Las zonas erógenas de la mujer
Otro relato rescatado de Vudú blanco, muy instructivo.
Las zonas erógenas son esos puntos donde la sensibilidad a las caricias, los besos... es mayor y pueden hacer que una mujer se excite más rápido y más intensamente. Tan poco es cuestión de saltar de una a otra de estas zonas, ya que el cuerpo entero es sensible. Más bien se trata de prestar una atención especial a estas zonas dentro de los juegos eróticos. Una buena idea para descubrir las zonas más sensibles del cuerpo de una mujer, es dar un masaje sensual. Preparar un ambiente agradable y explorar sin prisas cada centímetro de piel. Descubrir siempre es más divertido que aprender. Además, no todas las personas tienen los mismos gustos. Pero estimular las zonas erógenas no es solo un juego antes de la penetración, sino que debes acariciarla durante la penetración para potenciar sus orgasmos e incluso después para que se sienta a gusto, relajada e ir preparándola poco a poco para una segunda penetración. Algunas de las zonas erógenas no funcionan bien en frío. Necesitan que halla un poco de excitación previa que estimule los capilares que hay debajo de la piel. Eso hace que se vuelvan realmente sensibles.
La cabeza y el cuello
Aun que suene un poco estúpido y cursi pero el principal punto erógeno de una mujer es su mente. Y la forma de estimularlo es hacerla reír, que sienta cómoda y deseada. Un masaje en el pelo con las puntas de los dedos es una buena manera de empezar. No es erótico, pero sí muy relajante. La nuca es muy sensible a las caricias y los besos. En especial la línea de crecimiento del cabello. Lo que normalmente se llama los pelos del coraje porque si tiras de ellos duele mucho. Hay que usar esa sensibilidad de forma positiva. Rozando con la punta de los dedos, besando con suavidad o pasando la punta de la lengua. También se puede soplar a contrapelo, ósea haciendo que el pelo se levante. Eso provoca un pequeño escalofrió agradable. Las orejas son sensibles en la parte de atrás, especialmente en el nacimiento y en el borde exterior. También el lóbulo de la oreja es muy sensible y se puede chupar o mordisquear. Susurrar al oído piropos o pequeñas obscenidades puede aumentar la excitación. Decirle lo hermosa que es, lo mucho que te excita... La línea de carótida tiene una sensibilidad leve, de manera que habrá que imitar a Drácula, besar y mordisquear el cuello, bajando desde la oreja hasta el hueco de la clavícula que también tiene una sensibilidad leve. Las mejillas y los pómulos tienen cierta sensibilidad a los roces, pero el punto fuerte es la boca. Hay muchísimos tipos de besos, y no solo los labios son sensibles sino también el interior de la boca. Pero la zona más sensible es la mitad del labio superior, cerca del borde, es fácil mordisquearlo suavemente o rozarlo con los dedos o la punta de la lengua.
La espalda
Además del típico masaje en los hombros; se puede estimula toda la columna vertebral presionando con suavidad, mientras se va bajando. Pero las zonas más sensibles a las caricias están entre los omóplatos y en la zona lumbar, justo antes de que empiece el culo. Sobre el hueso sacro, ese sitio donde se unen los cachetes del culo, hay un punto especial, pero si se toca con demasiada fuerza provoca una sensación desagradable. Lo mejor es pasar un solo dedo por el comienzo de la raja del culo, de abajo a arriba. También es normal encontrar en esta zona un poco de vello fino y transparente que se puede estimular de la misma manera que en la nunca.
El pecho y el vientre
Bajar por la traquea dando pequeños besos suele funcionar bastante bien, parándose unos segundos donde se unen las clavículas y comienza el esternón. Esto sirve como aviso de que lo siguiente será los pechos. Haciendo que el deseo y la ansiedad de que juegues con sus pechos aumente y preparándola mentalmente. Este efecto de anticipación se puede conseguir en casi cualquier parte del cuerpo, demorando las caricias, avanzando lentamente hacia una zona sensible y cuando parezca que vas a llegar volver atrás. También se puede conseguir, usando las palabras. En medio de una fuerte excitación cualquier cosa que digas tiene un poder casi hipnótico, llega directamente al centro de su mente, así que puedes ir susurrándoles la forma en que quieres tocarla, como te gusta esa parte del cuerpo... Los pechos son extremadamente sensibles y se puede conseguir que una mujer tenga orgasmos solamente estimulando sus pechos. Aquí casi todo esta permitido; acariciar, amasar, pellizcos y mordiscos suaves, besar, chupar... lo que se te ocurra. Solamente evita apretar con demasiada fuerza, porque lo único que conseguirás es un dolor agudo equivalente a una patada en los huevos. Las zonas más sensibles de los pechos son los pezones y la base del pecho, sobre todo en la parte cercana a la axila. Se puede subir desde la base haciendo espirales con el dedo hasta llegar al pezón y acariciarlo en círculos o lamerlo. Otra cosa original es chupar los pezones hasta ponerlos completamente duros y sensibles, entonces, cuando aun están húmedos de saliva se sopla sobre ellos; haciendo que se estremezca de placer. Existe una sensibilidad leve en las axilas y en los costados, solo hay que tener cuidado con las cosquillas. Así como en la línea que baja desde los pechos hasta el ombligo. La zona en forma de media luna que hay debajo del ombligo es especial, pero la mayoría de la gente la pasa por alto. Toda esa zona responde muy bien a las caricias, sobre todo la línea del elástico de las bragas. Pasar un dedo levantando el elástico puede hacerla vibrar, ya que la sensibilidad natural de la zona se ve aumentada al soltar la presión del elástico y además está el efecto de anticipación al acercarse al pubis.
Brazos y piernas
Los brazos quizás sean las zonas menos sensibles, pero siempre se puede bajar hacia las manos dando pequeños besos por la parte interna del brazo, retrasarse unos instantes en el hueco del codo y llega lentamente a la palma de la mano. La mano es una zona erógena muy importante, pero estamos acostumbrados a usarla para acariciar y eso esta claro que es muy excitante. Pero poca gente deja que sus manos sean las que reciban las caricias. La palma de la mano y los dedos son muy sensibles, se pueden hacer juegos tontos, recorriendo las líneas de la mano, dar pequeños mordiscos o chupar los dedos. También es buena idea recorre el brazo desde la mano al hombro para terminar en el pecho. No hay que seguir un esquema fijo a la hora de acariciar. Se puede volver a la misma zona varias veces, o estimular varias zonas a la vez o la misma de varias formas diferentes. Hay gente que tiene un fetichismo especial por los pies; pero la verdad es que tienen poco sensibilidad que se centra en el arco del pie y en el dedo gordo. Dar un masaje suave en estas zonas puede ser un juego relajante y divertido. Hay que subir presionando suavemente por el empeine del pie hasta llegar al dedo gordo, siempre en sentido ascendente. Se puede jugar con los dedos de los pies igual que con los de las manos. La zona de las articulaciones de los dedos se debe masajear en círculos, cambiando el sentido del giro cada pocos movimientos. El interior de los muslos es una zona muy especial, responde muy bien a todo tipo de caricias. Cuando una mujer está ya bastante excitada el interior de los muslos se vuelven muy sensibles y el movimiento de la sangre produce un efecto curioso. La mayor parte de la sangre de los capilares se desvía hacia el interior de los muslos, haciendo que la temperatura aumente bastante. Mientras que la parte exterior se enfría. Además en los muslos se puede jugar bastante con el efecto de anticipación por su cercanía con los genitales. Por ejemplo antes de comerle el coño, se puede besar los muslos e ir subiendo mientras que se hacen filigranas con la punta de la lengua. Puede sentarla sobre tus rodillas y separarle las piernas cuando ya esta realmente excitada. Y entonces comenzar a recorrer sus muslos lentamente con las manos, empezando por las rodillas y subiendo mientras que le besas la nuca o los hombros. Cada vez las manos más cerca de la las ingles y cuando ella crea que estas a punto de llegar, bajas otra vez y empiezas de nuevo esta vez llegando un poco más cerca pero haciéndola rabiar un poco más. Su cuerpo y su mente estarán impacientes así que sube de una vez a su coño, que hacer las cosas lentamente es una cosa, pero si te pasas, lo más probable es que la chica te mande a la mierda por pesado. El interior de los muslos se puede estimular de muchas maneras, hay que usar la imaginación. Acariciar de arriba abajo, en círculos, amasar muy suavemente...
Genitales y alrededores
Termina de subir por el muslo. Encaja en las ingles el canto de la mano entre el pulgar y el índice, rodeando el coño. Eso te permite tocar 4 zonas claves con una sola mano. El pulgar puede acariciar el pubis y el clítoris, mientras que los dedos índices y corazón hacen círculos en el perineo. Además el canto de la mano presiona suavemente la ingle y el exterior de los labios vaginales y la palma de la mano amasa el interior del muslo. Muchos hombres cometen un error básico al masturbar a una mujer. Lo hacen de forma mecánica y a toda velocidad; centrándose solamente en el clítoris. Masturban a una mujer como lo harían con ellos mismos. Una vez más hay que tomarse las cosas con calma y usar la imaginación para explorar todas las posibilidades. Un pequeño truco: antes de ir directo a por el clítoris; usa la yema de dos dedos para masajear una zona 1 o 2 centímetros por encima del nacimiento del clítoris. Hazlo de arriba a bajo hasta llegar a la raíz del clítoris. Además del efecto de anticipación, conseguirás empujar una cantidad extra de sangre hacia el clítoris; Haciendo que se hinche por completo hasta salir de su capucha y que este hipersensible. Otra forma interesante de estimular el clítoris es usar la articulación del pulgar en vez de los dedos. Me refiero a la zona de la mano donde el dedo pulgar se une con la muñeca. Además de tener una superficie más grande, tiene más movilidad que los dedos. Además de frotar arriba y abajo o en círculos, ahora puedes dar un movimiento pendular con la muñeca, algo así como una ola en la que la presión sobre el clítoris va variando constantemente. Además, usar la articulación del pulgar deja libres los dedos de la misma mano y en una posición perfecta para explorar los labios vaginales y acariciar la entrada de la vagina a la vez que el clítoris. Mientras que la otra mano también está libre para recorre el cuerpo con caricias. También se puede dar pequeños golpecitos, con el dedo en la punta del clítoris, algo así como si mandaras un mensaje en Morse. Esta técnica hay que saberla hacer correctamente, si se hace demasiado fuerte o durante demasiado tiempo puede resultar desagradable e incluso dolorosa. Lo adecuado son golpecitos rápidos durante menos de 30 segundos, y no directamente sobre la punta, sino un poco por debajo, que cada golpecito levante un poco el clítoris. Después de eso 30 segundos vuelven a tocarlo normal o incluso no lo toques durante unos segundos. Cuando lleves unos minutos masturbándola normalmente puedes repetir. Cualquier forma que uses para estimular el clítoris, recuerda no ser monótono en el ritmo. Pasa de rápido a lento y de movimientos circulares a lineales. Hazlo de forma imprevisible para que cada cambio la sorprenda. Y cuando creas que se esta acostumbrando vuelve a cambiar. Los labios vaginales y la entrada de la vagina son sensibles pero no tanto como el clítoris. Hay que juguetear con ellos, separarlos ligeramente con la punta de los dedos para luego separarlo por completo para explorar cada pliegue y volverlos a juntar apretando suavemente. Presionar sobre la entrada de la vagina como si la quisieras penetrar pero sin llegar a hacerlo, solamente encajar la yema de los dedos y moverlos en círculos, extendiendo el flujo vaginal y usándolo como lubricante. El punto G se encuentra dentro de la vagina; a unos 4 centímetros en la pared exterior. La mejor manera de estimularlo es la penetración desde atrás. Sobretodo en la postura de las cucharas. En posición fetal con el hombre abrazando a la mujer desde atrás. Esta postura obliga al pene a entrar en un ángulo muy oblicuo, frotándose intensamente contra el punto G y dejando las manos libres para tocar el clítoris a la vez. También se puede introducir dos dedos en la vagina para estimularlo directamente; lubricándolos bien para no provocar desgarros. Metiendo solamente las dos primeras falanges, las puntas de los dedos quedarán sobre la zona aproximada. El punto G es un ligero abultamiento de medio centímetro de diámetro, el problema es que le gusta jugar al escondite, solamente sobresale cuando se toca directamente; si pasas demasiado rápido sobre él se queda liso. Si lo has encontrado y dejas de tocarlo también se oculta. Lo mejor es hacer un movimiento de abanico con la punta de los dedos y que la mujer vaya dando intrusiones, porque en muchas mujeres el punto G no está centrado, sino que se puede encontrar desviado hasta un centímetro a derecha o izquierda. Esta técnica puede hacer que algunas mujeres se sientan incómodas porque no les guste que las penetren con los dedos, y porque además al presionar el punto G se presiona también la vejiga urinaria haciendo que entren unas ganas terribles de mear. Eso se soluciona con una meada antes de empezar para que la vejiga esté vacía. Estimular a la vez el clítoris y el punto G es una garantía de una intensa cadena de orgasmos consecutivos. Lo mejor es tocar el punto G con los dedos mientras chupas y lames el clítoris. El perineo es la tierra de nadie, es esa parte entre el coño y el culo que no llega a ser ninguna de las dos cosas. La mayoría de la gente no conoce la sensibilidad del perineo. Presionando en movimientos circulares se consigue una sensación muy fuerte. El ano tiene bastante sensibilidad, pero puede resultar incomodo para mucha gente. Lo mejor es preguntar antes de empezar si le gusta que le acaricien el ano o acercarte lentamente para que tenga la oportunidad de decir que no, antes de que ella se encuentre con un dedo en el culo por sorpresa; y tú con un bofetón. Hay que acariciarlo en círculos con la yema de un dedo sin intentar entrar. Para los más bizarros siempre quedara el beso negro.