Las vengadoras (I)

Soy María G, y pertenezco a un grupo de cuatro mujeres que, desde hace casi tres años, nos dedicamos a castigar físicamente a las personas que se lo merecen. En el cuerpo humano hay partes muy sensibles y delicadas. Y ahí les damos sin piedad.

Hola a todos. Me presento. Soy María G, y pertenezco a un grupo de cuatro mujeres que, desde hace casi tres años, nos dedicamos a castigar fisicamente a las personas que se lo merecen. Por lo general trabajamos con mujeres que se meten con hombres casados, malas madres, ladronas... Mujeres que se divierten regando maldad por donde quiera que pasan con sus palabras, con sus acciones... De esas hay muchas. Vecinas que te amargan la existencia con sus envidias y sus chismes, mujeres todas que se dedican a destrozartus sueños con el veneno qie siembran por doquier.

Claro, tambien hemos trabajado con machos, acosadores, violadores, tipos que se creen muchos huevos hasta que los tienes bien desnudos y amarrados. Y hasta con parejas.

Somos de Tierra Caliente, Michoacán, pero estamos en un estado del Golfo de México. Aquí llegué a trabajar, en compañia de mi esposo para una empresa trasnacional. Él es ingeniero agrónomo. Y al principio todo iba bien hasta que una maldita desgraciada, por pura envidia, empezó a decir que les daba yo las nalgas a los ejecutivos de la empresa por dinero. Todo el personal se enteró, llegó a oidos de la esposa de uno de ellos que tambien formaba parte del cuadro directivo, y sin más ni más me obligaron a renunciar aprovechamdo un escándalo por fraude. Quizás pude defenderme por medios legales, pero en ese momento era tanto mi coraje que no supe ni qué firmé. Y lo peor fue cuando mi esposo creyó lo que esa infeliz decia, y terminó abandonándome.

Pasé largas horas, dias, semanas, hundida en la más absoluta depresión. pero ahí mismo trabajaban otras mujeres de mi misma zona, y una de ellas, María C, que trabajaba en seguridad privada pero fue miembro del ejército un tiempo, me dijo que si yo quería le dábamos su merecido a esa vieja.

Ella tenía otras amigas, nos reunimos cuatro, y tras planear todo con calma la emboscamos y la hicimos pagar todo lo que hizo. Y así empezó todo. Al poco tiempo supimos de una vecina que atravesaba una situación similar y la ayudamos a quitarse de encima a una vieja muy parecida a la que me destrozó la vida. Empezó a correr la voz, y sin darnos cuenta fuimos agarrando práctica.

La tierra que nos vio nacer es violenta, dura, inhumana. Zona de cárteles y autodefensas. Ahi las ejecuciones y los linchamientos son el pan de cada día, y detanto ver eso termina uno acostumbrándose. Por eso no nos tiembla la mano a la hora de castigar a una puta.

En el cuerpo humano hay partes muy sensibles y delicadas. Y ahi les damos sin piedad. Lo que queremos es que sufran lo más que se pueda, que conozcan el infierno en vida. Las desnudamos, las amarramos, forzamos sus miembros hasta que enseñan lo más escondido... y les hacemos pedazos lo que más se cuidan. No hay leyes ni tabús tontos sin sentido. Es tan facil romper, quemar, desgarrar... ¿Por qué no hacerlo?

Hacemos trabajos cada 15 o 20 dias, cambiando los lugares de procedencia de las víctimas. Y estamos satisfechas porque ayudamos a eliminar personas que solamente saben hacer el mal a sus semejantes.

Ten mucho cuidado con lo que haces. O una tarde cualquiera un coche sencillo e inofensivo puede pararse a tu lado, y una morena de pelo largo preguntará un dato cualquiera para distraerte mientras otras tres mujeres se encargan de someterte tan rapidamente que, cuando te des cuenta, estarás completamente a nuestra merced.