Las Noches de Perséfone....11

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Nos quedamos así un rato, besándonos, como si todo fuera lo mas normal del mundo.

Después comenzó a enseñarme la casa, esta era distinta, era un departamento de 3 habitaciones, el lugar contrario a todas las otras casas que conocía de Perséfone, se sentía… cálido, por así decirlo, las paredes seguían siendo blancas lo cual parecía una obsesión constante en todas sus casa, pero en esta los muebles era distintos. Al entrar se veía una sala en desnivel color café, con cojines rojos, una tele enorme llenaba la pared de lo que quedaba de la sala, la cocina era pequeña pero bastante funcional, había cuadros, libros, fotos de Perséfone con mucha gente, en verdad esta si parecía la casa que habitaba alguien.

-me gusta tu casa- me limite a repetir.

-hummm… hace mucho que no vengo- dijo mientras se asomaba al refrigerador completamente vacio – no ahí nada- murmuro entre dientes.

-¿tienes hambre?-

-claro… ¿tu no comes?- se limito a decir entre risa –ya es tarde… hummm….¿vamos a buscar algo?- dijo mirándome con una expresión que no le conocía.

-vamos- me limite a decir.

Bajamos de nuevo por el elevador, empezó a manejar por todas las calles de la ciudad buscando cualquier cosa, terminamos en algo parecido a un café tomando jugo de naranja y comiendo pan tostado con mermelada, mientras me contaba como hace muchos años (como 7) había comprado ese departamento, fue lo primero  que compro, despacito y como en un año lo amueblo ella… siempre pensó que era lo mas grande que tendría, por eso lo compro hasta arriba, donde pudiera ver toda la ciudad, me hablo de su madre, de como jamás había tenido papa, y extrañamente fue lo mas parecido a tener una cita que jamás tuvimos, algo en lo que solo fuéramos dos personas platicando.

Regresamos al departamento, era muy tarde, casi amanecía, hacia frio, se acerco a mi mientras entrabamos, me abrazo por la espalda.

-tenemos tres habitaciones… ¿Dónde quieres dormir?- dijo mientras me besaba justo debajo del lóbulo de la oreja haciéndome temblar.

-este… no se… donde sea- me limite a decir torpemente.

-vas a dormir conmigo… igual es la única cama que tengo aquí- dijo entre risas sin separarse de mi.

Así abrazada a mi, me llevo hasta la puerta de una de las habitaciones, había una cama muy amplia, dos buros un sillón pequeño una tele empotrada en la pared y una cajonera. De unos de los cajones saco una camiseta y me la dio.

-toma, para que duermas- dijo mientras se acercaba para quitarme la ropa que traía puesta, me quede en pantis y me puse la camiseta que me ofreció, ella se acostó solo en pantis, me acosté boca arriba y ella se monto en mi cuerpo, casi arriba mío

-¿de verdad esperas que duerma contigo encima?- le dije mientras terminaba de acomodarse sobre mi.

-claro- se limito a decir mientras acomodaba sus piernas entre las mías,  y metía sus manos bajo la camiseta que me acababa de ofrecer…se quedo quieta, la cama era increíblemente suave, y despacio, bajo el ritmo de su respiración contra mi cuello, con el peso de su cuerpo sobre el mío me fui quedando dormida despacio.

Por primera vez en mucho tiempo, dormí completamente tranquila.

Me desperté sola en la cama, salí asi, en la camiseta y los pantis por qué no encontré ni mis zapatos. Me encontré a Perséfone en la sala,  -Ven conmigo- dijo cuando me vio salir, me acerqué a ella y la vi así, en pantis sentada en el sillón, me jalo y me sentí en tus piernas, estaba viendo la televisión, metió sus manos bajo la camiseta y comenzó a apretarme los senos, mientras me mordisqueaba la nuca, me excite y empecé a gemir despacito lo que hacía que me mordiera más fuerte y mis gemidos más intensos, bajo su mano y comenzó a masturbarme mientras me susurraba -como te extrañe putita- me puso la piel de gallina, le pedía que parara entre gemidos, pero no lo hizo, me vine mucho, hasta que caí a un lado del sillón de tanto tratar de zafarme de ella, ella simplemente siguió viendo la tele ahí topless.

Cuando pude me reincorporé, me senté a su lado…

-ven aquí-  dijo mientras hacia un gesto que apuntaba a sus piernas coronado con una sonrisa sádica.

-nooo… luego me agarras de tu tontita- me limite a decir mientas me movía para alejarme de ella todavía en el sillón

-ven aquí… no me hagas ir por ti- me repitió con la misma sonrisa malévola… acto seguido me tomo del tobillo donde me ponía el rastreador, yo trate de zafarme, vi que su sonrisa crecía, le gustaba el hecho de jugar al gato y al ratón conmigo, ella me detuvo mas fuerte… después de mucho jalonear me la pierna logre zafarme y me eche a correr por el departamento… en el fondo yo sabia que era un acto casi suicida porque sabía que ella era mucho más fuerte que yo, pero aun así me gustaba el juego… termine por esconderme en la  habitación  tratando de empujar la puerta para que no la abriera…. Lo cual termino por ser una mala idea.

Empujo la puerta y la abrió de par en par, me tomo de los hombros y me empujo hacia la cama, se sentó sobre mi  estomago, puso sus piernas sobre mis brazos, haciendo imposible que me pudiera mover…

-bajate de mi- me limite a decir.

-no quiero – dijo mientras sonreía y se empezaba a tocar los pechos, yo no podía con la cara de idiota… bajo su mano y comenzó a tocarse despacio  sobre los pantis…

Verla así, tocarse sobre mi, me excitaba sobremanera… se hincó acercando su sexo a mi boca…  yo comencé a lamerla despacio, a lamer su sexo húmedo hasta que ella despacito movió sus pantis para dejarme tocar su sexo con mi lengua, comencé a lamer y a chupar su clítoris, sabia delicioso… después de un rato me fue imposible parar, empecé a tocarla a  acariciar su cuerpo, ella empezó a llevar un ritmo frenético sobre mi hasta que termino…

Se acomodo a mi lado y nos besamos un rato…

Después de un rato nos levantamos, era casi medio día… habíamos pasado toda la mañana haciendo el amor… pero había mas que hacer.

Después de mucho rogarle Perséfone me entrego mi ropa,  fuimos a comprar comida para el departamento y llegamos a la conclusión que no compraríamos otra casa… que nos quedaríamos ahí…

Fuimos de nuevo de compras y como siempre, ir con ella a comprar cualquier cosa era ver un derroche mayúsculo de dinero, con todo y que solo íbamos a comprar ropa para un fin de semana, como siempre, compramos mucho mas de lo que necesitábamos. Andar por ahí, con ella parecía hacer las cosas como mas normales… pasamos 3 días así, haciendo nada paseando, fuimos al cine, cocinamos, vimos tele  y tuvimos muchísimo sexo… todo era increíble… de verdad parecían unas vacaciones de la vida loca de Perséfone.

La mañana del 4 días, me despertó muy temprano… teníamos que movernos de nuevo… arriba del edificio, había un helicóptero esperándonos…  todavía no salía el sol…  subí adormilada a su lado, todo el tiempo ella llevaba apretado entre sus manos el cuaderno que le había quitado a Caín… nos dejaron en un lugar que no conocía, como siempre, nos esperaba una camioneta vacía…

Manejamos alrededor de 30 min por un camino de terracería, íbamos solas encerradas en un silencio que se hacia un poco mas pesado… de la nada una camioneta se nos emparejo…Caín manejaba mientras se emparejaba lo vi empuñar una pistola, la levanto hasta ponerla a nuestra altura, Perséfone  freno de golpe,  Caín se bajo de la camioneta y camino hacia el coche donde nos encontrábamos, siempre  la pistola en alto…

  • No tengas miedo- repetía una y otra ves Perséfone mientras abría la guantera, había dos pistolas… toma una  y la puso al costado de su asiento.

Caín se acercó, le apunto a Perséfone  muy cerca de la frente… yo por reflejo tome la otra pistola… apunte… cerré los ojos y dispare…