Las nalgas mas lindas

Ella es delgadita, bonita, bustoncita, pero eso MUY nalgona, deliciosa a sus 24 años, y ahora toda mía (con fotos).

LAS NALGAS MAS BONITAS DE LA OFICINA

La ví linda, sentadita junto a su tía, ayudándola en sus labores, pero cuando se levantó y caminó, pude admirar las nalguitas mas ricas que haya visto en mi vida. Respingadas, altas, redonditas, firmes, PRECIOSAS! No se me iban a escapar.

Ella es delgadita, con carita de niña traviesa, tiene 24 años, unos pechitos redonditos, lindas aureolas grandes y con pezones retadores de 2 centímetros de largo, blanca y bonita, pero ¡caramba!, ¡que nalgas tiene!, cuando se levantó moviendo esa colita sabrosísima, me quedé pasmado, parece que estuvieran rellenas de helio y quisieran flotar rumbo al espacio, pero sus pantalones ajustadísimos las retienen para que no se vuelen. GUAU!!

Como conozco a su tía, de la misma edad que yo, enseguida me presenté y le hice plática. Ella muy amable y linda, muy sonriente y atenta, hasta nos despedimos de besito. Le pedí su número de celular y me dijo que estaba descompuesto, en seguida me ofrecí a reponérselo y ella accedió, así obtuve su número y el derecho de llamarle.

Su tía la cuida y la vigila mucho, por lo que apenas nos podíamos ver en pocas y reducidas ocasiones, aún así le hice la corte y ella accedió, pero como no teníamos tiempo, no pasábamos de tiernos besitos.

Lo bueno vino cuando su tía le dijo que ya no podía pagarle por ayudarla y que debía buscar otro trabajo. Yo realmente no necesitaba ayudante, pero si la empleaba contaría con todo el tiempo del mundo para estar a solas con ella a diario, así que enseguida se lo propuse y ambas accedieron, aunque su tía aún no sabe nada de nuestra relación.

Desde el primer día de "trabajo" –ella viene por las mañanas y yo trabajo por las tardes, ya que en las mañanas solo me dedico a ella- lo único que hacemos es tener sexo cada día mas loco y mas sabroso. Por cierto, en el despacho tengo una recámara amueblada y ahora la usamos diario.

El primer día nos dimos una buena agasajada con besos profundos y caricias sobre la ropa, ya que ella me dijo que estaba reglando, así que tuve que esperar hasta el lunes.

El lunes por fin la pude desnudar toda y disfrutar de esas nalguitas que me vuelven loco, por su juventud, su firmeza y su forma, bien respingadas. Ese día tuvimos sexo "normal", es decir solo por su vagina, para que no se me fuera a espantar.

Descubrí unos pechos lindos, redonditos, con pezones paraditos y grandes, riquísimos y muy sensibles a mis caricias, besos y chupadas. Ella me dijo que no conocía el orgasmo, que nunca había tenido uno y que esperaba no decepcionarme ya que ella no hacía ruidos al tener sexo.

Seguí con mi labor, descubriendo con mis dedos que su vulva es gordita, bien grande, sabrosa. Sus labios mayores esponjaditos, suaves, bien acogedores. Sus labios menores largos, grandes, ricos y ella ya estaba mojándose toda. Su clítoris pequeñito, redondito, bien retador, haciendo guardia frente a esa gruta cuya entrada estaba llena de carúnculas himeneales y por dentro toda corrugada, lo que prometía un roce delicioso a mi pene.

Lleno de lujuria le metí el dedo índice hasta encontrar su punto G, que acaricié con un movimiento lateral suave pero firme, ella abrió sus ojos desmesuradamente, luego los cerro, echó su cabecita a un lado y empezó a suspirar quedito, mientras yo le lengüeteaba y le mamaba su botoncito rosa, que parecía de gelatina, tembloroso, trémulo, pero erguido y dispuesto para la lucha. Ella mientras comenzaba a decir un débil ah, ah, que yo sabía pronto iba a subir de tono.

Después de un rato de dedearle su cuevita y mamarle su clítoris, me chupé mi dedo para lubricarlo con mi saliva y se lo fui metiendo por su exquisito culito, el cual es precioso, firme y redondito, nada fruncido, como un anillo flexible pero con muy buen tono muscular, chiquito y apretadito como se debe, pero con mucha elasticidad, lo que me prendió muchísimo, pues no resultaría difícil poder culearme a esa belleza. También noté que aunque no le gustaba la idea y ella trataba de que no entrara mi dedo mas profundamente, la penetración le estaba gustando pues su carita estaba roja y ella movía su cabeza de un lado a otro.

Nos acomodamos en la posición de misionero, con lo que pude comprobar que ella llevaba buen rato sin ejercer sus funciones sexuales, porque su cuevita estaba apretadísima, hummmm, que ricura, deliciosa, sus propios jugos lubricaban el paso de mi pene a su interior, así que le fui metiendo poco a poco toda la extensión de mi miembro y ella se quedó quietecita, suspirando, hasta que toqué fondo y me quedé inmóvil un momento, mientras que esa jugosa, calientita y estrecha funda se amoldaba a mi caliente y duro invasor.

Ahora si, comencé a moverme mas y mas rápido, mas y mas fuerte, hasta que ella empezó a gemir suavecito, luego a aspirar fuerte, como si el aire le faltara, seguí dándole verga mas rápido y mas fuerte y ella ahora soltaba suspiros aumentando su volumen, hasta que por fin llegó su primer orgasmo, ahora si ella gritaba AH, AH!, y entonces apliqué mi mejor técnica (se las paso para que sus mujeres los adoren), que es incrementar la fuerza y la velocidad de las metidas justo en los momentos en que ella se está viniendo, de ese modo el orgasmo les llega mas intenso, pero lo mejor es que enseguida encadenan otro orgasmo mas y volviendo a incrementar el ritmo y la fuerza les provocan otro orgasmo mas de inmediato; es decir UN ORGASMO MÚLTIPLE, fabuloso, y mas siendo este el primero que ella tenía.

Así estuvimos un buen rato, ella viniéndose y yo gozando de lo lindo, pues siento riquísimo en mi pene las contracciones y la temperatura tibia de sus venidas. Ahora si venía lo que yo tanto esperaba, ponerla de perrito y tener a la vista la preciosidad de sus nalgas, hummmmm, le mamé su panochita le metí la lengua y aproveché para lamerle su culito, a lo que ella respondió con un suspiro laaaargo y levantando aún más su culito, por lo que procedí entonces a meterle mi lengua en su chiquito. Guau que suspiro lanzó ella! así que la atrapé de sus caderas y seguí dándole lengua hasta que mi verga me empezó a doler y procedí a meterla en esa vagina que tanto me la había mojado.

Por fin estaban sus nalgas pegadas a mi vientre, que sensación tan cachonda, mi verga toda enterrada en su conejito y yo aferrado a sus caderas, exquisito, delicioso. No duramos mucho en esa posición que a mi tanto me gusta, porque a ella le provocaba dolor ya que así se la metía completa a cada golpe, por lo que decidimos ponernos de ladito (de cucharita) y así me vine a mares dentro de su deliciosa panochita.

Al día de hoy, ya me mama la verga, y aunque todavía es un poco inexperta, lo compensa con hacérmelo con un amor y una dulzura que me calientan aún mas que si lo hiciera con experiencia. También ya le doy por ese delicioso culito que tiene y lo mejor es que a ella le encanta esa nueva experiencia, aunque le todavía le apena mucho la idea de mancharme con su caquita, pero esto será tema de otro relato que muy pronto les enviaré.

Disculpen la tardanza en volver a escribir, pero he tenido mucho trabajo y ahora con mis dos nuevas adquisiciones casi no tengo tiempo para mis relatos, y aunque "sufro mucho", me la paso de maravilla.