Las vueltas de la vida (2)

Incesto m/h

LAS VUELTAS DE LA VIDA II

Nunca se nos ocurrió jamás que estábamos hablando entre nosotros. Como el destino nos había jugado esa tan mala pasada a ambos, habiendo tantos hombres calientes buscando aventuras con mujeres casadas, tenía ser justo yo el hombre con que mi madre había decidido engañar a mi padre. Todas las cosas que nos dijimos, todas nuestras fantasías expuestas sin ningún tipo de tapujos ni límites.

Ella sin decir nada, con una cara de asombro y sus ojos llenos de lágrimas, se bajó de la camioneta y salió corriendo. Yo con un nudo en la garganta, sin hacer o decir nada, sin poder creer que lo que había sucedido era realidad o simplemente una pesadilla. Como enfrentarla nuevamente, como volver a ver a los ojos.

Me quedé sentado al volante, mis manos tiritaban, que pasaría con nuestras vidas, me imaginaba la vergüenza que estaba sintiendo mi madre, mostrándose tal cual como era ante su hijo, confesando secretos que ni a su propio marido había confesado. Necesitaba urgente un trago para poder tragar la situación.

Esa noche no pude dormir dándole vueltas al asunto. Me amanecí pensando y pensando, sintiendo pena por mi madre. El amanecer me pilló despierto, sonó el despertador y me tuve que ir al trabajo. Mi señora me decía que me encontraba muy extraño y me las saqué con que tenía un gran problema en la oficina, que no valía la pena comentar con ella. La deje en su trabajo y me dijo que ojala solucionara ese problema. Prendí mi PC. y nunca mas apareció como conectada. Pensé enviarle un correo, pidiéndole disculpas, no se, pero no sabía que decirle, pasé horas sin apretar ninguna letra. Para colmo estaba de cumpleaños mi hermano menor el sábado y ya nos habían invitado a mi y mi señora a cenar con ellos. El viernes en la tarde, ya casi apunto de irme, recibo un correo de ella.

"Querido hijo.

No sabes el sufrimiento que han sido todos estos días. No he podido dormir, no he podido trabajar, no he comido, solo fumo y fumo pensando en como enfrentarte. Muero de vergüenza por haberte dicho todas esas cosas. Jamás imaginé que eras tu el que estaba al otro lado, por favor disculpa a tu madre, que es humana, tiene sentimientos deseos y se equivoca. Por lo que te comente sabes bien que nunca he engañado tu padre, de eso puedes estar seguro y después de esto, nunca lo haré.

El sábado inevitablemente tendremos que encontrarnos cara a cara. Obviamente tendré que fingir que nada a pasado, y espero que tu también hagas el mejor esfuerzo para poder superar esta maldita pasada del destino. Se que tu también estarás tan confundido como yo y ojala que Dios nos ayude a enfrentar esto. Pienso que lo mejor que podemos hacer es no tocar nunca más el tema, esto nunca ocurrió y seguir viviendo, tragándome la vergüenza. Te quiero, te amo, eres lo mas importante en mi vida, por favor perdóname y no me juzgues tan duramente"

Ni siquiera me atreví a responder el correo. Pensé inmediatamente en no asistir a la cena, pero no tenía excusa alguna para evitarlo. Todo el día estuve callado intranquilo, mas aun con el acoso de mi mujer preguntándome a cada rato que me pasaba, por que fumaba tanto que confiara en ella etc. Al fin llego la hora y tuvimos que salir rumbo a la casa de mis padres. Mi hermano abrió la puerta, estaba mi padre, mi cuñada, mi sobrino, mi abuela y mi madre en la cocina. Salude a todos, y haciendo mi mejor esfuerzo, me acerque a la puerta de la cocina y la saludé pero sin acercarme. Ella escondiéndose entre las cosas que estaba haciendo me saludo a lo lejos, tratando de sacar su voz mas normal y cariñosa. Al poco rato sentimos unos platos que se rompieron en la cocina. Mi madre seguramente nerviosa, los había botado por error.

No vi a mi madre hasta el momento de la cena. Sentándose al otro lado de la mesa, actuaba como si nada pasara, pero evitando en todo momento mi mirada. Casi no comió nada, mi padre le hizo el comentario y ella le dijo que había estado toda la tarde con un dolor de cabeza insoportable. Después que recogió los platos, junto a mi cuñada y mi señora y se disculpó con todos diciendo que se acostaría porque ya no aguantaba mas el dolor de cabeza. Mi padre después hizo el comentario que había estado enferma como por tres días, que ya estaba preocupado y que le había dicho que fuera al doctor, pero que casi ni se le podía hablar con el carácter que andaba, que por cualquier cosa, se ponía a llorar.

La noche trascurrió con normalidad, hasta que nos marchamos.

Pasó una semana, al otro fin de semana no fui a la casa de mis padres, hasta que el miércoles, cerca de las 4 de la tarde, veo que se conecta al MSN.

¿estas?

Si

Tenemos que hablar

Lo se ...discúlpame

No hijo, tu discúlpame a mi,… te falle

No digas eso mamá

No quiero hablar por acá …odio este famoso programa, nunca mas abriré esta cuenta, te lo juro.

¿Cuando quieres que hablemos?

Pásame a buscar hoy salgo a las 18:30, igual que tu

Ok

Perdóname… bueno ahí hablamos.. te quiero

Yo igual

De ahí se desconectó. Se acercó la hora fatal, fui al trabajo de mi madre, me esperaba afuera, se subió y me puse en marcha. No me decía nada, pero en menos de una cuadra se puso a llorar. Me detuve, la abracé, ella no decía nada, la consolaba y terminé llorando junto a ella. Cuando se calmó un poco, me dijo que por favor la llevara a tomarse un trago, que lo necesitaba con urgencia.

Pasamos a un bar del centro, que a esa hora tenía poca clientela. Nos sentamos en la mesa mas alejada, ella aun con los ojos llorosos, se acerca el mozo y ordena un trago doble fuerte. Yo ordené lo mismo. Me tomaba de la mano y nuevamente se coloca a llorar.

Siempre habíamos sido muy buenos amigos, la llamaba por su nombre de igual a igual.

Llegaron los tragos, ella ya un poco mas tranquila, se lo bebió rápidamente y ordenó otro, mientras no parábamos de fumar. Me contó como sus colegas habían encontrado la pagina por Internet, como se habían juntado con tipos de mi edad y que ella por curiosidad lo había echo, que había creado esa cuenta falsa en MSN, sin pensar nunca que llegaría a contactarse con uno. A ratos lloraba, a ratos sonreíamos pensando en como pudimos llegar a esa situación.

Ya mas tranquila me anduvo retando por estar engañando a mi mujer, cosa que le recriminé entre bromas siendo que ella también estaba en las mismas. A veces se tapaba la cara, las lágrimas salían de vez en cuando, recordando todas las cosas que me había dicho muriéndose de vergüenza, yo tratando de que la conversación no fuera tan tensa, lo tomaba con un poco de humor. El rato pasó, nos bebimos 3 tragos cada uno, me preguntó temas íntimos con mi señora, me dio consejos para tratar a mi mujer, cosas que nunca habíamos hablado tan directamente.

Salimos del bar abrazados, ya ambos mas tranquilo, demostrándonos lo mucho que nos queríamos, la fui a dejar a la casa y le dijimos a mi padre que nos habíamos ido a tomar un trago ya que ella me prestaría un dinero para cambiarme auto, cosa que era verdad. Me despedí de ella con un corto besito en los labios, como siempre lo hacía.

Pensé mucho en ella, en su frustración con mi padre en la cama, que según me confeso, ya de varios años. A su edad, 51 años, no los 49 que dijo tener, mi madre era una mujer muy buena moza. Rubia, alta, con largas y bonitas piernas, siempre en vestidos de ejecutiva, pechos grandes, ancha de caderas, muy fina y elegante. Debe haber tenido millones de pretendientes en todos estos años, y justo con el que había decidido escapar de la rutina, era yo, su hijo. Como es el destino. Yo había sido infiel muchas veces, no era extraño para mi, pero esa situación, no se la doy ni a mi peor enemigo.

Alexander_5149@hotmail.com