Las sorpresas nunca son buenas

Nadie sabe como reaccionar cuando ven una pequeña sorpresa, sph, humillación, micropene, humor.

Hola a todos, este es el primero de una serie de relatos a parte sobre mis nefastas experiencias sexuales. Los que lleváis tiempo leyendo mis relatos ya me conocéis, soy un chico algo delgado, con casi ningún pelo en el cuerpo, mido 1.79 y tengo 25 años actualmente, por lo general soy un chico normal, exceptuando por un pequeño problemilla; tengo un pene minúsculo, padezco de una condición llamada microfalosomía, no sirve para penetrar a nadie, y en la mayoría de las ocasiones no llego a mantener una erección. Esto no me ha parado para ser un vicioso, la humillación, el exhibicionismo, y el sentimiento de castración me hacen sentir como una zorra insaciable, capaz de hacer cualquier cosa con tal de saciar a su ama.

Este relato tiene lugar durante el invierno, por aquel entonces estaba soltero, y con ganas de humillación. Empecé a chatear por Badoo con chicas y mujeres de mi ciudad, quería probar una cosa, cuando las chicas me veían desnudo, o bien se reían o bien les parecía triste, pero yo siempre les avisaba de como era, esta vez quería hacer algo diferente, quería ver como reaccionaban cuando deseosas de sexo y esperando que de mis pantalones saliera una larga polla dura de hombre saliera un pequeño y blando gusanito.

Después de varios intentos convencí a una chica para que quedásemos un día y tuviéramos una noche de sexo salvaje. Ella se llamaba Carla, vivía en una ciudad cercana, tenia 32 años, el pelo rubio oscuro, por las fotos parecía ser delgada con los pechos grandes. Me traslade a su ciudad para pasar la noche con ella sin saber muy bien que iba a pasar. Quedamos en un bar cercano a la estación y allí la vi por primera vez, era delgada, vestía moderna, muy alta, más que yo, y por lo general igual a como era en las fotos. Dedico el resto de la tarde a enseñarme la ciudad, era muy maja y divertida, risueña y tenia una voz suave y bonita. Cuando anocheció fuimos a cenar, ambos teníamos tantas ganas de ir a casa y follar que nos saltamos el postre y fuimos directos a el verdadero “postre”.

El viaje a casa se me hizo eterno, tenia tantas ganas de saber lo que iba a pasar. Cuando llegamos al portal empezamos a liarnos, besos cálidos por su cuello y sus labios, notaba como se le aceleraba el corazón y su respiración. Llegamos a su piso abrió torpemente llamando la atención de su compañera de piso que estaba cenando y viendo una película que al entrar se rio y dijo:

  • no hagáis mucho ruido eh. Manteniendo una sonrisa

Nosotros saludamos y fuimos rápidamente a su habitación, algo desordenada pero bien decorada. Allí la pasión continua, le empecé a quitar la ropa, mostrando primero sus pechos, eran muy grandes, y estaban caídos, pero eran muy atractivos, no pude evitar besarlos con ganas. Ella deseosa de mi carne me quito la chaqueta, y note que cada vez le gustaba más y más. Por último, le quite los pantalones y le baje las bragas con mi boca, dejándola completamente desnuda. Su chocho era muy bonito, tenía una elegante línea de pelo por encima, y al tocar note lo húmeda que estaba. Solo quedaba una cosa por mostrar, una pequeñita y patética, me separe un poco, estaba de pie y ella estaba sentada en la cama, la posición perfecta para que me viera; Me bajo la cremallera del pantalón y con fuerza me bajo los pantalones. Dejado al descubierto mi minúsculo pene de bebe.

-¿Qué es esto? ¿Es una broma? Dijo llevándose las manos a la boca

Mi pene, flácido parcia una pequeña bolita de piel, acompañado de unos huevos minúsculos, que no llegaban a colgar, estaba a pocos centímetros de su cara. Yo me hice el loco, le pregunté qué pasaba y me respondio.

  • ¡Pero tú ves esto normal! Exclamo gritando, ¡Es enana, que se supone que tengo que hacer con esto!

-No es pequeña, es normal, crece mucho cuando se levanta ya verás. Le respondí

Ella de manera reticente empezó masturbarme, estuvo un rato largo, pero no consiguió resultados. Podía ver en su cara lo incomoda que estaba, yo esperaba que se lo tomase con humor, pero estaba muy seria. Le dije que esta era la primera vez que me pasaba, a lo que respondió:

-Ya si claro, además de pequeña, impotente.

Sus palabras en vez de tirarme para atrás me dieron gusto, allí mismo y sin ni siquiera estar empalmado me corri en su mano. Esto le puso furiosa, con la mano llena de semen me pego en mi pollita haciéndome mucho daño. Se levanto gritándome toda clase de insultos, se puso una bata y empezó a darme empujones, primero hasta fuera de la habitación, poniéndome a la vista de su compañera de piso que seguía viendo la película confundida y preguntando que pasaba. Por último me empujo hasta fuera del piso y me cerró la puerta.

Estaba completamente desnudo, en una ciudad que no conocía y con un pene minúsculo muy dolorido. Me armé de valor y decidí bajar a la fría calle invernal, buscar algún sitio en el que poder llamar para conseguir ayuda. Baje al portal, no quería que los vecinos me vieran y llamaran a la policía. Salí a la calle notando un frio que me recorrido todo el cuerpo. En la calle solo había una señora paseando al perro que me miro, se rio y dijo en voz alta; ¡Jesús, que frio tienes que tener!, siguió caminando soltando una carcajada, cuando escuche algo por la ventana. La compañera de piso de Carla me gritaba diciéndome que subiera. Muy dolorido y congelado, subí al piso lo más rápido que pude.

La compañera de piso, una chica gordita, de pelo castaño, y guapa, era mucho más joven, debía ser estudiante.

-Carla me conto, nunca la había visto así, te dejo pasar solo por que no te congeles anda

Me puse en medio de la habitación completamente desnudo mostrando mis congeladas vergüenzas a las que justo en ese momento me di cuenta de que se habían puesto rojas, el golpe fue bastante fuerte. La compañera, que me miraba la entrepierna con incredulidad fue a la nevera y me saco una bolsa de guisantes congelados poniéndola en mis doloridas partes.

-Pues si que la tienes pequeña. Dijo, yo asentí resignado, pronto me trajo una manta y dijo, mas te vale pedirle perdón, cuando alguien la tiene tan pequeña tiene que avisar hombre.

Yo seguí resignado, aunque la humillación, y con todo lo que había pasado, tuve una minúscula erección. Intente ocultarla, pero ella se acercó a ver como estaba, me quito los guisantes y me vio. Una pequeña erección que llega con dificultad a los 6 tristes centímetros. Ella se rio

  • ¿En serio?, solo eso, pareces un niño pequeño jajaja, por lo menos esta bien. Dijo mientras me dio una pequeña palmadita en mi sensible pito.

Esa noche dormí en su sofá, por la mañana Carla seguía sin querer verme, su compañera se lo tomaba con más humor, me trajo mis cosas con la condición de poderme sacar una foto para enseñar a sus amigas, no se creía que alguien pudiera tener un pene tan pequeño. Con algo de suerte pude volver, con una nueva experiencia.

¡Chicos nunca os olvidéis de avisar si tenéis algo raro en vuestras pollitas, nunca sabéis lo que puede pasar! Muchas gracias los que habéis llegado hasta aquí, si os gusta subiré mas historias cortas de algunas experiencias sueltas, también empezare una nueva saga como la anterior sobre la historia con mi actual pareja. No os olvidéis de comentar y de mandar correos si tenéis dudas, o algún comentario. Y por cierto si hay chicas leyendo esto, me gustaría que me hicierais saber si estáis interesadas en un relato desde el punto de vista de la chica.