Laura 1. Descenso a los infiernos
Como podía la vida pegarme tan duro
Bueno y ahora que hacía con mi vida?. De momento solo tenía en mente mi botella de befeter que trago a trago se vaciaba. Me volvió otra vez como un latigazo la imagen de hace un par de horas.
Seis meses saliendo con eso, me quería más que a nada, decía, estaba enamorado de mi extrema delgadez, cabrón. Pensaba que era natural?, llevaba un año pasando hambre para estar como una calavera por él.
Y me lo encuentro con Rocío la de contabilidad, en la cama una horonda mujer con unas curvas que ni el Jarama, follando como locos, mientras su polla entraba y salía de sus abultados labios sus curvas se movían al unísono. La verdad lo hacía ralamente bien. Y pensar que fui yo quien los presentó, idiota.
Entonces ella me vio petrificada frente a la puerta, se sacó la polla de la boca y riéndose en mi cara le preguntó.
- A quien quieres más a mi o a la esquelética de tu novia.
- Como voy a querer a esa si no hay por donde cogerla si casi no le quedan tetas.
Entonces se empaló y mientras lo abofeteaba le decía.
- Quien es tu dueña?
- Tu mi ama
- A quien vas a follar a diario?
- A ti mi ama
- Vas a volver a follar a tu novia?
- Jamás porque mi ama me lo prohíbe.
Esto ya era lo último, se acabó, salí de allí, sin saber si me había oído, mi ex novio, y me fui a un supermercado a comprarme un par de botellas de alcohol. Una de ellas ya me la había metido, no entiendo aún con lo alcoholizada que estaba como podía tener pensamientos lúcidos. Aún me quedaban dos calles para llegar a mi casa, me estaba costando un horro, pues de cada tres pasaos daba dos hacia delante y uno hacia atrás.
Dios mi vida era una mierda. Diciendo esto llego a la puerta de mi casa. De un solo trago como una vaquera me meto dos dedos de la botella, a cuatro patas he tenido que subir por el ascensor y a cuatro patas he tenido que abrir la puerta del piso.
Tengo una sensación rara, no puedo respirar bien, dios mío me estoy ahogando. En ese momento me levanto y lanzo una cantidad de vómito exagerada. He estado a punto de morirme ahogada por mi propio vómito.
No recuerdo donde estoy, mi cabeza es una losa donde nada puede entrar, no articulo ni un solo pensamiento, si tan solo pudiese abrir los ojos.
Y sentada como estoy vuelvo a dormirme o a caer desmayada.
Me va a estallar la cabeza, que dolor más atroz, que alguien deje de pegarme martillazos en la cabeza, sigo sin poder enlazar pensamientos coherentes, el dolor es insoportable, lo que hace que vuelva a desmayarme.
Me encuentro algo mejor, puedo abrir medio ojo, parece que me encuentro en el recibidor de mi casa, a mi lado hay una botella de bifiter medio vacía, y estoy cubierta de una cantidad exagerada de vómito, como puedo me quito la ropa y me voy al baño a meterme bajo de la ducha, pero no me sostengo en pie así que he de ir a cuatro patas sentarme en la ducha y encenderla. Vuelvo a perder el conocimiento
Tras media hora de una constante lluvia por parte de la ducha, vuelvo a recuperar la conciencia, puedo abrir los dos ojos y recordar lo que pasó. Las imágenes de la polla de mi ex, entrando y saliendo del coño de esa dominatrix, mientras se acaricia el tremendo clítoris que tiene, me vuelven a la memoria.
He de salir de aquí y tomar una docena de paracetamoles. Esta vez a duras penas puedo levantarme e ir a la cocina. Donde me preparo un café triple y me tomo tres pastillas y veinte minutos después tengo fuerza suficiente para limpiar el estropicio del recibidor.
Escucho sonar mi teléfono y mi hermana, con voz preocupada me pregunta que pasa. Se lo conté, es la única familia que me queda y siempre nos hemos dicho la verdad. Está preocupada quiere venir, pero yo se lo impido, prometiéndole que el próximo fin de semana iré a verla a nuestra ciudad de origen donde ella aún vive
Os lo he contado así porque es lo único que recuero, seguramente sufrí un colapso etílico ese día pero por suerte lo superé sin que me dejasen secuelas. Había estado dos días durmiendo o desmayada, vete tú a saber. Y en apenas unas seis horas debía de ponerme a trabajar, el café sólo me mantuvo despierta un par de horas, por lo que me dormí otra vez hasta que me sonó el despertador y de mala gana fui al trabajo.
Ni la exagerada capa de maquillaje disimulaba mi horrible aspecto, ojos hinchados, e inyectados en sangre, unas profundas ojeras, que para haber estado dos días enteros durmiendo, no le encontré explicación a su aparición. Cogí el metro no me fiaba de mi para conducir todavía me dolía la cabeza, tardé una hora en llegar a la oficina, estaba orgullosa de mi misma, era la ejecutiva más joven una gran editorial, era el trabajo de mi vida y para mi cada día que entraba por la puerta de la oficina, era un día feliz. Nada más llegar nos llamaron a una reunión. El presidente en persona estaba en la sala de juntas, debía ser algo importante.
- Bien voy a ser breve, hemos externalizado esta sección de la empresa, nos es más barato que una empresa externa la lleve que pagarles el sueldo a ustedes. Así que están todos despedidos
Dios mío otro mazazo, esto no me podía estar pasando, el universo se había confabulado contra mi? Mi único consuelo era que la de contabilidad me acompañaría a la puta calle. Mírala como corre tras el director de recursos humanos hecha una furia, parece un auténtico basilisco En la tercera cabina del cuarto de aseo hay una rejilla de ventilación que si la abres puedes escuchar lo que se habla en el despacho de dicho diretor director. Me lo enseñó mi predecesora, una mujer simpatiquísima que se jubilaba. Eso fue lo que oí.
- Puto esclavo, como te atreves a tirar a la calle a tu ama?
- Ama deja que me expliques
- Quien te ha dado permiso para hablar a cuatro patas.
- Si mi ama
- Que no hables
Por cada contestación del director se escuchaba el crujir de una fusta cuando sacude un cuerpo. Pero ella no llevaba nada al entrar, lo tendría en el despacho el director?
Mierda de esclavo como puedes haberle hecho esto a tu ama a tu diosa, a tu dueña.
- Lo siento ama, puedo hablar?
- Habla escoria.
- Mi ama no será despedida voy a trasladarla a otra sección.
- Eso esta mejor esclavo.
- Puede este humilde siervo suplicar que le dejen de azotar los genitales?
- No, no puede.
La conversación ya no fue más que una veintena más de fustigazos.
Joder con la de contabilidad, la muy puta cuantos esclavos tendría? En definitiva, estaba en la calle. Si alargaba un poco la indemnización y el paro más el dinero que tengo ahorrado, podría aguantar unos meses, con suerte podría encontrar trabajo en ese tiempo.
Al llegar a casa me encontré al dueño del piso en el portal.
- Buenas señorita Laura
- Buenas, señor casero. Que se le ofrece?
- Verá, mi hijo se casa dentro de tres meses.
- Enhorabuena, siempre es una dicha.
- Si, claro, pero le venía a decir que necesito el piso para el, por lo que como teníamos estipulado, le doy 15 días para que lo abandone. Lo siento mucho.
- Más lo siento yo pedazo de cabrón.
- Por Dios señorita la educación ante todo.
- Váyase a la mierda.
Me lo dejé allí plantado y subí a hacer las maletas. Me resultó imposible encontrar otro apartamento, sin trabajo, ni referencias, nadie se atrevía a alquilarme un piso.
Empaqueté mis cosas, las subí en la furgoneta de mi hermana, que había venido a ayudarme y volví con el rabo entre las piernas, a la que fue la casa de mis padres. Ahora vivía allí mi hermana sola, tras el accidente de coche donde fallecieron los dos.
Al llegar a casa vimos una comitiva de gente llorando que volvía de un entierro.
- Susi 8Así se llama mi hermana) quien se ha muerto?
- Carmen la vecina del quinto, le dio un ataque en el corazón mientras dormía.
- Que pena estos últimos años se la veía más feliz, más dicharachera.
- Hay veces que la vida es injusta.
- Veo que los vecinos del ático también les acompañan.
- Se hicieron muy amigos tras el divorcio de la vecina.
- Se ven muy compungidos, el hijo, ¿Santi se llamaba? Tiene la cara tan triste que parece haber perdido a un ser extremadamente querido.
- Bueno Laura, ayúdame, que a fin de cuentas, son tus cosas.
- Tienes razón, Susi, ahora te ayudo.
Tardé cerca de hora y media en subir las cajas y volver a colocarlo todo en mi cuarto. Volvía otra vez a casa de mis padre, puta crisis, ya se que era el sino de muchos jóvenes, o no tanto ya tenía 29 años, pero no era consuelo. Me apetecía tomarme un baño, así que me llené la bañera y fui al cuarto a desnudarme.
- Dios mío Laura que te ha pasado?
- A que te refieres Susi?
- Estás extremadamente delgada, como has llegado a ese extremo?
- A base de hambre hermanita, dije con una sonrisa forzada.
- Pero si nosotras tenemos unas mamas grandes y a ti casi ni se te ven. Eres consciente de que tienes un problema?
- No he llegado a este extremo porque me veía gorda, sino porque al hijo de puta de mi ex le gustaban así de flacas.
- Pero si eres todo huesos, tu masa corporal debe de estar muy por debajo del nivel de salubridad. Ves al médico mañana mismo, por favor hermanita.
- Mañana iré a ver a Alegría, estudió medicina y ahora ha abierto una clínica de medicina natural. Ahora voy a bañarme, me vendría bien que alguien me abrazase, cuando salga necesitare un buen achuchón.
- Dalo por hecho hermanita.
Salió de mi cuarto y yo me metí en la bañera. Fue un capricho, el tener esta gran bañera en mi cuarto de aseo, mi hermana y mis padres preferían la ducha, pero yo de tanto en tanto agradezco un buen baño de espuma. Cerré los ojos y me relajé, quería olvidarme de todos mis problemas, pero me golpeaban una y otra vez, era un martirio. De este bucle de autocompasión me sacó mi hermana.
- Laura déjame sitio que me baño contigo.
- Y eso?
- Necesitas ya ese abrazo, no voy a esperar a que salgas para dártelo.
Así que me aparté, mi hermana se puso tras de mi y me rodeó con brazos y piernas. El notar ese gesto de cariño hizo que no aguantase más y estallé en llantos. Así estuvimos las dos abrazadas cerca de una hora. La bañera tenía un sistema de calentamiento que impedía que el agua bajase de la temperatura a la que le había programado. Susi estuvo todo el tiempo diciéndome palabras de apoyo y cariño, abrazándome fuerte cuando lo necesitaba y más flojo cuando lo requería.
Fue un bálsamo que necesitaba como respirar. Al cabo de una hora Susi me dijo.
- Salgamos de la bañera y cojamos un pedo descomunal.
- Te sigo hermanita, que sugieres?
- Vozca con naranja, los rusos saben de penas.
Me reí, por primera vez en 15 días.
- Pero por el amor de dios cenemos antes que la última vez que bebí a palo seco casi me muero.
Preparamos una cena fría y ya con el estómago lleno, empezamos a contarnos penas, mientras bebíamos trago tras trago. Mi hermana lo había pasado muy mal este último, año, pues mientras habíamos estado juntas había sobrellevado bien la muerte de nuestros padres, pero cuando me fui se le vino la casa encima y ha estado triste todo el año. Sólo se alegraba las pocas veces que vine a verla. Me sentí tan culpable, había sido una tremenda egoísta, y mi hermana todo generosidad. Cuando ya empezaba a notársenos el efecto del alcohol le dije a mi hermana.
- Basta de penas. Dime que tal con los hombres? Tienes algún hombre en prospectiva?
- Este último año he pasado del trabajo a casa y de casa al trabajo.
Mi hermana se había hecho cargo negocio de mis padres, la floristería más conocida y exclusiva de la ciudad, manteniendo intacta su fama.
- Bueno yo tampoco soy nadie para decir nada sobre hombres.
- Laura cariño es la marca de la casa, dame un abrazo que hemos de olvidarnos de las penas.
Nos dimos un fuerte abrazo, mi hermana, al igual que yo antes tenía los pechos grandes y redondos, con pezones que se me clavaron en mis exiguas tetas
- Chica que empitonada estas?
- Laura el alcohol siempre causa este efecto en ellos, crecen de forma exagerada. Y no hace falta que esté tan borracha como ahora, una copa de vino consigue el mismo efecto.
- Pues será un problema cuando salgas de cena en verano, porque tienes unos pezones realmente grandes.
- Pues si menos mal que tengo las tetas gigantes y eso los disimula un poco.
- Y cuando estás follando también te pasa?
- Bueno mis amantes han sido unos intentos capullos, que nunca se tomaron el tiempo necesario para conseguir que me excitase. Sólo te digo que aún nadie me ha comido el coño.
- Pues lo que te has perdido.
- Que voy a hacerle, aún no he encontrado al hombre que me lo quiera hacer.
- Y has probado con una mujer?
- Pues la verdad es que no. Pero tendría que tener mucha confianza para pedírselo a una mujer.
En ese momento mi nivel de alcoholismo era tal que dije algo que nunca se me hubiese ocurrido sobria.
- Yo te lo hago, quítate las bragas.
- Estás loca ni de coña.
- Va no te hagas de rogar que te va a gustar.
- Confío en ti hermanita, si tu me lo haces, me bajaré las bragas._ Y así lo hizo.
- Cariño somos rubias naturales y el pelo de nuestro coño también lo es pero de tanto en tanto hay que arreglárselo.
Mi hermana lucía una mata de pelo salvaje, yo creo que nunca se lo había arreglado porque se puso como un tomate. Y ni corta ni perezosa le hice una comida de coña tan espectacular que se corrió tres veces antes de que me lo hiciese a mí. Cuando me corrí el alcohol hizo su efecto y nos quedamos dormidas desnudas en la alfombra persa del comedor.
Al despertarme, con una buena resaca abrazada a mi hermana y las dos desnudas. Caí en la cuenta de lo que habíamos hecho y sentí en ese momento que había descendido a los infiernos.