Las vendedoras de bienes raices
Levantando las caderas comenzó a sacarse las pantimedias muy despacio y este movimiento inevitablemente le bajó también la tanguita que traía dejando al descubierto sus labios vaginales.
El otro día mi mujer me contó una situación que le sucedió junto con una compañera de trabajo, ella se dedica a los Bienes Raíces algo que la mantiene entretenida y en ocasiones gana buenas comisiones.
Aquel día iban a ver una propiedad ubicada en las afueras de la ciudad, distante como cincuenta kilómetros de su oficina, quien manejaba era su compañera Inés quién por cierto está buenísima, Inés es divorciada de alrededor de los cuarenta años y lo cierto es que su cuerpo curvilíneo, nalgoncita y de piel blanca son una combinación para morirse de deseo.
Tenían ambas que recoger en el camino al mozo quién iba a mostrarles la casa y abrirla pues estaba desocupada Inés conducía un sedan de origen japonés de 4 puertas, vestían presentables pues su trabajo así lo indicaba y sexy también (eso por gusto propio) mi mujer se puso una falda corta que se enreda en la cintura como pétalo de rosa la parte interna se sujeta con un broche de velcro y la parte exterior con un botón, se enfundó en unas pantimedias de color canela suave unos zapatos a juego de gamuza y en el interior una tanga transparente color crema, su blusa era blanca de tirantes, los días eran calurosos y con este atuendo andaba fresca, su amiga portaba un vestido ajustado color gris con abertura en la parte posterior si se levantaba un poco al estar sentada era posible verle el comienzo de las nalgas y el refuerzo de las pantimedias, ignoro cuanto tiempo tenia de estar separada pero me parecía un verdadero desperdicio que esas nalgas, esos pechos y sus suculentas piernotas no tuvieran a quién extasiar por las noches.
Cuando por fin enfilaron por la carretera con Inés al volante, mi mujer en el otro asiento delantero y el mozo en el posterior. Este les dijo que debían pasar antes a recoger unas cajas que él tenía que dejar en la casa hacia donde se dirigían.
Inés comento que el día anterior su hija le había obsequiado unas pantimedias muy bonitas pero que no eran de su talla y que por supuesto por pena no se lo dijo a su hija para no decepcionarla y es que -fíjate que no me quedan porque de la parte de los muslos me aprietan muchísimo- y al mismo tiempo que lo decía se alzó el vestido descubriendo buena parte de la pierna derecha, mi mujer abrió los ojos como para indicarle que el muchacho la estaba viendo a lo que ella hizo un ademán de no importarle, (mi mujer pensó que a Inés también le daba cierto morbo el exhibirse ) porqué no te las pruebas y si te quedan te las regalo,tu también estas piernuda pero eres mas pequeña de tamaño no crees? Inés le jaló una de las puntas de su falda a mi mujer abriéndola con facilidad y descubriendo no solo los muslos sino también el triangulo de la tanga -a ver tus muslos -le dijo Inés- también están gorditos, mi mujer observó de reojo como el muchacho comenzaba a ponerse nervioso de que aquel par de mujeres parecían competir por ver quién le enseñaba mas las piernas, bueno chécalas a ver si te gustan. -Oye le dijo Inés al muchacho- ¿no está por allá atrás mi bolso? Creo lo puse debajo de el asiento de mi amiga, el muchacho se agachó al mismo tiempo que mi mujer también se volteaba para alcanzarla y el escote de su blusa mostraba buena parte de las chichis redonditas y blancas, por fin le pasó el bolso y sacó las pantimedias.
Estaban muy bonitas eran de tono transparente con una costura por la parte de atrás que corría a todo lo largo de la pierna, además tenía la forma de la misma no como las otras pantimedias de precio inferior que parecen un gran calcetín.
Son preciosas dijo mi mujer no aguanto a probármelas, en eso el muchacho las interrumpió diciéndoles que en la próxima privada se metieran hasta el fondo que ahí estaba la casa donde debía recoger otros objetos antes de seguir el camino que llevaban.
-Bien- le dijo Inés al mozo mientras tu vas por las cosas que necesitas, nosotras te esperamos aquí para que ella se pruebe las pantys que le he regalado ¿vale?
Muy bien así lo haré contestó- el chaval
Claro que el cometario llevaba la intención de que le diera curiosidad por espiarlas y como el auto estaba al fondo de la privada frente a la casa que el muchacho debía entrar, desde el segundo piso de la misma se podía ver al interior del vehículo
Cuando el muchacho se metió a la casa mi esposa reclinó por completo el respaldo del asiento del carro para poder quitarse las pantimedias y cambiarse, como la falda en forma de pétalo se abría con facilidad se la abrió y quitó por completo, Inés la observaba con curiosidad y le comentó oye estas muy firme- no tienes celulitis que envidia me das, - ¿tu crees? contesto mi mujer al tiempo que se volteaba de espaldas para ponerse de rodillas sobre el asiento y mostrarle las redondas y curvadas nalgas que la naturaleza le dio, Inés comentó mira parece que el muchacho está asomado por la ventana ¿lo ves? Si le alcanzo a ver el copete
El joven trataba de no ser visto pero la cortina con la cuál se ocultaba torpemente delataba su figura.
Bueno ahora me toca a mi presumirte mi cuerpo y empezó a levantarse el ajustado vestido gris que traía hasta la cintura mostrando generosamente el bikini de encaje color crema que tapaba con discreción ese hermoso pubis que tenía, toca mis piernas para que sientas el volumen, -¿que te parece? Con su palma extendida apenas cubría semejante piernota, por eso no me entraban las pantys pero a ti de seguro que si.
Mi mujer apoyo de nuevo las nalgas sobre el asiento y levantando las caderas comenzó a sacarse las pantimedias muy despacio y este movimiento inevitablemente le bajó también la tanguita que traía, dejando al descubierto sus labios vaginales con muy pocos vellos púbicos pues estaba recién depilada, la tanga descendió hasta la mitad de los muslos, ella me confesó después que se sentía muy excitada, para eso Inés le comentó de seguro que el chaval debe estarse masturbando ahora mismo, sabes que yo también te voy a enseñar a ti y al mozo fisgón de que estoy hecha y comenzó a bajar sus pantimedias y una vez en los muslos con su mano derecha empezó a acariciar su conchita metiendo los dedos por debajo del bikini los movimientos de su cadera reflejaban lo enormemente excitada que se encontraba.
Posteriormente las dos mujeres se giraron completamente para poner las nalgotas hacia el frente contra el parabrisas delantero y así empinadas se acariciaban sus culos hermosos.
(El chaval de seguro que tenía una erección de antología)
En un momento dado Inés puso las nalgas sobre el volante del carro y sin querer oprimió el claxon el cuál sonó estrepitosamente. ¡Que haces mensa!- le dijo mi mujer se va a dar cuenta todo el mundo, se quedaron viendo las dos mujeres entre sí, y se desternillaron de risa, bueno después de todo además de excitante resultaba divertido lo que hicieron.
Mejor ya nos vestimos porque se hace tarde para llegar a nuestro destino- dijo Inés-
-De acuerdo- contestó mi mujer y arrojó las pantimedias que se había quitado hacia atrás de su asiento, (dejándose puestas las nuevas que Inés le obsequió) y sin importarle que el mozo las viera, las dejo en el asiento posterior.
Por su parte Inés prefirió ya no ponerse las pantaletas y también las arrojó hacia atrás.
Apenas se arreglaron la ropa como por arte de "magia" apareció el mozo con una caja mediana que le pidió a Inés le dejara guardar en la cajuela del carro, Inés aunque podía abrir la cajuela desde su asiento eligió salir y al hacerlo abrió generosamente las piernas y esperando algunos momentos se aseguro que el joven le observara el pubis velludo a través de las pantimedias que incluso se observaban húmedas de sus propios jugos.
Por fin llegaron a su destino metieron el auto a la cochera y el joven acompañante acomodó las cosas que llevaba para posteriormente decirles a las dos mujeres ¿saben que?- Parece que el dueño ha cambiado las chapas de la entrada principal y no puedo abrir la puerta, ahora si que estamos en aprietos dijo Inés- la distancia que hemos recorrido para nada.
Después de buscar por un rato el mozo encontró una ventana del sótano que podía abrirse y de esa manera entrar a la casa, la cuál además de todo no tenía energía eléctrica, pues tenía algunos meses desocupada,
Se introdujo por la ventana y al tratar de llegar al suelo se escuchó un golpe seco, mi mujer comentó ¡santo madrazo que se acaba de poner! Al meterse a la casa.
Que lástima -contestó Inés- pero mejor él y no alguna de nosotras, -¿Oye estas bien? le preguntaron- si sobreviví, voy a acomodar algunas cajas con una tabla que encontré aquí para que ustedes puedan bajar sin caerse.
Oye crees que nos podamos meter por esa ventana dijo Inés-
Pues mira a estas alturas mas vale que así sea porque si no venimos en balde.
Pero no estoy segura de querer entrar - insistió Inés- Si no te animas yo sí, -contestó mi esposa- porque debo tomar algunas fotos del interior y no contamos con mucha luz natural, así que con tu permiso, - dicho esto mi mujer se puso a gatas y empezó a deslizarse hacia atrás metiendo las piernas primero hasta la cintura, su corazón latía acelerado, pues no sabía con certeza lo que el muchacho sería capaz de hacer al ayudarla a bajar por esa ventan, en ese momento sintió las manos del mozo subir desde sus pantorrillas hasta la parte posterior de los muslos, deteniendo la punta de los dedos en el principio de sus nalgas, como esperando a su reacción, ella continuó desplazándose hacia abajo y con esta señal el muchacho comenzó a manosearle las nalgas mientras la sostenía para que bajara, con movimientos circulares abarcaba todo el culo metiendo por momento los dedos en la entrepierna al sentir esto mi mujer abrió un poco más los muslos para permitir que sus dedos llegaran hasta su conchita, una vez que apoyó los pies en la base donde se apoyaba el muchacho sintió como por sus nalgas la pija de él se restregaba con fuerza, en ese momento se dio cuenta que su falda se había caído al suelo, el ya tenía las manos en sus chichis.
De verdad que gozaba con aquél manoseo intenso y la habitación semiobscura resultaba aun más excitante.
Inés desde afuera comentó que también entraba y que la recibieran también para no caerse, con esta distracción mi mujer se apartó del muchacho para que su compañera bajara.
Al descender Inés el mozo repitió la faena y como ella no llevaba pantaletas los labios de su vagina se palpaban con facilidad de manera que dio rienda suelta al manoseo por todas las nalgotas, las piernas y el pubis con desenfreno, al apoyarse en el piso Inés el muchacho le encajo su pene en la raya de las nalgas, mi mujer con la intención de ayudarles pero también de participar se acerco al mozo y le saco la verga que ya escurría un poco lo masturbó por un momento y a Inés le bajo por completo las pantimedias hasta quitárselas para que el joven pudiera penetrarla por detrás,
Mi mujer se apartó de ellos para que continuaran "su labor" ella se limitó a observarlos acariciándose las chichis y los labios de su vagina mientras Inés quién se había quedado con las manos arriba sujetándose de la ventana gemía de placer mientras el chavo la poseía.
Habían sido varios meses de "vigilia" en los que Inés no había sido disfrutada en toda su magnitud como hembra sensual y fogosa que era.
Gimió hasta más no poder y el chaval al fin eyaculó con fuerza.
Después de pasada la emoción las dos mujeres comenzaron a vestirse, el muchacho yacía recostado sobre unas tablas aún con el pene de fuera y repentinamente Inés se acercó a el cogiéndoles de los huevos le dijo- si dices una palabra de esto a cualquiera te juro que te vas a arrepentir, no quiero que alardees con nadie de lo que hicimos aquí ¿de acuerdo? Y diciendo esto le apretó de nuevo los huevos el- gimiendo de dolor le dijo que no que no lo haría.
Muy bien comento Inés y si te sabes callar quizá de nuevo te de otra probada de mi cuerpo.
Salieron de la propiedad y el regreso a la ciudad transcurrió sin contratiempos.