Las vacaciones profundas

Unas vacaciones en la playa con una pareja amiga, nos llevó a descubrir el engaño de nuestro matrimonio.

LAS VACACIONES PROFUNDAS

Nos fuimos el pasado mes de agosto de vacaciones. Y nos fuimos a la playa. Y nos fuimos con otra pareja amiga nuestra.

Eran unas vacaciones de descanso, pero a la vez, eran vacaciones para hacer deporte, pues los cuatro sabíamos bucear. Nuestro dinero nos había costado. María, Rafael, mi mujer, que se llama Manoli y yo, nos embarcamos en la ranchera de Rafa.

Tardamos unas seis horas en llegar a Gerona, lugar de nuestro destino. Un hotel o un camping eran las alternativas para dormir. Después de mucho discutir, ya que íbamos a la aventura, optamos por un camping. Era más barato, aunque eso no nos importaba mucho. Y optamos por dos bungalows. No uno, como sería lo aceptable. Saldría más barato y estaríamos más animados. No. Tomamos dos. Uno para ellos y otro para nosotros.

Los primeros días, dos o tres, todo transcurrió normal. Encontramos una buena playa y un poco más alejados, aguas más profundas para poder sumergirnos y disfrutar del fondo marino. Unos 5 o 6 metros de profundidad era lo que tenía aquella cala apartada. Lo ideal para nosotros. Estuvimos yendo a otros sitios los dos primeros días, hasta que el tercero, encontramos aquella cala y ya no nos movimos de ella. Aun teníamos 12 días por delante. ¡Y qué doce días nos esperaban!

Aquella mañana tanto ellas como nosotros estábamos muy animados para bajar a nuestra cala y luego, allí, un poco más alejados, nuestro mundo marino particular. Llevábamos ya 8 días allí.

Todo se desarrollaba normal entre comillas. Rafa y Manoli eran los primeros que se adentraban en el mundo submarino. María y yo nos quedábamos un rato más y luego descendíamos y allí nos juntábamos con ellos. Pero aquella mañana era distinta. María dijo que ella no iba a bucear y Rafa lo sabía desde el día anterior. Por no se que arte, mi equipo de buceo sufrió una rotura. Esa mañana al ir a ponérmelo, descubrimos que estaba estropeado y no podía servirme para bucear. Tanto Rafa como Manoli me miraron como con pena. María se ofreció voluntariamente a dejarme usar su equipo, puesto que ella no iba a bucear. Yo, lógicamente me negué y dije que no hacia falta, que me daba igual. Por la tarde iría a comprar al pueblo el aparato que estaba "roto". Les anime a Manoli y a Rafa a que ese día bajaran ellos a bucear. Yo me quedaría haciendo compañía a María. Así lo hice.

Ante la tardanza en el regreso de mi amigo y mi mujer, comencé a preocuparme. El oxigeno no era problema, pues con las botellas tenían para rato. Pero temía que les hubiera pasado algo. Lo comenté con María.

-No sé. Me preocupa que estos no hayan vuelto aún. Dije.

-Ya sabes como es Rafa todo lo quiere mirar y remirar. Seguro que han visto algo y están haciendo alguna foto para que luego la veamos. Dijo ella.

No me convencía la idea de la foto. Pensaba que tal vez les sucediese algo y así se lo hice saber a María. Ella, extraordinaria persona, me insto a tomar su equipo de buceo y me dijo que bajara a ver si veía algo. Y claro que lo vi.

Con el equipo de Maria puesto, baje a donde descendíamos todos los días los cuatro. No vi a nadie por allí, así que buceé un poco por los alrededores mientras admiraba la variedad de peces y de colores del fondo marino. Me pareció ver unas burbujas a lo lejos, tras un arrecife. Me dirigí hacia allá balanceando mis piernas. Las burbujas eran demasiadas. Demasiada cantidad. Tras una roca traté de mirar, pues no quería llevarme una sorpresa extraña. La imagen que vi., si que me impacto. Si fue una sorpresa en toda regla.

Manoli tenía el sujetador del bikini abierto y sus dos pechos estaban en contacto con el agua. Apenas estaban un metro por encima del fondo. Rafael, mi amigo Rafael, retiraba el borde de la braga del bikini de ella y se hacía con su raja, a la vez que el mismo bajaba su slip para dejar fuera su miembro ligeramente duro. Me escondí entre la roca y trate de buscar una ubicación mejor. Al fin la encontré. En un recodo de la piedra había un agujero lo suficientemente grande para que yo desde allí, y sin ser visto, pudiera verlo todo. Sólo me preocupaban las burbujas que yo emitía, pues me podían delatar. Me sujete a un risco y desde allí pude ver todo.

Lo que paso después es fácil de adivinar. Ella lo beso a él, para lo cual tuvieron que quitarse el tubo del oxigeno, luego se la chupo y por fin, el se la metió. Descansaron el en fondo marino para continuar follando. El debajo, ella arriba. Yo asistía alucinado a lo que allí veía. La primera idea que tuve era hacer una foto, pero yo no llevaba cámara de fotos. Ellos nunca lo hubieran podido negar. Al rato, Rafa saco su polla de dentro de ella y se corrió en el agua. Ella lo beso, se acomodaron los bañadores que llevaban y emprendieron el ascenso, donde se suponía que estábamos esperando María y yo. Yo alucinaba, no daba crédito a lo que había presenciado, ni tampoco podía imaginar desde cuando se sucedía aquello o si había sido la primera vez, cosa que no me pareció para nada.

Yo aun me quede allí unos minutos y luego, bordeando un poco, salí a la superficie por el lado contrario al que lo habían echo ellos dos. Allí estaban los dos, al lado de María, como si no hubiera pasado nada. Me acerque a los tres y salude con la cabeza antes de quitarme la escafandra.

-¿Dónde has estado? Me pregunto Manoli.

-Buceando a ver si os encontraba. Pero no os he visto.

-¡Pues hemos estado donde todos los días! Dijo Rafa.

-Pues chico, yo no os he visto. Dije tratando de mostrarme lo más sereno posible.

Yo sabía que no habían estado donde todos los días. Lo sabía de sobra. Opte por callarme y dejar que todo siguiera su curso. No quería estropear las cosas. Miré a Maria y pensé en mi., Allí estábamos los dos cornudos.

Me dedique a observar durante el resto del día, la actitud de mi mujer y la de Rafa. Ambas eran normales. Como siempre. No veía nada extraño, excepto en mi mente que no paraba de ver las imágenes de Manoli y Rafa follando bajo el agua.

Al día siguiente más de lo mismo. Mi equipo de bucear seguía estropeado, pues no había querido arreglarlo, con lo cual ellos tendrían más libertad para su sexualidad y María con su negativa a bucear argumentando no sé que cosas. Todo normal hasta que yo rompí la normalidad.

-Hoy, dije, me he levantado antes que vosotros y he alquilado un barquito. Una especie de Yate pequeño. Muy pequeño. Nos iremos los cuatro a pasar el día alejados de la costa. Y vosotros, dije mirando a ellos dos, podréis bucear mientras María y yo descansamos en cubierta. O tomamos el sol.

Aquello les pareció de maravilla a todos. Tomamos el barco y nos adentramos unas 5 millas en aguas más profundas. Como no nos gustaba lo que vimos, nos acercamos navegando a una cala muy solitaria, donde había rocas y ellos podrían bucear con tranquilidad. Yo esperaría un poco alejado de las piedras con el barco.

Se fueron a bucear con oxigeno para dos horas. María y yo nos quedamos en el barco. Manoli y Rafa me preguntaron insistentemente si bajaba con ellos a lo que yo les respondí que no. Ese día no iba a bucear. Ellos como si nada. Yo como si tampoco. María no se enteraba.

Nada más saltar ellos al agua, se me acercó María y se sentó a mi lado en un borde del barco.

-¿Para cuanto tiempo tienen oxigeno? Me preguntó.

-Unas dos horas. Dije.

-¿Dos horas?....Es mucho tiempo….! Hoy si van a poder follar bien!

Me quede como un jilipoyas. No sabía lo que había oído. Ella me lo explicó con detalles.

-Veras, me dijo, desde que hemos venido de vacaciones, les he estado observando. Siempre que hemos bajado los cuatro a bucear, procuran separarse de nosotros. Yo no pensaba nada de nada. Ni lo imaginaba, aunque si he de ser sincera, estaba algo celosa de tu mujer. ¿Recuerdas el día que nos acercamos a ver aquel coral y te quedaste tirando fotos? Recordaras que te deje allí solo porque se me acababa el oxigeno. Pues bien al subir aún pude verlos tras una roca. Rafa estaba tocando el culo y los pechos a tu mujer. Yo no quise decir nada, pues pensé que eran imaginaciones mías. Pero al día siguiente, cuando te fuiste a comprar provisiones al pueblo, Rafa se marchó de nuestro bungalow. Por eso querían ellos dos que alquiláramos dos bungalow. Lo cierto es que le seguí, y después de dar un rodeo por el camping, apareció en tu bungalow, donde tu mujer le abrió la puerta. Lo que pude ver por la ventana sobra que te lo cuente. Se pusieron a follar en vuestra cama y les oí decir que en la cama se hacia mejor que en el fondo del agua. En media hora escasa echaron el polvo y yo me escabullí de allí. No quise decir nada pero ya tenía la prueba de lo que pasaba. No era broma lo que había visto en el agua. Ellos tenían un lió. Luego Rafa quiso follar conmigo por la noche y le dije que estaba mala con la regla. Que no bajaría a bucear al día siguiente. No sabía como actuar. Tenia que pensar….

-Y entonces mi equipo apareció roto. Y yo tampoco podía bajar a bucear. Dije siguiendo la relación de los hechos por parte de Maria, de manera que ellos dos podrían irse tranquilos de estar solos. Luego, tú me dejaste tu equipo….

-Lo hice intencionadamente…Dijo ella.

-….y yo baje a buscarlos asustado de que les hubiera pasado algo. Y me los encontré follando en el agua.

-Eso es. Tu mujer y mi marido tienen un lío. Dijo ella. Tenías que verlo con tus propios ojos. Si yo te lo hubiera contado, tal vez no te lo hubieras creído.

-Se me esta ocurriendo que les vamos a hacer un lío nosotros a ellos. Dije.

-¿Cómo? Pregunto María.

Fue fácil. Nos marchamos de allí y les abandonamos a su suerte. Sabíamos que ambos eran buenos nadadores y que no les iba a pasar nada. Tendrían que nadar mucho para llegar a los bungalows.

Cuando Manoli, mi mujer, llegara a nuestro bungalow, se iba a encontrar a Maria dando rienda suelta a su deseo sexual entre mis piernas. Pero ella tampoco me iba a decir nada a mí. Sólo el cuarto de baño de nuestro bungalow fue testigo del polvo entre María y yo.

Desde entonces vivimos como si nada. Como si yo no supiera lo de Rafael y ella en el fondo del mar, y como si ella no tuviera conciencia de lo de María y yo en el bungalow. Nos va bien. Al menos, eso parece.

Yo sigo follando con María casi todas las semanas y me imagino que Manoli lo hará con Rafael de igual manera muy asiduamente. Somos cuatro cornudos, vivimos ajenos a la realidad, pero aquellas vacaciones, cambiaron nuestras vidas. María se entrega con pasión al sexo y mi mujer, me consta, satisface plenamente a Rafael. Sólo hay un pero, cuando ella me vio follando con María en nuestro bungalow, lo aceptó como si fuera natural. No debió importarla mucho. Y empiezo a pensar en el divorcio.

Coronelwinston