Las primas y el cabo de la guardia civil

Un cabo de la guardia civil sorprende en el monte a dos primas hablando sucio.

-Una de mis fantasías es estar con un hombre que me domine y que haga de mí todo lo que quiera.

-¿Qué le gustaría que te hiciera, Guadalupe?

-Que me tratara cómo a una puta. Iba a gozar cómo una loca.

-Yo no tengo fantasías sexuales, cómo no conozco hombre

-¿Y mujer?

-Mujer, menos.

-¿Te tocas pensando en alguien, Gloria?

-¿Para qué, Guadalupe?

-Para qué va a ser, para correrte.

Gloria bajo la cabeza, y le respondió:

-No, pero sé lo que es correrse, me corrí varias veces en sueños.

-Hacerse unas pajas es cómo correrse en sueños, pero el sueño te lo inventas tú.

Las primas estaban debajo de un pino manso apastando las cabras Guadalupe y apastando las ovejas Gloria.

Guadalupe era una muchacha de estatura mediana, con el cabello negro y largo, rellena sin estar gorda, con mucho de todo, incluida belleza. Gloria también era morena, de su misma estatura, pero delgada y con poco de todo, menos de belleza, ya que era tan linda cómo su prima.

Detrás del pino estaba poniendo la oreja Marcial, que era un cabo de la guardia civil de 55 años, alto, moreno y de complexión fuerte, de baja por haberse roto un brazo y que había visto desde un otero cómo Guadalupe le levantaba la barbilla a Gloria y cómo le daba un pico. Siguió escuchando.

-¿Me dejas que juegue con tu coñito?

-No, prima, no estaría bien.

-¿Y con las tetas?

-No.

Guadalupe se abrió la blusa, levantó las copas del sujetador y Gloria vio sus tetas, unas tetas grandes, con areolas marrones y pequeños pezones. Guadalupe magreando las tetas, le dijo:

-Yo empiezo así para hacerme un dedo. ¿Quieres tocar?

-No.

Marcial salió de detrás del pino manso y le dijo a Guadalupe:

-¿Quieres que toque yo?

Las primas se llevaron un susto de los gordos. Guadalupe, bajando las copas del sujetador, le dijo:

-¡Qué susto!

Marcial, con voz de sobrado, les dijo:

-Así que sí, a las primitas les gusta hacer guarrerías.

Gloria, que estaba colorada, le dijo:

-Solo me estaba enseñando sus tetas.

-¿Y el beso, qué? ¿Sabéis la pena que lleva el escándalo público? Además de lo que dirá la gente del pueblo.

Sin levantar la cabeza, le respondió:

-Yo no hacía nada.

-Tú te dejabas.

Guadalupe ya tenía tablas. Levantó otra vez la copas del sujetador.

-¿Se olvidaría de todo si le dejo jugar con mis tetas?

-Olvidarlo no puedo, pero puedo hacer que el cuento muera aquí.

-¿Cómo?

-Si hacéis lo que yo os mande.

-Mande que obedeceremos.

Marcial le dijo a Gloría.

-Magrea las tetas de tu prima.

Gloria le echó las manos a las tetas a Guadalupe. Al sentir su esponjosidad y su suavidad le subió toda la sangre a la cara y se le puso de un rojo subido.

Marcial le dijo a Guadalupe.

-Desabotona la blusa de tu prima.

Hizo lo que le dijo y cómo Gloria no llevaba sujetador quedaron al descubierto unas pequeñas tetas casi triangulares con pequeñas areolas y pequeños pezones.

-Mámaselas, Guadalupe.

Guadalupe acababa de oír lo que quería hacer. Lamió las areolas y los pezones, chupó y después las metió enteras en la boca. Al rato le dijo a Gloria:

-Dale una bofetada por haberte comido las tetas.

Gloria le dio sin fuerza: "Plassss."

-Devuélvesela, Guadalupe.

Guadalupe le dio con fuerza: "¡¡Plassss!!"

A Gloria le dolió y se enfadó .

-¡Puta!

Le dio también ella con fuerza: "¡¡Plasssss, plassss!"

Marcial estaba gozando.

-Cómele la boca, Guadalupe.

Guadalupe se echó encima de ella y le comió la boca. Marcial le dijo a Guadalupe:

-La lengua, métele la lengua.

Guadalupe nunca había besado con lengua.

-Eso es en el coño.

Marcial se sentó a su lado y les dio un beso con lengua, primero a Guadalupe y después a Gloria.

-Así se besa con lengua. Venga, os toca.

Las primas se comieron las bocas y en nada ya aprendieran a besar con lengua. Al rato le dijo a Guadalupe:

-Dale las tetas a mamar.

Guadalupe le puso la teta derecha en la boca y Gloria se la comió, esa y la otra... Las primas ya tenían los coños que echaban por fuera y Marcial un empalme del gordo. Después de comerse las bocas, sacó la polla y les dijo:

-Que una me chupe los huevos y otra la polla.

Guadalupe cogió la polla y meneándola le mamó la cabeza, la metía toda en la boca... Gloria le lamió los huevos, Marcial le dijo:

-Chúpalos, primero uno, después el otro y después los dos juntos.

Le hicieron un trabajo tan bueno en la polla que se la pusieron dura cómo una piedra. Para no correrse tan pronto, le dijo a Guadalupe:

-Cómele el coño a tu prima.

Ya no se cortaban, Gloria subió el vestido, se quitó las bragas, unas bragas blancas encharcadas de jugos, se echó boca arriba sobre la hierba, flexionó las rodillas, abrió las piernas y dejó su coño peludo en posición para ser comido. Guadalupe se arrodilló, metió su cabeza entre las piernas y lamió aquella delicia. Marcial le levantó la falda a Guadalupe, le bajó las bragas, vio su coño empapado con pelos negros alrededor y se lo lamió a conciencia, después lamió y folló su ojete con la punta de la lengua. Guadalupe dejó por un momento su pastelito, levantó la cabeza, y dijo:

-Me voy a correr, Marcial.

Marcial dejó de lamer y le frotó la polla entre los labios y alrededor del ojete. Guadalupe le devoraba el coño a su prima. Gemían las dos cómo locas y sus gemidos estaban anunciando inminentes orgasmos. Así fue, al ratito, levantando la pelvis, decía Gloria:

-¡Me corro!

Marcial le clavó la polla en el coño a Guadalupe. Le dio caña y Guadalupe con la lengua enterrada dentro del coño de su prima se corrió en la polla de Marcial, exclamando:

-¡Qué corridaaaaaaa!

Marcial se la sacó del coño a Guadalupe, se arrodilló delante de Gloria y le frotó la polla en el coño empapado. En nada, Gloria le dijo:

-¡Ay que me corro, ay que me corro!

Marcial se corrió sobre su clítoris. La leche bajó hasta el coño abierto, lo encharcó y luego bajó hasta su ojete. Vagina y ojete latían..., se abrían y se cerraban... Gloria gemía como una perra y se moría por correrse. Nada más acabar de correrse, el cabo de la guardia civil le cogió las nalgas, la elevó, su lengua lamió el coño perdido de jugos y leche y al ratito Gloria, dijo:

-¡Me corroooo!

Se corrió jadeando, retorciéndose y temblando.

Sintieron el ruido de chavales que venían a jugar al monte y lo dejaron.

Quique.