Las porristas del sexo
Tamara y Vanessa, dos chicas Cheerleaders.
Hola, amigos, mi nombre es Tamara y mi gran amiga, compañera de aventuras y locuras, se llama Vanesa. Ambas somos estudiantes universitarias, de 19 años de edad, de clase media alta, niñas consentidas de papi y muy caprichosas. Somos niñas bien, pero no fresas. Somos muy buena onda y de amplio criterio en lo que a sexo se refiere, pues hemos dejado a un lado complejos e ideas absurdas y anticuadas sobre el pudor y las viejas buenas costumbres.
Es decir, somos parte de la nueva generación de chicas modernas, complacientes, liberales, exhibicionistas y muy sexys. Nos gusta divertirnos a nuestra manera, dar placer con nuestros cuerpos y, de la misma manera, recibirlo. El sexo es parte de nuestra vida diaria y, por lo mismo, hemos aprendido a guardar las apariencias, a ser muy discretas. Somos muy ardientes y tenemos juventud, belleza y alegría.
Yo soy morena clara, pelirroja, 1.68 de estatura, senos de regular tamaño, cintura estrecha, caderas amplias, nalgona, buena pierna y con un culo súper apretado y riquísimo bizcochito en la entrepierna. Vanesa es rubia natural, mide l.72, ojos verdes, muy tetona, nalgas redondas, bien paradas y macizas, piernas largas y bien torneadas; trabaja como modelo edecán de Fórmula Uno y es muy cotizada, pues tiene una belleza fenomenal. ¡Ambas somos un sueño hecho realidad!...
Ambas somos bisexuales, sexys, con caras bonitas y un aire de inocencia que logra despertar las más bajas pasiones, tanto en hombres, como en mujeres. Hemos logrado nuestros cuerpos gracias a dietas y ejercicios. Y fue gracias a nuestros atributos físicos que logramos ingresar al grupo de porristas, después de pasar por una minuciosa selección, ya que en el equipo solo están las niñas buenas de la Universidad. Conozco a Vane desde la escuela primaria y siempre hemos sido muy buenas amigas. Siempre nos gustaron los desfiles, los uniformes, que la gente nos viera, nos admiraran, nos desearan
Desde que estamos en el grupo de porristas, nuestra vida sexual ha cambiado. Empezamos con inocentes caricias con los jugadores que después se convirtieron en tremendos fajes y terminaron en formidables cogidas. Después de cada partido, la visita a los vestidores es obligatoria y siempre terminamos en ardientes orgías, en las que hasta los entrenadores participan. En una de las celebraciones por la victoria fue donde perdí mi quintito delantero, en otra el trasero y ahora obtengo los mejores orgasmos con las dobles penetraciones.
¿Quién de ustedes no ha admirado alguna vez a una juvenil porrista; o quién no se ha quedado con la boca abierta al ver tan suculentas criaturas moviendo provocativamente las caderas, parando sus nalguitas o levantando al máximo las piernas y mostrando las pantaletas con candidez?... ¿Quién no ha soñado en hacer suya a una nena de estas?...
Nosotras lo sabemos y por eso nos gusta mostrar nuestros cuerpos con diminutos y coqueteos uniformes, con gracia y sensualidad. Minifaldas de vuelo, body debajo, calcetas blancas y zapatos-tenis. Un body de lycra que marca nuestros senos y pezones, el bulto de nuestro pubis pues no usamos nada abajo, ni siquiera toalla femenina. El body que se mete en nuestras nalgas a cada salto y flexión de piernas y que nosotras, sabiendo que estamos siendo observadas detalladamente, nos sacamos con un gesto sexy y morboso, metiéndonos los dedos índice a la vez a cada lado, tirando hacia afuera. Una visión que provoca silbidos, gritos y erecciones. Nosotras volteamos y correspondemos con risas y miradas tiernas, de niñas buenas.
Nos gusta tener relaciones con 2 ó 3 a la vez, y siempre estamos dispuestas a todo tipo de sexo, tomarnos fotos y videos. Nada de dinero, sólo diversión, satisfacción y respeto; con salud, sinceridad y discreción. Así que cuando veas a una chica en el Foro Sol, Palacio de los Deportes, el Estadio Azteca o sencillamente, en los encuentros amateurs, no dejes de admirar los movimientos de esas nenas, que están dedicados a ti, y a lo mejor, me encuentres ahí.
Tamara Flores
Cuautitlán, Izcalli; Méx.