Las Noches de Perséfone....12

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La verdad en ese momento no medí en lo absoluto las consecuencias de mis actos… sentí el impacto de la bala al salir, el calor que emanaba del arma, escuche como la bala estrello el cristal…

Cuando abrí los ojos, vi las consecuencias de mis actos…

Había roto el cristal de la ventana, pero no había alcanzado a nadie… Caín me miraba con un odio real…

Perséfone se bajo del coche, en menos de dos movimientos desarmo a Caín, obviamente no necesitaba que la protegiera, de igual manera me baje del auto, le apunte de nuevo a Caín, esta vez con la convicción de que no cerraría los ojos, Caín no dejaba de mirarme lo que hizo que Perséfone se girara y me viera con el arma entre las manos.

  • Baja eso- me dijo Perséfone.

-que te suelte primero – me limite a decir.

Caín rompió en carcajadas mientras la soltaba, Perséfone se acerco a mí y me quito el arma de las manos, bajándola hacia el piso mientras me repetía muy quedito –todo esta bien, todo esta bien...- Cuando por fin la tuvo entre las manos,  la levanto y la apunto hacia Caín.

Caín se levanto del piso sacudiéndose la tierra, como que nada pasaba, miro a Perséfone con desgano mientras preguntaba – ¿ y ahora?... ¿Qué vamos a hacer?.... me disparo tu morrita y tu te sabes las reglas Hiena… tu y yo somos amigos… -

-yo sé Caín – se limito a decir Perséfone- pero… no te voy a dejar… a ella no – dijo simplemente.

-igual quiero mi cuaderno – se limito a decir Caín con los labios apretados.

  • no es tuyo… se bien que es de quien es… igual… no lo tengo yo – se limito a decir sin bajar el arma.

Caín se limito a levantar el dedo y apuntarme con el como si fuera un arma…

-súbete al coche -  me grito Perséfone mientras se dirigía al mismo, podía ver en su cara que estaba furiosa,  me limite a caminar hacia el auto, el silencio molestaba de lo intenso…

-Perséfone yo…- trate de explicarme cuando me interrumpió de golpe.

-Joliene… no quiero hablar  ahora… no sabes en lo que te has metido…. Y me debes la ventana de la camioneta- dijo sin siquiera mirarme… manejo por un espacio de 30 min en medio de un camino de terracería, sin decir una palabra, sin mirarme siquiera una vez.

Después me di cuenta que estábamos a las puertas del infierno…. Todo dentro de ese lugar me parecía un recuerdo tan lejano pero tan vivido, en verdad me parecía algo ya olvidado… al ver la camioneta abrieron inmediatamente las puertas desde dentro,  como siempre estaba repleta de todos los trabajadores de Perséfone… pero algo era distinto ahora.

Perséfone se bajo del auto estrellando la puerta, dando ordenes para que de inmediato cambiaran la ventana, me tomo de la muñeca y me jalo hasta dentro de la casa,  con la misma cara de enojo y de reproche que tenia desde el momento que nos subimos al auto.

Me condujo hasta la habitación que estaba mas encerrada, mas oculta del mundo, de las puerta, de las salidas,  me empujo dentro sin decir una palabra y me dejo ahí.

Tenia una mezcla de sensaciones encontradas, me daba verdadera tristeza, pero no sabia en verdad a que se debía todo… entendía perfectamente que quizás no fue lo mas conveniente lo que hice, pero en ese momento, de verdad, no pensé en nada mas que hacer y en verdad creí que la vida que Perséfone estaba en peligro, si ella no podía verlo así, no podía hacer mas.

Pase varias horas ahí guardara, encerrada sola, con la real sensación de que me iban a dejar ahí para siempre… y justo cuando ya había perdido la esperanza de que llegara… abrió la puerta despacio…

Se recostó en la cama, yo estaba sentada en un sillón….

-ven aquí- dijo sin mirarme.

-¿Qué va a pasar?- pregunte sin moverme.

-ven aquí…- dijo en un tono más fuerte, no gritaba, pero su voz era mas firme.

Me puse de pie y me pare al pie de la cama, a su lado… se sentó y me tomo del brazo de nuevo, me jalo hacia ella tumbándome en la cama a su lado… me abrazo muy fuerte… y comenzó a hablar despacio.

-no estoy enojada- dijo con la voz firme pero tranquila – me preocupa lo que has hecho… de alguna forma, las ligado tu vida a la mia, tu suerte a mi suerte y de eso no te puedo salvar, por lo que  lo hiciste, debería dejar que Caín te disparara… pero no quiero, no me puedo arriesgar… no creo que el tenga tan mala puntería como tu… y la verdad… eres lo mas valioso que tengo… se que no lo hiciste por mal, tu no vives en este mundo y en verdad trate de alejarte de el lo mas que pude… pero hoy… - dijo tomando un respiro hondo- hoy sellaste tu destino…-

Cada palabra que salía de su boca me pesaba mas y mas en el corazón, sabia que nada seria igual nunca, sabia que mi vida  con ese acto casi reflejo cambiaria para siempre….

-¿Qué voy a hacer?- me limite a preguntar con la voz entre cortada.

-¿tu?- pregunto casi como burla- tu nada… yo te voy a proteger… eres mia… y  eso es algo que te tiene que quedar mas claro que nunca… si te vas de mi lado… te mueres, asi de simple… ya no necesitas el rastreador porque en este momento tienes una horda de detrás de tus pasos, si no estas conmigo, no vas a estar a salvo y si Caín no te mato en ese momento es porque todavía podemos negociar… pero querida… a los ojos de todos y desde este momento, tu eres mi mujer, yo respondí por ti… no existe anillo de diamantes, ni boda, ni lazo mas fuerte que te una a nadie, y como mi mujer es mi trabajo evitar que te maten- termino de decirme.

Entendí en ese momento que hiciera lo que hiciera… jamás me iba a separar de ella… para bien o para mal.

Me quede ahí tumbada un rato, se giro y me abrazo por la espalda, me beso la nuca despacio.

Tenia una sensación de vacio, como si una parte de mi no existiera mas, como si algo hubiera muerto…

-no te  asustes-  me susurro despacio – yo te voy a cuidar… tenemos que cambiarte el nombre… tenemos que escoger uno nuevo… el tuyo ya no sirve-

  • y ahora ¿como me llamare?- dije con extrañeza…

-Diana… por tu buen tino- dijo en un tono burlón, entre risas.

-ja ja ja… que boba- dije molesta

  • eres la primera persona que veo cerrar los ojos al disparar…. Con suerte y no me diste a mi… aparte todas las camionetas están blindadas… ¿que chingados pensabas?- dijo riéndose.

  • pensé que Caín te dispararía – dije entre dientes apenada por su risa.

  • igual y si…. Fue una excelente distracción…  y todavía me debes una ventana-  dijo Perséfone con una sonrisa burlona.

  • no puedo pagarte tu ventada de la camioneta – me limite a decir entre dientes molesta por la burla.

Acto seguido,  se giro sobre mi cuerpo, acostándose sobre mi esta vez de espalda, mientras decía  - esta bien, como no tienes dinero serás mi almohada para siempre… eres jodidamente mala para disparar pero eres una excelente almohada, uno tiene que saber sus capacidades- dijo mientras se reía.

-bájate de mi me aplastas- dije tratando de empujarla a un lado.

-Págame mi ventana- dijo mientras seguía sobre mi.

Jugó un rato a no bajarse de mi cuerpo, por un lado supongo que era para que yo dejara de estar nerviosa, por otro es que a veces tenía esa actitud casi de niña.

Antes de dormir, me quito el rastreador del tobillo… ya no necesitaría…

Me explico que, ella no siempre podría estar cuidando de mi, tenía que ir a lugares y moverse, así que para mi seguridad, había contratado a alguien… y de todas las personas del mundo había pensado en Noah….

Así que tendría que vivir 2 días encerrada hasta que Noah apareciera…

Al 3er día, Perséfone me despertó como si fuera fiesta nacional… a las 5 de la mañana,  para esperar afuera una avioneta donde venia Noah…

Al bajar de la avioneta vi una muchachita que se veía extremadamente joven, muy blanca de cabello largo, lacio y negro, con una cara de seriedad absoluta… acompañada de un lobo enorme, totalmente negro, tan algo que la cabeza del lobo le llegaba a la cintura… la imagen era impresionante, mas teniendo en cuenta que esa chica con todo y lobo incluido iban a ser los encargados de mi seguridad.

Perséfone me abrazo por la espada – Ella es Noah… importada especialmente para ti amor, ¿vez ese lobo que lo que la acompaña?, Noah es conocida por alimentar a su lobo  con la carne de las personas que mata, no la hagas enojar- dijo casi  en secreto en mi oído.