Las peripecias de justin 2
Justin sigue con las vivencias en casa del tio....
LAS PERIPECIAS DE JUSTIN 2
Estaban de parabienes en la casa de tío Lucho, que les había abierto los brazos una vez mas a su madre y a el . La gente en aquella casa iba y venía. Había mucho que hacer, así que el primer día Justin lo levantaron temprano y dándole un suculento desayuno, salió al huerto lleno de frutales.
La tía Lu quedó en casa con la madre. Los primos mayores Cris y Luana estaban codo a codo con el tío Lucho, algunos peones para la ocasión y el mismo Justin. El se sentía realmente bien en aquel ambiente. Le gustaba estar en el campo.
De chico había ido muchas veces por aquellos lados. Igual siempre estaba yendo y viniendo de un lado a otro ya que sus padres nunca se asentaron en lado alguno. En fin, siempre había andado rodando.
Pero ahora, en aquel lugar pensaba que podía hacer algo bueno, además, de pasárselo muy bien, como descubriría más adelante.
El día era de pleno sol y el calorcito empezaba a hacerse notar. Eran días primaverales espectaculares. Todos se movían de buena gana, arrancando las maduras frutas y llenando las cestas. Luego llevarlas el camioncito, para trasladar al galpón. Allí empezaría otra tarea.
La mañana fue transcurriendo sin ningún problema. Todo era bromas y pasarla bien, y arruinarse las manos, pero bueno, el trabajo era divertido y hacía bien al alma.
__¡Papá ya nos vamos hasta casa!__ dijo Luana sonriendo.
__¡Está bien hija aquí terminamos con Justin!__ le contestó el tío Lucho
__¡Bueno me voy con Luana!__ dijo Cris marchándose los dos.
En el galpón Justin y su tío comenzaron a lavar y limpiar las frutas maduras. Preparándolas para meterlas en los cajones.
En la casa Cris vio a su madre que preparaba alguna cosa. No sabe bien que es. Solo la toma por la cintura y le muerde suavemente el cuello.
__¿Pero qué haces Cris?
__¡Tu olor me vuelve loco!!__ dice el joven y besando el cuello blanco.
__¿No hay nadie contigo?
__¿Quién podrá estar?
__¡Tu padre!
__¡ Se quedó en el galpón, tu tranquila!!__ besa el cuello, lamiendo el cuello, mordiendo el cuello y con las manos apretujando las hermosas tetas de la madre. Las estrujó. Las sobó y ella se rindió en unos momentos a aquellas caricias. Sintiendo el palo creciente en sus nalgas llameantes, calientes, duras, preciosas.
El chico arremetió con furia y cargado de deseos. Levantó el floreado vestido de la mujer y se encontró como ya sabía con las carnes aún gustosas y firmes de la madre. Las nalgas redondas, casi perfectas. Las acarició. Las apretó con deseo sin dejar de morder el cuello y las orejas de la mujer que gemía envuelta en llamas de pasión y lujuria.
Los dedos del joven se perdieron en el agujero del ojete caliente. Lamía el largo y fresco cuello. Los dedos del chico abrían la cola de la madre un poco más y ya se había bajado presuroso los pantalones y su morcilla había sido descubierta por completo.
Las manos de la mujer se aferraron al caño del chico que estaba duro y presto para el asalto. Lo guió al anillo florido y deseoso de recibir un buen chorizo que le entré.
El hijo entró al anillo. Se fue hundiendo de a poco, los gemidos de la mujer, se hicieron sentir cada vez más altos. Empezó a taladrar y bombear, aquel anillo hermoso y que conocía ya tan bien desde hacía años.
__¡Ahhh si cógeme, métela bien dentro, ohhh, me encanta!!!
__¡Puta, ahí tienes mi chorizo es tuyo, ahhh, si, que ojete tienes!!!__ el chico empujaba contra la mesada la humanidad de la mujer, que gemía y se retorcía con la poronga clavada en su cola.
En tanto ocurría eso en otro lado de la casa, Luana se había metido al baño de forma urgente sin darse cuenta que adentro en la ducha estaba su tía Miriam.
__¿Quién esta?__ preguntó mientras se sentaba en el inodoro y largaba su orina sin restricciones.
__¡Soy yo!__ grito Miriam
__¡Uh tía lo siento, pero me estaba orinando mal!
__¡No pasa nada nena!__ la chica largo todo el líquido suspirando aliviada, se limpió su vagina depilada y tiró el botón. Cuando se levantó escuchó que la tía la llamaba
__¡Ven chiquita si quieres puedo lavarte bien!!
__¡La verdad es que debo ducharme!
__¡Entonces que esperas!__ enseguida la chica no se lo pensó dos veces. Se quitó la ropa y apareció el cuerpo de una diosa joven y brillante. Moldeadas sus piernas, sus muslos apetecibles, sus pechos de mujer rebosantes y firmes, una nalgas fibrosas, preciosas.
Entró en la ducha.
__¡Oh nena cada día estas más linda!!__ comentó la mujer
__¡Y tu no estás nada mal Miriam!!__ la mujer pasó las manos por los hombros de la joven, le colocó un poco de jabón y la espuma apareció instantáneamente. Las caricias por todo el cuerpo de la chica se regaron con chispas y pasión inmediatas. Las tetas de la joven fueron sobadas y los pezones de la chica se pararon de forma inmediata.
Se fundieron en un beso profundo y los hermosos globos de ambas chocaron y se hundieron. Los pezones erectos se restregaron de forma placentera. Las mujeres gemían y explotaron los primeros orgasmos. Las lenguas se degustaron en forma caótica y llenas de lujuria.
Los dedos de ambas hundiéndose en el sexo de la otra, las babas cayendo y mezclándose con el agua que corría sobre los cuerpos calientes y dominados por el ardor.
Miriam atrapó en su boca las tetas de la sobrina caliente que gemía dando soplidos y ayes al aire, los sonidos se mezclaban con el caer incesante del agua que chocaba contra el piso. Las deliciosas frutas eran chupadas y mordidas mientras la joven tenía un orgasmo tras otro.
La poronga del hijo entraba y salía del túnel de la madre. Bombeaba. Los fluidos se mezclaban y hacían una penetración fácil y ágil.
El culito agrandado y habiendo tomado forma de el falo que penetraba y serruchaba a destajo, sin detenerse, aguantando y gruñendo.
El chico masajeaba las tetotas de la madre, ella suspiraba.
__¡Ahhh me partes hijo, me estas partiendo!!!
__¡Me encanta tu cola ma, tu me hiciste adicto a ella, ohh, Uhhh, que placer!!!__ el muchacho seguía hincando su aguijón en la cola juguetona y caliente de la madre que zarandeaba las caderas haciendo que la penetración fuera total y completa. Las bolas del chico golpeaban con fuerza las nalgas, agitado, una braza al rojo vivo.
De pronto Cris se aferró a las caderas formateadas de la mujer, apuro las embestidas, aceleró las bombeadas, sintió el hormigueo en todo su cuerpo y fundamentalmente concentrándose allí abajo, en sus genitales, ese hormigueo fue un tembladeral, así fue largando su simiente dentro del ojete abierto muy goloso de la madre, llenándolo, a tope, caliente flujos mezclándose.
La boca de Miriam tragaba el líquido que caía de la vagina chorreante de Luana que gemía sintiendo muy dentro la lengua de la caliente tía que la comía y la abría cada vez más. Desgarradores susurros, en las bocas de las mujeres que se babeaban y se estremecían en eléctricas convulsiones orgásmicas.
Cerraron el grifo y el agua de la canilla se detuvo. Se envolvieron en sendas toallas entre arrumacos y caricias en las tetas, en las nalgas, besos profundos y suspiros.
En el galpón Justin se restregaba las manos adoloridas.
__¿Qué sucede?__ preguntó su tío sonriendo
__¡Mira mis manos!__ dijo el joven
__¡A ver!...Humm no hay problema!!__ dijo el hombre tomando las manos del chico.
__¡Me molestan un poco!
__¡Ven aquí, sígueme!__ dijo el hombre encaminándose hacia una especie de habitación. Abrió la puerta y de una mesita pequeña con cajón sacó una crema.
__¡Dame tus manos!__ pidió y el chico estiró las manos hacia el hombre. Lucho colocó un poco bastante de crema perfumada y blanca.
Frotó las manos tomando al joven por las muñecas. En un instante dejó al chico haciendo eso. Colocó un poco más abundante y ahí mismo casi en el mismo movimiento se bajó el cierre de la bragueta y sacó su miembro semi despierto, semi duro. Llevó las manos del chico al palo. Este entendió al momento y empezó a masajear aquel esplendido y hermoso garrote. En un rápido movimiento aquel macho, que era su tío, dejó caer sus pantalones y el arma potente saltó fuera de todo control. El chico no tardó nada en ponerse de rodillas y comer aquel garrote venoso y grueso. Con los labios la acariciaba en tanto los temblores trémulos del hombre se hacían notar de manera ruda y sin esconderse al placer.
El chico bebía y se atragantaba con las bolas del hombre y este gemía casi bufando como potro salvaje.
__¡Ohh muchachito, eres un demonio, había olvidado cuan goloso eres, ohhh, mírate de rodillas chupándome a gusto, me encantas cariño, sigue, quiero darte mi leche, ahhhhh!!!__ la boca glotona tragaba sin descanso, las babas del diablo se habían apoderado del garrote.
Caían gruesas gotas de saliva al piso, la mano de Justin masturbaba su propio pijón que estaba muy duro, saltando enloquecido, con los nervios alzados. Acariciaba de tanto en tanto su agujerito inflamado y caliente, a la espera de un buen pedazo que lo colmara y lo llenará de placer.
Mojaba los dedos y se lo metí en tanto no largaba el pedazo de carne que tenía bien tomado en sus fauces de diablo alzado y necesitado.
El tío Lucho alcanzo a apoyarse en un pequeño escritorio que allí estaba, Justin se incorporó y ya desnudo de la cintura para abajo busco con su cola deseosa el buen pedazo del tío.
__¡Ohh quieres tenerla adentro!
__¡Siii tío dámela!!1__ el hombre escupió sus dedos y ayudado por la crema y la saliva que aún tenía en su poronga, apoyándola en la entrada empezó a empujar y el ojete del joven se abrió rozagante y dilatado. Hundiéndose en un momento. La penetración se fue dando por completo, el culito del joven en su vaina golosa y caliente, ardiente.
Penetrado por completo, el tío agarró la hermosa pija del chico y la masajeaba arrancando en el joven gemidos y gruñidos de ser caliente. Bombeando pellizcaba las tetillas duras, erectas. Las manos del macho acariciaban también las bolas gordas y llenas del chico.
Justin movía las caderas con pericia y experiencia. El hombre lo gozaba por completo. Ahora lo tomaba por las caderas y hundía su vara, la traía, la volvía a clavar, arrancando sonidos guturales del joven chico que gozaba con la verga clavada en el ojete.
Entre penetradas veloces, y grititos, mordidas de orejas, pellizcones, las bombeadas se volvieron urgentes y en un mirada fugaz la leche de Justin saltó a metros de distancia, en tanto el tío le llenaba el culo de su esperma pegajosa, salobre, abundante.
La cola quedó chorreándole al chico que bufaba, despegándose del hombre, la salchicha semi dormid goteaba al piso.
Justin se pegó al pecho del hombre. Acarició con su lengua las tetillas gordas del macho. Las besaba tiernamente, agradecido, sintiendo como resbalaban las gotas entre sus piernas, el macho también acariciaba la pija semi dormida del chico y le partía la boca con un beso volcánico.-