unos 20 amigos, chicos y chicas de mi edad que no podíamos sino relazionarnos con nosotros mismos.

Uno de los juegos a los que nos dedicábamos era una especie de escondite por equipos, de forma que un equipo hacia de delincuentes y otro de policías. Cuando un policía cogia a un delicuente lo encerraba en una celda ficticia, calda que si era alcanzada por algún delicuente abría y escapaban todos.

Un día jugando, fui capturado y encarcelado, el equipo de policia hizo algo que no estaba permitido, no podían quedarse en la propia cárcel, pero Laura, una chica que llegó con cinco años a España huyendo con sus padres de la dictadura argentina, bueno, Laura se quedó en la cárcel, yo era el único que había sido capturado.

Protesté a Laura por quedarse, le dije que era trampa, pero ella respondió quitándose una zapatilla, azul, de goma, me dió cuatro azotes en el trasero, en las bermudas que llevaba puestas. Me enfadé un montón, tanto que el juego se terminó, ese día me fui a casa y quise volver a salir.

Un poco más adelante en la historia, unos cuatro años más tarde el grupo de amigos se había dividido por gustos musicales, contándome a mi éramos cuatro los chicos que íbamos a garitos a escuchar música rock, punk y heavy, de las chicas sólo tres se decantaron por la misma música, entre ellas Laura.

Durante esas noches veía como Laura descartaba a la mayoría de chicos que le entraban, y no eran pocos, es una chica alta, yo mido 1,80, ella es ligeramente más baja que yo, con el paso de niña de doce años a joven de dieciseis años su cuerpo se transformó, corríamos todos los días, más o menos diez kilómetros diarios, sus pechos aumentaron, su cara, hermosa desde siempre, se iba perfilando para ser la belleza que sería, morena con mechas azules y mechas de color rosa y unos ojos color azul profundo. Como decía, raramente se liaba con algún chico, aunque sí que hubo afortunados, normalmente apartaba a los chicos y o bien se ponía a bailar con nosotros, con el grupo o nos íbamos a sentarnos a un sitio tranquilo y hablar.

Esas noches, junto al momento de salir a correr, acabaron por crear un bonito vínculo de amistad entre Laura y yo. Hasta el punto que cuando se alteraba, lo que hacía que le saliera el acento argentino, ya no se enfadaba si me reía.

Cuando unos dos años más tarde iniciamos los estudios universitarios, yo escogí Matemáticas, y ella Filología Inglesa, por lo que estaríamos en campus distintos. Aún así seguíamos viéndonos, para correr por las noches y para salir los fines de semana.

Pero en la universidad empecé a salir de acampada, en realidad no sé si llamarlo así, porque salía sin tienda de campaña, a dormir al raso, con saco de dormir y una esterilla. Y así pasar varios días recorriendo alguna sierra.

Llega el verano en nuestro primer año universitario y propongo hacer un viaje especial. Cruzar la cordillera cantábrica con mochila, saco de dormir y esterilla. Al viaje se apuntan Pedro, uno de los amigos de siempre, de la urbanización, un compañero de Pedro, de la facultad de económicas y Álvaro, un amigo con el que practiqué espeleología, así mismo venía Laura, una compañera de Laura de su facultad y una amiga de Álvaro.

El viaje no lo describiré por no aburrir a nadie, por no seguir aburriendo a nadie.

Llevaríamos una semana de viaje cuando pasamos por un pueblecito donde bajamos a comprar víveres y compramos además lo necesario para hacer un buen tinto de verano. Subimos de nuevo a la sierra y una vez escogido donde íbamos a dormir dejamos el vino en el río para enfriarlo.

Hicimos un fuego pequeñito (cuando aún estaba permitido) y alrededor del mismo fuimos bebiendo y hablando, todos estábamos en mayor o menor medida cansados, nos bebimos unos cuatro litros de tinto. Apagamos el fuego y nos ponemos a dormir, una noche clara, llena de estrellas y una luna grande y plena.

Al cabo de un rato me tengo que levantar porque no puedo dormir, me están entrando ganas de orinar. Me aparto un poco del "campamento" y tras orinar me siento en una piedra observando el valle que quedaba bien abajo. Entonces siento pasos detrás de mi, es Laura, me dice que tampoco logra dormir.

Estamos hablando, un poco más animado que de costumbre por el vino y hablando de sexo, me pregunta que cuál es mi fantasía cuando busco el auto alivio manual.

.- No te lo creerías Laura - le digo

.- Venga tío, que nos conocemos desde siempre, dime - me dice guiñándome un ojo.

.- Tu primero Laura y te prometo que lo cuento.

.- Vale, me imagino sentada en la cara de un tío mientras me lo come y se traga toda mi corrida - me asombro de la facilidad con la que lo cuenta. - Tu turno.

.- Yo... recuerdo la azotaina que me diste con la zapatilla - le tengo que tapar la boca con la mano porque se dobla de la risa.

.- Tía córtate que se escucha todo - pero no puede parar de reírse.

.- ¿En serio te pone que te peguen?

.- No, no, joder si me molestó un montón.

.- ¿Entonces? - me pregunta ella

.- No sé, me pone que fueras tu, que yo no me defendiera, la sensación de poder que emanabas, no el dolor.

.- Mmmmm, vamos a tener que hablar cuando lleguemos a casa.

Cuando casi dos meses más tarde estamos en casa, la primera noche me lleva a uno de los parques, con palmeras y grandes arbustos que ocultan lo que se haga tras ellos.

.- Bueno Manu - de pie frente a mi, me besa en los labios mientras con las manos me desabrocha el pantalón vaquero.

Se arrodilla en el césped y me dice que me tumbe sobre sus rodillas, estoy muerto de miedo y se lo digo.

.- Deja de temblar Manu, que te va a gustar.

Me pongo como me ha dicho y empieza a azotarme con la mano, con lentitud, una nalga y luego la otra, luego va aumentando el ritmo de los golpes, yo apenas puedo ahogar los gritos de dolor, vuelve a aumentar el ritmo, los plas, plas ya son continúos.

.- Wow, tienes el culto rojo como un tomate - se ríe y sigue durante medio minuto con los plas plas. Me empuja y ruedo sobre el cesped, mira mi entrepierna y se ríe cogiéndome del pene totalmente erecto.

Se pone de pie, se saca las zapatillas deportivas, se baja las mallas de cuero que lleva puestas, se baja la braguita y se sienta en mi cara.

.- Manu, te toca ahora cumplir el mío - echo las manos hacia atrás y la cojo de la cintura mientras empiezo a explorar su cavidad con la lengua, ella coge mis manos y las lleva a sus pechos, subo el ritmo de mis lamidas, maravillado de lo mojada que está, así que proporcionar la azotaina también la ha calentado, se inclina un poco hacia delante facilitando que siga sobando sus pechos, me concentro con la lengua en su clítoris, erecto, lo golpeo con la lengua, la penetro con la lengua, empieza a gemir con fuerza, agarra mi pene y empieza a pajearme, mi líbido está por las nubes y con la lengua convertida en un martillo pilon le arranco el orgasmo y abro la boca para tragármelo, ella se mueve ajustando su sexo a mis labios y con unos rápido movimientos de su mano termino por correrme yo.

Se baja de mi, yo me quedo mirando el cielo, aturdido aún por multitud de espasmos. Se gira hacia mi y cogiendo mi cabeza con sus manos me da un beso suave y cálido, sus ojos brillan.

.- Wow Manu, con el tiempo que hemos estado juntos y lo tarde que me has dicho esto.

.- Calla Laura, que me dejaste traumatizado, cuando empecé a sentir atracción por vosotras era la imagen tuya golpeándome con la zapatilla lo que venía a mi cabeza.

.- Desde ahora muchacho te esperan muchas azotainas - me dice risueña

Los aspersores que se ponen en funcionamiento nos hace coger la ropa a toda velocidad y salir donde nos tenemos que vestir con el riesto de ser vistos.

Desde entonces los azotes se volvieron constantes, verla sentada en mi cara también. Fuimos muchas más veces a esa parte del jardín, pero también en su casa cuando se quedaba sola, en la mía cuando me quedaba solo. Los amigos nos veían ya como pareja, por los continuos besos y arrumacos que nos profesábamos.

También mi torpeza, caídas de culo, golpes en el trasero, se me agotaban las excusas para explicar porque me dolía tanto el trasero.

En una ocasión, en su casa, con ella sentada en la cama y conmigo tumbado sobre sus rodillas me azotó con una de sus sandalias, el dolor fue mucho más intenso que el proporcionado con la mano. Yo acallaba los gritos como podía.

.- Laura para por favor - le decía una y otra vez.

Pero ella en vez de parar me amenaza con meterme las bragas en la boca y sigue con los azotes por lo menos durante treinta segundos que se me hacen eternos.

.- Bájate de mi Manu - me dice y no necesito que me lo repita. - Tienes un minuto para darme cien besos en los pies o sigo con los azotes.

Yo desde el suelo me tiro a besar sus pies como un loco, besos rápidos, sin poder darle vueltas a esto. Ella se ríe.

.- Levanta Manu - me pide, me pongo de rodillas, la miro y está arrolladora, sus ojos azules brillan de lujuria.

.- Te has pasado Laura - le digo, ella me da un tortazo.

.- Ama Laura para ti - se muerde un labio, está espectante de mi reacción.

.- ¿Qué te ha pasado Ama? - le pregunto, ella se relaja.

.- Me he informado, eso que te atrae, el poder que tenía sobre ti, ufff, estoy ya mojada.

Yo beso su pubis, la empujo sobre la cama, sus piernas colgando, beso su vientre, la miro a la cara, beso su frente, sus párpados, su boca. Con las manos intento desbrochar su pantalón, ella me ayuda.

Me aparta y me dice que me tumbe sobre la alfombra. Ella termina de quitarse el pantalón y la braga y vuelve a sentarse para buscar el orgasmo con mi lengua. Como dice, está empapada, me facilita muchísimo lamer con ganas, esa empieza a gemir, y a gemir. Cuando tiene su orgamo abro la boca y trago como puedo, pero me depara una sorpresa, mete sus manos por detrás de mi cabeza, me sujeta, para que no me supere de su vulva. Y comienza a orinar, intento apartarme.

.- Traga Manu, trágate la meada de tu ama - es horrible y excitante. No puedo evitar que parte de la orina se resbale por mi cara y caiga en la alfombra. Se quita de mi boca, empieza a rozarse contra mi nariz, sin soltarme el pelo, me mantiene así con mi boca hambrienta de ella, saco la lengua para tocar su sexo con cada roce, pero es la nariz, sus jugos resbalan por mi cara. Sus gemidos me mantienen a mil, pero sus movimientos son salvajes, se mueve sobre mi nariz como si estuviera participando en un rodeo. Se mueve rápida a mi boca y estalla en otro orgasmo bestial, imposible tragarme todo lo que suelta.

Se sienta en mi pecho respirando profundamente, con los ojos cerrados, cuando me mira sonríe.

.- Wow como tienes la cara - con un dedo me limpia, dedo que luego me mete en la boca.

.- Levántate esclavo, desnudo completamente ya - me levanto y obedezco.

.- Ostras la alfombra, mi madre me mata - se le escapa una risa nerviosa.

.- Vamos a darnos una ducha, ve al baño y espérame Manu que voy a poner la alfombra en la lavadora.

Cuando entra en el cuarto de baño yo ya estoy desnudo, me sonríe y se termina por desnudar ella, mi pene que había perdido consistencia crece en cuanto entra. Me coge por mi sexo y se mete en la ducha conmigo dando pasitos cortos tras ella. Abre la mano que mantenía cerrada y me muestra un condón.

Abre el agua caliente, nos metemos juntos bajo el chorro de agua, me pone el condón con facilidad porque con su mano en él, que no ha perdido ni un ápice de su vigor.

.- Manu, vamos a ir poco a poco transformando esto en una relación Ama y esclavo. - nota como siento un escalofrío, acaricio sus brazos, busco su boca.

.- Ahora esclavo quiero que me penetres - la levanto cogiéndola por la cintura, ella enlaza sus piernas por detrás de mi, los brazos me tiemblan, se me resbala, la apoyo con cuidado contra la pared.

Gime en seguida, abre la boca, sus ojos arden de nuevo con ese brillo que tanto me gusta.

Empiezo yo moviendo mi pelvis atrás y adelante, con cada embestida ella gime, pero está tan excitada que tengo que parar porque es ella la que se mece contra mi, a un ritmo brutal, sus gemidos se amontonan uno encima de otro y explota de placer, con sus manos se agarra de mi cuello y ahora soy yo el que explota en el mejor orgasmo de mi vida.

Cuando me recupero me pongo de rodillas y empiezo a lamerla de nuevo, ella levanta una pierna apoyándola en mi hombro, me agarra la cabeza por detrás para sujetar mi boca en su sexo, con un dedo la penetro, luego con un par de dedos mientras que con la lengua busca estimular su clítoris, casi de inmediato comienda a segregar en abundancia y a gemir, y un minuto más tarde tiene otro orgasmo, baja su pierna de mi, se arrodilla frente a mi y me vuelve a besar.

.- Vamos a ducharnos Manu o nos pillará aquí mi madre - con solo imaginar la situación mi cuerpo se acelera.

Nos duchamos juntos, siento mágico el momento de frotar su espalda. Salimos de la ducha tras secarnos y tengo que volver a entrar a recoger el olvidado condón.

Tan sólo unos minutos más tarde estamos en la calle, nos juntamos con otros amigos, las risas y chanzas cuando nos ven, supongo que mi cara es un reflejo de la de ella, una sonrisa abierta, colores subidos.

.- No pueden ni imaginarse lo que ha pasado - me susurra ella