Las Noches de Perséfone....15

• en verdad, nadie sabe otra cosa de mi – me limite a decir mientras le daba otro sorbo a mi copa.

-fue valiente lo que hiciste… estúpido pero valiente – se limito a comentar mientras daba un trago terminado el vaso de whiskey – necesitamos deshacernos del tio ese.

-pensé que dijiste que alguien vendría a limpiar- dije con una clara sensación de desagrado.

• claro, pero cuando lo vean ahí se va a ir… yo te recomendaría que no le dijeras a nadie, ni a tu noviecita- dijo muy seria.

-¿ y que vamos a hacer? – me limite a decir con genuina duda.

• pues lo que se hace con los muertos… enterrarlos- se limito a decir poniéndose de pie.

-No quiero tocar un muerto – me limite a decir con genuino desagrado.

• Entonces toma – dijo extendiéndome su teléfono – llama a tu novia y que ella te diga que hacer – se limito a decir.

Después de intentaron varias veces alrededor de la casa, por fin conseguí un lugar donde por fin hubiera línea.

• Dime Noah – se limito a decir.

-no soy Noah, se metieron a la casa, creo que fue tu misma gente – dije apresurando las palabras-

-¿Joliene eres tu? – me pregunto deteniéndome – ¿estas bien? –

• si pero… ahí muchos muertos… el lobo se comió a Caín -  dije despacio mientras las palabras y las acciones tomaban el significado real de cada hecho.

-No lo repitas, sal de ahí, toma tus cosas y trae mi encargo, voy a mandar alguien por ti, no te vallas sin Noah y su perro – me dijo y me colgó.

En verdad no quería llevarme nada, todo lo mío estaba detrás de la puerta donde estaba el cuerpo de Caín, yo no me atrevía a mirarlo, todo había comenzado a oler al olor de hierro característico de la sangre, tome el cuaderno y lo escondí dentro de mi ropa y regrese con Noah.

• van a mandar por nosotros, ven conmigo trae a Tod -  me limite a responder, mientras ella solo afirmo con la cabeza y fue por sus cosas.

Diez minutos después, una camioneta negra llego por nosotros, era Tomas, era extrañamente reconfortante verlo después de tanto tiempo.

Me sonrió y solo se limito a decir  - súbete rápido – nos subimos Noah, Tod y yo, en el asiento de atrás,  sin decir una palabra, manejo varias horas por la carretera hasta que llegamos a una ciudad que no me parecía familiar.

Llego y nos bajo en una casa pequeña, obviamente era una casa de seguridad, antes de bajarnos en la banqueta me arrojo un juego de llaves y  se mancho, sin decir adiós, supongo que para el también era un gran riesgo transportarnos.

-te lo dije, todo será mas fácil si lo hubiéramos enterrado – dijo Noah mientras me quitaba las llaves de la mano.

Era una casa pequeña,  tipo de interés social, 2 habitaciones diminutas, una sala- cocina- cocina comedor y un baño todavía mas pequeño.

Había una sala  y una televisión enorme empotrada, un refrigerador sin comida y un microndas,  una cama en cada habitación.

Noah comenzó sin pena alguna a deshacerse de su ropa,  quedando completamente desnuda en medio de la sala –necesito una ducha – dijo sin decir nada mas, su cuerpo era menudito, demasiado pálida, parecía el cuerpo de una chica que apenas entraba a la adolecencia, el lobo camino tras de ella, hechandose a dormir en la puerta abierta del baño.

Yo lo miraba curiosa, gracias a el estaba viva, de no ser por ese lobo, Caín me habría matado… igual no me daba ninguna confianza.

Si algo recordaba es que en todas las casas de Perséfone siempre deja algo, en esta encontré el equivalente a 600 dls en pesos mexicanos, y una pistola.

Tome las dos y me senté en la sala,  Noah salió de la ducha estilando agua,  paso sobre el lobo como si se tratara de un tapete mojándolo a su paso, el no se inmuto, y comenzó a vestirse mientras seguía mojada.

Yo voltie la mirada para darle algún tipo de privacidad.

• mirame no me molesta - se limito a decir dándome la espalda  mientras terminaba de ponerse una camiseta que se le pegaba al cuerpo por la misma humedad.

• ¿Por qué no te secas?- me limite a decir.

• no tengo tiempo- me dijo como si fuera una justificación real

Se acerco a Tod y lo jalo a la ducha, le lavo el hocico que se relamía  mientras las gotas de agua la mojaban.

• ¿jamás te ha mordido? – pregunte desde la sala

• no, yo soy como su mama, es mío desde que nació -  dijo sin mirarme.

• ¿Cómo terminaste tu de novia de la Hiena? – dijo con genuina curiosidad.

• la vida me llevo a ella… supongo – me limite a responder

-¿eres yonkie? – dijo mientras me seguía mirando.

• ¿Qué si me drogo? No, no me drogo – me limite a decir.

• ¿eres puta? – pregunto tratando de adivinar.

• no, tampoco soy puta, solo, coincidimos en un lugar y momento- me limite a decir.

• pues que mala suerte tienes – dijo bajando su mirada.

Quizás tenia razón, quizás tenia mala suerte y por eso el destino había atado mi vida a la de Perséfone, en ese momento no tenia una mejor explicación  para todo lo que me pasaba.

Había una calma falsa, la sensación misma que se tiene antes de que algo pase, la ansiedad,  previa a cuando algo se avecina.

Tocaron la puerta, era Noah abrió, era Perséfone me tomo del brazo molesta y me jalo hacia una de las  habitaciones.

• ¿Qué Diablos paso? – dijo enojada sin soltarme del brazo.

• NO SE – le dije casi gritándole – tu gente se volvió contra ti, trataron de sacarme de la casa,  de no haber sido por el Lobo Caín me mata …

-¿En verdad esta muerto? – dijo con una duda que lo hacia parecer inmortal – dime que paso.

Le conté como me habían dicho que me fuera de ahí, como Noah me había encerrado en un cuarto con Tod, los disparos, como Caín entro al cuarto y como el lobo lo había tomado por el cuello, mordiéndolo. Pude ver en su cara como iba naciendo una sonrisa con cada una de mis palabras, como parecía que se había librado de algo  - ¿y el cuaderno? -  me dijo despacio interrumpiendo mi historia, lo saque de mi espalda junto con el arma y los deje sobre la cama.

Jamás la había visto tan feliz.

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Muchas gracias por leer, pueden leer este y otros relatos que iré subiendo aquí:

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Normalmente aparecen antes ahí.

Saludos y Gracias por leer.