Las vacaciones de Noemí (3)

Para todo hay una primera vez, pero un día con muchas primeras veces no suele abundar en nuestras vidas.

Las vacaciones de Noemí (3)

(Recomiendo leer las 2 primeras partes)

Noe ni siquiera oyó los aplausos y el pitorreo de sus anfitriones, estaba en un proceso post-orgásmico increíble, como si flotara. En parte era lógico, aquel chico oriental la había hecho subir a las nubes orgasmo a orgasmo.

Hacía 2 años que nadie le comía el coño a Noe y hoy había topado con un experto comedor de coños.

Hacía 19 días que Noe no tenía una polla dentro de su coño y Kiro solucionó el problema exquisitamente.

Y por último, hacía más de 3 años que nadie le follaba el culo, récord que se encargó Kiro de romper.

En una palabra, Noe se sentía MUJER, muy MUJER.

Las leyes de Newton la hicieron bajar de las nubes, poco a poco su trance sexual fue desapareciendo y ante ella quedaron Jordi y Conchi felicitándola por tan magnífica sesión de sexo que había recibido.

Al querer incorporarse, Noe notó una incómoda humedad debajo de su culo. Era semen mezclado con ¡horror! era caca.

Conchi se dio cuenta del apuro que estaba pasando su amiga, fue a buscar una toalla al baño y la ayudó a levantarse.

Dijeron a los dos hombres que se iban a asear y que tardarían un rato. Por su parte, Kiro también necesitó una ducha ya que su pene quedó con un color y olor un poco desagradable.

Las dos amigas subieron hacia el baño de la planta superior porque era el más amplio. A Conchi le resultó sumamente cómico ver a su amiga subiendo las escaleras con una toalla en la entrepierna, pero no dijo nada.

Llegaron al baño y cerraron la puerta.

Mira Noemí, la próxima vez que vayas a tener sexo anal, lávate bien por dentro, si no pasan estas cosas.

¿Y yo que sabía? Llevaba 3 años sin sexo anal. ¡Dios! Vaya fiera el Japonesito de marras, que arte. Y sobretodo ¡que lengua!

Explotaron las dos en risas primero y carcajadas después.

Noe se abrazó a su amiga. Se sentía sumamente dichosa y feliz. Hacía 2 días que no pensaba en el soso de su compañero y tampoco lo echaba en falta.

Conchi agarró la lavativa y enseñó a Noe a usarla. En un plis-plas quedó limpia por dentro. El interior de su ano carecía por completo de impurezas.

Luego pusieron en marcha el Jacuzzi y se dispusieron a tomar un relajante baño de burbujas.

Ninguna de las dos recuerda como empezó aquello, pero las burbujas desplazaban sus cuerpos, que chocaban suavemente. Empezaron a tocarse, tenían unos cuerpos divinos y cada una sentía un poco de envidia sobre la otra, se estaban investigando. Tocaban sus brazos, sus piernas, sus traseros, sus pechos. No se consideraban lesbianas pero aquello les empezaba a gustar y lo comentaron la una con la otra.

Ninguna supo explicarlo.

Empezaron a besarse. Primero tímidamente, luego con pasión. Sus lenguas se entrelazaban como dos serpientes. Noe besó al fin a alguien con un piercing en la lengua y le gustó. Empezaron a gemir dulcemente.

Ninguna de las dos tomó la iniciativa, era como si lo llevaran haciendo toda la vida.

Flotando sobre el agua se besaron por todo el cuerpo, no pudieron hacer el 69 pero no hubo inconveniente. Empezó Noe a comerle el afeitado coño a su amiga. Ella sentada y Conchi flotando en el agua, dejándole el coño a la altura de su boca. Se dedicó a hacerle lo que hacía un rato le había hecho aquel maestro oriental. Le mordía el clítoris, se lo estiraba, introducía su lengua primero en el coño y luego en el ano. Con su amiga surtía el mismo efecto, aumentado un poco gracias a las burbujas del Jacuzzi.

Noe sentía también un inmenso placer cuando se daba cuenta de que esos lengüetazos la habían llevado tres veces al orgasmo hacía apenas una hora. Era delicioso, al estar sentada, las burbujas chocaban con su vagina, su clítoris. Era como si unos dedos de aire la estuvieran masturbando. Iba a tener un orgasmo de un momento a otro, lo sentía.

Al notar las convulsiones de Conchi y el sabor ácido-dulce de sus jugos notó que se estaba corriendo. Aquello la llenó de gozo y, gracias a las burbujas en su clítoris, se corrió ella también.

Las dos estaban felices, pero se sentían malvadas, querían continuar con el juego.

Cambiaron los papeles. Ahora fue Conchi la que se sentó y la flotante Noemí le puso el coño en la boca a su, ahora más que nunca, íntima amiga.

Empezó Conchi a lamer tan delicioso coño cuando empezaron los problemas.

El piercing se le enredaba en el vello de Noe y eso le provocaba dolor.

Sin pensárselo dos veces se levantó y sacó del armario del baño una cuchilla desechable. Paró las burbujas del jacuzzi, sentó a Noe en lo alto de la bañera y procedió a depilarle el sexo por completo. Aquello era otra nueva experiencia para Noe, que se sentía flotar de nuevo.

Al terminar, reactivaron las burbujas y tomaron la posición de nuevo.

Aquello era la gloria para Noe. Su coño estaba hipersensible y fresquito. Los lametones de Conchi la hacían vibrar de placer y se lo comentó. Su nuevo conejito sin pelo tuvo un electrizante orgasmo.

Llevaban una hora en el baño y aún no estaban satisfechas del todo.

Entonces se volvió a levantar Conchi, se puso el albornoz y salió del baño. Al cabo de medio minuto apareció de nuevo cerrando la puerta tras de sí.

Al sacarse el albornoz, Noe se asustó.

Llevaba un inmenso consolador doble de 45 cms. De color rosa, flexible y con dos gordas cabezas, una a cada lado.

¡¡¡Ahora si que vamos a follar!!!

Aquella serpiente daba miedo a Noe pero Conchi la calmó.

Tranquila, sólo te meterás la mitad, la otra mitad es para mí. ¿O qué te creías?

Explotaron de nuevo en pícaras risas.

Las dos amigas flotando en las burbujas se fueron metiendo despacito aquel aparato de placer. Cuando sus vaginas chocaron entre sí, una ola de placer las invadió. Era increíble, se estaban follando la una a la otra.

La longitud y flexibilidad de aquel aparato les permitía mil y una posturas y, como si fueran antiguas amantes, tuvieron un feroz orgasmo al mismo tiempo. Se sentían dichosas pero a Noe le invadía la curiosidad.

¿Cuántos cms de esa polla sería capaz de aguantar? Ese era el momento idóneo para comprobarlo.

Apagaron las burbujas y Noe se puso en posición de perrito.

Poco a poco fue Conchi introduciendo la polla en su culo. Como había tenido una intensa sesión anal hacía un rato, no sentía molestia ninguna.

¡Para para! Sigue un poco más, para un momento, sigue.

Noe parecía no tener límite, se consiguió meter más de la mitad de aquellos 45 cms, entonces Conchi empezó a bombearle con las dos manos.

Noe gemía como una loca, se masturbaba el clítoris mientras su amiga le clavaba aquella polla rosa. Cuando Conchi notó que su amiga iba a correrse, le dio al consolador un fuerte empujón que la hizo gritar de dolor y placer.

Estuvo medio minuto corriéndose.

Conchi sacó el consolador del ano de su amiga y fue al cuarto de coser a por una cinta métrica.

Noemí se había metido por el culo 27’5 cms de consolador, y había disfrutado como una loca.

¡Vaya tarde!

Había tenido su primera experiencia lésbica.

Se había afeitado el coño por primera vez en su vida. Y se prometió de que no sería la última.

Y se había metido por primera vez un consolador por el culo.

Pero lo más preocupante era que en un día había tenido los mismos orgasmos que en los últimos tres meses con Jon.

Continuará….