Las Olas
Un chico, cansado de tantas multitudes veraniegas busca una playa solitaria, donde poder descansar y recargar pilas. En todo momento era observado por una chica detras de las rocas...
Estaba cansado de tantos agobios en la playa, como todos los veranos, así que decidí investigar esa mañana.
Busqué en internet donde había playas y calas mas solitarias en todo Málaga, y salí en busca de ellas. Aunque me puse ropa de baño, mi pensamiento era conocer las posibles calas donde poder ir sin agobios, y no conformarme con la primera.
Después de una hora andando por una zona rocosa, tuve una gran suerte de encontrarme aquella playa solitaria.
Era perfecta, no podía imaginarme un sitio como ese ni en mis mejores sueños, así que esa mañana decidí quedarme allí. No quería dejar escapar esa paz para seguir buscando algo que no sería mejor que aquello sin lugar a dudas.
Era una cala rocosa de no mas de cien metros, pequeña y justa para mi. Nade me molestaría allí, porque nadie andaría tanto ni iría tan lejos para ir a la playa.
Cogí la mochila, saque la toalla y la extendí sobre la arena. De repente pensé que como estaba solo y nadie me vería podía quitarme el bañador y hacer nudismo, algo que nunca me atreví a practicar. Pero aquí puedes hacer lo que se te plazca. Nadie podía verte ni molestarte.
Con esas me desnudé y me tumbe al sol. ?Que placer!, en serio. Ademas me sentía tan bien porque estaba recién depilado. Cada vez soporto menos los pelos que no sean únicamente de la cabeza.
Saque de mi mochila el aceite de coco y empecé a embadurnarme de él por todo mi cuerpo. Es algo que me encanta hacer. Ademas de broncearme me hidrata la piel y sin bellos en la costa me daba un placer inmenso.
Después de llevar unos diez minutos al sol, decidí meterme un chapuzón par refrescarme, y así lo hice.
La mañana se iba llenando de placeres sencillos pero muy gratificantes. Al salir del agua cientos de gotas de agua cristalina se deslizaban por mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Me sentía satisfecho, y me tumbe de nuevo al sol.
Aunque resulte difícil explicar, todos estos placeres me hicieron que mi cuerpo se excitara un poco y cierta cantidad de sangre bajo hasta mi pene. Notaba como se iba excitando y aumentando de volumen sin poder evitarlo, pero como nadie me veía me quedé tranquilo.
El volumen iba aumentando poco a poco y como soy un poco tímido gire la cabeza ambos lados por si acaso alguien pudiera andar por esos parajes.
He aquí mi sorpresa, cuando descubrí que detrás de mi y en el lateral izquierdo de las rocas había una chica tomando el sol.
No sabía que hacer. Aunque ella estaba desnuda y pese a que no me miraba pensé que lo mejor sería irme.
Me senté en la toalla para disimular mi cuerpo excitado y vestirme cuando escuché:
No seas tonto, yo también estoy desnuda y no por eso me voy a ir -dijo la chica mientras seguía tumbada.
Si, pero a ti no se te nota como a mi lo que me sucede en este momento.
Bueno, ya lo se, pero me gusta saber de un chico guapo cuando se excita.
Sus comentarios me aceleraban los latidos. A cada segundo mi cuerpo se erizaba de ver la chica desnuda tomando el sol. Era sencilla pero muy excitante, su piel blanquecina me parecía sencillamente bonita. Sin poder evitarlo mire sus pechos, que siendo pequeños me subían la temperatura corporal con sus pezones puntiagudos y rosados. Uf, que me gustaría poder acercar mis labios y besarlos.
Veo que te gusta depilarte ¿verdad? -dijo ella.
Pues si, que pronto te has fijado.
Hombre, me pareces guapo y tu pene no podía no mirarlo de lo que me ha llamado la atención. Por eso he visto que te has depilado. Mira yo no soporto los bellos y también me depilo, ¿ves? - y levantó un brazo para enseñarme la axila mientras mis ojos se dirigen hacia su ingle sin poder evitarlo.
Vaya, veo que te fijas aquí también - dijo mientras abriendo las piernas acarició su vagina con una mano para enseñarme lo suave que estaba sin bellos.
Perdona, tengo que irme. Esto no es bueno para nadie - dije tan caliente como el sol que caía.
No, por favor, no me dejes así.
¿Que quieres decir? - dije con ganas que me pidiera hacer el amor.
¿Pues que crees?, que cuando llegaste estuve apunto de irme, pero como no notaste mi presencia me quede. Después vi como te desnudaste y la curiosidad me hizo mirar tu cuerpo. Cuando empezaste a untarte la crema empecé a poner un poco caliente, sobre todo cuando te untabas por las ingles y tu pene se empalmaba. Eso me puso a tono, te lo aseguro. Des pues e meterte un chapuzón saliste con la piel hidratada y mojada y me hubiera levantado para tocarte. Y después de conversar un poco contigo me gustaría que te quedases conmigo un ratito mas. Por cierto me llamo Maria.
Yo me llamo Andres, encantado.
Y mientras ella hacia un hueco en su toalla para mi, yo me acerque para darle dos besos de rigor. Entonces ella que estaba mirando hacia la toalla mientras se desplazaba, giro la cara hacia mi y nos encontramos boca a boca como dos imanes.
Sus labios carnosos se juntaron con mis labios mojados por el placer de su boca. Un primer beso dio paso a nuestras lenguas abrazadas entre si, luego mi boca retrocedió para mordisquear su labio inferior y continuar penetrando su boca.
No os podéis imaginar hasta que punto me excitó ese muerdo. Llegue casi a éxtasis del beso y ella paro para mirarme y decirme:
Andrés, espera. Me has puesto muy caliente cielo. Fíjate en mi, estoy empapada.- y abrió las piernas para enseñarme su vagina.
Yo no pude contenerme y mis manos acariciando sus muslos abrieron mas sus piernas mientras mi boca se acercaba a su vagina lentamente. Mis manos se acercaban hasta llegar a tocar cuan mojado estaba su coñito. Entonces la mire a los ojos y la vi con los ojos cerrados y respirando profundamente. Era justo lo que deseábamos los dos.
Con las yemas de mis dedos abrí sus labios hasta dejarla abierta para mi. Mi boca se abrió para saborear su humedad. Un gemido salió de su boca casi cerrada, continuado de un respirar largo y agitado. Yo no podía creer lo que hacía, pero no tenía tiempo para pensar. Mi boca se abría para introducir en ella todo su coñito. Luego me alejaba un poco mientras mi lengua saboreaba sus labios dentro de mi boca como se saborea un helado de cucurucho. Lo repetía varias veces y cambiaba del labio izquierdo al derecho y después ambos.
Ella estaba con los puños cerrados cogiendo la toalla y la cabeza hacia atrás. Me encantaba que disfrutara así.
Después de cinco minutos maravillosos cambié de juego. Decidí abrir mas su coño con las manos y lamer ese punto mágico en la parte alta de la vagina. Ella estaba fuera de si gritando a doquier, hasta escuche decir «Fóllame, no puedo mas», pero no le hice caso. Yo seguía chupando y chupando, empecé a introducir mi lengua dentro para saborearla y mis movimientos eran rápidos y precisos.
Mi polla iba a explotar y ella me la pidió para su boca, aunque yo seguía en mi juego. Se que estaba a punto de orgasmo y quería darle ese placer.
Maria giraba la cabeza y cogía sus pechos con sus manos, y comprendí que se iba a correr. Era el momento, me comí su coño y no saque mi boca. Mi lengua se movía en todas direcciones. Me costaba trabajo por sus movimientos porque parecía que estaba montando un caballo salvaje, y de pronto se relajo y se quedo inmóvil respirando fuertemente. Mi lengua notaba su coño regalándome su jugo y entonces deje de mover la lengua para abrir la boca suavemente.
¿Te ha gustado? - dije a Maria todavía sin habla.
Ha sido increíble, lo repetiría todos los días Andres.
Ella se quedó tumbada en la toalla durante unos minutos y yo me tumbé a su lado descansando y procurando que mi pene bajara de tamaño porque casi me dolía del hinchazón.
Para mi placer noté como algo suave caliente y húmedo rozó mi pene. Era de nuevo el coño de Maria. Se había subido encima mia, se agachó un poco para dejarme chupar sus pezones rosados y duritos.
Los gemidos eran por ambas partes tremendamente placenteros. Ella subía y bajaba poco a poco y mi polla reventaba de placer de estar dentro de ese coño tan mojado.
Cada vez que bajaba yo subía con mi cuerpo penetrándola hasta el fondo. Mis manos apretaban sus nalgas y mi boca lamía sus pezones una y otra vez...
Llegado a este punto de la historia tengo que pedirte un favor. Me he excitado mucho escribiendo y necesito una pausa antes de continuar.
Si deseas saber el final de esta historia necesitas leer «Las Olas, segunda parte». si es así pídemelo y lo tendrás.