Las vueltas de la vida (5)
Incesto m/h
LAS VUELTAS DE LA VIDA V
Los encuentros con mi madre no cesaron, al contrario. Como una obsesión nos juntamos a la salida de nuestro trabajo, y aunque tratábamos de no estar las 4 horas en el motel, el placer que sentíamos uno con el otro, nos hacia olvidarnos de la hora.
Pero sabíamos que eso tarde o temprano nos atraería problemas con nuestras respectivas parejas, aunque mi padre sabía bien que mi madre llegaba tarde al estar conmigo, aunque nunca se imaginaba al lugar donde asistíamos a la salida de nuestro trabajo. Ambos pensaban que nos íbamos a nuestra tienda, sin embargo era lo que menos teníamos en mente, dejándola completamente abandonada.
Por seguridad comenzamos ajuntarnos a la hora de almuerzo, como mis padres nunca almorzaban juntos en la semana, y para mi, con excusas de trabajo me era mas fácil salir a esa hora, la pasaba a buscar y en vez de comer comida, me comía a mi madre.
Las veces que íbamos a la tienda, despachábamos a la muchacha que teníamos a cargo, cerrábamos el local y terminábamos haciendo el amor como locos entre las cajas y montones de ropas desembaladas.
Nuestros encuentros casa vez se hacían más y mas apasionados, descubriendo con mí madre cosas que nunca mi mujer ni en sueños me dejaría hacer. A veces me montaba sobre ella, con mi verga entre sus tetas y me frotaba con ellas hasta acabar, dejando toda su cara con semen. A ella le encantaba sentir que mi descarga fuese en otra parte que no fuese su vagina o su culo. A mi me encantaba acabar en su boca, ver como ella recibía toda mi descarga, para luego abrir la boca, mostrarme su lengua llena de semen, luego la cerraba y me mostraba como se tragaba toda mi leche. De igual forma a ella le encantaba acabar en mi boca, a veces se acostaba de espalda y se masturbaba, mirando el momento exacto como yo a lo lejos esperaba su abundante descarga en mi boca. Era increíble la cantidad de jugos que botaba mi madre al momento de su orgasmo. Las penetraciones anales eran cosa de cada encuentro y ya no le importaba mamármela después de que mi verga hubiese estado en ese lugar.
Como vendíamos ropa, mi madre encargaba lencería erótica que estrenaba conmigo, cada vez se mostraba más y más fogosa, disfrutando al máximo el sexo con su hijo. De la lencería un día, nos fuimos aun motel y en medio de una fogosa sesión de sexo, mi madre sacó un consolador de gran tamaño con el que me entretuve penetrándola por el ano, mientras yo me deleitaba metiéndole la verga en su coño.
Realmente había creado un monstruo, no era mi madre, era una puta insaciable que cada vez me entregaba más y más.
A un par de días de estar yo de cumpleaños, mi madre me llama a la oficina y me dice que necesitaba que el jueves pidiera el día libre, ya que tenía que la acompañarla a la capital a ver un nuevo proveedor para nuestra tienda, y a la vez, darme mi regalo de cumpleaños. No sabia con que idea saldría mi madre, pero cuando le dije que el regalo me lo podía dar esa tarde, me dijo que si o si, no podía ser en nuestra ciudad. Aunque estaba muy complicado en mi trabajo, igual la empresa donde trabajo me debía unos días de vacaciones, por lo que no tuvieron problemas en darme ese día libre.
Ese día temprano pasé a buscar a mi madre y emprendimos viaje a la capital. Llegamos a esta cerca de las 10 de la mañana, ella me llevó donde un nuevo proveedor, donde conseguimos un excelente precio por una calidad de ropa no comparable con la que vendíamos.
Luego de cerrar trato con este nuevo proveedor, mi madre me invitó a almorzar a un lujoso restaurante. Almorzamos abundantemente y luego de eso, mientras bebíamos el bajativo, me beso en público, ya que nadie nos conocía, y me dijo que era hora de que yo recibiese mi regalo. Ella fue la que manejó, llevándome a un barrio, digamos de clase alta.
Yo a cada rato le preguntaba de que se trataba su regalo, pero ella solo sonreía y me decía que era algo especial. Se estacionó cerca de una hermosa plazoleta, y dejándome en el auto, comenzó a caminar. Pasaron como 20 minutos y mi madre no me llamaba. Yo la llamaba a su celular y ella me cortaba. Me moría de curiosidad en que consistía su regalo. Una vez hablamos de lo increíble que sería hacer el amor en una piscina, metidos en el agua. Imaginé que mi madre había arrendado una de estas casas con una piscina, para hacer realidad ese sueño. Al estar ahí, estacionado esperando la llamada, al fin mi teléfono suena. Mi madre me dice que conduzca hasta la casa Nro 125. Conduje hasta la casa, me estaciono afuera y siguiendo las instrucciones de mi madre que nuevamente me llama a mi celular, me dice que cierre el auto y que entre. Encuentro la puerta de la casa abierta. Sin pensarlo entro en ella.
Al abrir la puerta, veo a mi madre en un conjunto erótico de cuero negro. Se veía divina, preciosa. Se acerca a mi, me besa y me pide que confié en ella. Me venda los ojos con un antifaz de cuero negro que me dejo completamente ciego. Me toma de la mano y me hace subir unas escaleras. Me hace caminar por un pasillo y al parecer entramos a un cuarto. Me besa y comienza a desabrocharme la camisa. Luego me baja los pantalones dejándome completamente desnudo. Me sentía un poco incomodo al estar completamente vendado. Me pedía a cada rato que no hablara, que solo me dejara llevar. Me hace sentarme en una cama, colocarme de espalda al medio de esta. Siento su cuerpo sobre mi pecho, y luego como toma mis manos, colocándome unas especies de esposas de cuero. A ratos me reía de lo que estaba viviendo, pero la seriedad con que mi madre hacia cada uno de sus movimientos, me llegaba a desconcertar.
Ya esposado el cuerpo de mi madre sobre el mió. Besos en mis labios, besos en mi cuello, besos en mi pecho. Bajando lentamente hasta que siento su exquisita boca en mi verga. Con la misma maestría de siempre siento su boca succionar mi verga, colocándomela dura. Luego siento que sube nuevamente, siento sus gloriosas tetas en mi boca, chupándoselas con placer. Luego sus piernas a cada lado de mi cabeza, puedo sentir su aroma a concha a pocos centímetro de mi boca. Me estiro para poder llegar a ella y bajando su cuerpo la tengo a mi alcance. Pasa un rato y cambia de posición, colocándome nuevamente su concha en mi boca, pero mirando hacia mis pies. Sabía muy bien que se estaba separando sus nalgas y ofreciéndome su divino culo para que se lo chupara. No dude en hacerlo. Era algo nuevo estar así amarrado imposibilitado para poder tocarla, cosa que me calentaba mas aun.
Pero todas esas sensaciones quedaron atrás cuando siento que alguien se apodera de mi verga, me la toca y se la mete a su boca. Por la posición que estaba mi madre, y por los gemidos que yo le sacaba de su boca, era imposible que fuera ella. Otra mujer había entrado al juego y se estaba comiendo mi verga, mientras yo tenía el culo de mi madre en la boca. Algo raro recorrió mi cuerpo, una especie de impotencia, algo de miedo al estar así amarrado, pero un placer indescriptible al tener dos mujeres en una cama.
Mi madre se bajo de mi pecho, y colocándose a mi lado me besó, mientras la tercera integrante no dejaba de chuparme. Mi madre se acerca a mi oído y me susurra : Feliz cumpleaños mi amor .solo disfruta y llámame Ángela .
En esa posición sin dejar de besar a mi madre, estaba al fin con dos mujeres en la cama. Ni en sueños se me hubiese ocurrido cumplir esa fantasía, menos con mi madre. Luego siento como ella baja y entre las dos me besan la verga. El cuarto se lleno de quejidos de ellas y los míos sintiendo un placer increíble. Entre las dos me besaban y me masturbaban. Luego siento que se separan y una de ellas se coloca sobre mi, siento una mano dirigiendo mi verga y luego como baja a enterrase en una húmeda concha. Nuevamente mi madre a mi lado besándome.
Desabrocha mis manos y me saca el antifaz. Veo a una hermosa mujer de unos 40 años, morena, muy delgada, pero con unos pechos grandes y redondos, aunque no dudaba que no fueran naturales, unos ojos almendrados color café, pelo negro y lizo, que sentada sobre mí, apoyando sus manos en mi pecho me cabalgaba disfrutando de mi verga. Su concha completamente depilada, de piel morena, con un hermosa figura. Mi madre me acariciaba a mí, mientras no perdía detalle del espectáculo. No tuve otra cosa que entregarme en cuerpo y alma al regalo de mi madre. Tome a esta morena de sus caderas y la penetré con todas mis fuerzas. Mi madre colocándose detrás de ella le tocaba las tetas y le besaba el cuello. Era un sensación rara estar viendo a mi madre en una actitud lesbica, pero no me molestaba para nada, al contrario, me excitaba de sobre manera. En una de nuestros encuentros habíamos tocado algo del tema, me había comentado que nunca le había atraído el tema, aunque reconocía que le daba curiosidad.
Seguramente con su libido en las nubes, se había aprovechado de mi cumpleaños para satisfacer esa curiosidad oculta, y por lo que me estaba dando cuenta la estaba disfrutando al máximo. Afanosamente Le magreaba las tetas a la morena, bajando su mano por su estomago llegando hasta donde se encontraba mi verga, acariciando los dos sexos a la vez para volver a subir a sus tetas.
La morena buscaba sus labios, pero mi madre le corría la cara besando su cuello. Yo quería que se besaran, y le ordené a Ángela que la besara. Mi madre me miró con grandes ojos pero haciéndome caso acerco sus labios a los de la morena y se besaron. A ratos mi madre cortaba el beso, pero la morena los seguía buscando. Hasta que dejó de retenerse y se entregó en una apasionado beso. Ambas cayeron a mi lado, dejándome libre para apoderarme del culo de la morena, que estaba sobre mi madre besándola. La morena sabiendo mis intenciones levantó el culo echándolo para atrás y mientras recibía mi estocada por detrás le comenzó a chupar las tetas a mi madre.
Me aleje un poco para ver como actuaban ella solas. Mi madre la hizo montarse sobre ella, se besaban, se chupaban las tetas. Mi madre no le soltaba el culo, metiéndole los dedos entre ello, frotándose sus sexos. Era casi mejor que tener sexo estar viendo a esas dos hembra entregándose placer. En esos forcejeos de ella, mi madre la dio vuelta y bajo hasta su sexo chupándoselo frenéticamente. Yo me masturbaba a su lado acariciándolas amabas. Pero con una de sus manos, mi madre me indico que me quería tener atrás. Me baje de la cama y me coloque a los pies de esta donde tenía a mi alcance el perfecto culo de mi madre. Sin dudarlo se la comencé a metérsela, haciendo que mi madre lanzara un grito de placer.
Ya después de un rato, mi madre ardía en deseos, descontrolándose completamente. Se acostó en la cama y mientras yo me acomodaba de rodillas entre sus piernas, la morena le colocaba su sexo en la cara. Nos besábamos con la morena mientras follaba a mi madre y esta le comía la concha a la morena. En sus tetas se encontraban las manos mías y las de la morena, acariciándola por todos lados. Fue ahí cunado mi madre no aguató más y comenzó a acabara, como solo ella lo sabía hacer. Baje a poner mi boca en su concha alcanzando parte de su orgasmo mientras la morena se dedicaba a besarle sus tetas y a besarla. Mi madre se estremecía de placer gimiendo como una perra en celo, entregándose completamente a la morbosidad
Cambiamos a muchas posiciones, la morena como en un sándwich entre mi madre y yo, tocándonos en todo momento, A mi en lo personal no se que me pasaba, me sentía como un todo, pudiendo durar mucho rato con ambas. Mi madre y yo nos dedicamos ahora de lleno a la morena, besándole las tetas entre los dos a veces besándonos nosotros mismos. La colocamos en cuatro patas y mientras yo me la follaba por detrás, mi madre le obligaba a chuparle la concha. Fue así como con gran esfuerzo logre acabar junto a la morena, mientras mi madre alcanzaba su segundo orgasmo en la boca de la desconocida.
Terminamos exhaustos luego de estar follando por casi mas de una hora. La morena se levanto y salió del cuarto, como si nada hubiese pasado. Mi madre se quedo abrazada conmigo.
¿que te pareció mi bebe?
Eres una loca
No mi amor .. tu me tienes loca
Eres increíble .. realmente una locura
Espero que te haya gustado
Si, me gusto mucho, aunque contigo ya lo tengo todo
Eres un encanto, y este era mi regalo de cumpleaños
Que locura Ángela .. que locura
Le pregunté muchas veces quien era esa mujer y nunca me lo confesó. Seguramente había pagado por el servicio, no se, pero fue una aventura de otro mundo. Nos vestimos, salimos de la casa y volvimos a nuestras vidas.