Las pruebas de Carlitos (2)

La experiencia con Carlitos despierta en Silvia, de manera involuntaria, toda la pasión que llevaba dentro... escondida hasta entonces.

Las Pruebas de Carlitos (2)

Esta es la continuación de mi primer relato Las Pruebas de Carlitos (1) . Recomiendo su lectura previamente para poder entender ésta y las otras partes que siguen. Atendiendo a sus sugerencias he dado forma a las fantasías en el subconsciente de Silvia, la tía de Carlitos. Le dedico ésta parte dos a los amantes de los relatos hard que tuvieron la gentileza de escribirme.

Canela X

"Así, cada mañana

de mi vida

traigo del sueño

otro sueño"

Pablo Neruda

Esa noche dormí plácida y profundamente, aunque no participé activamente en la "experiencia de exploración" que Carlitos tuvo conmigo estaba realmente exhausta y no tardé en quedarme profundamente dormida... me sentía en las nubes…muy relajada… hasta que comencé a tener un sueño… un sueño muy extraño pero excitante a la vez. No soy de tener sueños eróticos, ni siquiera recuerdo bien cuando tengo de los comunes y corrientes… pero, no sé por qué esta vez soñé con una claridad y detalle inusitados, inicialmente sobre un evento de mi vida que casi había olvidado de mi etapa de secundaria. Si bien ocurrió algo realmente hace mucho tiempo no terminó tal como lo soñé… específicamente me refiero al día en que el profesor de química magreó a su antojo mi trasero. Uff… química… esa materia que además de ser un martirio para ciertas cabecitas no tan abiertas ni aptas para las ciencias, fue un martirio adicional por el hecho de tener que soportar al "profe" que -se notaba a leguas- nos miraba a todas con ojos no tan paternales en ciertas ocasiones… por ejemplo, cuando por movernos en los asientos se nos subía la falda mas de la cuenta mostrando parte del muslo o a veces hasta dejar ver un poco la truza (obviamente sin querer)… y en especial en los recreos, donde el practicar coreografías o hasta tener un chupetín en la boca eran para él, y su sabe Dios que tan retorcido interior, el más provocador e insinuante de los actos. Nada se escapaba a esos pequeños ojos detrás de esas anticuadas gafas… nada.

Por cuestiones del destino un día me quedé sola y rezagada a la salida de clases, guardando mis cosas, con la mochila en el suelo… agachada. No me percaté de que el profesor – un hombre gordo y calvo de unos cincuenta años aproximadamente en ese entonces- me miraba como si estuviera hipnotizado… embobado, ... y la verdad no lo culpo ahora, es decir, imagínense a una muchacha de cuarto de secundaria, entre 15 y 16 años, trencitas... con uniforme escolar –blusa blanca, faldita tipo escocesa, medias blancas a la rodilla etc- sola y agachada ofreciendo sin querer un voluptuoso trasero fuera de lo común para esa tierna edad… era de no creer… y de tontos no aprovechar.

Ahh… Silvana… -logré escuchar casi como un susurro al momento que sentía un par de impertinentes pero decididas manos en mis glúteos, los mismos que de haber sido hechos de masa, en breve estarían listos para empezar a hacer los bollos… ¡vaya amasada me daba el hombre en mis ahora adoloridas nalgas!… como si se fuera a acabar el mundo… todo de manera tan febril que casi me levanta completamente la falda. Habrían sido segundos… un minuto completo a lo más, que a mi me pareció terriblemente eterno… y aun recuerdo esa respiración… esa profunda, fuerte y acelerada respiración… que parecía la de un toro a punto de embestir.

Me quedé helada, en realidad me asusté tremendamente. Giré la cabeza en la posición en la que estaba para mirarlo y pude ver su rostro transformado… no era el de todos los días… era el rostro de un hombre lujurioso, dejándose llevar irrefrenablemente por sus más bajas pasiones.

Salí corriendo asustada dejando todo. "Silvana… Silvana…" gritaba el profesor (jamás supe porqué me llamaba así… a pesar de haberlo corregido ya varias veces "mi nombre es Silvia, profe…" ). Nunca volvió a pasar nada ni se comentó lo que ese día sucedió con nadie… nadie en realidad nos había visto y yo no toqué el tema jamás, él tampoco volvió a intentar siquiera hacer algo conmigo… pero en mi sueño todo fue distinto… es más… a diferencia de lo que sentí en la realidad, en mi sueño sentía placer… mucho placer… y excitación al sentir mi trasero acariciado con esa pasión casi enfermiza. Si… era terriblemente excitante ahora. Toda mi piel extremadamente sensible… cada uno de mis poros suplicaba ser acariciado… mis senos, piernas, espalda… pero sobre todo mi trasero… mi tan deseado y envidiado culo el cual se había convertido ahora, repentinamente, en una zona de extremada sensibilidad cuasi-clitoriana.

Un detalle curioso… mi sueño se daba en tercera persona… me recordaba doblada sobre la carpeta del salón y me veía… ¡me podía ver! ¿nunca han experimentado un sueño en el que sean testigo y parte? Me podía ver y podía sentir lo que me hacían… cómo me iba mojando y excitando… y también lo veía a él, tal cual como estaba ese día: con su camisa blanca de mangas largas –que a duras penas podía mantener en su sitio su pronunciado abdomen- y sus pantalones marrones sostenidos con tirantes… sudoroso en plena labor, pero ahora como no salí corriendo, se había pegado mas a mí… casi me aplastaba contra la carpeta empujándome con su paquete que podía sentir duro, muy duro. Podía sentir su peso encima aplastándome… todo el peso de su barriga en mi dorso… su calor… yo estaba aferrada al tablero de la carpeta sintiéndolo completamente Silvana… mi Silvanaa me decía casi susurrando mientras me besaba en la nuca, el cuello… y luego con sus labios haciendo cierta presión, atrapó el lóbulo de mi oreja izquierda tirando de él ligeramente haciendo que apoye mi mejilla derecha en el tablero… su lengua se metía, húmeda y hábil cual serpiente en mi oreja que ya estaba a su merced… se movía… la humedecía… sentía su baba como me mojaba y me estremecía mientras seguía trabajando mi trasero y esa respiración… esos resoplidos, esa acelerada, profunda respiración que sentía en la nuca y espalda conseguían en mi rajita la mas abundante humedad de mis tempranos años. Durante el sueño, justo en ese instante, recuerdo haber tenido un increíble orgasmo precisamente a la vez que él me levantaba la faldita rápidamente y me bajaba la truza blanca… dejando al descubierto mi voluptuoso trasero… mi culo prieto tan deseado por él. Con la misma rapidez se bajó el cierre del pantalón y sacó su pija dura… podía verla… roja… casi morada y brillante en la punta… no tan larga como gruesa… muy gruesa. La sentía directamente sobre mi piel, caliente… dura… las gotas de su sudor seguían cayendo sobre mí. Toscamente me pasó la mano por la cara para limpiarme su sudor… pasando sus dedos sobre mi boca se detuvo y su dedo índice quedo justo entre mis labios… abrí la boca y lo atrapé… comencé a lamerlo, jugaba con mi lengua… y empecé a chuparlo. Eso lo calentó mucho que rico putita… mójalo bien podía adivinar sus intenciones así que me apresuré a dejarlo bien mojado. Lo sacó de mi boca y lo dirigió a mi culito… entre mis nalgas… buscaba mi hoyito. Quería meter su dedo a toda costa… poco a poco iba venciendo la resistencia de mi agujerito nunca… jamás explorado.

Ahh…mmm me quejé pero no para que se detenga sino, en una mezcla de dolor y placer, para incentivarlo mas en su tarea… así logró meterlo hasta la mitad y empujaba más y más… casi hasta el nudillo gracias a mi saliva. Estuvo un rato con él en mi interior hasta que mi agujero se acostumbró a recibirlo, comenzó un mete y saca lento al inicio para luego ir acelerando… podía sentirlo entrar y salir, hasta que decidió meter otro más

Sacó los dedos de mi culito y los llevó hacia mi boca para lubricarlos con mi saliva, tan rápido que no me di cuenta hasta que los sentí totalmente dentro de mi boca… podía sentir el sabor de mi culito que en otras circunstancias sería desagradable, pero ahora me calentaba mas… me dediqué a ensalivarlos frenéticamente… los sacó y los llevó a mi agujerito que cada vez se dilataba mas.

Ahora vas a saber lo que es bueno mi putita, ¿crees que no me daba cuenta de que siempre me calentabas a propósito? ¿querías esto verdad?… con sus dos dedos metidos completamente en mi agujerito -podía sentir como los giraba dentro- comenzó el mete y saca que me hacía vibrar y que terminó por convencerlo de que estaba lista.

Cogió su pija y la dirigió a mi hoyito ya bastante trajinado. Sentí su punta caliente… distinta a sus dedos… caliente, muy caliente y considerablemente más gruesa. Iba entrando y en la posición en la que me encontraba podía sentir los sonidos que él emitía, mezcla de gruñidos y resoplidos de excitación. No podía negar que eso me calentaba más… sentir su peso… su sudor encima mío y la vara caliente que ahora me estaba taladrando las entrañas ahhh ayy dejé escapar un quejido que fue la largada para el inicio de un bombeo que comenzó suavemente hasta llegar a un ritmo frenético que terminó por hacer crujir la carpeta en la que estaba prácticamente aplastada. El dolor y placer combinados nunca los había experimentado hasta esos límites… las embestidas eran tan fuertes y seguidas que sentía que casi me iba a desmayar… estuvo como quince minutos en ese plan, haciendo gala de un vigor que no le hubiera imaginado jamás. Inclusive llegó un momento en el que pensé que no pararía nunca hasta que de repente sentí que su cuerpo se arqueaba, a la vez que me sujetaba fuertemente…se rigidizaba… era el anuncio de lo que esperaba sucedería tarde o temprano: pude sentir un chorro abundante y caliente… interminable, recorriendo mis intestinos. Por la cantidad de su corrida parecía que había estado contenido mucho tiempo. Finalmente se quedó exhausto y se dejó caer sobre mí, dejándome sentir todo su peso… su hedor y su abundante sudor. Aun tenía su pija dentro de mi culo aunque empezaba a sentir que perdía su dureza. Yo estaba exhausta también, me dolía todo y me sentía llena… aplastada contra esa carpeta tenía casi adormecido el cuerpo de la cintura para abajo. En eso se incorporó lentamente, sacando su pija que deslizó sin problemas… me quedé echada sobre la carpeta agarrándome ya que mis piernas no me soportaban. Se quedó mirándome con una cara de viciosa satisfacción, deleitándose con el espectáculo que daba mi culo expulsando borbotones de semen que sentía recorrer por mis piernas.

Sentí nuevamente sus manos en mis nalgas separándolas para facilitar la salida de su leche… en eso… me sentí muy mareada, todo daba vueltas y se me nublaba la vista… estaba aturdida y creía que era el preámbulo de un desmayo… hasta que una penetración violenta en mi hoyo nuevamente me hizo reaccionar y ver lo que pasaba a mi alrededor… estaba ahora en otro lugar… y en otro momento de mi vida. Podía ver perfectamente cómo ahora Roberto me follaba el culo sin miramientos mientras un tipo me sostenía y me besaba a su antojo… delante de sus amigos que me veían, se reían… y se masturbaban!

¡Eso no paso así! Recuerdo perfectamente como fue en realidad! Justamente terminé con Roberto (un ex enamorado) por faltarme el respeto borracho delante de sus amigos. Tenía yo 19 años y fue en la reunión de cumpleaños de una prima mía, amiga de él y de su grupo de amigos también.

En casa de ella, para ser exactos debajo de la escalera, había un bar que de noche tenía una iluminación muy tenue. Precisamente ahí era donde estaban reunidos y tomando Roberto con tres de sus amigos. Se habían separado del grupo que bailaba en la sala porque encontraron la manera de abrir el bar y sacar los licores de mi tío. Me acerqué para decirle que parara la mano por lo avanzado de la hora y por la cantidad de licor que ya había tomado antes de llegar… yo llevaba una blusa blanca algo escotada con una minifalda negra, pantimedias del mismo color, zapatos de tacón y un pañuelo en el cuello. Al dirigirme a ellos me sorprendió escuchar comentarios de sus amigos sobre lo "bien que estaba" y eso no parecía molestar a Roberto, al contrario, parecía orgulloso.

si… bien rica mi negra… ¿no muchachos?

Basta, Roberto… has tomado mucho, ya tenemos que irnos.

¿Qué cosa? ¿Estas… bien loca no? ¿Cómo se te ocurre que me voy a ir… ahora que recién estamos empezando a divertirnos? Mira zambita, el trago es gratis y abunda… así nomás de esto no hay. No conoces a los muchachos, ¿no? Este es Julio,….

Jalándome del brazo me los fue presentando uno a uno y, más por educada que por amable, fui dándoles un beso en la mejilla. Pude darme cuenta que todos estaban tomados pero el del estado más crítico era Roberto, que con un vaso en la mano intentaba mover la cabeza al compás de la música.

¿Por qué no te animas un poco, negrita? Baila con Julio… mira que se le ven las ganas

No quiero ser descortés, pero ya debemos irnos – dije mirando y sonriendo al referido Julio, un tipo alto y gordo al que se le notaba algo desaseado.

Tonterías… a bailar! –fue lo que escuché de Roberto antes de que me tomara por el brazo y me arrojara prácticamente sobre el tal Julio que ya se había puesto de pie.

El tipo me tomó firmemente mientras se movía al compás de la estridente música… para mi mala suerte cambiaron a una lenta.

Traté de zafarme pero fue inútil. Mientras seguía a la música, el tipo me aferraba y me jalaba hacia él. La situación era incómoda, no podía entender cómo Roberto permitía que uno de sus amigotes bailara conmigo así.

Sentía una de sus manos bajando por mi espalda mientras escuchaba lo que decían los otros

Oye Beto… tu jerma tiene un culazo de campeonato.

Jajajajaja suave, compadre, pero si… es cierto… y es mío, ojo. ¿Quieren verlo?

Si!!!.

No podía ser cierto… dicho esto, y con una rapidez y destreza inusitadas, Roberto me levanto la falda y me bajó la truza, dejando al descubierto mis nalgas, mi culo a vista de todos.

La algarabía fue total... y pude sentir las miradas de todos esos enfermos.

¡Imbecil!! –grité humillada.

Me safé del tal Julio y le propiné una sonora bofetada a Roberto. Me acomodé como pude y salí corriendo… llorando.

Esa fue la realidad, así terminé con Roberto… pero ahora en mi sueño había pasado a esa etapa traumática de mi vida… y esta vez era diferente!

Roberto me había subido la falda y bajado la truza aprovechando que Julio me aferraba fuertemente… y me comenzaba a besar en la boca.

Sentía su aliento a cigarrillos y licor… su lengua queriendo entrar a mi boca… mientras Roberto masajeaba mis nalgas y sus amigos hacían comentarios:

Que tal culazo, Beto.

¿No les dije? – dijo a la vez que me separaba las nalgas. Miren ese hoyito… - metía una mano entre mis piernas y un dedo a mi rajita… luego otro mas… y los movía dentro de mí.

Hummmmmmm, -exclamé más por la violencia del acto que por excitación… pero fue mal interpretado por todos.

Esta negra está arrecha… miren como está mojada. –dijo uno de ellos al ver los dedos mojados que sacó Roberto de mi vagina. Chupándolos agregó: ¡qué bien sabe!Démosle marcha, muchachos. –dijo a la vez que él y sus amigotes sacaban sus penes y se comenzaban a masturbar en la oscuridad.

Sentí unos dedos hurgar mi ano profundamente y a Julio magrear mis tetas, besarme o babearme mejor dicho, a la vez que se desabrochaba también el pantalón.

La magreada del tal Julio, así como los ajetreos de Roberto mas el morbo de que nos veían otros terminaron por hacer que mi rajita se inundara… estaba súper excitada.

Julio trataba de meter su pene en mi raja mojada a la vez que Roberto metía la punta de su pene en mi culo… esa situación aceleró mi corazón

Ayyyy, -exclamé por el dolor que sentí en mi vagina ya que Julio tenía una verga muy gruesa que entró rápidamente por lo muy lubricado de mi canal. Eso pareció excitarlo porque comenzó a bombearme parado, metiéndola hasta el fondo. ¡Qué estrechita es esta zorra! – exclamó.

Roberto trataba de dilatar más mi ano, ya que no podía hacer entrar completamente su verga… me metió uno, dos, tres hasta cuatro dedos de una mano que me hacían ver las estrellas del dolor. Escupía en mi hoyo, lo lamía y metía la lengua hasta que se decidió a meterla.

Julio me cargó y puso mis piernas alrededor suyo sin dejar de penetrarme la vagina. Eso facilitó a Roberto la tarea de taladrarme el culo ¡Qué acolchadito es este culo!Parece una almohada decía mientras me penetraba.

¡Si, hijos de puta, pártanme con sus vergas!! -grité producto de la excitación del momento… ese fue el detonante para que los dos comenzaran a bombearme como bestias… como si el mundo se fuera a acabar… podía sentir sus dos vergas dentro de mí, casi tocándose. Parecía una muñeca de trapo en manos de ambos hombres que pugnaban por taladrar mis entrañas de distintas maneras.

Ellos también estaban excitados… el morbo de la situación era increíble. El primero en correrse dentro de mí fue Julio quién tenía su lengua metida totalmente en mi boca al momento que sentía como su chorro me inundaba internamente… es indescriptible el placer que sentía ante cada convulsión de su cuerpo. Tuve un orgasmo increíble en ese instante.

Siguió un rato moviéndose dentro de mi y yo le devolví el beso húmedo que el me dio primero.

Ahhhhh…. Escuché de Roberto al momento que llenó de su leche mis intestinos… su corrida era interminable… sacaron sus vergas de mí y Julio dejó de sostenerme.

Las piernas no me respondían así que caí de rodillas al piso… de mi raja y de mi adolorido y enrojecido culo sentía que escurrían hilos de semen caliente

Roberto y Julio se sentaron exhaustos… ¡ Qué buena es esta zorra culona, Roberto! No exagerabas -comentó vulgarmente Julio.

Ya que estás ahí… límpianos las vergas, zorra. –ordenó Roberto.

Me agarré de sus vergas y comencé a chuparlas como si fueran un delicioso manjar… el sabor de mis propios jugos y de mi culo en las vergas de este par me pareció delicioso

Basta… ahora has acabar a mis amigos. – no terminó de decirlo y ya a mi lado tenía un par de vergas gordas y mal olientes… no podía verles la cara a esos tipos pero su higiene era pésima.

Más por la excitación que nada, me llevé la primera a la boca… estaba dura, caliente y con sabor a orines… no me dio tiempo a reaccionar: el tipo tomó mi cabeza y metió toda su verga en mi boca de un solo tirón. Eso, putita, aguántatela todita….

Arghhhpppllll… solo podía emitir como protesta porque el tipo metió su verga hasta tocar con la punta mi campanilla… me ahogaba… me asfixiaba… permaneció así lo que para mí fue una eternidad… me iba a desmayar… hasta que la sacó rápidamente. Tomé desesperadamente todo el aire que pude y comencé a toser… la cantidad de saliva que chorreaba por mi mentón era abundante

Sin tregua, el otro tío me embistió la boca con su falo. Comenzó a bombearme la boca "lacalacalacalaca " podía escucharse de mi boca ante el mete y saca criminal y sin piedad de este tipo… mas rápido… más rápido… como se había estado masturbando no tardó en correrse, pero lo hizo con la verga adentro de mi boca, en lo mas profundo de mi garganta

Ahhhhhhhhh, gritaba el hombre a la vez que una serie de arcadas y tos terminaron por tumbarme… parecía que el tipo no se había corrido en días porque por poco me ahoga con la cantidad de leche que salió de su verga y que en su mayoría no pude evitar tragar… al toser de todas formas voté una buena cantidad que me salía hasta por la nariz… los presentes celebraban la hazaña con risas burlonas y palmeándome el trasero.

Falto yo, putita, dijo el tipo que casi me asfixia minutos antes. Como estaba tirada en el suelo me puso boca arriba y se echó sobre mí como para hacer un 69, me metió la verga a la boca… hasta el fondo y comenzó a bombear con tanta fuerza que me volteaba la cara, a la vez me metía los dedos en mi rajita y jugaba con mi clítoris. El dolor que sentía en la comisura de los labios era terrible… lo peor fue su corrida: al momento de correrse le dio un espasmo que le hizo metérmela toda hasta el fondo y correrse así en mi boca… en lo máximo de profundidad… me asfixiaba nuevamente y sentía mis ojos salirse de sus órbitas… sentía casi estallar las venas de mi frente… se me nublaba la vista.

Al sacar su verga y echarse a mi lado, tarde un poco en volver en mí. No pude evitar las arcadas… de mi boca y nariz salía el semen del último tipo mezclado con mi saliva

Estaba hecha un asco… tirada en el piso con la blusa y la falda hecha añicos y asquerosamente impregnada de semen y sudor, recordaba, que mi madre había lavado y planchado todo con sumo cuidado esa mañana. Fue una experiencia imborrable para mí… toda esa violencia sexual era excitante… realmente había gozado, disfrutado todo aquello… increíble.

Nuevamente siento, de pronto unos dedos en mi hoyo… con las últimas fuerzas que me quedaban trato de voltearme para pedir que me dejen cuando de pronto un mareo me invade nuevamente… me da vueltas la cabeza y de pronto me veo… en mi cocina!!!

Soy yo… ahora… actualmente… en la cocina de mi casa, doblada sobre la mesa de diario con la falda alzada y las nalgas bien abiertas por… no puede ser… era el doctor Arístides y ¡me lubricaba el culo metiéndome dos dedos untados en mayonesa! Tenía el pantalón y los calzoncillos abajo… la verga erecta… definitivamente iba a penetrarme. Me estaba preparando el hoyo… y yo parecía disfrutarlo!

Eso si definitivamente no pasó ni pasará jamás… ¿cómo podía tener la mente tan retorcida para pensar en algo así? Con el doctor Arístides ¿y en mi casa? ¡Qué loca estaba! ¿Qué podía motivarme a estar en una situación así con un señor de un metro y medio de estatura, calvito y de casi 60 años?

Un momento… sí… podía recordar cuando pudo pasar algo así. Fue hace dos años, en una fiesta de reencuentro de Hernán, mi marido, con sus compañeros de colegio.

Luego de la reunión en un conocido restaurante de la ciudad, mi marido invitó a unos amigos y sus esposas a tomar unos tragos en casa. Al salir nos encontramos con el doctor Arístides, que fue su profesor de biología y es muy querido por todos. Hernán lo invitó también y nos vinimos a la casa

Recuerdo que el pequeño hombrecillo no me quitaba los ojos de encima… y sobretodo del trasero.

Ya en la casa nos acomodamos y fueron llegando los demás… los elogios del doctor Arístides para conmigo eran ya a esas alturas un poco incómodos.

Amor, ¿voy a preparar unos traguitos, me alcanzas los vasos del armario por fa? –Hernán no perdía la oportunidad de demostrar sus cualidades de barman frustrado delante de la gente así que me dirigía a la cocina cuando el doctor me dice

Permítame ayudarla Silvita

De ninguna manera, doctor. Usted es nuestro invitado, siéntese que en un minuto regreso.

Insisto… son muchos vasos los que tiene que traer, no se le vayan a caer –dijo mirándome de la cabeza a los pies.

Bien… -tuve que aceptar.

Después de usted

Camino a la cocina podía sentir su mirada fija en mi trasero… que por su talla estaba muy cerca de la altura de su visual.

Llevaba puesto un vestido negro entallado y con la espalda descubierta. De más está decir que fue toda una sensación en la reunión: la admiración de los caballeros y la envidia de las damas… por mis formas traseras, principalmente.

¿Dónde están esos vasitos? –preguntó con un tonito muy gracioso.

Arriba en ese armario… -respondí, dándome cuenta que era yo la que iba a tener que pararse en una silla por lo hobbitesco de su tamaño y aspecto.

No se preocupe, Silvita, usted se sube y yo le sostengo la sillita así no se me cae por la incomodidad de ese vestidito que trae y yo aquí abajo le recibo los vasitos. ¿Le parece?

No me quedó más que aceptar. Me paré en la silla ayudada gentilmente por él de tal manera que tenía prácticamente el culo por encima de su cabeza, abrí el armario y cuando estoy por sacar el primer par de vasos, siento un par de manos enterrarse en mis nalgas. Me volteo enfurecida y lo veo ahora con la cara enterrada también en mí.

Oiga, enano enfermo ¿qué se ha creído? –increpé enfurecida.

¡Qué rico huele usted Silvita! –seguía repitiendo hipnotizado el viejo con la cara en mi culo.

Le metí una patada tan fuerte que no solo rompí mi vestido sino que lo lancé contra el refrigerador. Cayó como un muñeco sin cuerda, desparramándose entre el refrigerador y el piso…eso debió doler. Se puso de pie como pudo, se arregló el traje y se despidió: disculpe usted, buenas noches .

Al verlo salir hacia la sala todo rengo por el dolor, me dio hasta pena… si, pena porque el pobre viejo seguro jamás habría visto tan de cerca un culo de hembra en pompa y como éste menos.

Por la paz, decidí no decirle nada a Hernán. Desde la cocina se escuchaba la voz de los presentes preguntándole porqué se marchaba tan pronto.

Eso fue lo que pasó… pero qué sueño tan bizarro era el que vivía ahora!!

Me veía con el mismo vestido de esa noche levantado hasta la cintura, apoyada en la mesa de diario en la cocina… con una cara de lujuria increíble chupando un salero alargado como si de una verga se tratara y con el culo trabajado laboriosamente por el enano Arístides que, con un pote de mayonesa del refrigerador, se embadurnaba los dedos y los iba introduciendo con sumo cuidado en mi culo… escuchaba que le decía:

¿Te gusta lo que vez, papito?

Silvita, usted es lo máximo… que culito que tiene usted… enorme culito… repetía como un niño que no sabe por donde comenzar a comer solito un tremendo pastel. Siga chupando ese salerito… que me pone a mil.

Si… lo que digas, amorcito… -y comencé a chuparlo nuevamente.

La voz de Hernán se escuchaba desde la sala, riendo y departiendo con sus amistades. Desconocía que su esposita estaba siendo trabajada a pocos pasos por su ex profesor de colegio… era súper excitante

Con un pote de mayonesa sus deditos entraban con facilidad en mi culo… hasta casi toda su pequeña mano. Sentía como iba dilatándose más y más mi hoyo a cada entrada y salida.

Hummm, que rica manito, papi. Creo que hasta las dos juntas entran.

¿En serio quiere que pruebe eso, Silvita? –preguntó incrédulo.

Hummmm, sí –dije meneando mi enorme trasero, haciéndolo tambalear – esta noche todo esto es tuyo, chiquito.

No se hizo de rogar y a los pocos minutos tenía las dos manitas juntas (con anillo incluido) completamente embadurnadas de mayonesa entrando y saliendo de mi ya dilatado ano

Mira bien lo que hace tu putita, papi –le dije. Puse el salero ensalivado en la entrada de mi culo y comencé a meterlo lentamente mientras el separaba mis nalgotas que se veían mas enormes comparadas con sus manitos de enano. Entraba con facilidad, así que comencé el mete y saca cada vez mas rápido ahhh, ahhh, ahhhrico… mmmmm…..mmmmmmm

Qué rico, Silvita… y cómo lo disfruta… me tiene usted al palo, como se dice… y me mostró su pene erecto. No era gran cosa pero para el momento bastaba y sobraba.

Métemelo, papi. Todito a mi culito –dije con una voz que hasta a mí me sorprendió por lo arrechante que sonó.

Arístides se colocó sobre una silla y dirigió su verguita a la entrada de mi culo. Comparado con el salero eso no era nada… pero comenzó un mete y saca que me sorprendió por lo enérgico y rápido. Parecía que el hombre se me iba a desarmar de la vibración. Mientras me masturbaba escuchaba las voces en la sala... para apurar al doctorcito comencé a hablar

Ayyy, si papito, así… dame… todito… mmmm… que rico… sigue… no pares tigre

Ahorita, Silvita, ahorita le doy su lechita… ¿quiere lechecita?

Mmmmm si… todo en mi culito, amorcito, hasta la última gotita. –le dije acariciando su calva y jugando con los pocos cabellos de su cabeza

De pronto siento la aceleración de sus movimientos y el espasmo de su venida…. Aahhhhhhh quee rico culitooooooooooooo –gritó y su leche se abrió paso en mis intestinos.

En ese momento sucedió lo impensable

¿Silvia? ¿Qué pasó con los vasos que…? Por Dios… ¡era Hernán! ¡Y estaba por entrar a la cocina! Solo recuerdo que, en el momento que su mirada y la mía se encontraron en esa patética escena,… me desperté súbitamente.

Estaba sentada en la cama, agitada, acelerada y si… excitada… muy excitada. Vaya sueño… o sueños… que tuve. Todo estaba a oscuras… podía escuchar aún a lo lejos la bulla, el sonido de los vasos y la reunión que seguía abajo en el primer piso. Miré el reloj y me di cuenta que no había pasado mucho tiempo desde la "visita" que Carlitos me había hecho. Carlitos… sonreí… cerré los ojos y me quedé plácida y profundamente dormida… otra vez.

Espero que les haya gustado. Mil disculpas por la demora en estas entregas. Problemas personales y otras ocupaciones (entre las que incluyo el rompimiento con mi pareja de muchos años a fines del 2004 y las respectivas depresiones del caso) me alejaron del computador y/o me quitaron todas las ganas de seguir. Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a todos los que me escribieron felicitándome por mi primera entrega… muchas gracias… gracias por las críticas también. Estas nuevas partes han sido escritas tomando en cuenta todas sus sugerencias, en particular la segunda va dedicada a todos los que me dijeron que les pareció muy soft la primera…¿qué puedo hacer? Me gusta el soft y personalmente me siento mejor escribiendo hechos de erotismo sutil y cotidiano, es decir, cosas que a cualquiera le podría pasar en el momento menos pensado. Ofrecí contestar a todos y les juro que al inició traté de hacerlo, pero la cantidad de correos fue enorme… eso sí los leo todos y los espero a todos en elvira_lujan@yahoo.com.ar un abrazo y un beso a todos nuevamente.