Las redes de la niñera (2)

Continua la confesión de un hombre a su niñera, espero que les parezca mejor que la primera parte.

La Niñera II

No era tan importante ocultarle las cosas a mi esposa, pues ella también tenia que ocultar. Una tarde te llamó para que la acompañaras a un centro comercial, queria llevar al pequeño y poder hacer compras a gusto, era una salida de placer para comprar ropa, discos, algún juguete. Te la pasaste de maravilla, te invitó a comer y platicarón bastante, las dos son mujeres guapas, inteligentes y con inquietudes, tenían mucho de que hablar.

Cuando ella dijo que ya había terminado, te preguntó si ya te querias ir, tu te sonrojaste y le dijiste que tenias ganas de hacer algo mas pero que te daba pena, preguntó que querias y dijiste que querias comprar ropa íntima. Ella sonrió complice. Además pensandolo bién, que buena idea habias tenido, ella también se compraria algo. Eres tan malvada en verdad, pidiendole consejo y alagandola diciendole que una mujer como ella podía enseñarte tanto hacerca de los hombres. Me parto de risa de imaginarla ayudandote a escoger algunas cosas que luego llevarias puestas para nuestros encuentros, talvez esos calzoncitos rosas de mallita casi transparente de nuestra primera buena cogida en la casa de tus papas en Cuernavaca, o el top super escotado que deja siempre algo de tus pezones afuera del resorte...ese que deje hecho una lástima de tanto que le eyaculé encima.

Llegando a casa el pequeño estaba exausto y se durmió en seguida. Cuando pienso que nuestro hijo es el testigo de todas estas aventuras de su madre, y tu, y yo lo encuentro muy divertido, si le queda algún recuerdo por abstracto que sea no me quiero imaginar que clase de persona va a ser en su juventud. Ustedes se quedarón pláticando y se tomarón unas cervezas, luego le pediste que se probaran la ropa a ver que tal les quedaba, que te importaba mucho su opinion.

Primero fue ella y se puso ese conjunto amarillo con el dibujo de flores, se reian juntas y le pediste que lo "modelara bien" ¿te empapaste desde alli? ¿que tan bonita se veia sacudiendo las nalgas como si estuviera en una pasarela? Todo para ti.

Talvez me equivoco pero creo que había algo personal conmigo por lo que te interesaba tanto mi mujer, la posesión absoluta, coger conmigo y cogerte a la persona que comparte mi cama.

Ella se sentó, vestida todavía de amarillo y se tapó con la blusa, te tocaba a ti. Fue tan bueno lo que hiciste que me lo contó al detalle. Te fuiste a cambiar, creo que te pusiste ese conjunto verde de brassiere y tanga de una tela metálica, brillante, que casi, casi uno se refleja en ella, hiciste trampa y te hiciste la tímida ella te aplaudio y silbo como el público de alguno de esos sitos a los que habiamos ido en los últimos meses.

No estabas nada cohibida y sabias lo que ibas a hacer, te relamiste los labios como una leona y te lanzaste a la sala con esos pechos tuyos que solo miran hacia adelante y los tacones todavía puestos. Te le acercaste y bailaste PARA ELLA, los senos y la nalgas se los dejaste e centimetros de su rostro, de sus manos, otra vez ese olor que alguna vez percibimos flotando una noche al regresar a casa, que llenaba su habitación aqulla vez que dejaste el consolador fuera de lugar. Mi mujer te miraba sorprendida boquihabierta, salivando y mojandose visiblemente, acomodó la cadera hacia adelante y comenzo suaves movimientos en circulo y de delante hacia atras, tu lo notaste y comenzaste a pasar tu cabello por su rostro y sus senos.

La besaste en las cejas y las mejillas y te hincaste en frente de ella y fingiste acercar tu boca a su ingle y a sus pechos, ella solo se deslizó un poco mas hacia adelante acercandote su vulva que estaba que ardía. Le sonreiste y dijite que "no" con el dedo, te levantaste y dandole la espalda como si regresaras al baño a vestirte otra vez (moviendo de mas las nalgas obviamente). Te volteaste y le mandaste un beso, luego te pusiste en tus cuatro patas y caminaste hacia ella exagerando tu mirada traviesa y el movimiento de los hombros te movias como una gran gata. Tu ombligo y su sexo se tocarón, la abrazaste y apretaste con fuerza tus senos contra los de ella, con una mirada inocente le jalaste hacia abajo las copas de su sosten e hiciste lo mismo con el tuyo para que se tocarán sus pezones, al final la besaste en la boca y ella se dejó llevar.

Eres muy lista, no se quitarón nada mas, se abrazarón en el sofá y se rozarón y besarón hasta que de frotarse las piernas contra los sexos cada una se vino en la pierna de la otra. No intentaste llevarla mas allá de los besos y las caricias, y al acabar la hiciste que se volteara y te subiste a sus nalgas como un hombre y le besaste la espalda hasta que comenzó a gemir de nuevo, te bajaste dandole besos hasta la cintura, despues las nalgas, despues le diste un beso en el sexo por encima de la tela y la mordisqueaste aún mas las nalgas y la espalda. Pero te esperaste hasta la segunda vez que se vieron (insistite que fuera en el mismo hotel que nos veiamos nosotros) para desnudarte completa y ponerla de rodillas a comerte, y hasta la última vez que se vieron en nuestra casa para ir por los consoladores y pedirle que te lo hiciera como si el dildo fuera la verga de su esposo.

Se que planeaste que todo se descubriera, eres demasiado buena amiga nuestra para querernos hacer algo malo, asi que creo que te imaginabas que eramos una buena pareja y que esto nos afectaría permanentemente. Pero creo que eres adicta a jugar con la gente. Poco a poco hiciste que tus citas con cada uno de nosotros coincidieran con momentos de nuestra vida donde fuera mas difícil mantener el secreto, o no cometer algún error. En pocas palabras lo planeaste todo para que tarde o temprano tuvieramos que dar explicaciones o decir alguna mentira para no ser descubiertos. Solo te acostaste tres o cuatro veces con cada uno, asi de rápido nos pusiste en un enredo. Al final tuve que ser yo el que metiera la pata, cuando lo supo ella confesó lo suyo también.

Pasamos dias perplejos y extrañados sin acabar de entender, por eso no te hemos llamado en un mes, dias extraños en los que los dos sabiamos que lo natural sería aceptar que ambos habiamos cometido un error en común. No se si lo que nos estorbaba era que no estabamos seguros de si lo correcto era perdonarnos mutuamente, querer una disculpa o pedir un perdón suponia reconocer que habiamos actauado mal... pero no estabamos seguros. En el fondo se que tampoco estabamos seguros de estar arrepentidos de lo que habiamos terminado haciendo, y sin arrepentimiento no vale nada el perdón. Ayer finalmente cenamos en la casa una "cena de la paz" y entre rollos de sushi y vasos de mezcal nos contamos otra vez la historia desde el principio como amigos. Al final estabamos cachondos y los dos teniamos la misma idea en la cabeza "haz conmigo lo que hiciste con ella", fue fabuloso, aunque te confieso que a mi nadie me va a meter un dildo.

Pero no bastó, algo se quedó a medias y creemos que ya sabemos de que se trata; queremos cogerte juntos los dos. No vayas a decirme que no, nos lo debes, si te niegas no volveremos a ser tus amigos. Es la única forma de que nos sintamos bién de nuevo, siendo complices en algo compartiendo el mismo juego. Por eso es que te escribo. La semana que viene ella te va a llamar para que vengas a cuidar al niño, te prepararemos una cena digna de la princesa que eres, luego te tomaremos entre los dos. Te pido que te vistas para la ocasión; de princesa o de puta, tu decides.

Un abrazo.

PD. Esta historia es una ficción. Hace unos tres años viví por primera vez en mi vida la experiencia del acosó sexual femenino precisamente por parte de una de mis alumnas. Despues de muchas insinuaciones, una chica unos quince años mas joven que yo (atractiva sin duda), me invitó con otros compañeros a jugar billar a su casa. Al final nadie llegó mas que yo. Durante el juego de billar me llevé un par de nalgadas, y unas buenas enseñadas de escote, y rozadas con lo mejor de las curvas de la chica, al final despues de soportar todo ese castigo me invitó a ver unas fotos que le había tomado una amiga, no eran desnudos pero en casi todas las fotos salía posando unos conjuntos de ropa interior o unas faldas que generalmente uno solo ve en ciertas páginas de internet. Y las posturas eran siempre muy provocativas

Lamentablemente mi mujer estaba pasando por una etapa muy mala de su vida y sentí que de caer en el juego de mi jovén amiga yo sería el peor de los patanes. Me resistí, y huí de allí no se si como un esposo fiel, un amigo valioso, o un debíl sensiblero. De cualquier manera esta fantasía esta dedicada a esa chica.

Y si alguna chica de veinte y algo quiere intercambiar fotos, tomarse un café conmigo, hacer un par de fantasias realidad, y talvez con -mucha imaginación- hasta seducir a mi esposa y a mi juntos... allí esta mi mail.

Gracias.