Las tribulaciones de un ciudadano normal 11

Queda poco que contar, pero algo queda. Hoy dejo la 1ª parte del Epílogo.

11.- Epílogo

Año 2021.

Han pasado los años y ha pasado un poco de todo. A principios de febrero de 2011 nació, Nerea, la hija de Rosa. Mi hija. El parto se adelantó un poco y vino con dificultades, le hubieron de practicar la cesárea a Rosa pero la niña nació robusta y fuerte. El nacimiento de Nerea significó un punto de inflexión muy importante en mi relación con Rosa, tuvo un cambio en su carácter que, en principio achaqué a la tensión sufrida durante el embarazo y el dificultoso y prematuro parto. Tuve que echar mano de toda mi experiencia como vendedor, aguantar con paciencia y mantener mi postura sin ceder un milímetro, pues Rosa se negaba, si saber darme una razón lógica o de peso, a que Nerea llevara mi apellido y me hablaba de la niña con un sentido de posesión que me molestaba e irritaba mucho, pero no tuvo más remedio que ceder. Los médicos lo achacaban a “stress postparto” e incluso insinuaban la posibilidad de un estado depresivo debido a lo mismo, por eso lo aguanté todo. Ese estado fue, muy poco a poco, diluyéndose y cada vez se parecía más a la Rosa de antaño y a la que yo tanto quería, pero debo reconocer con tristeza que nunca volvió a ser del todo la misma. Rosa dejó de ser la amante apasionada y se convirtió en la madre entregada y en los primeros años de Nerea nuestros encuentros disminuyeron mucho y, en los pocos que manteníamos, era muy evidente que hacía un esfuerzo por enorme por no mantener la cabeza lejos de donde estaba. Yo no cedí en ningún momento y iba hasta el pueblo a ver a mi hija, y me la llevaba de paseo, no iba a consentir que la niña viera en mí a un extraño al que veía de vez en cuando o que solo viera en mí a un amigo de su madre. Cuando me pareció que tenía edad suficiente, insistí en llevármela algunas temporadas conmigo, sin la presencia de la madre. Para esos entonces la niña ya me llamaba “Papi” y me llenaba el corazón con su alegría y su felicidad al verme. El sentimiento de posesión exclusivo de Rosa fue disminuyendo muy lenta pero progresivamente a medida que Nerea crecía y ahora,  sin ser como antes, Rosa y yo hemos recuperado una parte importante de aquel cariño, quizás no amor, de antaño. Nos queremos, lo sé y ella lo sabe, ya no hay aquella pasión de los primeros años, pero nuestros encuentros sexuales son largos, intensos y muy placenteros y soy feliz porque todavía no veo trazas de hastío en mi ni, afortunadamente, en ella. Para Nerea ella es “mamá”, yo soy “papá”, o “papi” si quiere liarme para conseguir algo de mí, que siempre lo consigue, aunque yo le digo “que sepas que me estoy dejando liar” ella se ríe y me contesta que ya lo sabe. A Herminia la llama también “mami” de oír que Clarita la llamaba así, les tenía mucho cariño a las dos y todavía tiene ese sentimiento, sobre todo por Herminia, que es con la que tiene más contacto.

Las temporadas que solía pasar conmigo, normalmente en verano, no se sentía extraña, Herminia o Clarita solían sacarla a pasear o al cine y eso ha creó una complicidad que a mí me agradaba mucho. Sondeé a Nerea para averiguar si Rosa hacía algún comentario sobre la relación con ellas y al parecer estaba contenta de que se llevaran bien, lo cual coincidía con lo que yo creía percibir.

Mi relación con Herminia continuaba siendo muy buena, ella me mantenía sexualmente muy activo y yo disfrutaba de nuestros encuentros, ella seguía utilizando el pasadizo a pesar de la nula necesidad de hacerlo, pues en la casa todo el mundo sabía de nuestra relación y, generalmente, la obviaban, sobre todo desde que una de las chicas del servicio, se permitió hacer un comentario soez que llegó a mis oídos, confirmé que era cierto y reuní a todo el personal del servicio, aunque no quise que Herminia estuviese presente por motivos de disciplina, no quería que intentase quitar hierro al asunto y socavase la autoridad que intentaba ejercer. Cuando el personal estuvo reunido le expuse a la interesada lo motivos por los que iba a ser despedida, uno de los cuales, y no el menos importante, era mi falta de confianza en ella, pues si se había permitido ese comentario dentro de la casa, daba por supuesto que también lo haría fuera, y eso no lo iba a permitir, es más, si llegaba a mis oídos que propalaba comentarios de esa índole, tendría consecuencias judiciales para ella. Esto no era un mensaje exclusivo para la persona en cuestión, sino que incluía a todo el personal de la casa. Mi relación con Herminia no pretendía ser un secreto, pero no quería que por la maledicencia de nadie tuviera que escuchar comentarios malintencionados o miradas de nadie.

Como digo, nuestra relación discurría bien y estable, pero a lo largo de estos años hubo dos episodios que me dejaron un poco fuera de juego, a posteriori, ninguno de los dos tuvo consecuencias graves pero el primero me creó cierta incertidumbre y el segundo seria inquietud.

A principios de septiembre de 2011, cuando apenas acababa de despertarme, Herminia me dijo que tenía que pedirme un favor porque había algo que la tenía muy preocupada.

  • Ya sabes que Clarita empieza la Universidad en octubre.

  • Sí, ya lo sé. ¿Y de que te preocupas? Le irá muy bien, aunque la carrera que ha elegido no será un camino de rosas.

  • Eso no me preocupa. Verás, he descubierto cosas, a ver, Clara no es mala persona pero siempre quiere conseguir lo que desea y lucha por ello con todas sus fuerzas, esa es su virtud, pero si no alcanza lo que quiere, se desmorona o toma decisiones que pudieran no ser las más convenientes para ella. Me he dado cuenta de que nos ha estado espiando.

-¿Como que nos ha estado espiando? ¿Como puede haber estado espiándonos?

  • Creo que de alguna manera muy similar a como lo hicieron con Hortensia. Hoy día es muy fácil comprar una cámara de poco tamaño en Internet. Que yo sepa ha grabado tres vídeos que mira con mucha frecuencia, lo sé porque los he visto cuando ella no está. Siempre es cuando vienes a mi habitación, lo que quiero decir que no creo que se haya atrevido a poner una cámara aquí. Es más creo que llegó a asustarse y dejó de hacerlo. Me imagino eso porque por la vista de los vídeos me hice una idea de donde podría estar situada la cámara y la busqué, pero ya no estaba.

  • ¿Y para qué quería espiarnos? Es que no acabo de entender.

  • Yo sí, Javier, yo sí. Está enamorada de ti. Eso yo ya lo sospechaba, pero tampoco me preocupaba porque suele pasar a esta edad lo de enamorarte de otra persona más mayor, ella ya sabe de nuestra relación porque yo se lo dije yo y creo que se le ocurrió la idea de espiarnos simplemente porque querría estar ocupando mi lugar.

  • ¿Pero que dices? Pero… ¡pero si es una niña!

  • Ha cumplido los 18 años, sí, a nuestros ojos es una niña pero su cuerpo dice otra cosa, y si además está enamorada de ti... pues imaginate. Imagino que luego ella misma se dio cuenta de la barbaridad que estaba haciendo.

  • Sí, pero conserva los vídeos. ¡Pues habrá visto cada cosa!

  • Eso a mi me da igual, pero sí, puedes estar seguro que las escenas son de lo más caliente. Te puedo asegurar que vistas desde fuera ¡uf!… no te imaginas como me pusieron a mi misma.

  • Bueno, no frivolicemos, Herminia. ¿Y que piensas hacer?

  • Es que yo pienso que si se va de aquí con el sentimiento de frustración puede hacer alguna tontería y no me gustaría que se encamara con el primer guapera que le diga un par de lindezas.

  • ¿Y entonces?

  • Pues he pensado… Es que me resulta muy difícil decirlo... He pensado que tú…

  • ¡No! ¡No me digas que estás pensando lo que pienso que estás pensando!

  • ¡Espera, escúchame antes de decir que no, por favor! Ella está enamorada de ti, si pierde la virginidad contigo ya no buscará en otra parte lo que ya ha tenido, y si lo busca será con un criterio muy distinto y no llevada de la frustración de “un amor no correspondido” o peor aún de “un amor imposible” ¿Lo entiendes? Ya habrá tenido lo que desea.

  • Creo Herminia, que eso es una explicación muy simplista, para empezar tú das por hecho que Clarita es virgen aún, luego ¿como sabes que eso que sugieres no será el principio de un problema muy grande? Porque imagina que se encapricha conmigo y quiere una “atención continuada” ¿Como resolvemos eso? ¿En que lugar te deja a ti?¿En que lugar me deja a mi? Además es que así como lo propones me deja a mí en el mero papel de semental ¿no te parece?

  • Es que sé que tú no le vas a hacer daño, que la vas a tratar con todo el cariño y su primera vez será un recuerdo bonito y no un mal recuerdo como lo es para la muchas mujeres. Y sé que es virgen.

-Vamos a suponer que acepto ¿como se lo enfocas a ella?

  • He pensado que lo primero sería hablarle de la relación que tenemos tú, Rosa y yo, que no hay interferencias, que aceptamos la situación con normalidad y no intentamos perjudicarnos porque todos perderíamos, y cosas así.

  • Y cosas así… No sé, Herminia, no acabo de verlo claro, tenemos que pensarlo bien ¡es que la veo tan niña…!

  • La ves tan niña porque la conoces desde hace tiempo y no te fijas en ella como como lo que es, una mujer a punto de empezar sus estudios en la Universidad, con poder de decisión, y es es poder el que me asusta, porque la puede llevar a equivocarse.

  • Todos tenemos el derecho de equivocarnos, y de las equivocaciones se aprende. Insisto, tenemos que pensarlo bien, y sobre todo que no piense ni por un momento que es cosa mía.

  • Eso no va a pasar. Y hay errores que los pagas toda la vida. Cuando todo esté decidido hablaré con ella y ya veré como se lo enfoco.

  • ¡Vaya un marrón, vaya un marrón!

  • Por cierto, sabe lo del pasadizo, lo descubrió en uno de los vídeos y vio como entrabas en mi habitación.

Rosa y Herminia siempre hablaban de que les gustaría conocerse, pero siempre tenían una excusa para no hacerlo, no sé el porqué pero creo que piensan que el hecho de verse frente a frente haría que todo fuera diferente, que alguien quedaría fuera. Yo no sé lo que pasaría y desde luego creo que es una decisión que deben tomar ellas, ahí no me voy a meter. Me gustan las cosas tal como están. Tanto una como otra me ha preguntado alguna vez si nunca he tenido la fantasía de tenerlas a las dos en la cama conmigo y a las dos les he contestado lo mismo: No, nunca. Y no es verdad, he tenido esa fantasía, pero ambas son muy posesivas, extremadamente posesivas, y no quiero imaginarme lo que podría pasar con ellas dos y yo en medio, en toda la extensión de la palabra, disputándose el derecho de posesión de mis huevos y mi polla. No, de ninguna de las maneras.

Herminia aprovechó la ausencia de Clarita para hacerme ver los vídeos que había grabado esta. No eran de muy buena calidad pero, desde luego, sí eran totalmente explícitos, tanto, que hubo un momento en que llegamos a olvidar que los que veíamos en la pantalla del ordenador éramos nosotros mismos y cuando quisimos darnos cuenta, allí estábamos metiéndonos manos sin dejar de mirarnos en la pantalla.

  • ¿Como es que nunca se nos ha ocurrido grabarnos? ---me preguntó Herminia.

  • No lo sé, pero la verdad es que me pone cachondísimo. — le contesté

  • No me había dado cuenta de que fuéramos tan guarros ¿tu sí?

  • No, tampoco. Supongo que disfrutamos tanto uno del otro que actuamos por puro instinto y nos tocamos y hacemos lo que sabemos o intuimos que nos proporciona más placer. ---le dije mientras mi mano acariciaba su entrepierna.

  • Vamos a dejar todo como estaba. Necesito que me lleves a la cama, pero aquí no. No sé tú, pero yo necesito una buena sesión de sexo y que me hagas alguna de esas cosas que me haces en el vídeo. ¿Te has fijado en la cara que ponemos cuando yo estoy a cuatro patas? Eso me ha puesto a cien? No me extraña que Clara se masturbe mirándonos.

  • ¿Tú crees que lo hace?

  • ¿No lo harías tú?

  • Si te tengo cerca ,no.

  • ¿Y no estoy ahora lo suficientemente cerca de ti?

  • No, no lo suficiente, te quiero más cerca aún.

  • ¿Y a que estamos esperando?

Y nos fuimos a su habitación. Para estar más cerca. De hecho estuvimos mucho más cerca.

Herminia y yo no habíamos vuelto a hablar sobre su propuesta con Clarita, así que llegué a pensar que, al final no le debió parecer tan buena idea como cuando me lo propuso, por eso, el día que volvió a hablarme de ello fue una gran sorpresa. Una vez su madre la envió a mi despacho para que me entregara unas facturas. Estaba roja como un tomate y el poco tiempo que estuvo allí pues la hice esperar por si tenía que devolver alguna contestación a su madre, lo pasó fatal, su madre la enviaba con una excusa u otra y cada vez con más frecuencia. Más tarde comprendería que había sido una estrategia inteligente de Herminia con el fin de que ambos nos fuéramos haciendo a la presencia y proximidad del otro. A mi me valió para que Clarita se convirtiera en Clara. La veía salir del despacho con paso decidido, contoneando su esbelto y bonito cuerpo y no tuve más remedio que apreciar el cambio que había hecho. También su actitud cuando entraba en el despacho había ido evolucionando, ya no entraba titubeante y con la cara encendida, lo hacía con decisión y saludándome con un ¡Buenos días, Javier! Y pasaba a comunicarme lo que su madre le había ordenado decirme. También se demoraba más y me respondía con toda de explicaciones cuando le preguntaba sobre su futuro, la carrera que pensaba empezar y sus proyectos, y me dí cuenta de que en su cabeza tenía de todo menos pájaros. Así supe que emprendería la carrera de Física, que se especializaría en Física Cuántica después de hacer un Máster, o dos, y que la especialización quería hacerla en los Estados Unidos para luego solicitar una beca en la NASA y, con el tiempo, volver, si era posible al observatorio que la NASA tiene en Canarias, conjuntamente con España. Le dije que era un proyecto muy ambicioso, pero no imposible, y que le esperaban grandes sacrificios. Ya lo sabía, me dijo, y que haría los esfuerzos necesarios para conseguirlo aún sabiendo que era posible que no lo lograra. Le pregunté si había algún novio o pretendiente en su horizonte, y, entonces sí, se puso roja y agachó la cabeza. Me dijo que no, que de momento no podía pensar en eso, que tendría que dedicarse de lleno a sus estudios y después ya se vería. Con cada visita a mi despacho su manera de vestir era cada vez más femenina, más de mujer, su adolescencia iba quedando atrás a pasos agigantados, ya no me salía llamarla Clarita. Cuando, casi sin darme cuenta empecé a llamarla, ella se dio cuenta enseguida y a partir de ahí venía un poco maquillada y muy arreglada. Había adquirido el rol de persona responsable y luego supe que Herminia había delegado en ella parte del trabajo de administración que ella llevaba a cabo y le pagaba, de su bolsillo, una cierta cantidad de dinero. Le dije a Clara que me había enterado de eso y que íbamos a regularizar su situación mediante un contrato con Seguridad Social, al menos hasta que comenzara el curso, que sería un sueldo a cargo de la casa y no de su madre. Estuvo muy contenta, me plantó dos besos, se puso roja y salió corriendo, según ella a contarlo a su madre.

Y un día, Herminia me dijo que Clara ya estaba mentalmente preparada. Yo le dije que creía que yo no lo estaba, que sí, que me había dado cuenta de que que Clara era una mujer y que la encontraba muy, muy atractiva, que no podía dejar de admirar su figura y su saber hacer, que estaba seguro de que llegaría a ser una excelente profesional y todo lo demás pero que yo tenía mis dudas. Herminia me escuchaba con una media sonrisa y solo me dijo que lo que preocupaba a Clara era que podría pensar yo de ella.

  • ¿Y cómo se lo has enfocado? —le pregunté a Herminia

  • He ido muy poco a poco, cada día dejaba en sus oídos algún comentario, una idea, una sugerencia, una duda mía, en fin que cuando llegó el momento le pareció de lo más natural y creo que incluso llegó a pensar que la idea era suya.

  • Me gustaría que quedara claro Herminia que no va sustituirte y quisiera que ella lo tuviera claro.

  • Lo tiene, Javier. Le expliqué el porqué de todo esto, lo que me preocupaba que “su primera vez” terminara siendo un mal recuerdo y que yo, a pesar del riego y sabiendo que estaba enamorada de ti, pensaba que tu eras la persona que haría de ese momento algo digno de recordar algo bonito, pero que no intentara competir conmigo porque no se lo iba a consentir, y posiblemente tú, tampoco.

  • ¿Y que dijo ella?

  • Que se conformaba con estar contigo una vez, y que no iba a interferir nunca entre nosotros si era eso lo que queríamos.

  • ¿Así de fácil?

  • Nada es fácil, Javier, y seguro que tendremos que llamarla al orden alguna vez y hacer algún reajuste, pero eso lo haremos cuando haya que hacerlo y estemos de acuerdo tu y yo.

  • ¿No nos estamos volviendo demasiado liberales en lo que al sexo se refiere?

  • Si te digo la verdad, no me molesta nada mientras te tenga a ti. Te lo dije una vez y te lo repito ahora, prefiero compartirte que perderte.

Me limité a abrazarla y besarla.