Las nalgas de Julissa
Mi gordita bella
Las nalgas de Julissa
Esto sucedió hace algunos años atrás, empezábamos un proyecto con una contratista en una mina en la sierra trujillana, me incorpore al equipo de trabajo, con el personal de avanzada viendo la instalación de las oficinas de campo y la presentación de documentación de mi área para su revisión y aprobación.
Ingresé a la oficina y me topé con una morocha, 1,65 m., amplia sonrisa y rostro simpático, le di la escaneada de rigor, buenas piernas, me llamó mucho la atención su bien formado trasero con curvilínea cintura, busto pequeño y, de amplias carnes (un poco gordita)
Hola soy Julissa, ¿tú eres? – me dijo, ah hola soy Lunatacas, encargado del área de seguridad – le conteste y empezamos a conversar de trabajo, nos hicimos amigos casi de inmediato, nos hicimos inseparables. Ella es chepenana, por ende, mujer de buen ánimo y trato agradable, siempre con la sonrisa en los labios y también de buen diente; casada y con una pequeña niña,
Siempre bromeábamos y conversábamos de todo un poco, nos hicimos confidentes y nos contábamos nuestras dichas y desdichas, subíamos a mina sentados uno al lado del otro, durante las horas de trabajo almorzábamos y cenábamos juntos.
Pasaron un par de meses y conocí a Alejandra (Ale), asistenta administrativa de otra empresa con la que compartíamos cigarrillos, en esta mina hay zonas habilitadas para fumadores. Ale es diferente a Julissa, tiene mejor cuerpo y todo; pero no tiene esa gracia que tienen las norteñas, en una de las conversas que teníamos me pregunto si podíamos cenar el sábado, invitación que acepté.
Llegado el sábado cenamos con Ale, y luego de un vino nos salimos a caminar por la plaza, se me pegaba mucho, en un descuido de abrazo y me besó, no la rechace, caminamos y ya en la puerta de su hotel me dijo que podía subir y no lo dude, el detalle no es motivo de esta historia; la pasamos muy bien durante una semana; menciono lo ocurrido con Ale porque ella fue la que desencadeno los celos de Julissa y por ende su entrega total.
Ale, salió de días libres y no me quedo otra que volver a mi rutina, durante esa semana Julissa no estaba en obra, se había quedado en Trujillo viendo asuntos de trabajo. Cuando llego estaba muy distante y no me dirigió palabra alguna, caballero nomás no insistí.
Regresamos a la ciudad y en el camino nos indican que había un cambio de hospedaje y teníamos que mudarnos, ya en el hotel estaba subiendo mis maletas a la camioneta y veo a Julissa con las suyas, me acerque y la ayude a subirlas, me miro muy seria entendiendo la situación no hizo ninguna escena.
En el nuevo hotel nos distribuyeron y me toco en el 4to. Piso, la primera habitación al lado de las escaleras, sorpresa grande la mía cuando vi que mis vecinas eran Julissa y Patricia (la asistenta social). Con todo el alboroto de la mudanza comenzamos joder un rato para amenizar el momento, pero Julissa seguía muy seria conmigo.
Ya instalado en mi habitación, amplia con cama queen, TV LCD, un escritorio con su silla, un sofá bastante amplio y cómodo, noté que había una puerta, la abrí y era el acceso hacia el balcón, que más bien era un pasadizo largo que conectaba a todas las habitaciones que tenían vista a la calle, una vez fuera encendí un cigarrillo, la puerta contigua se abre y sale Julissa hablando por celular renegando y maldiciendo con la persona con quien hablaba, terminada su llamada le hablé.
Tranquila gordita, no reniegues que no es bueno – le dije a Julissa.
¡Ay! Me asustaste, además estoy molesta contigo y no quiero hablarte – contesto muy seria.
¿Se puede saber a qué se debe eso? – pregunte.
Eres bien fresco ¡no!, ya me contaron que te estas tirando a Ale y quieres que me quede tranquila – me increpó.
¡Aguanta tu coche Gordita! ¿por qué te molestas, si no tenemos nada? – le conteste sorprendido.
Ja ja ja, todos los hombres son iguales – diciendo esto se metió a su habitación.
Me dejo pensando su reacción, me percate que había dejado su celular en la baranda del balcón, así que espere a que salga a buscarlo.
Pasaron los minutos y no salía, su celular comenzó a sonar, era su mamá quien llamaba y no sabía si contestar o no, solo atine a cogerlo para que no se caiga del balcón; momentos en que abren la puerta de la habitación, era Julissa.
Sabes si he dejado mi celular por acá – me pregunto intrigada.
Sí, toma (entregándoselo) ha estado llamando tu mamá – le dije.
Me miró entre molesta y seria.
Lo has dejado en la baranda y con las vibraciones puede caerse – le dije mirándola a los ojos.
Entro otra llamada y ella contesto, luego de unos minutos de renegar y reproches termino su llamada.
Gordita, puedes aclararme el tema de tu molestia conmigo – le pregunte.
Sí pues, todos Uds. son iguales, a una la ilusionan y luego en la mejor oportunidad que tienen se van con la primera que les abre las piernas – me dijo molesta.
¿De qué ilusión estás hablando? – le pregunte intrigado.
Julissa intento volver a entrar a su habitación; pero la tome por el brazo suavemente, ella tenía los ojos llenos de lágrimas, me hizo sentir como un villano.
Julissa, te parece si conversamos sobre lo que me acabas de decir, ¿no entiendo que es lo que he hecho mal? ¿no sé porque estas así conmigo? – le manifesté preocupado.
Lunatacas, no te has dado cuenta de lo que me has hecho – me contesto, mientras que varias lagrimas caían por su rostro.
¡No! espera, ¿estas confundiendo las cosas? – le conteste ingenuamente.
Julissa me miro confundida e incrédula, Lunatacas por la forma como me tratas, te preocupas de mí, de cómo estoy y todos esos detalles, me han hecho dudar de mis sentimientos y… si, sí, ¡estoy confundida! ¡no se qué mierda me pasa! – dicho esto abrió la puerta y entro a su habitación.
La seguí, tomando uno de sus brazos y acercándola hacia mí, nuestras miradas se encontraron, gordita claro que me atraes, me gustas mucho; pero no he querido que me mal intérpretes y mucho menos ilusionarte, dicho esto Julissa cerró los ojos y ofreció sus labios, la bese suavemente, ella no se retiró y continuamos besándonos durante largo rato.
A nuestros besos se unieron las caricias respectivas, acariciaba suavemente su rostro y baje hacia su cuello para besarlo, escudriñe sus orejas y sentí como temblaba ante este estímulo, la respiración se agitaba cada vez más; una de mis manos ya estaba sobre su cintura, Julissa me separo suavemente y mirándome a los ojos me dice Lunatacas, Patricia está por venir, hummmmm pequeño detalle, para todo hay solución – le conteste.
Tomándola de la mano la llevé a mi habitación, puse el cerrojo respectivo a ambas puertas y nos sentamos en un sofá para comenzar a besarnos, estuvimos largo rato entre besos y caricias mutuas.
Lunatacas estoy confundida, no se en qué pensar, conteste el celular de Juan (su esposo) y una mujer me pregunto por él, para luego cortar la llamada, ha pasado seguido y creo que esta saliendo con otra mujer, no me toca hace tiempo.
Solo atine a seguir besándola, ya que si seguía hablando la culpa invadiría su mente y nublaría su accionar, ella tenía la respiración entrecortada y se agitaba cada vez más; tenía la mesa servida, faltaba disponer de la presa.
Lunatacas, si vas a hacer algo, ¡hazlo ya! – me increpo Julissa, volví a besarla.
Me separe de ella para poder apreciar su belleza natural, en mi trabajo es muy raro vez una mujer maquillada y por ende siempre están al natural; por lo que no tienes duda de lo que tienes delante de ti; desabotone su blusa para sacársela y dejarla en brassier, Julissa respiraba agitada, la besé y solté el sujetador liberando sus tetas, pequeñas con una gran aureola oscura que contrastaba con el color de su piel, sin más permiso me abalance sobre ellas, Lunatacas, ahhhhhh, despacio, ahhhhhh, no tienes apuro, ahhhhhh, despacio, ahhhhhh, mientras tanto seguía lamiendo y succionando sus pezones, hasta que se pusieron duros, por el estimulo recibido.
Volví a besarla, yo estaba sentado en el sofá y ella parada, solté su pantalón, le saque las botas, dejándola en un pequeño calzón blanco de algodón, nada llamativo a la vista, ataque nuevamente sus tetas y pezones, ella comenzó a desvestirme para dejarme en bóxer, Lunatacas te parece si nos damos un duchazo antes de hacer algo, recuerda que venimos de obra y estamos llenos de tierra – me dijo Julissa esbozando una pícara sonrisa, claro gordita no es para menos – conteste.
Nos dimos el respectivo duchazo, pude apreciar ese par de hermosas nalgas, redondas, su cintura quebrada que entonaba con sus caderas, le amase y cachetee sus nalgas a mi gusto, ella se dejaba llevar, la voltee para poder ver su pubis, encontrando un vello púbico en forma triangular muy bien cuidado y recortado, mis dedos abrieron sus labios mayores para ingresar a su vulva, Julissa jadeaba, luego se arrodillo para darme una buena mamada, ufffff, casi me vengo en su boca, la tuve que detener, se puso de pie y nos besamos, salimos envueltos en las toallas y nos secamos.
Echados en la cama, besos y caricias mutuas, se abalanzo sobre mi verga, devorándola completa, dándome una excelente mamada, ufffff, había recogido su cuerpo, mostrándome sus nalgas, las que pude disfrutar y a la vez juguetear con su vulva, ufffff, mis dedos ya estaban jugando con sus labios mayores y el índice entraba en su vulva, ella contorneaba la cintura como si estuviese siendo penetrada. Julissa resulto ser una experta mamadora.
Acomodé a Julissa para un 69, y ya entre sus piernas pude apreciar mejor su hermosa vulva, sus labios mayores que protegían esa fruta hasta ahora prohibida, comencé a lengüetearla, ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, ¿qué haces?, ahhhhhh – exclamaba Julissa, proseguí con la sopeada de rigor, saboreando sus jugos vaginales que ya humedecían su vulva, ahhhhhh, ¡qué rico!, ahhhhhh, sigue, sigue, ahhhhhh, no te detengas, ahhhhhh – exclamaba Julissa, mientras ella volvía a succionar mi verga y sus manos jugaban con mis testículos, ufffff.
Me entretuve succionando sus labios mayores, lengüeteando su clítoris y besando el perineo, por momentos pasaba mi lengua en su asterisco tratando de penetrarlo, notando que no había sido usado y estaba sellado. Ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, que rico se siente, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh, sigue cariño, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh – exclamaba Julissa, dedicándose con afán a mi verga en cada estimulo que recibía.
Fue un 69 bastante placentero, no logre hacer que alcance el clímax en esta posición, estaba empapado de los jugos vaginales de Julissa y ella no se detenía, casi me hace eyacular, tuve que detenerla otra vez.
Saqué una caja de preservativos de mi mochila y se los di, ella sonriente abrió uno de ellos y me puso el respectivo poncho, no sin antes darme otra mamada.
Me eche a su costado, la besaba suavemente, Lunatacas quiero sentirte dentro de mí, hace tiempo que no tengo una buena pinga y la necesito– me dijo, sonreí y la bese, me posicione sobre ella, Julissa abrió las piernas y las recogió, coloque mi verga en la entrada de su vulva y comencé a penetrarla suavemente, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, dale Lunatacas, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh – susurraba Julissa en mi oído para después comenzar a besarme, me ofreció su lengua, nuestras lenguas se entrelazaron.
Acto seguido y de un envión se la incruste toda, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ¡que rico!, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, sigue, sigue, no te detengas – susurraba Julissa en mi oído, metiendo su lengua en el, esto hizo que mis embestidas fueran más fuertes y rápidas, Julissa entrelazo sus piernas con las mías, su interior apretaba mucho mi verga y quemaba haciéndome sentir en la gloria, en cada embestida sentía como me atraía hacia ella, sus movimientos de caderas se acompasaron con los míos y dimos rienda suelta a nuestros bajos instintos.
Ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, que rico se siente, Lunatacas no dejes de moverte, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, sigue así, dale fuerte, dale, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ¡Que ricoooooooo! – exclamaba Julissa ya fuera de si, aumento los decibeles de sus gemidos; mientras no dejada de fondearla duro y parejo, estaba por venirme y no quería hacerlo aun, así que incorpore mi cuerpo y le saque mi verga, ella se quejo por esto; pase mis brazos por sus piernas y acomode mi verga en la entrada de su vulva para penetrarla lentamente, ella me besaba y acariciaba el rostro, incremente el ritmo de la penetración, el desenfreno se apodero de mi y no me contuve para nada, la forma como Julissa apretaba mi verga con su vulva es indescriptible, sentí como esa corriente eléctrica bajaba por mi espalda y terminaba en fuertes descargas, ufffff, ufffff, me había venido muy rápido, pero no deje de moverme, momentos en que Julissa empieza a relajarse y soltarse, su respiración se apuro aun más y su rostro se desencajo para que de una contundente apretada de vulva termine de exprimir mi verga aun más, siiiiiiiii, siiiiiiiii, ohhhhhh, ohhhhhh, ohhhhhh, ¡que ricooooooo!, siiiiiiiii, siiiiiiiii – Julissa alcanzo el clímax del orgasmo inmediato al mío; me desplome sobre ella, para poder recuperar la respiración, mi rostro estaba sobre su pecho y sentía como su corazón latía raudamente.
Sin darme opción a nada, Julissa me echo en la cama y ataco mi verga aun medio erecta, saco el preservativo para darme una mamada de campeonato, limpio todo el resto de semen existente y no se detuvo para nada, luego de un par de minutos estaba listo para continuar, abrió otro preservativo y me lo puso.
Situaciones como esta no se desaprovechan en la vida, así me la puse en cuatro; pude apreciar sus nalgas en todo su esplendor, perfectas diría yo, redondas, suaves al tacto, tersas, firmes y duras, formaban una pera perfecta, una delicia de nalgas. Dirigí mi verga hacia su vulva, y de perrito comenzamos otra vez el mete y saca, con todas las variantes necesarias para esta posición, ocupaba mis manos con sus tetas y pezones, incremente el ritmo de la penetración y la halé por los cabellos, atrayendo su cabeza hacia atrás, con mi otra mano le di fuertes nalgadas hasta dejarle marcada mis manos en cada una de sus redondas nalgas.
Ahhhhhh, ¡Que ricoooooooo!, ahhhhhh, sigue, sigue, ahhhhhh, ahhhhhh, no te detengas Lunatacas, sigue así, sigue, que rico, cáchame, ¡cáchame! – exclamada extasiada Julissa, yo obediente seguía bombeando, ella por su parte contorneaba las caderas y se pegaba cada vez más a mi, haciendo que la penetración sea más profunda.
En un momento Julissa hundió la cabeza entre las almohadas, dejando el culo en pompa, y ver sus nalgas era todo un espectáculo, pude notar su arrugado y marrón asterisco, sellado, misterioso y oscuro, un poco más oscuro que su piel. Me salí de esa posición para agarrar sus nalgas y abrirlas, hundí mi cara entre sus nalgas y mi lengua invadió su arrugado ano, un beso negro mas preciso no pudo ser, ella se desencajo por completo, mi lengua trataba de entrar en su hasta ahora no profanado ano, una delicia sus jugos aun estaban presentes.
Lunatacas, ahhhhhh, ahhhhhh, que bien se siente, no se lo que me has hecho, pero me gusta, ahhhhhh, ahhhhhh, nunca me habían hecho esto por atrás; pero por favor no te detentas, ahhhhhh, ahhhhhh, cariño no dejes de hacerlo – gemía Julissa, mis dedos jugaban con su vello púbico y entraban y salían a placer de su vulva, ella ya tenia una mano estimulándose el clítoris, mientras mi rostro seguía hundido en sus nalgas y mi lengua tratando de llegar lo más profundo que se pueda.
Ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh… retire mi rostro de sus nalgas y puse mi dedo meñique en su virginal orificio, entro lentamente, Julissa no dijo nada, solo se dejo llevar.
Una vez que mi dedo entraba y salía a placer, cambié y metí el índice, a lo que ella reculo un poco, ¿qué haces? ¡No! ¡no hagas eso por favor! – me reclamo Julissa, relájate lo vas a disfrutar le conteste.
Julissa se sentó de golpe, ¡Lunatacas estas loco! Ni pienses que me la vas a meter por mi culito, la tienes mucho más grande y gruesa que la de mi marido y a él no se lo he permitido por más que lo ha intentado – me reclamo exaltada.
Esboce una sonrisa y me incorpore hasta que mi verga quedo a la altura de su rostro, ¡eres un desgraciado! – me dijo, llevándose mi verga a la boca y comenzando a mamármela (sin sacarme el preservativo). Se entretuvo un rato y me hizo echar en la cama, para treparse encima mío, clavándose mi verga de golpe, ahhhhhh, ahhhhhh, que dura que esta, que rica pinga tienes Lunatacas, ahhhhhh, ahhhhhh, mi marido no la tiene tan dura, ahhhhhh, ahhhhhh – exclamaba Julissa, mientras comenzaba a cabalgar sobre mi verga incrementando el ritmo; yo disfrutaba acariciándole las tetas y jalando sus pezones.
Julissa es estrecha y sabe moverse muy bien, estando arriba me iba a hacer llegar rápido, tome su cintura y le marque el ritmo, ella quería darle fuerte, cariño si te mueves así me vas a hacer llegar y la gracia del asunto esta en gozarlo – le dije, ella asintió con la cabeza y bajo su ritmo.
Ahhhhhh, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, muévete cariño, muévete, ahhhhhh, ponla dura, que rica pinga tienes, ahhhhhh, ahhhhhh, así dura, ponla dura – gemía Julissa, ufffff, ufffff, que bien se sentía su vulva, caliente, lubricada y estrecha.
En un cambio le pedí que se ponga de cuclillas, para poder controlar la penetración, ella obediente se posiciono y con mis manos la ayuda a que suba y baje, fue una penetración más que placentera, ambos gozábamos al máximo, ella controló el ritmo e infringió más velocidad, momentos en que alcanzó el segundo clímax, siiiiiii, siiiiii, que ricoooooo, ohhhhhh, ohhhhhh, se movía como poseída hasta que le fallo el calculo y mi verga se salió, al regresar me la doblo, auchhhhhh, carajo – le reclame, cariño no fue mi intención – me respondió asustada. Esta acción dolió haciendo que se me vayan las ganas de eyacular
Julissa ten cuidado te has entusiasmado – le dije, ¿qué puedo hacer para recompensarte? – respondió.
Aun con la respiración entre cortada y sin recuperarse del segundo orgasmo la tome por las piernas hundiendo mi cabeza entre ellas, para darle una buena sopeada, sus jugos vaginales estaban frescos dejándole limpia toda esa zona, claro esta no desaproveche nada y de paso ataque el perineo y su arrugado ano.
Ahhhhhh, ahhhhhh, sigue, sigue cariño, esa lengua que tienes, ahhhhhh, ahhhhhh, me esta volviendo loca, ahhhhhh, ahhhhhh – gemía Julissa, no descanse en mi cometido, mis dedos ya penetraban su vulva y jugaban con sus labios y clítoris, ya embadurnados metí el índice en su ano... esta vez no opuso resistencia, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, no pensé que llegaría a gustarme, ahhhhhh – exclamo Julissa, proseguí con la penetración, me acerque a su rostro y la bese, mi dedo aun seguí en su ano, ahora tenia su pierna izquierda recogido por mi brazo, la besaba y hacia que me chupe los dedos, humedécelos bien – le dije, ella obediente lo hizo.
Mi dedo índice volvió a profanar su ano, ella se relajo y seguía besándome, una vez que entraba y salía con facilidad, tome su mano y la dirigí hacia su clítoris para que se estimule ella misma; acto seguido introduje dos dedos en su ano, ella sintió la pegada pero no se escapo esta vez, seguimos besándonos, ella se estimulaba y mis dos dedos recorrían su ano.
La voltee y coloque sus piernas sobre mis hombros, yo de cuclillas le introduje mi verga y comencé a bombear, un buen rato estuve dándole… ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, tu pinga esta dura, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh, sigue así, ahhhhhh – gemía Julissa.
Variamos en la posición se sus piernas, en un hombro, sobre los dos, en el otro, luego hice que ponga sus pies sobre mi pecho para bombear libremente, posición que le resulto nueva y con un incremento de ritmo, alcanzo un nuevo orgasmo, siiiiiii, siiiiii, que ricoooooo, ohhhhhh, ohhhhhh, Lunatacas me vengo otra vezzzzzzz, blanqueo la mirada y se desencajo.
Sin darle tregua hice que se ponga a cuatro patas, la penetré, a la vez que metía mi dedo pulgar en su ano, siempre haciendo que se estimule ella sola. Continúe con la penetración sin incrementar el ritmo, jugaba con mis dedos en su ano, una vez el pulgar luego dos dedos, y así estuve un rato, dejando que se acostumbre al intruso, incremente el ritmo de la penetración, ella respondió con su movimiento de caderas y pegándose lo más posible a mi, aproveche para meter tres dedos, sintió la pegada, ¿qué haces? – reclamo Julissa, preparándote y no dejes de moverte – respondí.
Una vez acostumbrado su ano a los dedos intrusos, le avise que se acomode y que le iba a doler un poco, que, si hacia fuerza le iba a doler, que se relaje y se acostumbre al intruso, Julissa asintió con la cabeza y se acomodo.
Coloqué la cabeza de mi verga en la entrada forcé y nada, más fuerte y nada, ella no se quejaba solamente resoplaba, metí mis dedos en su vulva para que sus jugos ayuden a lubricar, Julissa se mantenía quieta casi estática, en un momento ella sola llevo su mano para estimularse el clítoris, aproveche y forcé su entrada, auchhhh, mierda, duele, ¡sácalo!, auchhhh, ¡sácalo!, auchhhh, duele, mierda duele – me reclamo airadamente Julissa, cariño, relájate, por favor, ella hundió la cabeza entra la almohadas y metí un poco más mi verga, me demore en penetrarla, su ano estaba bien sellado, quemaba y sentía como si un anillo aprisionaba mi verga, de a pocos logre meter la mitad de mi verga.
Lunatacas, duele mucho, auchhhh, detente por favor, auchhhh, me estas partiendo en dos, auchhhh, auchhhh, mi culito me duele – exclamo Julissa, sin dejar de tocarse el clítoris, cariño si te la saco ahora que ya esta a la mitad te a doler más cuando te lo vuelva a meter, así que continuemos y relájate por favor – respondí.
Acto seguido deja de estimularse, con ambos brazos firmes en la cama, me dice Lunatacas ¡hazlo de una buena vez! ¡rómpeme el culo!
No espere arrepentimientos y se la enfunde completa, me agarre bien de sus caderas y comencé el mete y saca, con fuerza hasta el fondo, ella temblaba y resistía mis embates con firmeza nunca se doblego.
Auchhhh, auchhhh, mierda duele, auchhhh, auchhhh, duele, duele, auchhhh, Lunatacas no la saques, solo disfrútalo, auchhhh, te estoy dando mi virginal culito, auchhhh, auchhhh, vamos rómpeme, auchhhh, ¡rómpeme el culito!, auchhhh – exclamada muy exaltada Julissa.
Yo seguía arremetiendo con fuerza profanando, hasta hace unos instantes, su virginal ano, veía como mi verga se perdía en su agujero, absorbida por sus voluptuosas nalgas, ufffff, ufffff, que tal sensación, que agradable momento, sentir como su anillo se esforzaba por contener al invasor, sin dar tregua seguí dándole duro y parejo.
Note que Julissa había metido una mano entre sus piernas y trataba de estimularse, pero las embestidas no lo permitían, así que baje el ritmo, ella lo noto y comenzó a auto consolarse, siguiendo mi ritmo sus lamentaciones se convirtieron poco a poco en pequeños goces, ahhhhhh, ahhhhhh, no se porque lo hago, auchhhh, auchhhh, eres un bruto, mi culito me duele, ahhhhhh, despacio, despacio, no seas tosco, Lunatacas me estas partiendo en dos, auchhhh, auchhhh – reclamaba Julissa sin dejar de tocarse, una de mis manos soltó su cadera y le amase las tetas como pude, esto lo recibió con buen agrado, ya que pego sus nalgas lo más que pudo a mi cuerpo, ambos estábamos disfrutando de este momento, cada uno a su modo.
Lunatacas no se si esto es agradable, me duele mucho, pero no se por qué no puedo parar, sigue moviéndote, auchhhh, auchhhh, no dejes de moverte, párteme en dos – exclamo Julissa, cariño con más dedicación y tiempo esto va a terminar gustándote mucho, a tal punto que solo lo vas a querer por atrás – le conteste.
Sentir mi verga aprisionada en su ano, su esfínter oponía una vana resistencia, su interior quemaba; sentí una nueva corriente bajando por mi espina dorsal, incremente mi ritmo y taladre su ano lo más que pude, ufffff, ufffff, que rico se siente; pero Julissa tenía un as bajo la manga, se movió tan rápido que no pude reaccionar y librándose de la posición, sólo para quitarme el preservativo y darme una corta mamada, quiero que llenes mi culito con tu leche – me dijo, atine a sonreír, ella llevo mi verga a la entrada de su ano y la introduje a duras penas, auchhhh, auchhhh, despacio Lunatacas, no seas tosco – reclamo Julissa, una vez dentro la atravesé completa y raudamente, aumentado el ritmo, ella clavaba sus uñas en las sabanas, hundió su cabeza en las almohadas mordiendo una de ellas, ufffff, ufffff, mi descarga era inminente, sentí la explosión y bombee cuanto pude para caer rendido sobre su espalda, Julissa estaba agitada y yo hecho trapo, pareciera que había descargado un litro de semen.
Ambos estábamos agitados y sudorosos, mi peso hizo que Julissa termine echada boca abajo conmigo sobre sus espaldas, podía sentir como aun contraía sus músculos pélvicos como si me estuviese ordeñando. No me movía para nada, solamente sentía su respiración normalizándose y los latidos de su corazón.
Luego de unos minutos mi verga perdió su rigidez y termino saliéndose del ano de Julissa, nos acomodamos para quedarnos profundamente dormidos.
La alarma de los celulares nos despertó a las 4:30 am (hora normal para nosotros) nos duchamos no sin antes meternos un “madrugador mañanero”, desde ese día durante el año que estuvimos en obra y con guardias iguales dimos rienda suelta a los placeres de la carne, Julissa aprendió mucho más de su cuerpo y sus nalgas siempre pedían que termine entre ellas.
Termino la obra y la diosa fortuna nos sonrió, enviándonos a otra obra en Cuzco, donde nuestro romance continuo por varios meses más, pero todo tiene su final nada dura para siempre (dice esa vieja canción) termine peleándome con un gerente y fui transferido a Lima, luego renunciaría a la empresa.
Cada vez fue mas difícil encontrarme con ella y nuestra pasión se fue apagando de a pocos, ahora recuerdo con añoranza a mi gordita, bella mujer, hermosa persona y sobre todo gran amante.
Julissa nunca confundió nada y dejo claros sus sentimientos, lo nuestro siempre fue y será carnal nada más, aun así hay momentos que reviso mi laptop y busco los videos que hicimos, no solo los XXX sino los de reuniones y veo su sonrisa, sus expresiones, ella ha dejado una gran marca en mi ser y creo que no encontrare a nadie igual.
Espero volverte a ver algún día de estos y poder revivir nuestra pasión, Julissa tienes un lugar muy especial en mi corazón, gracias por ser como eres.