Las tres pruebas de M. Segunda Prueba.

Segunda prueba a la que M. es sometida por su marido a causa de la perdida de una apuesta. El nivel de intensidad va subiendo, asi como la temperatura.

Las tres pruebas de M.

Segunda Prueba: Estación de Servicio

Si habéis leído la primera parte de este relato ya sabréis que perdí una apuesta con mi marido por culpa de la victoria de España en la Eurocopa y que, por ello, me veo obligada a someterme a sus deseos durante tres días. Debo obedecerle en todo lo que me ordene y el muy cerdo está aprovechando para hacer realidad sus fantasías sexuales, que básicamente consisten en verme con otros hombres y provocarlos, con imprevisibles consecuencias, como habréis comprobado los que hayáis leído mi primera aventura en el centro comercial.

El segundo día comienza temprano. Jose, mi marido, había puesto el despertador a las cinco de la madrugada.

Aun dormida me dijo que me pusiera el "uniforme", consistente en una minifalda vaquera diminuta que apenas oculta parte de mi depilado chocho, un top blanco semitransparente y ajustado a mis pechos y unos zapatos de tacón negros.

Nada más.

Según él, no necesitaba ropa interior para cumplir con la siguiente prueba.

Sin dejar siquiera que me lavara la cara, ni que tomara un café para despejarme, bajamos al garaje y emprendimos rumbo hacía un destino que desconocía.

Al rato hemos llegado a la autopista, Jose ha transitado unos kilómetros por ella y en la primera estación de servicio ha parado. Durante el trayecto me ha ido diciendo lo que esperaba de mí está vez:

Jose: Hoy vas a continuar pagando la apuesta. Y de paso vas a seguir convirtiendo mis fantasías de verte con otros en realidad. Ya se que no te desagrada lo que estamos haciendo, así que vamos a dar un paso más en este juego, ¿estás dispuesta?

M: Por supuesto, ya sabes que yo siempre cumplo con lo que prometo. No me pienso echar atrás por muy chulito que te pongas.

Jose: Así me gusta, no esperaba otra cosa de ti

M: Pero dime ¿ a donde vamos a estas horas? Me tienes intrigada. No has dejado ni que tomara un café, ni que me aseara, ni siquiera que me lavara los dientes

Jose: Quiero ponerte en una situación muy morbosa, pero también te advierto que algo peligrosa.

M: Uy, que miedo me estas dando, jajaja.

Jose: Te voy a llevar a una estación de servicio que conozco. Es un lugar habitual donde camioneros y taxistas suelen tomar café, descansar o ir al baño, ya que abre toda la noche.

Quiero que una vez allí te dirijas a los baños.

M: Hombre, es todo un detalle por tu parte, al menos podré adecentarme un poco.

Jose: No, no me has entendido, quiero que entres en los baños de caballeros. Una vez allí quiero que entres en cualquiera de las puertas y te sientes en la taza, como si fueras a orinar.

M: ¿ Y después?

Jose: Esperarás.

M: ¿Esperar a que?

En ese instante mi marido no pudo evitar una sonrisa estúpida que delataba su placer en lo que estábamos haciendo.

Jose: A que alguien entré en el servicio y te sorprenda, sentada y orinando, en el servicio de caballeros, a estas horas de la madrugada y receptiva a cualquier cosa que quieran hacer contigo

M: Pero Jose, puede entrar cualquiera. Cualquier bruto puede comportarse de forma violenta y provocar una situación peligrosa.

Jose: Ya te dije que era peligroso. Pero no te preocupes, yo estaré en el reservado de al lado, escuchando, por si ocurre algo imprevisto.

Jose: ¿Has entendido lo que quiero que hagas?

M: Perfectamente. Quieres que de nuevo me convierta en una vulgar puta y que cualquier desalmado pueda usarme a su antojo.

Jose: Si, pero recuerda las reglas. No puedes follar.

M: Acabemos con esto cuanto antes, estoy deseando terminar y tomarme un café con leche, aun estoy semidormida

Entro dos minutos después de Jose en el servicio. Ya debe haber entrado en uno de los baños. Un fuerte olor desagradable me da la bienvenida. Es el típico baño de estación de servicio, descuidado y sin apenas ventilación. Parece que no han fregado el suelo hace días. Hay tres puertas, escojo la de en medio y entro. No es demasiado agradable, hay restos de basura por el suelo, un condón usado y restos de orina por la taza y el suelo. En el interior de la taza flotan algunas colillas y algunas otras cosas que no pienso mencionar. Busco papel higiénico para limpiar la taza antes de sentarme pero no hay. Como siempre. Yo no llevo nada más que lo puesto, así que haciendo de tripas corazón paso la mano por la taza y limpio los restos de orines con la mano, luego me limpio en la falda. Empezamos bien, fijo que pillo alguna infección en aquel antro de mierda.

Hago lo que me ha ordenado el cabrón de mi marido: me bajo la falda y me siento. A esperar.

Constantemente se oye un ir y venir de vehículos fuera, pero no parece que nadie entre al servicio. Ya me estoy cansando de este juego. Pero de pronto oigo unos pasos, alguien entra.

Me quedo muda. Empiezo a sentir miedo y no puedo evitar que mil cosas, todas horribles, pasen por mi cabeza. Me gustaría irme de este inmundo lugar y estar durmiendo en mi casa.

Alguien intenta entrar en la puerta de al lado pero al estar cerrada (seguramente es donde está oculto Jose atento a todo lo que pase) no lo consigue.

De repente se abre la puerta.

Frente a mí, un hombre mayor, con un mono azul de mecánico. Se queda parado. Normal, quien espera encontrarse una chica meando en el servicio de caballeros de una autopista a esas horas.

Su vista se queda clavada en mi coño, expuesto hacía él. Luego me mira a los ojos y susurra un perdón casi inaudible, cerrando la puerta.

Ufff, casi me muero del susto.

No puedo evitar que se me escape un chorrito, y dejo que mi vejiga se desahogue a gusto.

Cuando estoy meando vuelve a abrirse la puerta. Es él de nuevo.

No dice nada, se queda mirando, hipnotizado, como el chorrito de pis es expulsado de mi coño depilado.

De pronto se baja la cremallera del mono y deja su verga oscilando, a escasos centímetros de mi rostro, se la coge con la mano izquierda y retira levemente la piel que cubre el glande. Comienza a mear, sin importarle que yo esté allí, dirigiendo el chorro en el hueco que dejan mis piernas, fusionando las dos meadas en un único chorro cuyo destino confluye en el río de la taza.

No dirige bien el chorro y algunas gotas me salpican entre los muslos y en las nalgas. Yo he terminado, pero él aún no. Estoy caliente y noto como mi almejita comienza a dar señales de humedad. Me quedo mirando su polla expulsando el líquido amarillo que me moja provocando una curiosa sensación de contraste en mi piel. No es muy grande, ni siquiera se le ha puesto morcillona. La mantiene aferrada entre el dedo índice y pulgar e intenta mantenerla recta para dirigir la meada entre mis piernas..

Cuando termina se queda frente a mi, tengo la polla de ese tipo a unos centímetros de mi cara. No se la ha sacudido y tiene una gotita colgando de la punta. Pierdo el control. No puedo evitarlo y acerco la boca, saco la lengua y paso la punta por debajo de su pene, succionando los restos de la meada y de paso probando el sabor de aquella vieja polla, que aun da un respingo cuando nota mi lengua.

Sabe salado.

Le miro y el me mira.

Paso los labios por el tronco y noto como crece levemente pero sin lograr una dureza ideal. Le beso en los huevos.

Huele a sudor, a no haberse lavado en días. Pero no me importa.

Imagino a mi marido al lado, escuchando, imaginando lo que estamos haciendo y noto un cosquilleo en mi entrepierna. Estoy tan mojada que el flujo se esta deslizando por entre mis piernas.

Me decido y me meto toda la polla en la boca. Me entra sin problemas y comienzo a lamer, a chupar, a sacarla y meterla mientras con la mano izquierda le repaso los huevos, apretándolos ligeramente. El ha cerrado los ojos y se deja hacer.

Lo hago todo muy despacio, saboreando el capullo y deteniéndome en el frenillo. Con mi raja totalmente empapada. Daría lo que fuera por que alguien me metiera un dedo o dos, o toda la mano. Entraría

Unos segundos después el tipo se pone rojo, gime como un cerdo y se corre sin avisar en mi boca. Me la saco rápidamente y dejo que el resto del semen caiga sobre mis pechos, aunque he tragado los chorros más potentes.

Me limpio los labios con la palma de la mano, como una puta profesional que acaba de hacer un servicio.

Espero a que se vaya, pero el tío no se mueve de allí. Se sube los pantalones y de repente se arrodilla delante de mí.

Me separa las piernas y acerca la boca a la entrada de mi coño. Puedo notar su respiración secando mi mojada raja. El primer lengüetazo va directo a mi clítoris y casi me provoca un orgasmo inmediato. Luego sigue lamiendo, saboreando mi flujo, introduciendo la lengua en la vagina.

El tio lo hace de fábula. Favor por favor.

Me doy cuenta de que estoy gimiendo como una histérica y que mi marido debe estar al lado escuchándolo todo mientras se hace una paja. Decido darle material extra:

"Cómemelo todo cabrón. Cómeme el coño hasta que me lo dejes seco, como yo te he comido la polla hasta que me has inundado de leche caliente"

Entre mis piernas, aprisionado, el hombre no deja de lamer, como si estuviera comiendo un plato de su comida favorita y no se acabara nunca.

Cada vez me abro más, mostrándome toda, quiero que no tenga problemas para engullir ese mejillón sin pelos que esta desayunando.

Me recorre los labios una y otra vez y me trabaja el clítoris con maestría. No aguanto más y entre gritos y espasmos me corro como una loca en ese baño asqueroso, apoyando las piernas en la pared

El hombre continua dándome besitos en el chocho y luego se relame. Me mira y me sonríe. Me da un beso en la boca y se va después de tirar de la cadena.

Todo ha terminado.

Son las siete y después de subirme la falda y lavarme un poco la cara y la boca ( aun tengo restos de semen en la barbilla), salgo y me dirijo a la cafeteria de la estación de servicio. Al momento llega mi marido detrás.

Jose: ¿Qué tal?

M: Fabuloso.

Jose: Mmmm, cada día estas más puta

M: Tu lo has querido, maridito, ya te advertí que yo siempre cumplo las promesas

Jose: Verdad, y cada vez lo haces mejor. Te has ganado ese café con leche para desayunar.

M: Gracías. Pero mejor que sea un solo, ya he tenido suficiente leche esta mañana

Continuará

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