Las Playas de Monterrico (02)

Continúa la aventura de Kike y Laura en la playa... (intercambio gay).

Las Playas de Monterrico 02

Hola, otra vez les habla Laura de Estrada, y quiero continuar con el relato

La casa se encontraba en una urbanización bastante bonita en que se vendían los terrenos por lotes. En la urbanización había un salón de usos múltiples que se podía alquilar para hacer fiestas y eventos. Esa noche había una fiesta en ese lugar.

Aquella era una verdadera oportunidad para dar rienda libre a nuestros deseos más ocultos, pero había un problema que, inocente e infantilmente no previmos: los niños. Obviamente no podíamos dejar solos a Kikín y a Estelita toda la noche. Kikín tenía 3 años y Estelita apenas 1, aun no pasaba de ser un bebé de brazos. Pero igual no iba a dejar que la noche se le estropeara a Kike, porque de no aprovechar esta oportunidad, podría pasar mucho tiempo antes de volver a tenerla.

Andá, de verdad… no importa

Pero así no es lo mismo

Pero de todas maneras si te acompaño ningún hombre se te va a acercar… ¿quién querría andar con un casado?

Bueno, eso si

Y si te conseguís algo, quiero que me lo contés con lujo de detalles. – hasta a mi me parece de una degenerada eso que le dije a mi esposo, ¿no les parece?

Bueno, al final el decidió ir, aunque bastante desanimado, lo supe al verle los ojos. Me dijo que tan solo se tomaría una copa, vagaría por allí y que volvería temprano, y yo estoy segura que ese era todo su plan… pero las cosas no siempre salen como una quiere, afortunadamente, una hora y media después llega corriendo a la casa.

¡Laura!… ¡Laura!… – me llamaba en voz baja.

¿Qué?… ¿Qué pasó?

Pues que… ¡me levanté un alemán!

¡¡¡QUÉ!!! – le grité, y el me dijo que bajara la voz - ¡Me dijiste que solo ibas a tomar una copa!

Si, pero el tipo se me pegó y no me dejó en paz

¿Y qué hiciste?

Nada… todavía

¡¡¡¿AAAHHH?!!!, ¿y en dónde está?

Afuera

¡A no, momento, aquí no te lo podés coger, lo nenes están aquí!

No, si no voy a hacer nada aquí, me voy a ir a la casa que está alquilando… es la de la par.

¿De verdad?

Si, es esta de al lado… – volteé a ver y me fijé en una palmera no muy alta, y si leyeron mis relato anteriores sabrán que tengo experiencias subiéndome a los árboles – Creo que solo lo voy a besar y a sacarle el correo electrónico para ver si hago con el algo después.

Cogételo

¿Qué?… pero yo quiero que me veás cuando haga eso

Tu solo llevalo a ese cuarto, el de esa ventana. Mantené las cortinas abiertas y la luz prendida y yo hago el resto

¿Qué?… ¿cómo?… ¿Estás hablando en serio?

Si, en serio… ¿el está afuera?

Si, le dije que solo iría a ver cómo estaba mi esposa y que regresaba a la fiesta con el

Pues ya no regresés, solo decile que se vayan a su casa a coger y ya

Kike se me quedó mirando a los ojos sorprendido, tratando de adivinar si lo que decía era cierto. Y como seguramente leyó una gran calentura en ellos, sonrió, me besó, me dio un abrazo diciéndome que me amaba y salió de regreso con su cita. Yo me quedé muy caliente y ansiosa, me temblaba el pulso. Me asomé a la ventana y vi como mi esposo caminaba junto a un alemán alto y muy robusto, rubio y velludo como a el le gustan los hombres.

Fui corriendo a la habitación de Kikín, lo hallé profundamente dormido, y Estelita dormía como una bendita. Entonces me decidí, me asomé a la puerta y ya no vi a nadie, corría hacia la palmera y la comencé a subir. Me sorprendí de mi misma, pues me fue muy fácil, debió ser por el calor que tenía.

Ellos aun no habían llegado a la habitación, "ojalá no se esté cogiendo a Kike en otro lado ya" me dije preocupada. Pero poco después llegaron, Kike ya no tenía camisa y llevaba una cerveza en la mano, el alemán llevaba otra y tampoco tenía camisa. Me encantó su torso peludo y enrojecido por el fuerte sol de la playa. Era de ojos azules, usaba barba y tenía ya el inicio de una calva precoz.

Hablaron un rato, no sé de qué. Pero cuando mi marido elevó la vista y se topo conmigo encaramada en la palmera, se puso pálido antes de esbozar una gran sonrisa. Se lanzó encima del alemán entonces, que no se lo esperaba, fundiéndose los 2 en un beso largo y profundo. Y en mi empezó a crecer la excitación.

Rápidamente mi esposo se arrodilló a los pies de su amante y le bajó las bermudas que llevaba, saltó un pene largo y hermoso, enrojecido. Kike se quedó contemplándolo un rato antes de metérselo en la boca, a el le encanta mamar vergas. Veía que lo hacía con rapidez y fuerza, desde mi sitio podía ver perfectamente todo lo que hacían, pues la cama estaba pegada a la ventana y ellos estaban al pié de esta, justo al lado opuesto de la cabecera. El alemán lo acariciaba del cabello, y en cierto momento empezó el a dirigir sus chupadas.

Poco después vi gesticular al tipo, pensé que Kike ya lo habría echo acabar, pero no, el alemán lo levantó del pelo y lo alejó de su palpitante paloma antes de terminar, el no quería que la cosa fuera tan corta. Lo besó con fuerza y se arrodilló, ahora le tocaba a mi esposo recibir una ración de mamada. Vi que mi esposo arqueó la cabeza hacia atrás, acariciándole la cabeza a su amante, que tomaba entera esa amada verga y se la tragaba casi hasta lo huevos.

Kike estaba loco del placer, era mucho y muy intenso, y más todavía cuando vi como su improvisado amante le metía una mano entre las nalgas, seguramente jugaba con su orificio anal. Y como para mi marido esa es la caricia más caliente que le pueden hacer, estoy segura que no logró evitarlo, pero se derramó en la boca del turista alemán.

Este tomó una toalla de papel y escupió allí, seguro que eso no le agradó a Kike, que me volteó a ver como diciendo "mirá a este delicado". Entonces el tipo llegó, parándose enfrente de mi esposo, era bastante más alto que el. Kike se excita con ese tipo de situaciones, así que despacio para hacerlo desear más, se acomodó en 4 sobre la cama, parándole el culito y meneándoselo.

El alemán se acercó, le metió uno, y luego 2, dedos a mi esposo entre el culo, lo comenzó a menear adentro, esta caricia anal curó más o menos unos 10 minutos. Kike se revolvía loco, gemía como un desesperado, me pareció que alcanzó el orgasmo otras 2 veces.

Por fin vi como el rubio turista se colocaba un condón en su más que dura paloma, le dio vuelta a mi esposo y se puso sus piernas en los hombros. Sin preámbulo alguno, lo penetró y le comenzó a dar como un verdadero salvaje. Tan solo podía ver la parte inferior del cuerpo de mi esposo, pues la cabeza y pecho estaban ocultos por la pared de la ventana, pero me lo imaginaba aferrado a los barrotes de la cama, si es que los tenía, o de la almohada o del colchón, o de lo que fuera. Me lo imaginaba pidiéndole más, exigiéndole ser partido a la mirad.

Poco a poco los gemidos y aullidos de mi esposo comenzaron a ser más audibles. Escuchaba como ese improvidazo amante lo hacía gozar como una perra en celo, le pedía más duro, más rápido, con más fuerza y brusquedad. Y el alemán parecía excitarse cada vez más con los reclamos de mi esposo, pues cada vez se ponía más rojo y estrellaba con mayor fuerza su pelvis contra el trasero gordo de Kike. Lo sabía cerca del orgasmo.

De repente le da vuelta a mi Kike, tira sus piernas por un lado y le saca la verga. Le quita el condón y la sacude un poco antes de lanzar largos chorros de semen hirviente, que, me imagino, irían a parar a la boca abierta de Kike. Ojalá no haya hecho esa mulada, pues en realidad no sabía nada de ese tipo, bien podría estar enfermo.

Después de eso, llegó la paz y la tranquilidad. Vi que ambos se pusieron de pié y que Kike buscaba su ropa… todo había terminado.

Pero yo seguía caliente, hirviendo de calentura. Regresé a la casa, revisé que los nenes estuvieran bien, y me fui a la cama. Poco después escuché entrar a Kike, que llegó directamente a tirarse junto a mi.

¿Te gustó? – que pregunta tan tonta.

Si… mucho

Si, me di cuenta… creo que toda la urbanización se dio cuenta, ja, ja, ja, ja

Si, je, je, je… el me decía que me callara, que nos iba a oír. Hasta quería cogerme con la luz apagada y las ventanas cerradas

¡Ja, ja, ja!

Si, pero como vos me dijiste que no, le inventé que no me importaba que me vieran cogiendo con un hombre como el, y que, es más, quería que todo el mundo se diera cuenta de ello

Le inflaste su ego de macho.

Si… ¡y mucho! Y tu, te has vuelto muy bueno subiendo árboles… decime, ¿te gustó ver como se cogían a tu maridito?

Si, mucho, aunque me habría gustado estar más cerca… no te tragaste su semen, ¿verdad?

No amor, no lo hice, eso habría sido muy imprudente. Además, eyaculó sobre mi espalda.

Para ser una de nuestras primeras veces estuvo bien

¡Bastante bien!

¡Cabrón, no te riás tanto!… – le dije y le metí la mano bajo su pantaloneta, llegando con mis dedos hasta su culito, en donde entraron 3 sin problema alguno; Kike resopló y se arqueó, trabando los ojos y poniéndolos en blanco – ¡Kike, sos un puto! ¡Te acaban de apalear y todavía querés más!

Nunca es suficiente laurAAAAAAAA… – gimió cuando le empecé a dar vueltas dentro de su ano.

Esa noche me lo cogí con la mano por primera vez, logrando introducirle hasta 4 dedos. Estoy segura que aun le podían entrar más, pero me dio miedo lastimarlo. Por su parte, Kike alcanzó el clímax nuevamente, esta vez sobre las sábanas. Lo hice lamerlo todo hasta no dejar ni una sola gota.

Después de eso logré ponerle dura la verga otra vez, e hice que me cogiera. Luego que me chupara el sexo hasta que reventé en 3 deliciosos orgasmos. Quedamos rendidos sobre la cama.

Al día siguiente, Kike se la pasó tirado sobre una hamaca, estaba agotadísimo, sin fuerzas de nada más. Yo corrí con los nenes, los llevé a pasear por la playa e hice castillitos de arena con Kikín. Más o menos a las 5 de la tarde nos fuimos de regreso a la capital, nos quedaríamos en la casa de mi hermana María José.

Después de eso planeamos mejor nuestros encuentros sexuales. Empezamos a navegar en la red buscando clubes de intercambio en nuestro país. Y con Kike aprendimos nuevas técnicas, como el fisting, no podía creerlo cuando logré meterle el puño completo entre el culo. Pero esas historias se las contaré más adelante, por ahora me despido, mandándoles un hasta luego y dándoles las gracias por su atención.

garganta_de_cuero@latinmail.com

Garganta de Cuero.