Las Noches de Perséfone...5
Cuando desperté estaba en algo muy parecido a un closet, una habitación cerrada de no más de 2 x 2.....
Cuando desperté estaba en algo muy parecido a un closet, una habitación cerrada de no más de 2 x 2, con las muñecas y los tobillos atados a la espalda y yo tirada boca abajo, claro, ya no tenía el GPS...
Me dolía demasiado la cabeza y lo único que seme ocurría pensar a esas alturas es que esta vez, simplemente no tendría tanta suerte.
Trate infructuosamente de desatar mis muñecas pero me fue simplemente imposible, tenía unas esposas y sobre ellas vueltas y vueltas de cinta gris de embalaje...
Tenia que admitirlo, Ximena era extremadamente sádica, supongo claro, que en su trabajo eso es una ventaja.
Al final me rendí, deje de tratar de desatarme y escuche la voz de Ximena- bueno, 47 minutos y 53 segundos, muy buen tiempo- se limito a decir mientras abría las puertas del closet -ahora cuéntame - dijo mientras se sentaba en el piso para quedar a mi altura - ¿has dormido bien?-
-¿qué diablos quieres? - me limite a decir.
-pues así… yo de ti… nada, de ti no quiero nada- se limito a decir.
-¿entonces?- dije mientras trataba de entender lo que deseaba.
-hummm- dijo pensativa mientras miraba al techo un momento- hummm… quiero que la Hiena sufra- dijo mientras me tomaba de los tobillos para sacarme arrastras del closet.
Estábamos en una habitación rarísima, no solo por el contexto, sino que las paredes se veían mal construidas, chuecas, llenas de humedad, como que nadie jamás se había molestado en pintar el cemento en bruto de las paredes y el piso, también era de cemento pulido, empezaba a pensar claramente que estaba en un calabozo. En la habitación había una base de cama sin colchón, un par de sillas blancas de plástico y nada más.
Ximena me arrastro hasta el centro de la habitación, me sentó, jalo una de las sillas y se sentó frente a mí, encendió un cigarro despacio, con una parsimonia que me molestaba.
-Mira, aquí solo hay dos sopas, uno, la hiena decide que eres lo suficientemente importante y viene por ti - dijo entre una y otra calada haciendo una pausa que me pareció eterna – o la llamas y le lloras para que venga – dijo regresando el cigarro a su boca.
-Ximena, en verdad- le dije tratando de parecer lo más sincera posible – no sé como contactarla, ni siquiera sé cómo se llama, ¿¿¿tu piensas que tengo su teléfono o su dirección??? Salí huyendo, así de simple, y la verdad, no creo que ella venga- dije mientras me esforzaba por mirarla.
-¿Sabes algo que me molesta?- dijo ignorando totalmente mi explicación –Me molestas tu… tu simple existencia, me molesta, me molesta que respires, me molesta que estés viva, por ahí, “viviendo tu vida”, jugando a ser una persona normal… ¿pero sabes que es lo que me rompe la madre?- dijo mientras tomaba una calada del cigarro – que ella te escogiera… eso es lo que más me molesta… que un día apareciste de la nada, casi por accidente, y así de simple, el ser humano más cruel del universo, se volvió un cordero… ¿tienes una idea de todo lo que la hiena me hizo pasar a mi?- dijo mientras sus palabras subían despacio de tono hasta volverse casi gritos – las noches de tortura que yo pase a su lado, la histeria, los gritos…¿Qué tienes tú que yo no tenga?... mírate… eres cualquier cosa, cualquier persona, mírate… te ves tan indefensa – dijo mientras se ponía de pie y caminaba hacia mí y se hinco para ponerse sentada sobre mis caderas… con la mano izquierda me tomo del cuello y me jalo muy cerca de su cara para verme de cerca mientras continuaba fumando –no eres tan bonita – se limito a decir mientras me examinaba despacio -¿Qué le gusta de ti?- me pregunto mientras me miraba fijo.
-no creo que le guste, simplemente se apiado de mi – dije mientras la miraba fijo tratando de no demostrar ningún sentimiento.
Ella simplemente se echo a reír –la hiena no se apiada de nadie – dijo entre risas.- la hiena es… la hiena no es un humano, ella es un ser que te va a joder todas las veces que pueda joderte… mírate, ni siquiera estas con ella y te sigue jodiendo- dijo fumando muy cerca de mi -¿ya te cogió?- dijo sonriendo tratando de fingir cierta complicidad entre ambas.
-eso no te importa – me limite a decir.
-te cogióooo la hienaaaa- dijo en un tono como cantando, haciéndome burla como en la escuela primaria – bueno y ¿te gusto?- me pregunto jalando a un mas cerca de ella.
Simplemente no respondí… decidí quedarme callada, viéndola fijo…
Aparentemente mi acción la hizo enojar, saco de una de las bolsas de sus jeans una navaja tipo cúter con empuñadura de metal, tomo la base de mi camiseta y comenzó a cortarla de abajo a arriba abriéndola por la mitad - ¿me vas a dejar ablando sola?- dijo mientras oprimía la parte sin filo de la hoja contra mi piel.
-Si la quieres búscala, no se por que me necesitas a mi – me limite a decir.
- no, no te confundas- me dijo despacio – yo a ella no la quiero… quiero que sufra que es muy distinto-dijo mientras me echaba el humo de la ultima calada en la cara, acto seguido todo la colilla del cigarro entre el dedo índice y el pulgar y lo apago contra la piel de mi clavícula izquierda haciéndome soltar un grito al que ella respondió con una sonrisa de malvada satisfacción.
Se quedo sentada ahí, sobre mi viéndome revolcarme del dolor, mientras ella simplemente disfrutaba su obra, tomo el cúter despacio y se limito a decir – quédate quieta que si te mueves será peor- dijo mientras me giraba un poco para alcanzar mi hombro izquierdo… acerco el cúter despacio a mi piel y la corto despacio, yo grite de nuevo, ella se limito a hacer 2 líneas horizontales, no muy profundas, de unos 5 centímetros de largo que me hicieron sangrar, sentía como la sangre salía de la piel de mi hombro corriendo hasta mi codo.
Entre llantos y suspiros me limite a decir -¿Por qué me haces esto?-
Ella se quedo quieta observándome, se puso de pie despacio y con la misma parsimonia con la que empezó a fumar, se saco la camiseta que la cubría… tenia exactamente 4 cicatrices, una marca redonda en la clavícula derecha, dos líneas paralelas horizontales en el hombro izquierdo, una marca diagonal de unos 7 cm que le corría por la cintura, que honestamente parecía una herida de bala y algo que ciertamente era una herida de bala que estaba bajo la clavícula izquierda, me vio fijo y se giro para que me diera cuenta que la herida también tenía un agujero de salida.
Se sentó de nuevo sobre mis caderas – cada una de estas heridas, las tengo por la hiena…. Esta quemada- dijo señalando la mía – estas líneas –dijo señalando las heridas que acababa de marcar en mi hombro – este raspón- dijo señalando la herida de su cintura…- todas han sido por ella…. Pero esta – dijo poniendo su dedo sobre la herida de bala que tenia en el pecho – esta… esta es la que me rompió el corazón… entro y salió de mi pecho… un milímetro más arriba o más abajo y no estaría aquí y tu no tendrías tan mala suerte – dijo viéndome fijo con los ojos inyectados de un odio indescriptible – esa es la que no se… no puedo prometerte que quede igual que la mía, no sé si pueda ser tan exacta y no matarte- dijo poniendo se de pie para vestirse de nuevo.
Se sentó de nuevo en la silla blanca, encendió otro cigarro, tomo el teléfono -sonríe – dijo mientras me tomaba una foto, la cual envió de inmediato.
En menos de 2 caladas el teléfono sonaba, la escuche saludar a alguien, y acercarme el teléfono al oído.
Escuche la voz de un hombre con acento –¿niña de verdad eres tú?- dijo la voz.
-¿Quién eres?- dije
-Tomas… mierda como te has metido en tremebundo lio, ¿Dónde esta la hiena?- decía desesperado tratando de obtener respuestas que yo no tenia.
-No se.. ayúdame me va a matar – me limite a decir antes de que Ximena me quitara el teléfono y lo colgara de golpe.
Ximena regreso a su silla y empezó a contar despacio –uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis- cuando el teléfono sonó de nuevo – mira nada mas-dijo viendo el aparato- a la Hiena le gusto tu foto-.
Tomo el teléfono en sus manos, lo dejo sonar dos veces….
-Hola hiena ¿a que debo el gusto?- dijo mientras sonreía.
No alcanzaba a distinguir lo que Perséfone le gritaba a Ximena, pero claramente le gritaba, escuchaba un sinfín de ruidos imposibles de distinguir… pero Ximena reía, al parecer la hacía muy feliz el hecho de que Perséfone le gritara…
-Solo quiero hacerle todo lo que me hiciste- dijo despacio – si sobrevive… puedes quedártela...-dijo previó a un momento de silencio que pareció eterno…. Un simple –Si la quieres, ven por ella – dijo colgando el teléfono de golpe.
Acerco el cigarro a su boca y dio una calada mas…
-Van a venir a buscarte- dijo sonriendo orgullosa…