Las Noches de Perséfone....17

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A pesar de todo lo que yo pudiera sentir por Perséfone siempre existía esa sensación de duda a su alrededor, esa sensación de que todo lo que la rodeaba estaba no solo lleno de secretos si no de dolor y peligro y no me gustaba del todo.

Había  sido emocionante y divertido por algún tiempo, pero ahora sólo era una continua incertidumbre con respecto de mi futuro y el suyo, no importaba que tanto la quisiera, no importaba los planes que yo tuviera, ni los deseos que pudiera sentir, estar a su lado se volvía cada vez más solo, más triste cada vez esto parecía más y más una prisión, un castigo por las decisiones que yo había tomado.

En vista de su negativa a qué hablara con Noah, pase las siguientes semanas encerrada en la habitación me negaba a salir así ella me lo pidiera no quería nada de afuera la verdad me era imposible olvidar la muerte de Caín en algún grado me sentí extremadamente culpable.

  • Necesito que salgas de la habitación - me dijo Perséfone mientras me destapada de entre las sabanas.

  • No quiero- dije mientras me cubría de nuevo con la sabana jalándola.

  • Ya dejó de ser divertido, no puedes quedarte para siempre encerrada, no tiene caso y no entiendo porque estás así- dijo Perséfone mientras se tiraba a mi lado en la cama a mi lado.

  • Estoy aburrida, cansada y confundida...- dije sin destaparme - no me gusta esto-

  • aja- dijo ella interrumpiéndome - ¿entiendes que son cosas que pasaron?, en verdad trato de cuidarte, hago mucho esfuerzo por saber que estás segura, que nada pueda pasarte pero por ahora no puedes irte, irte sería para ti el equivalente a matarte, por más guardias que yo te ponga por más seguridad, si tú no pones de tu parte esto va a ser un infierno para ti.

  • ¿qué caso tiene que estés conmigo entonces?, ¿qué me tengas encerrada aquí? ¿cómo se supone que tengo que poner de mi parte? fingir que nada pasó levantarme y fingir que estoy feliz para que tú seas feliz, no puedo hacer eso entiendo que para ti es difícil pero para mí también, entiendo que eso es lo que tú has vivido, pero también entiéndeme, es la primera vez que yo paso por esto en la primera vez por mi culpa matan a alguien… yo tenía otra vida –dije atropelladamente.

-¿Quieres dejarme aquí?- dijo molesta mientras me destapaba de golpe – no, no me puedes dejar aquí sola, no entiendes todo lo que yo he hecho por ti, porque estés segura, tú ya no tienes otra vida, ni a dónde regresar, yo soy tu casa y yo soy tu familia y el tiempo que estés conmigo es el tiempo que vas a durar viva, así que deja de conmiserarse, odio verte así, estoy cansada de verte como un bulto en la cama levántate dúchate, vístete bonita que para eso te tengo, para tener algo deprimente ya tengo mi vida

Me jaló las cobijas y me obligó meterme a la ducha lucha frente a ella, pero no había morbo en sus ojos como siempre, por primera vez creo que me veía con lástima, ni siquiera cuando llegue a su lado me miraba así.

Cuando terminé de ducharme regresar el cuarto, antes de que me vistiera me tumbó en la cama poso su cuerpo sobre el mío - eres mía - repetía despacio- no sé cómo tenerte contenta -dijo mientras me tocaba sobre la piel húmeda- pero no te puedes ir de aquí, no me puedes dejar - me beso profundo, pero era un beso extraño, más que amor era como para marcar dominio. Se levanto de la cama y yo me vestí.

Salir de la habitación, me senté en la sala puede ver afuera Noah y el lobo, sentados como siempre en esa extraña tranquilidad en la que todos parecían vivir a mi alrededor en medio del caos total, Perséfone daba órdenes por el teléfono, mi vida parecía en pausa, pero no tranquila, era una sensación muy compleja de explicar.

  • Necesito que hagas algo por mi – me dijo Perséfone mientras colgaba el teléfono, con una cara de seriedad intranquila.

-¿dime?- respondí sin verla  en un tono estoico, casi hipnotizada por las hojas de los arboles que se movían al viento en el jardín.

  • necesito que te lleves el libro a entregar- dijo mientras me miraba fijo - pero sola-.

La palabra “sola” me retumbo en los oídos y me hiso despertar de mi letargo -¿cómo sola?- pregunte mientras la miraba fijo.

  • Pues sola, sin guardias, quizás Noah y el perro, pero tu vas en mi lugar, como mi representante – dijo tratando de sonreír y guardar la calma.

  • aja- dije midiendo mis palabras - ¿y por qué no vas tú?-

  • porque si te atrapan yo iré por ti y si me atrapan a mi, me matan y listo – se limito a decir.

  • ósea voy como un kamikaze - respondí – a que me maten o que me tomen por rehén, ¿es eso lo que me quieres decir?.

  • No… –dijo muy firme al inicio – quizás… - dijo mientras meditaba sus palabras.

  • imagino que como todo... ¿tengo alguna opción? – me limite a responder.

  • No – se limito a sonreír mientras lo pronunciaba, no sabía si contenta porque estaba resignada  o porque por fin después de semanas ponía de mi parte – empaca algo de ropa, van lejos-.

Esa misma tarde Perséfone nos subió a Noah, a Tod, al cuaderno y a mi a una de sus camionetas, curiosamente era la única blanca, me dio una cantidad grosera de efectivo, me dio un beso muy apasionado, miro muy fijo a Noah y le dijo – Llévala y que este a salvo… y tráela a salvo, si no yo misma despellejare a tu perro – mientras sonreía, con cierto morboso placer.

Noah encendió el coche y se abrieron las puertas de seguridad… como si nada pasara, salimos de ahí.

-¿Dónde vamos?- le pregunte a Noah.

  • a corregir tus pendejadas – dijo sin mirarme como si verdaderamente la frase le saliera del corazón, respiro despacio y retomo – vamos a conducir unas 12 horas, ¿sabes manejar? – me pregunto.

  • claro… yo se que estas molesta conmigo pero, ¿podemos tratar de estar tranquilas? – le dije con toda la calma que podía.

  • yo estoy tranquila – respondió sin verme todavía – a la que mandaron de carne de cañón no es a mí, no sé cómo puedes pensar que esa mujer te quiere, lo que te mando a hacer es casi un suicidio, sin guardias, sin armas, claro que te volaran la cabeza y te quitaran el libro y se librara de ti de golpe,  que linda historia de amor –dijo mientras por fin me miraba.

-¿Dónde vamos? – pregunte de nuevo.

  • a regresar el libro… a la hermana de Caín- dijo mientras se hacia un silencio que me pareció eterno.

Sentí que el corazón se me caía del pecho, si alguna vez en la vida sentí miedo, era en este momento. El tiempo parecía no caminar, empecé despacio a pensar que segura mente era la manera en la que Perséfone se deshacía de mi, era la forma en la que, como a muchas otras personas, me mataba sin meter las manos.

  • tienes una oportunidad – dijo Noah viendo la carretera- la hermana de Caín y la Hiena tienen los mismos gustos, jamás digas que le paso a Caín, en lo que tu sabes, eres la novia de la Hiena, no sabes nada, jamás has visto nada, jamás viste a su hermano, no sabes ni quien es, ni que le paso, tu no sabes nada de nada, yo soy tu guardaespaldas y listo, no me hables cuando estemos con ellos, no me mires, si quieres sobrevivir vas a hacer lo que ella te diga.

-¿Cómo se llama, la hermana de Caín ? – dije.

  • No se, todos le dicen La Negra, pero espera a que ella se presente… si tu piensas que has visto lo que hace la gente mala, no tienes una idea, ahora si vamos al infierno-  se limito a responder.

Muchas gracias por leer, pueden leer este y otros relatos que iré subiendo aquí:

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Normalmente aparecen antes ahí.

Saludos y Gracias por leer.