Las Reinas (II)
Con engaños el hombre atrae a las chicas a un calvario de vejaciones.
Luego que el camión saliera del instituto tomó por distintas calles de la ciudad, evitando cualquier intento de persecución, pero como otras veces eso no ocurrió. Luego tomó para las afueras de la ciudad con su cargamento apretado en el piso oculto en el acoplado, y se internó por cerca de dos horas por caminos de sierra y descampados. Las reinas seguían en su lugar cada vez más intranquilas, pero tolerando el ruido y los bamboleos del camión por aquel camino. Luego de mucho el camión se detiene, y minutos después la puerta del contra piso se abre, las reinas bajan contentas de que el trayecto encerradas terminó, y miran a su alrededor.
Se encontraban frente a una gran casona de las antiguas que había sido remodelada su fachada de una manera bastante prolija, pero salvo la estructura no había otro edificio a varios kilómetros de distancia. - Dónde nos trajiste - preguntó Cristina - Al fondo pasan toman una sopa y les van a dar ropa, ¿o piensan seguir con esa?- dijo el gordo caminado para rodear el caserón. Susana se miró la ropa del instituto de un color ocre con la insignia bordada, y pensó que tenía razón, por lo que siguió a sus amigas que empezaban a caminar tras aquel hombre - ¿Quién vive aquí?- dijo Sol - Menos preguntas nena, si no te gusta anda tranquila y por la sombra- dijo el hombre Entraron al caserón por detrás y se encontraron con la cocina, muy grande y bien armada, pero el hombre no se detuvo allí sino que abrió una puerta de hoja gruesa y desapreció por allí seguido de Cristina y de Sol pisándole los talones, de pronto en la oscuridad manos salieron de todos lados tomando a las jóvenes, quienes no pudieron ni gritar y fueron amarradas y les pusieron una cinta en la boca en una abrir y cerrar de ojos. Cuando Susana pudo ver se encontraban la tres juntas atadas en un sótano con seis tipos sin incluir al gordo frente a ellas. - Bien hoy no te podés quejar Rengo - dijo el gordo - Para nada oso, con estas tres pagas todo - le contestó un tipo bajito de traje - Las pelotas, con una te pago la ultima cuenta - Y qué vas a hacer con las otras dos comerlas - No esto es lo que vamos a hacer, yo me quedo con la rubia, y con la otra te pago estadía, y el cuartito que siempre te pido para tener a la rubia hasta que la entrene, qué tal - el Rengo se acercó a las reinas y las miró a las tres, como quien mira ganado.
- Bien, por el momento ok, pero después pulimos detalles.- dijo el Rengo tomando la mano del oso. A una señal las tres fueron levantadas y arrastradas para distintos lugares. Susana no dejaba de decirse que había sido vendida, sin poder entender todo lo que aquello significaba. La entraron en una habitación amplia pero sólo con una cama en el medio y un baño atrás, ella fue desatada y la dejaron encerrada en la habitación. Al otro día entró El Oso, canturreando una canción, ella había llorado gritado y golpeado la puerta durante ese tiempo y aunque estaba exhausta no se tendió en la cama de hierro, ni por un instante - Bien, bien, bien. Así que aquí tengo al gato salvaje - Susana estaba apoyada contra la pared, pues sus piernas se le aflojaban - sos muy linda sabes, me voy a tomar mi tiempo entrenándote. - Entrenarme para qué - casi gritó asustada Susana - Cómo para qué, con ese cuerpito van a pagar buena plata por encamarse con vos. Un frió recorrió la espalda de Susana, y sus piernas no la sostuvieron. El oso la agarró del brazo y la arrastró al baño. Luego abrió la ducha y la metió con ropa y todo. - Sácate la ropa y báñate.- Susana no se movió
- sos dura - un cachetazo hizo que golpeara su cabeza contra la pared, luego se vio levantada de los pelos y su cara dio contra la ducha. - Ahora me escuchas perra, aquí si lloras o gritas nadie te va a escuchar, pero si me haces caso no vas a llorar tanto como si te haces la dura, me entendés - Susana sólo lloraba mientras un leve chichón crecía en su frente. - Ahora quítate la ropa y báñate mientras te miro- el oso la soltó y se alejó unos pasos. Susana entre llanto comenzó a desabotonarse la camisa gris del uniforme quedando con un corpiño elástico que sujetaba muy bien sus dos bellos globos de carne. Luego fue el turno de las zapatillas y las medias, seguido por la pollera, se detuvo. El oso no perdía detalles del cuerpo de Susana quien en ropa interior dejaba que el agua la mojara.
- Bien bebe sácate ese corpiño, y la tanguita - lentamente Susana le dio la espalda y se sacó el corpiño, y así de espalda desliza su tanguita por las piernas y queda tirada en el suelo junto a toda su ropa mojada - Date la vuelta y no te cubras con las manos
Susana ya no lloraba pero los sollozos hacían que su cuerpo se sacudiera, haciendo que sus senos se movieran ligeramente de arriba hacia abajo - Qué manjar, hay tenés una esponja y jabón, lávate bien, y luego te espero en la habitación, si tardas mucho voy a venir a buscarte y te va a doler mucho, pero si venís y te portas bien todo termina rápido, aunque mirándote bien no creo que muy rápido - dijo riéndose y dejando sola a Susana en el baño Susana se quedó bajo el agua caliente hasta que él la llamó, se envolvió en una tolla y salió del baño. El oso estaba desnudo en la cama, tenía una panza grande, pero sus brazos y piernas eran grandes por musculatura no de grasa. Él se levantó de la cama se le acercó moviendo su gran miembro que aun dormido era grande, y tomándola del brazo la lleva a la cama, luego la tira en ella quitándole a la vez la toalla, así desnuda, quedó en la cama llorando otra vez - Por favor, no lo haga por favor, no me lastime, déjeme ir por favor - Soñá mi amor - dijo acostándose lentamente encima de ella- sabes cómo te voy a coger, cuando termine con vos te vas a acostar con diez tipos por noche y ni cuenta te vas a dar - Dijo besándola en el cuello y bajando hasta sus pechos, Susana no podía resistirse, pues él la tenía inmovilizada con su peso, y mientras él le tomaba las manos. Con su boca lamía y chupaba los pechos de ella. Cuando él la soltó ella intentó escapar pero él la tomó del pelo y le volvió a dar un cachetazo, pero como seguía peleando le ató las manos a la cama de hierro - Ahora vas a ver lo que es lindo - dijo abriéndole las piernas a la fuerza, y jugueteando con su raja. Luego toma su pene que había crecido considerablemente, y le apuntó, luego con un poco de trabajo, ya que ella no dejaba de moverse para evitar ser violada logra que la cabeza entre apenas en su apretada argolla. - No por favor, nunca lo hice, por favor, no puede ponerme eso me va a matar, AHH, no, me duele, AHHH, ME ESTA ROMPIENDO, AHHHH, AHHHYYYAAA, BASTAAA, NO ENTRA, NOO NO MASSAHHH AYAHHH, AYYYAAAHHHHH, AYYYAAAHHHHH, ME DUELE , ME DUELEEEEEE AAAAAAAYYYYAAAAHHHHHHHHH- Lentamente se iba abriendo paso en la virginal vagina de ella. Mientras ella gritaba y suplicaba. Sólo cuando entró una buena parte se detuvo y dejó que la vagina fuera adaptándose a su violador. Mientras él, se deleitaba saboreando los duros pezones de ella. Con las dos manos amasaba sus pechos, y mordía delicadamente un pezón y luego otro, para luego ponerse todo lo que entra en la boca y lo chupaba con fuerza. - Bien mi amor, mírame a la cara, sí así, por que hoy vas a saber por qué me llaman el oso - No, me duele mucho, sáquemela por favor, sólo un rato por favor AAAAYYAAAAHHHHHHHHHHHHH- El oso la había sacado un poco sólo para clavarse entero dentro de ella sacándole un grito y causándole un terrible dolor. Luego empezó a bombearle dentro fuera lentamente, saliendo casi todo para volver a entrar, así mientras ella retorcía su cuerpo pero él tomándola de la cintura, y saboreaba a la adolescente que se estaba violando
Ves mi amor que no es tan difícil ahhhh, ahhh, ahhh, ves, si te portas bien vas a tener este premio entre tus piernas ahhha ahhh, sí mi amor, te voy a dejar mi leche , sí,sí,siiii AHHHHH- y dando un fuerte envión se vacía dentro de ella, pero lejos de sacarla la deja toda enterrada, en su vagina. - Qué apretada que estás -le dice besándola tiernamente en los labios-, me voy a echar otro polvo así sin sacarla, qué tal rubia te gustaría.
Por favor ya sáquela me duele mucho, por favor, ya tomó lo que quería, sáquela, me duele Él puso nuevamente sus labios sobre los de ella y sacando su lengua empieza a entrar en su boca, ella no quiso abrir sus dientes, pero él le empezó a retorcer un pezón para que se diera cuenta de quien mandaba, y ella cedió Y dejó que la lengua de él también la penetrara, y él la besó procurando con su lengua tomar la de ella, mientras sus caderas se movían nuevamente entrando y saliendo otra vez. - Haré un trato con vos rubia, si me la chupas, y te tragas lo que te doy, te dejo descansar, ¿qué tal ? - ella no contestó, así que él empezó a moverse fuerte procurando lastimarla más, por lo que ella sin poder aguantar ese aparato taladrando su entrepierna acepta. - - Bien mi amor, ahora vas a sentir el sabor de un hombre- Y saliéndose de ella la desata, Susana se dejó bajar hasta la altura del pene y no se resistió cuando él le acercó el pene a la boca, sólo la abrió lentamente, y fue dejando que entrara aquel terrible instrumento, el cual traía los restos de semen y de su virginidad en él. Pero como ella cerraba fuerte los ojos no pudo ver esto. Susana se daba cuenta de lo humillante que era para ella hacer lo que él le indicaba como ser chuparla o pasarle la lengua y besarlo, pero lo prefería a tenerlo dentro de ella por lo que procuró hacer todo lo que le pedía, así no repetiría aquel calvario. El oso la tomaba de la cara, o manoseaba su cuerpo sin restricciones, ya que Susana era como una muñeca y se quedaba mamando mientras él le hacía cambiar de posiciones, después de un rato así sin más el oso clavó su verga en la boca de ella y tomándola con las dos manos le empezó a bombear como si fuera una vagina acabando de una forma ruidosa dentro de su boca, obligándola a que se tome todo, y no se la sacó sino hasta que se la dejó limpia. - Ves que no es difícil, chupas como una buena puta, anda a darte otra ducha y vení a dormir a mi lado que cuando despertemos seguro seguimos. Susana se fue caminando con problemas ya que le dolía mucho la vagina, pero no iba a hacer que él se vuelve a enojar, por lo que a los pocos minutos ya estaba bañada y acostada nuevamente al lado del oso, quien luego de manosearla un rato se durmió abrazándola. Continuará...