Las Oficinistas (2: Seducción y Encantamiento)

La Licenciada Villaluz era la hembra más feliz del mundo en aquel instante, su muy atractiva asistente se encontraba a su completa merced, sin siquiera emitir queja alguna, es más, parecía que estaba muy cachonda y lo estaba disfrutando, por su parte Sofía, comenzó a sentir un agradable calorcito crecer en su entrepierna, su corazón comenzó a latir muy fuerte, por fin, ahora sentir las redondeces y calidez de Nuria, la estimulaban mucho más allá de lo que le permitían sus sentidos, se encontraba sumergida en una vorágine de deseo, poder y seducción, mientras que Nuria se encontraba atada al placer y al encantamiento de la lujuria, de la pasión a flor de piel desbordada.

Las Oficinistas

Capítulo II "Seducción y Encantamiento".

- Nuria, corre nena, te necesito en mi oficina -, sonó tranquila, la potente voz de mi jefa llamándome, - En un minuto estaré con usted Licenciada -, le respondí amable y dulcemente, para luego levantarme de mi silla tapizada en piel, y sin más, dejar los correos sin contestar para otra ocasión, apague el monitor de mi Computadora , por aquello de los curiosos y metiches, y camine con paso firme y decidido hacia la imponente, lujosa, y elegantemente decorada oficina en el Pent-house, del edificio principal de la compañía, que fungía como refugio de la poderosa y a veces temible Sofía Villaluz.

Era un soleado día jueves, solo un día más y había logrado sobrevivir las tres semanas a prueba, a las que estaba sometida, finalmente después de mucho trabajo, dedicación y paciencia, obtendría el premio a mi constancia, un flamante y jugoso contrato por un año como Asistente Ejecutiva, de la accionista principal, gerente general de relaciones y publicidad de la compañía para la cual trabajaba, ya desde hacía un tiempo, antes de abrir la enorme puerta de Caoba, revise mi atuendo y apariencia, como siempre debía lucir impecable, cosa que mi nueva jefa valoraba y mucho, traía puestos unas zapatillas de piel, de un altísimo tacón de aguja, de un llamativo color rojo encendido, que me daban varios centímetros mas de altura, una medias trasparentes de licra en color blanco, una mini falda de color azul marino, un cinturón de piel rojo, una blusa blanca ejecutiva, que no dejaba transparentar mi sostén de encaje de color blanco, anudada una mascada roja al cuello, finalmente un saco azul marino que lucía en conjunto con la mini, comprobado que todo estuviera en su lugar y en orden, abrí la puerta de la oficina de mi jefa

En su enorme y mullido sillón de su escritorio, me esperaba sentada mi exigente Jefa, si bien, nuestro trato, había mejorado con el pasar de los día, no podíamos decir que este fuera fraternal o de amistad, era simplemente cordial, la mayoría de las veces déspota, otras sarcástica, pero me iba acostumbrando poco a poco a su forma de ser, suspire tranquila al ver la expresión de su rostro, era amable, tranquila, podría decir que hasta amistosa, me sentí muy bien conmigo misma, quería decir que le gustaba mi trabajo o al menos se estaba acostumbrando a mi presencia.

Estuve varias horas en la oficina de la Licenciada Villaluz, revisamos pendientes, citas, juntas y próximas reuniones, después de eso me encargo trabajo como para una semana entera, con la salvedad de que era para ayer, - Alguien tan eficiente como tu Nuria, no tendrá dificultad con esos pequeños encargos, ¿O me equivoco jovencita ?-, me dijo ella, mientras arqueaba una ceja y me miraba con una mirada burlona, - Por supuesto que no Licenciada, estoy acostumbrada a trabajar bajo presión, todo estará listo para hoy en la tarde - le dije pacientemente, odiaba cuando me hablaba en ese tono, cuando se portaba tan abusiva conmigo, cuando me explotaba, pero era mi jefa y yo, yo, yo realmente anhelaba quedarme con el puesto de su asistente.

- No esperaba menos de ti Nuria, bueno, voy de Salida, no regresare a la oficina el día de hoy -, Me dijo la Licenciada, al mismo tiempo que se ponía de pie, y se ponía un saco sport, - Te encargas de mis llamadas y demás, hasta luego -, continuo sin voltear a verme, mientras me tomaba de la mano y de esa forma, nos dirigimos hacia afuera de su oficina, - Ahora ve a tu escritorio y apresúrate a terminar con tus obligaciones, me dejas todo sobre mi escritorio antes de marcharte, chiquilla -, concluyo mi jefa, dedicándome una sonrisa burlona, ya no vi la expresión de su mirada, pues cubrió sus preciosos ojos con unas elegantes gafas oscuras de diseñador y salía elegantemente hacia el ascensor.

La Licenciada Villaluz se dirigió a un elegante y caro Restaurante Francés, que por entonces era el sitio de moda en la ciudad, pidió una deliciosa ensalada mediterránea, acompañada de un aromático vino tinto, una charola de quesos con carnes frías y los disfruto lentamente sola en su mesa, dado su tan especial carácter no tenía muchas amistades, ni tampoco podía darse el lujo de disfrutar de aquellos ratos libres, como consecuencia de su importante posición en la empresa, disfrutar de una comida suculenta y en santa paz y tranquilidad, era un remanso para su atareado espíritu, llevaba mucho tiempo sin poderse dar esos gustos, sin embargo, las cosas habían cambiado desde la llegada de Nuria, si Nuria, su nueva asistente, - Nuria - susurro dulcemente la licenciada, mientras aspiraba los vapores etílicos de aquel vino Francés.

Luego de aquel ritual que le llevo varias horas, se dirigió a su lujosa residencia, ubicada en el barrio más elegante de la ciudad, ya en su espaciosa habitación, decidió tomar un relajante baño en su enorme Jacuzzi, se desvistió lentamente, admirando su bien torneado cuerpo en los espejos que adornaban la habitación, entro al Jacuzzi, esparció aromas relajantes y exóticos, y se metió en el.

Había trascurrido más de media hora, pero para la Licenciada Sofía Villaluz, la necesidad de relajarse era algo vital; si no pensaba en algo diferente al trabajo se volvería loca, aunque últimamente algo, o mejor dicho, alguien más ocupaba sus pensamientos, acostada completamente en el agua, activo los remolinos que aliviaron sus tensiones y produjeron más burbujas, con solo su rostro sobresaliendo del agua, mirando hacia el techo, pensaba en Nuria, no podía entender como a pesar de todo, Nuria había podido aguantar semejante ritmo de trabajo, ella era la única que había sido capaz de soportar más de dos semanas y media, generalmente en este punto, las muchachas anteriores ya se habían dejado consumir por el estrés mas desquiciante y absoluto, lo que las llevaba a claudicar en su empeño por ser la asistenta de la poderosa Sofía.

Sofía había notado que desde la llegada de Nuria a su oficina; ella se había encontrado así misma pensando mas y mas en lo atractiva que resultaba ser su asistente Nuria, no solo en el aspecto físico, si no, por su carácter tan afable y cordial, Nuria era una chica muy dulce, a veces tierna, que no quitaba la sonrisa de su rostro, pese al ambiente tan pesado que la misma tirana de Sofía le imprimía con su carácter, y con su ritmo brutal de trabajo. Nuria nunca parecía verse afectada por tan estruendosas jornadas de trabajo y abuso.

Esto hecho le llamo mucho la atención a Sofía, y a raíz de esto, ella misma empezó a soñar en someter a esa hermosa criatura; se imaginaba así misma doblegándola, y sometiéndola a su voluntad, Sofía le daba vueltas al asunto, cada vez con mayor frecuencia, y ya que era un hecho, el que Nuria se quedaría con el contrato por un año como su asistente, estaba decidida a tomar cartas en el asunto, Nuria había demostrado tener unos límites fuera de lo común, era hora de ver hasta dónde podía apretarle las tuercas, pensando en lo que vendría, su bello rostro adopto una sonrisa cargada de sarcasmo y malicia, la cual desapareció, cuando ella sumergió su cara en las burbujas.

¡Era Suyo!, simplemente no podía creerlo, el tan anhelado contrato y las jugosas ganancias económicas, eran todas suyas, Nuria había soportado las 3 semanas de prueba, a marchas forzadas, con un ritmo extenuante, bajo gritos y abusos por ratos, Nuria le había demostrado a aquella déspota, cruel y tiranizante Licenciada, que ella, podía alcanzar lo que se proponía, si bien no era un hecho oficial todavía, era cuestión de que el día transcurriera, para que la llamaran a Recursos humanos dándole la notica, Nuria no podía concentrarse bien en ese excitante momento, tamborileaba los dedos en el escritorio de Caoba, y zapateaba con su tacón a ratos, nerviosa, expectante.

- Nuria, te necesito de inmediato en mi oficina -, -¿Nuria?, apresúrate -, -¡Chiquilla, date prisa!- , se escucho desde adentro la potente voz de Sofía Villaluz, solo, hasta el tercer grito, Nuria salió de su ensoñación, presurosa, se levanto de su asiento y fue en pos de su jefa, Nuria lucia radiante, con unas zapatillas color rosa pastel, sin medias que cubrieran sus perfectamente torneadas, depiladas y bronceadas piernas, rosa pastel, el mismo color de la mini, minifalda que se le ceñía de tal forma a su cuerpo, dando la impresión, de que se reventaría de un momento a otro en su lucha por contener las exuberantes curvas de su trasero, una blusa de seda, blanca, y un saquito rosa también, le daban una apariencia muy sexy y tierna a la vez.

La Licenciada Sofía la esperaba adentro ceñuda, -¿Dónde andas Mujer?-, - Mil disculpas Licenciada, estaba atendiendo una llamada -, mintió en su respuesta Nuria, - Ok, ok, como sea, ven acércate, hay que analizar algunos documentos -, le respondió su jefa a Nuria, la Licenciada, volcó su mirada en los papeles que estaban en su escritorio, pude contemplarla mientras caminaba hacia ella, llevaba su cabello, planchado, muy lacio y suelto, su maquillaje en tonos azules, contrastaban con su boca pintada de violeta, una elegante blusa roja con un generoso escote, a pesar de que se encontraba sentada, pude distinguir que lucía, una falda de piel color beige, medias trasparentes blancas y zapatillas rojas, cuando llegue al borde de su escritorio, sin mirarme, me extendió aquellos papeles y me dijo, - Vamos niña, apresúrate, no tenemos todo el día, quiero que me leas estos documentos -, tome los papeles y me disponía a sentarme en la silla que estaba frente a ella, no bien hice el ademan de sentarme, -…sentada en mis piernas -, recalco en un tono imperativo, que no daba pie a reclamo alguno.

Aquello no me lo esperaba, me quede pasmada por algunos segundos, sin saber que hacer o responder, finalmente ella levanto su cabeza, me miro fijamente, arqueo una ceja de su rostro y me pregunto, -¿Algún problema Nuria? -, no sabía que responderle, estaba aterrada y asombrada a la vez, ¿Qué significaba esto?, finalmente ella bajo su cabeza y dijo en un tono helado, - Lastima Nuria, creía que te interesaba el trabajo, ya que no quieres seguir mis órdenes, hablare a Recurso humanos solicitando tu finiquito, más como una muestra de mi Bondad, por última vez Nuria, o decides sentarte o no vuelves por aquí, Querida -.

Como sacudida por un relámpago y sin pensarlo dos veces, me acomode en las piernas de la Licenciada, un repentino sudor frio me recorrió nuca y espalda, haciéndome estremecer, aquella situación tan especial no me dio tiempo a pensar más, pues casi inmediatamente, mientras me encontraba en el regazo de mi jefa, sentí su cálido aliento muy cerca de mi oreja susurrándome, - No esperaba menos de ti, ahora Nury lee esos documentos en voz alta y clara para mi, sin errores, ni interrupciones, ¿Entendiste nena?-

- Entendido Licenciada -, dije con un hilo de voz, tome los documentos con la mano derecha, mientras apoyaba la izquierda en mi muslo, como equilibrándome, - Sujeta los papeles con ambas manos Nury -, volvió a ordenarme mi jefa, así lo hice y a pesar de la embarazosa y súper extraña situación en la que me encontraba, aclare mi garganta y comencé a leer, fuerte y claro, sin cometer errores, para poder de este modo, terminar lo más pronto con este asunto.

La Licenciada Villaluz no desaprovecho la ocasión, ahora que su asistente sujetaba con ambas manos los documentos, pudo poner su mano en la breve cintura de Nuria, sujetándola por el talle, mientras oía sin poner atención a lo que escuchaba, fue subiendo lentamente su mano izquierda, hasta posarla en el lugar que había dejado vacio la mano de Nuria.

Nuria carraspeo, pero haciendo acopio de toda su concentración, continuo leyéndole a su perversa jefa, tratando de no darle importancia al asunto, aquello alegro sobre manera a Sofía Villaluz, primero Nuria no intento siquiera objetar nada ante su primera amenaza, ahora, mientras ella comenzaba a acariciar su bronceada, suave y torneada pierna, pretendía fingir que no pasaba nada, que era una situación de lo más normal, un nuevo instinto se avivo en el interior de Sofía, de repente se sintió con el derecho de acercarse a ella, se sintió libre de tocarla, de tomarla, someterla y hacer con Nuria su soberana y perversa voluntad.

No pude evitar estremecerme al contacto de aquella tersa, pero firme mano, recorriendo mi muslo izquierdo de arriba abajo hacia mi rodilla y de regreso, aparte de ser una muy extraña situación, también era muy morbosa, muy excitante, y yo tenía la sensibilidad a flor de piel, abierta con cada poro de mi piel, la mano derecha de mi jefa, acariciaba mi cintura, sus largos dedos, apretaban plácidamente mi vientre, resople, ¡Dios!, estaba transpirando, pero ya no presa del pánico, sino del placer y la lujuria que todo esto me producía, tengo que concentrarme, pensaba, no podía permitir que mi cachondez aflorara y mi jefa se diera cuenta, debía seguir leyendo.

La Licenciada debió percatarse de mi creciente turbación, que ya asomaba en lo colorado de mis mejillas, en vez de detenerse, continuo acariciándome las piernas, pues ahora intercalaba la izquierda con la derecha, después de un rato así, coloco su mano muy arriba, a escasos centímetros de mi abultado y perfectamente depilado pubis, yo hacía esfuerzos sobre humanos para no jadear, cuando de repente, se detuvo, dejo la mano quieta ahí por unos larguísimos minutos, para luego empezar a subirla, rozando mi vientre, yo sentía que no podría soportar más, tarde o temprano terminaría sucumbiendo ante sus caricias.

La Licenciada Villaluz era la hembra más feliz del mundo en aquel instante, su muy atractiva asistente se encontraba a su completa merced, sin siquiera emitir queja alguna, es más, parecía que estaba muy cachonda y lo estaba disfrutando, por su parte Sofía, comenzó a sentir un agradable calorcito crecer en su entrepierna, su corazón comenzó a latir muy fuerte, por fin, ahora sentir las redondeces y calidez de Nuria, la estimulaban mucho más allá de lo que le permitían sus sentidos, se encontraba sumergida en una vorágine de deseo, poder y seducción, mientras que Nuria se encontraba atada al placer y al encantamiento de la lujuria, de la pasión a flor de piel desbordada.

Aquella madura y guapa mujer, parecía perderse visualizando esas imágenes de poder, sensualidad, seducción, lujuria y placer que daban vueltas en su maquiavélica mente, eso la excitaba demasiado, al grado de poder tener un orgasmo con solo imaginarse a Nuria sometida a sus caprichos más perversos y eróticos.

Podía ver la mano de la Licenciada subir parsimoniosamente por mi vientre, hasta que esta rozo mis tetas, cielos, ¿Qué planeaba ahora hacerme mi jefa?, cerré los ojos unos segundos y seguí leyendo con la voz entre cortada por los jadeos y la emoción, ella empezó a desabotonarme el saquito rosa, luego que lo consiguió, me soltó de la cintura y con ambas manos lo deslizo fuera de mi cuerpo.

- Creo que así estarás mas cómoda Nury querida, se siente un incremento de la temperatura por aquí, habrá que llamar luego a que reparen el aire acondicionado, ¿No crees?-, me dijo con malicia aquella atractiva y perversa mujer, - Sss…si Licenciada -, le conteste balbuceando, - No te detengas mujer, aun faltan varios documentos por leer nena- , me susurro al oído mi jefa, volvió a sujetarme de la cintura con la mano derecha, y con la izquierda, acaricio mi corta cabellera, deslizando mi mano por la nuca, y rozando con sus yemas de los dedos mis hombros y brazos desnudos, ya que mi blusa era de tirantitos, sentía cada vez más cerca su respiración en mi nuca, sus carnosos labios estaban a tan solo un par de centímetros de mi cuello, electricidad recorriendo mi piel, se me enchino toda la piel, sentía como mi femineidad comenzaba a mojarse, mi raja anhelante de sexo empezaba a ponerse muy húmeda.

Sentí sus labios posarse en mi cuello, sin llegar a ser un beso, sin despegarlos subió hasta mi oreja, escuchaba su respiración agitada, sentía la calidez de su aliento, y a todo esto, yo pretendía seguir leyendo, sin responder a las caricias de mi jefa, tratando de mostrarme fría e inflexible, aunque por dentro me estaba quemando de placer.

De repente la Licenciada soltó mi hombro, hasta posar su mano de forma muy suave y delicada en mi seno izquierdo, sin apretarlo, con su palma perfectamente extendida, solo eso, puro contacto, me revolví incomoda y extasiada en ese instante, tratando de levantarme de su regazo, pero ella con mano firme, tomándome del estomago me atrajo aún más hacia ella, yo no proteste, solo agache mi cabeza, sumisa, en esta posición, podía ver mi como se asomaba mi pantie blanca de algodón por debajo de la mini minifalda, por detrás Sofía debía sentir el calor que manaba de mi entrepierna, ya que tan breve prenda le daba contacto directo a sus piernas con mi ropa interior.

Comenzó a palpar mi seno, a explorarlo, a recorrer su magnífico tamaño por encima de mi blusa, primero algunos apretones rítmicos tratando de abarcar lo máximo de mi generoso seno, luego frotando mi pecho en círculos, finalmente lo apretaba con fuerza, para casi inmediatamente liberar la presión al mismo tiempo que retraía sus dedos, hasta que solo las puntas de sus dedos tocaban mi ya erecto pezón, en varias y cada vez más apasionadas ocasiones, luego se concentro en mi duro pezón, apretándolo con cariño, luego con más fuerza, dándole ligeros pellizquitos, yo estaba a mil, hacia algunos minutos, que el único ruido que se escuchaba en su oficina, ya no era mi acartonada voz tratando de leer frases inconexas, ruido que había sido suplantado por mis gemidos suaves y rítmicos.

Sofía me libero de su abrazo, solo para subir su mano derecha a mi otro seno, me tenia sujeta con ambas manos en mis tetas y mi culo en sus piernas, ahora si notaba, su húmeda y rasposa lengua recorrer mi cuello, de mis orejas hasta los hombros, besándome la nuca de vez en cuando, mientras magreaba con más pasión, mas salvajemente, mis enormes tetas, en una de esas, cuando me jalaba ambos pezones por arriba de la ropa, no pude mas, apreté mis labios y dientes con fuerza conteniendo el grito que luchaba por salir de mi garganta, mientras un largo orgasmo me hacia estremecerme, pero esta vez no quería liberarme de ella, por el contrario, junte mi suculento trasero lo mas que pude a sus piernas.

Sentía como mi néctar fluía copiosamente, mi delgado pantie no iba a contener, tal cantidad de jugos, me preocupe en esos instantes, sabedora que mi orgasmo mancharía la falda y las piernas de mi jefa, no podía más, estaba exhausta, ella libero poco a poco la presión en mis tetas, al tiempo que recuperaba el aliento y yo me calmaba lentamente, ya más tranquilas ambas, al cabo de unos minutos, me soltó, poso su mano izquierda en mi cadera, mientras que con la derecha palpaba mi muy húmedo pubis.

Sofía disfruto palpando el abultado monte de Venus de la pobre chica, le agradaba sentir su humedad y el calor que desprendía, por encima de su pantie, poso sus dedos por unos minutos justo en la abertura de su raja, luego los subió lentamente hacia ella, mientras Nuria agachaba la cabeza y cerraba sus lindos ojos verdes, apenada y asustada.

Sofía olfateo el aroma del néctar de Nuria, le encanto aquel olor picante, penetrante, para nada desagradable de aquella chica divorciada y muy caliente, Nuria no hacia ningún movimiento, ni comentario, producto de la vergüenza que sentía, - Muy bien Nury - le susurro al oído, - Comunícame con la Lic. Beatriz de recursos humanos, una última cosa antes de que puedas retirarte -, Nuria marco el número como una autómata, aun sentada en las piernas de Sofía, desde el teléfono de Sofía Villaluz, ring, ring, se escucharon varios tonos de marcación a través de la bocina del moderno aparato, - Buenas tardes Licenciada, dígame en que puedo ayudarla -, respondió Beatriz Zaldívar, con el tono más servicial y complaciente que tenía.

- Beatriz necesito que hagas una cosa para mi, ¿te acuerdas de Nuria, mi nueva asistente?, bueno, ella ha cumplido las tres semanas de prueba, quiero que en estos momentos le elabores su contrato por un año, Nuria ira para allá enseguida, ¡Ah!, y Beatriz, auméntale a su sueldo un 20% más de lo estipulado, la chica es muy eficiente, y obediente… se lo ha ganado -, dijo mi jefa en tono autoritario y firma, - Claro Licenciada, como ordene, estará listo en unos minutos -, respondió presurosa Beatriz Zaldívar, - Muy bien, eso es todo Beatriz, buenas tardes - y corto la comunicación.

- Ya has escuchado mujer, levántate y dirígete con Beatriz, puedes tomarte el resto del día libre, Felicidades chiquilla, el puesto es tuyo -, me dijo en el tono más sarcástico y burlón que le conocía, me levante lentamente, no quise voltear a verla, pues me sentía muy avergonzada por haberla dejado hecha un desastre, por haber ensuciado sus finas ropas, me aleje de su escritorio cabizbaja, contoneando mis caderas, tratando de volver al mundo real.

Sofía Villaluz contemplaba complacida, satisfecha y hasta divertida el redondo y perfecto culo de Nuria, le grito, justo en el momento, en que ella tocaba la perilla de la puerta , para abandonar su oficina, , -¡Nuria!- , la aludida se volteo lentamente, aun con timidez, hacia su jefa, - Dígame Licenciada, ¿Se le ofrece algo más?- dijo pacientemente Nuria, Con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, conteniendo una carcajada y con toda la malicia en su mirada, Sofía Villaluz le respondió aventándole su saquito rosa, que había dejado en el piso, - Bueno nena, creo que tendrás que taparte o cambiarte antes, no pretenderás pasearte así por los pasillos de la empresa -.

Gire mi cabeza hacia mi espalda, a través de los enormes espejos que adornaban su oficina pude ver, como si me hubiese meado encima, una enorme mancha circular en mi mini minifalda, producida por mis jugos.