Las nuevas amigas hablan de sexo.

Primera secuela de "Sorpresa en el probador del centro comercial" publicada en la sección de Intercambios.

Las prisas de salir corriendo de casa de aquella pareja me hicieron coger la bolsa con la lencería equivocada.  Cuando me di cuenta, le envié un mensaje a Tina para quedar y hacer el intercambio. Fran, al enterarse, sacó las braguitas y se puso a olerlas, a ver si percibía los aromas del coño de la chica. Se puso tan cachondo que me obligó a ponérmelas y después me echó un polvo, seguro que pensando en Tina.

Tal como habíamos quedado, llegó el viernes y nos encontramos Tina y yo. Nos sentamos a tomar algo en una cafetería cercana. Después de cambiarnos las bolsas, la conversación derivó, lógicamente, en la sesión de sexo que habíamos tenido los cuatro aquella tarde. Yo comenté que había sido genial, que nunca me lo hubiera imaginado, pero que fue supermorboso y le conté a Tina todo lo que vino después: sexo, sexo y más sexo. Y durante días más y más de lo mismo. Le confesé que creía que lo que hicimos había desinhibido por completo a Fran.

Tina reconoció que era la primera vez que se lo habían montado con otra pareja. Hasta entones, sólo habían fantaseado con hacerlo y en una ocasión estuvieron en una zona donde la gente suele ir a hacer sexo en público, viendo como unos cuantos tíos le daban duro por todos los agujeros a una madura cachonda en presencia del que se suponía que era el marido, quien se masturbaba mientras observaba sin participar. Aquello les puso muy cachondos y fue en parte, dándole vueltas a la idea de tener nuevas experiencias sexuales, lo que les decidió a dar el paso el día que nos encontramos en el centro comercial.

En resumen, las dos coincidimos en que había sido una experiencia estupenda, que la gozamos al máximo y.. que nos gustaría repetir. Ella reconoció que había gozado cabalgando a Fran y yo le dije que Dani me había reventado el coño cuando me empaló. Entonces le pregunté a Tina si Dani y ella eran bisexuales, pues en la sesión de sexo ella había comentado que Dani quería chuparle la polla a Fran y luego ella se había comido mi raja, pidiéndoselo expresamente a Fran. Ella sin ofenderse, empezó a contarme su "historia":

"... ya en el Instituto yo disponía de un buen par de lolas. Los tíos iban locos por tocármelas, (alguno lo había conseguido y algo más), y también alguna que otra tía me echaba miradas furtivas a la pechera. Entre ellas una chica de mi mismo curso, pero de otra clase, que era la mujer perfecta: guapa, cuerpazo, lista, superdeportista. Nuestros grupos coincidían en clase de educación física a la misma hora, aunque en patios diferentes. Un día, en esa hora de educa, ellos practicaban voleibol y nosotras... fútbol. Como no se me da muy bien lo del futbol, le di una patada a una compañera y el profe me expulsó. Fui al vestuario a ducharme y cambiarme y cuando entré me encontré allí a Berta, que ese era su nombre. Estaba llorando porque había recibido un pelotazo en la cara y se había hecho daño. Eso fue lo que me dijo y realmente tenía el pómulo rojo. Como soy muy impulsiva, me agaché y le planté un beso en la sonrosada mejilla. Pero al agacharme, le enseñé todas mis tetas, pues yo ya me había quitado el sujetador. !Es verdad que tienes unos buenos melones! me soltó. Veo que tú también te fijas en ellos , le respondí.

Me sonrió y poniendo sus manos en mis pechos empezó a amasármelos por encima de la camiseta. Le advertí que me estaba poniendo cachonda y ella, para comprobarlo, soltó una de mis tetas y bajando la mano, la introdujo por la pernera del mi pantalón de deporte y apartando la tanga empezó a acariciarme la pipa que empezaba a estar empapada. !Eres más guarrilla de lo que me pensaba Tina, pero estoy deseando comerte! , me dijo. Pues hazlo , le respondí yo. Entonces introdujo dos de sus deditos en mi coñito y empezó a pajearme mientras me comía las tetas mordisqueando los tiesos pezones. Aquella no era la primera vez de Berta, estaba claro. Aquella niña era una experta. No sé cómo se lo hacía, pero mientras unos dedos los dedicaba al mete y saca de mi vagina, con otro aplastaba mi vulva provocándome unas descargas de placer increíbles, mientras otro dedo forcejeaba intentando vencer la resistencia de mi esfínter anal. Voy a correrme Berta , le dije, y ella dejando mis pezones me susurro al oído: venga putilla, meate de gusto . Eso fue lo que paso. Yo me había hecho unos cuantos dedos, pero nunca había tenido un orgasmo de aquella manera. No sé si fueron las sucesivas descargas que provocaba en mi chichi o que aquel otro dedo había empezado a darme por el culo, pero me oriné encima, mojando shorts y tanga. Fue mi primer squirt. Después, sin darme tiempo a recuperar, ella se subió encima del banco y arqueándose contra la pared, se apartó la braguita deportiva que llevaba (no llevaba bragas debajo), y me ordenó que le comiera el chumino. No pude oponerme porque ella, aplastó mi cara contra su sexo que olía de maravilla y estaba encharcado. Saqué la lengua y empecé a chuparle los labios y el clítoris y también le metía la lengua en la vagina. No tardó en gritar de placer, y me dio miedo que alguien nos escuchara, pero ella siguió gimiendo e insultándome, diciendo lo guarra, lo zorra y lo puta que yo era. En un momento dado me asusté porque ella no dejaba de gritar: viólame, viólame, es lo que deseabas puta , más que puta. Hasta que acabó viniéndose en mi boca. Fue delicioso degustar los flujos de aquella niñata que se hacía pasar por señorita pero que en el fondo era más zorra que yo. Después de aquello nos duchamos y nos vestimos juntas mirándonos y acariciándonos. Al final, me metió la lengua en la boca y recordándome lo puta que había sido yo, ella era toda una señorita, me recordó que aquello ni había pasado, ni volvería a pasar y nunca se hablaría de ello. Se marchó riendo. No me lo tomé a mal y de hecho creo que no volví a hablar con ella más mientras estuvimos en el instituto, pero sí que me masturbaba con frecuencia pensando en ella y en alguna ocasión, mientras follaba con algún tío, recordaba como llegué a mearme aquel día con los dedos de Berta en mi coño y culo... "

Vaya Cari , le dije a Tina. !menudo morbazo!. Mi primera experiencia lésbica fue el otro día contigo. Aún hay más , dijo ella:

"... después de un tiempo en el paro, me ofrecieron un trabajo en una empresa de limpieza. Acepté ya que lo necesitaba. Me enviaron a un gym de una conocida cadena de gimnasios. Allí conocí a Dani. Era el chico de mantenimiento. Se decía que si era gay, que si era bisex. Para mí era muy simpático, estaba bien de físico, pero nada más. Es verdad que le vi tontear con tías y con tíos e incluso una vez me lo encontré, en el cuarto de mantenimiento, con los pantalones bajados, el culo en pompa y comiéndole la polla a uno de los tíos “mazaos” del gym. Un día que fui por la tarde, la nueva monitora de fitness que había venido a cubrir una vacante me sonó su cara. Estaba haciendo una clase y Dani y yo nos quedamos mirándola. Viene de otro centro y parece que va a quedarse un tiempo , me dijo Dani. Se te van los ojos mirándola dije yo con picardía. !Berta!, dijo él corroborando lo que yo ya sabía. No creo que tenga posibilidades, me han dicho que es lesbiana , dijo Dani. Mirándole seriamente, con aire teatral, le respondí: lo sé, yo he follado con ella y te aseguro que es una diosa del sexo, además, ¿a ti no te van más las pollas? .

Dani puso cara de flipado, no sé si por haber descubierto mis tendencias homosexuales o las suyas , pero no le conté nada más.  Y pasó lo que tenía que pasar: Entré al vestuario a limpiar y allí estaba ella, me reconoció, se acercó a mí, estando en pelotas y debía estar muy cachonda ya que me dio un beso con lengua hasta el fondo y acabamos follando allí mismo, aquel día. Por decir algo, porque en esta ocasión, fue ella quien casi que me violó de verdad, aunque no puedo negar que la deseaba y deseaba tener sexo con ella. Ahora se había convertido en una verdadera ninfómana. Me enamoré de ella y me sometió de tal forma que fui su esclava sexual durante un buen tiempo. Para tener sexo con ella tenía que presenciar sus sesiones de folleteo o participar dando placer oral, vaginal o anal a su pareja del momento, bien fuera un tío potente o una madura pasadita de peso. Me violaron auténticas bestias, tuve que chupársela a tíos que ni siquiera se les levantaba, comerme coños llenos de esperma calentita, tragarme leche de auténticos guarros, fingir placer con minipollitas que ni notaba en mi coño y dejar que me dieran por el culo una y otra vez, que ya sabes que es una de las guarradas favoritas de los tíos para degradarnos. Una de sus pasiones favoritas era humillarme a que limpiara con la lengua sus bragas y tangas después de cada sesión de folleteo. Así fue como me costumbré al semen de macho, hasta disfrutar como hice el otro día con la corrida de Fran en mi boca.  Todo por amor. El puto amor a una zorra delincuente. De repente, un buen día desapareció: dicen que un marido celoso la pillo en plena faena con su mujer y el gym, para no dar escándalo, la envió a otro centro de otra zona. Ni se despidió de mí la infeliz. Creo que me sentí tan liberada después de su marcha que acabé mi etapa de lesbiana practicante y tiempo después me enrollé con Dani hasta hoy, como ya sabes".

Me quedé boquiabierta. Menuda guarra resultó la tal Berta , le dije. Tina sonrío y me pregunto si yo no tenía alguna experiencia morbosa que quisiera compartir con ella. Así fue como empecé a contarle mi rollito extramatrimonial.

" cada mañana, antes de ir al trabajo, aprovecho para hacer un poco de ejercicio, principalmente un poco de running por el parque que hay cerca de casa. Normalmente llego un poco cansada, sudada y algunas veces, no sé por qué caliente. En esas ocasione me desnudo, me meto en la ducha y ya te puedes imaginar, empiezo acariciándome los pezones y acabo jugando con los dedos dentro de mi coñito.  Recuerdo una vez que estaba tan cachonda y me acaricie con tanta ansia que acabe en un orgasmo brutal con un pequeño squirt. Otras veces mi calentura duraba hasta que por la noche me metía sin braguitas en la cama para acabar teniendo sesión de sexo con Fran. Junto al portal de mi casa hay una frutería que llevan dos chicos que creo que son marroquíes. Bueno, son digamos que maduritos, pero se conservan bastante bien: un poquito de barriguita pero se les ve fuertes. Uno de ellos es muy reservado, te atiende con respeto y punto. El otro es bastante dicharachero. Le llaman Brahim y siempre está parándome para que le compre algo. Una mañana, venía de hacer running en esa situación que te contaba antes.

Quizás aquel día se debía al polvete matinal y rapidito que me había echado Fran, que se había corrido dentro y me había dejado a mí con las ganas. notaba mis bajos en efervescencia. Estaba parada en el portal buscando las llaves en el bolsillo interior de mis mallas cortas cuando, casi por la espalda, Brahim me dijo: Hola vecina, hoy tienes las peras grandes y muy ricas . Lógicamente se refería a la fruta, pero por culpa de mi excitación algo hizo clic en mi cerebro y rápidamente noté cierta humedad en mis bajos. Riéndome, le conteste al frutero: gracias Brahim pero peras ya tengo yo . El, con media sonrisa me contesto: lo se vecina, ricas y mojadas . Su respuesta me puso fuera de control. No se Brahim, prueba con otra cosa, a ver si tienes más suerte . No se lo pensó mucho y rápido me susurro al oído: bueno vecina, también tengo pepino... gordo y duro en la rebotica si quieres ver . Ahí yo ya notaba mi coño encharcado y mis flujos empezaban a traspasar las mallas. Me cogió de la mano y deje que me llevara a la zona de almacén de la tienda. Nada más entrar, encajo un poco la puerta y cogiéndome la cara, empezamos a comernos las bocas. Brahim no perdía el tiempo y mientras con una mano me bajaba los tirantes del top para dejarme al aire las tetas, con la otra me sobaba toda la raja por encima de las mallas. Vecina eres más guarrilla de lo que pensaba, tienes las bragas empapadas , me dijo el frutero en tono soez. Lo siento Brahim , le conteste, pero nunca llevo bragas cuando me voy a correr . Vecina, hoy vas a saber lo que es correrte de verdad , va y me suelta. Desde luego, pensé para mí porque llevaba dos minutos tocándome y ya estaba a punto de correrme. Para entonces, yo ya tenía las tetas fuera y las mallitas por los tobillos. Mi mano se fue entonces a la bragueta del chico. Le baje la cremallera, desabroche el botón y metiendo la mano por la abertura de los calzoncillos le saqué la polla. Madre mía, grite. El frutero tenía un pene descomunal, duro y nervudo y estaba ligeramente mojado, quizás de líquido preseminal, Joder Brahim, me vuelve loca tu pepino solo con tocarlo. ¿Te gusta mi polla vecina? Anda métetela en la boquita y chupetéala.

Me agache sin pensarlo, pero de chupeteos nada, de un golpe de cadera me la metió hasta el fondo. Las arcadas que me vinieron con aquel trozo de carne de más de veinte centímetros en la boca. Pero el tío no paraba. Me estaba follando la boca a lo bestia y yo, yo no podía parar de salivar aquella tranca y al mismo tiempo meterme los dedos en el interior de mi cuevita. De repente note que aceleraba la follada y la picha se le ponía especialmente dura pero no me dio tiempo a más porque Brahim, gritando como un poseso, empezó a eyacular en mi boca. Su leche era espesa pero bastante abundante, al contrario que Fran cuyo semen es bastante líquido. No quería tragármela, pero no pude evitar hacerlo en parte y el resto calló por mis labios hasta embadurnar mis tetas. Mi sorpresa fue ver que la verga de Brahim continuaba, tiesa y dura, apuntando al techo de la frutería. Me cogió en brazos y me llevó hasta una mesa apoyada junto a una pared. Me sentó encima, me quitó las mallas y me abrió las piernas dejando bien visible todo mi chumino. Vecina, tu coño parece una fuente. Me gustan las putitas que se empapan cuando gozan de mi picha. Se amorro a mi chichi y empezó a chupármelo. Imagino que no llego a darse cuenta de que, aparte de mis flujos, mi cuca aún tenía restos de la lefada de Fran. Era un maestro el tío, jugaba con su lengua en los labios de mi coño, me la metía en la vagina y mordisqueaba mi clítoris. Brahim no puedo más ,  le grité, me moría de gusto, me estaba viniendo, estaba teniendo un orgasmo como hacía mucho tiempo que no tenía. Brahim, me vengo, me estoy corriendo, siiiii, ahhhh , ohhhh,  le apreté la cabeza contra mi sexo y me corrí como la más guarra de las zorras, pensé yo, sintiéndome como una autentica puta por lo que acababa de hacer.

Lo mejor, es que pese a tener el coño chorreando me moría de ganas de follar, de que empalara, de sentir aquel cipote en mi interior. No hizo falta decirle nada al chico. Ahora Brahim te va a dar una buena ración de polla, las vecinas putitas como tú necesitan una gran polla como esta para dejaros satisfechas, cosa que no hacen los cornudos de vuestros maridos. Me vino a la mente Fran. Le estaba poniendo los cuernos. Con lo que le quiero y el buen sexo que tenemos juntos, la puta de su mujer le ha convertido en cornudo. No me dio tiempo a pensar más porque Brahim, colocando su enorme capullo a la entrada de mi raja, dio un fuerte empujón y me ensarto aquella bestia de polla en todas mis entrañas. Te gusta vecina putita, me decía y yo le respondía: si Brahim, reviéntame el coño hasta que me llegue a la garganta. Que putón estas hecho vecina, hoy tu marido cuando te pida que te espatarres vera que tienes el coño bien abierto y entonces sabrá lo puta que eres y lo cornudo que es él. Brahim, fóllame, fóllame cabrón, dame bien duro que me estoy corriendo, me corro, me corro como una puta otra vez, le dije llorando de placer. Me había corrido otra vez y menudo orgasmo había tenido. Joder con el frutero, que seguía bombeándome. Vecina voy a eyacular, donde quieres que te suelte mis mecos esta vez, en la boquita, en las tetitas, me pregunto Brahim. En el coño Brahim, córrete dentro de mi.

Quiero que me dejes preñada, animal, menudo polvazo me has metido. Me saco la picha, me puso de espaldas a él apoyada en la mesa y apartando los cachetes de mi culo, volvío a penetrame con su enorme falo y a culearme sin piedad, mientras me estrujaba las tetas con sus manazas y me giraba la cabeza para comerme la boca. No te lo vas a creer, pero yo estaba cachonda otra vez y cuando Brahim soltó su chorro de esperma en el interior de mi cuca, al sentir su leche calentita, me corrí por tercera vez. Entonces, ya, Brahim salió de mí, se subió lo calzoncillos y los pantalones y me paso mis empapadas mallitas que aún se iban a mojar más con la lefa de Brahim que salía de mi coño. Vístete vecina runner, eres muy buena follando. Quizás el próximo día puedas disfrutar de la polla de Brahim en tu estrecho culito . Me imaginé siendo sodomizada por aquella enorme polla, me reventaba el culo seguro. Me fui a casa, puse las mallas en la lavadora por si a Fran le daba por poner una, que no viera las enormes manchas con los restos del semen del frutero. Me duché, desayuné, me vestí y me fui a trabajar. Cuando salía por el portal, miré el interior de la frutería donde tanto había gozado aquella mañana, y pude ver a Brahim con una clienta a las puertas de la rebotica. Seguro que va a enseñarle su pepino, pensé y me reí para mí, pero lo peor es que volví a notar como se mojaban mis braguitas. Días después, una mañana cuando iba a hacer ejercicio me encontré a Brahim en el portal. Vecina runner, ¿te vienes a correr?. Tengo pepino grande y duro va y me dice guiñándome el ojo, el muy cerdo. No, gracias Brahim, Ya sé que tienes muy buen material, pero tengo buen pepino en casa y no quiero empacharme. Le solté con una sonrisa coqueta y le di la espalda sin que pudiera decir nada más ..."

Esa es mi aventura Tina . Le puse los cuernos a Fran con el frutero y encima gocé de forma increíble. Ostras, nena, que zorrita que eres, pero que envidia me has dado. Por cierto, Alex, me dijo Tina. Creo que tengo las bragas empapadas. Me he puesto cachonda oyendo tu relato . Yo también Tina, le contesté. Me encantaría irme a la cama contigo en estos momentos. Y ahí fue cuando avistamos a Dani y Fran que venían juntos hacia donde nosotras estábamos. Alex, no sé si podremos gozar las dos solas pero creo que hoy puede ser una buena noche, me guiño el ojo Tina. Ya os contaré lo que vino después.