Las vacaciones me salieron gratis II
Le toca un euromillon y decide darse un capricho en un Resort. Sus ganas de follar no tendran fin.
El segundo día de mi estancia fue más tranquilo. Tenía echado el ojo a los tres ingleses, amigos de los que me follaron en su habitación. No sabía cómo pero intuía que uno de ellos sería el siguiente en darme un buen repaso.
Durante la noche, mi hijo jugaba con los nuevos amigos al billar. Está viendo el espectáculo nocturno que estaban dando en el auditorio. Le di la tarjeta electrónica de la habitación para qué se fuera cuando él quisiera a acostar.
Desde la barra estaba mirándome uno de los ingleses era rubio, con el pelo largo y un poco de barba. Llevaba una camisa de diseño, bien ajustada a un cuerpo que se notaba a la legua bien entrenado en el gimnasio. Se me acercó y me dijo en un perfecto castellano qué quería tomar. Le sonreí y le dije: “Un margarita margarita please”.
A los 5 minutos estaba con mi copa y su cerveza sentándose a mi a mi lado con un: “Puedo acompañarte”
Le respondí con una sonrisa y procedemos a entablar un poco de conversación. Era abogado, le gustaban las playas españolas y conectamos desde el minuto uno. Quién iba a pensar que con estas pintas de surfista, iba a estar hablando con un abogado preparándose para fiscal. Tenía un habla firme que me cautivo. Tenía muy claro que quería follarme a ese tipo.
Sin rodeos, le dije: “Podemos ir a tu habitación a conocernos un poco mejor”
Lo entendió a la primera. Nada más dentro del ascensor, me pegue a él para besarle muy sensualmente. Me rodeó con sus fuertes manos mi trasero y noté un buen sable en sus piernas. Al entrar a la habitación, me besó el cuello retirandome la ropa. Me dejó con el tanga y procedí a soltarle el cinturón. Debajo del boxer se notaba un buen bulto que estaba impaciente por salir.
Era grueso y venoso…. Había tenido suerte esta vez. Una polla tiesa y recta de unos 20 centímetros. Se tumbó en la cama poniéndose cómodo con la almohada para mirarme mientras saboreaba ese sable. Olía a testosterona que embriagaba el ambiente. Chupaba sensualmente aquel rabo descapullado. Lo hacía de lado,a cuatro patas para que viera caer mis pechos y pudiera tocar mi culo redondo y prieto.
Perdí la noción del tiempo chupándose la. Había momentos que me la metí hasta la garganta. De siempre e tenido mucha facilidad en saborear hasta los huevos de una metida. Y le estaba provocando a mi inglesito momentos inolvidables.
Me levanto una pierna y se metió debajo para hacer un 69. ¡Dios! Que placer me estaba dando con su boca. Me introdujo un dedo por mi culo mientras chupaba mi coño. Luego metió otro dedo en mi coño depilado sin sacar el del culo y me chupo con más fuerza mi clítoris. El buscaba una corrida mía y la tuvo. De una forma intensa me corre en su boca durante unos minutos sin sacar su miembro de mi boca.
Sin dejarme descansar, se incorporó según estaba a cuatro patas apunto a mi coño y de una estocada me la clavo hasta mi interior. El ritmo era frenético. No descansaba ni para tomar aire. Consiguió que me volviera a correr y cuando ya no podía más apunto su sable a mi culo y apretó con sus manos mi culo hasta que venció mi resistencia.
Sentía su polla venosa dentro de mi culo. Me costó acostumbrarme a sus embestidas. Eran rápidas y consiguieron mi tercer orgasmo. Le decía que no parara y que quería su leche dentro. Y por fin sentí una tensión en el y mi culo arder por su leche.
Fue un polvo rápido de 30 minutos pero muy intenso…. 3 corridas y todavía quería más. Era increíble, pero cuando la retire de mi culo y la empecé a chupar, no perdió dureza y me pude sentar encima de su polla apoyando mis manos en su pecho. En un momento dado, el me levanto agarrándome por la cintura y empezó a subirme y bajarme cómo si de una muñeca se tratara.
Esos brazos musculosos me estaban levantando y bajando para poder correrme a un ritmo frenético. Nadie me había cogido en vilo como lo estaba haciendo me inglesito. Hasta que mi cuerpo se retorció de placer y sentí mi cuarto orgasmo. Al terminar de correrme abalance con la boca sobre su polla y sentí que quería ser la más guarra de todas las pautas. Sentir como me tragaba su leche caliente y que él me viera con esos ojos azules.
El ritmo era frenético chupandosela para conseguir mi leche y cuando note que la polla se ponía más tiesa, absorbía con mis labios todo mi premio. Mi inglés se portó como un campeón y estuvimos un rato tumbados en la cama mirándonos con una sonrisa.
Pase la noche con él hasta las 7 de la mañana que desperté y volví a mi habitación. Una noche para recordar.