Las mujeres de mi familia me ayudan 8

Después de vivir toda la vida en mi casa, con mi madre y mi hermana, con sólo 19 años me iba a vivir sólo y nada menos que a Inglaterra. Antes irme, ellas me ayudan a superar mi timidez

Mi Prima 1

(Jueves en la mañana)

Antes de desayunar, me puse a hacer ejercicios en mi cuarto, pues no quise salir a correr. Luego me bañé y me desayuné.

Cuando terminaba sonó el celular, miré la pantalla y vi que era Marisol, la hija de mi tía Carolina. A veces yo le daba clases de matemáticas, por lo que no era extraño que me llamara, pero después de la “sesión” de ayer con su mamá, me pareció una coincidencia extraña.

-Hola Marisol, buenos días- le contesté.

-Hola, primo, ¿Cómo estás?-

-Muy bien y tú?-

-Bien, gracias a Dios. Ya pronto te vas ¿no?-

-Si, este fin de semana. El sábado, específicamente-

-Uy, que nervios ¿no estás asustado?-

-Bueno, un poquito sí-

-Mira, no sé cómo estás de tiempo, pero tengo unas dudas de matemáticas y se me ocurrió preguntarte a ver si podrías pasar un momento por aquí a ayudarme-

Me acordé que Marta vendría a las 12, pero eran sólo las 9 de la mañana y la casa de la tía no era tan lejos.

-Bueno. Puedo pasar por allá un momento, pero a las 12 tengo que estar de regreso-

-Está bien, seguro que en menos de tres horas me ayudas bastante-

Cuando llegué a casa de la tía, es decir, a la casa de Marisol, no pude dejar de recordar la tarde de ayer y el culo de la tía Carolina mientras me la cogía contra el escritorio. Mmmm. El güevo se me empezó a poner duro, pero luego pensé en Marisol y me calmé.

-Hola primo- me dijo abriéndome la puerta.

La verdad fué que me sorprendí al verla. Tenía puesta un blusa bastante escotada. Ella tenía, mmm… ya no me acordaba, ¿dieciocho años? o algo así y de pronto me daba cuenta que, si bien no había heredado las masivas tetas de su mamá, se podía ver que tenía unas teticas de lo más acomodaditas. Además llevaba una minifalda, muy mini. Apenas le llegaba a la mitad de los muslos. ¿Era la primera vez que me recibía así o era la primera vez que yo me daba cuenta?

Considerando mi timidez y mi inexperiencia sexual, podía ser que siempre se hubiese vestido así y yo no me hubiese dado cuenta. Hoy, desde luego, estaba muy apetecible y eso que era apenas una niña.

-Hola, prima- le contesté acercándome para darle un beso en la mejilla, pero ella me abrazó primero y luego me dió un beso a mí en la mejilla… muy cerca de la boca.

-¿Me estoy imaginando cosas?-

pensé.

-Ven, vamos a mi cuarto- me dijo cerrando la puerta tras de mi -¿Quieres tomarte algo?-

-No, gracias- le contesté siguiéndola.

Las clases las hacíamos siempre en la mesa del comedor. Que me invitara para su cuarto me pareció extraño, pero no quise decir nada y esperar a ver qué pasaba.

Entramos al cuarto y ella me señaló un silloncito al lado de su cama, mientras ella se sentaba en la cama con las piernas cruzadas. La faldita apenas cubría sus muslos.

-¿Qué quieres que te enseñe, qué problemas tienes?- le pregunté.

Ella me miró en silencio un momento con una sonrisa pícara en la cara, hasta que finalmente me habló:

-El problema que te tengo no tiene que ver con las matemáticas- dijo.

-¿No? ¿Qué será entonces?-

-No estoy segura de por donde empezar…-

-¿Qué tal si empiezas por el comienzo?-

-Bueno, cómo tú digas. Ayer en la tarde llegué a la casa un poco más temprano de lo habitual-

Apenas dijo esas palabras, me sonrojé pues en la tarde justamente había estado tirando con su mamá.

-¿Si y a qué hora?- le pregunté preocupado por lo que venía.

-La casa parecía vacía, pero entonces oí un ruido raro viniendo del cuarto de mamá. Sin saber qué esperar, me acerqué sin hacer ruido. Yo pensé que quizás se estaba masturbando, pues jadeaba mucho-

-Oh… mmm-

-El caso fue que me acerqué despacio y me asomé por la puerta y los ví-

Yo no le dije nada. No sabía qué podía decir.

-Si, primito, mamá estaba boca abajo, recostada en su escritorio y tú… tú se lo metías una y otra vez- la cara de Marisol se había puesto un poco roja y los pezones se le habían levantado bajo la blusa.

-Esteee…- balbuceé.

-Con cuidado de que no me vieran, me les quedé observando. Mamá gemía con el mayor placer con que yo la haya visto alguna vez en la vida y tú… estabas tan concentrado, metiéndoselo una y otra vez…-

-Yo… ella…- balbuceé.

-No digas nada todavía- me ordenó mi prima y continuó -Yo los seguí viendo y entonces mamá tuvo un enorme orgasmo y luego otro y luego otro... -

Marisol bajo la vista y se movió un poco en la cama, ¿incómoda?. Los pezones parecían querer reventar. Se mojó los labios con la punta de la lengua y luego siguió contándome.

-Yo la he oído coger con papá. Ellos no lo saben claro, pero la casa es muy pequeña y las paredes, ya sabes. Pero nunca la había oído gozar tanto… Al final te ví como acababas dentro de ella y ¡ella volvía a tener otro orgasmo! ¿Cuántos fueron cuatro?-

-No sé, no los conté-

-Yo quiero- dijo entonces decidida.

Esto último no lo oí bien o no lo entendí, por lo que le pregunté:

-¿Cómo?-

-Eso, que yo quiero lo mismo y si no, estoy dispuesta a contarle todo a papá-

-Pero no puedes hacer eso-

-Claro que puedo, pero no quiero hacerlo. Lo que quiero es que tu me cojas igual que te la cojiste a ella. ¡Quiero tener cuatro orgasmos!-

-¡Pero tú eres una niña!-

-Tengo casi 19 años y estoy sexualmente activa. Me he acostado con todos mis novios-

Esa era una información que no necersitaba, pero en realidad, me hizo sentir un poco más tranquilo, por lo menos no la estaba pervirtiendo.

-¡Pero somos primos!- le dije.

-Y mamá es tu tía- me respondió -Ayer eso no pareció importarles-

-Ella quizo hacerme un regalo- le confesé.

-¿Un regalo?-

-Si, bueno ya sabes. Yo siempre… creo que mejor me callo la boca-

-Ah, no. Ahora me lo cuentas todo-

-Bueno… es que yo siempre le veía las… el busto y ella se dió cuenta. Entonces, como regalo de despedida, ella me ofreció que podía tocárselas y… bueno de ahí en adelante-

-¿Y no te provoca tocarme las mías?- dijo entonces Marisol abriéndose la blusa y mostrándome las tetas.

Obviamente era una visión maravillosa. Nada que ver con las grandes tetas de la tía o de mamá. También era pequeñas que las de mi hermana y sin embargo se veían tan firmes, tan… deseables.

Y sin embargo yo estaba paralizado.

Entonces ella bajó la vista triste:

-Claro, se que son muy chiquitas…-

-No, no- respondí acercándome a la cama y sentándome a su lado -son… ¡perfectas!-

Ella entonces se alegró y levantó el cuerpo ofreciéndomelas. Y yo claro, no pude negarme. Con delicadeza puse mis manos sobre esas maravillas y comencé a acariciárselas.

-¿Entonces aceptas?- me preguntó al cabo de unos momentos.

-Por supuesto que acepto- le respondí.

-A ver, entonces desvístete. Quiero ver de cerca esa maravilla…-

Sin dudarlo más, me levanté de la cama y que quité la ropa en segundos. Mientras ella se quitaba la faldita. No llevaba nada debajo. Un pequeño triángulo de vellos muy cortos le cubría el pubis. Mi güevo dió un respingo cuando la ví desnuda.

-Wow, es enorme. Ven acuestate aquí- me dijo señalándome la cama a su lado. No era una cama muy grande pero cabíamos los dos uno al lado del otro y me acosté a su lado boca arriba.

Ella se quedó sentada, más o menos a mitad de mi cuerpo y con un poco de miedo acercó una mano y me agarró el güevo.

-Es más grande que lo que pensé. Ayer lo veía entrar y salir de la vulva de mamá… pero claro, el culo de ella es tan grande… Ahora que lo tengo en la mano…-

Volví a dudar un poco y le dije:

-Tú tienes experiencia ¿no?-

-Si, claro- respondió ella.

Entonces comenzó a masturbarme un poco subiendo y bajando la mano, mientras yo me inclinaba para alcanzar sus tetas con la boca.

Por los siguientes minutos nos dedicamos a eso: ella me pajeaba y yo le comía las tetas. Yo estaba en el cielo. Sus tetas eran duras como piedras, bueno no como piedras, pero más duras que las que había probado antes y al mismo tiempo tan sensibles. Y los pezones, mmm…

Al poco rato empecé a bajar por su barriguita hacia su vientre.

-¿Qué haces?- me preguntó.

-Te voy a comer la concha, ven-

Ella pareció dudar, pero finalmente se echó para atrás y abrió las piernas para mí. Nuevamente lo que me encontré me dejó un poco perplejo. Las únicas vulvas que conocía eran de mujeres que habían parido y casadas, es decir, que habían visto cierto… tráfico. La vulva de mi prima no era virgen, según sus propias palabras se había acostado con todos sus novios, pero en cualquier caso, no había parido nunca. El caso es que se veía ¿cerrada?. A ver, delante de mi estaba la raja que denotaba la vulva, pero no se veía para adentro. Ni los labios menores, ni el clítoris, nada.

-

Todo debe estar ahi-

pensé -

sólo que no se ve-

Entonces me incliné hacia adelante y se la recorrí con la lengua.

-Oooohhhh- gimió ella estremeciéndose.

-Muy bien-

Volví a pasarle la lengua, pero esta vez empujándo un poco con la punta, buscando abrirla la concha un poco.

-Mmmmm- volvió a gemir abriendo más las piernas.

Y entonces su vulva se abrió un poco. No sé si por mi lengua o por la mayor apertura de las piernas, pero sus labios mayores se abrieron y allí estaba el tesoro. La apertura de la vagina en la parte de abajo, los labios menores un poco húmedos y el clítoris… No, el clítoris no se veía, pero yo sabía que estaba ahí donde los labios se juntan.

Me acomodé mejor entre sus piernas y volví a deslizar mi lengua varias veces, cada vez asegurándome que la punta entrara entre sus labios. Ella gemía cada vez más fuerte.

-Estamos solos ¿no?- le pregunté.

-Ooohhh… siii…- gimió. Tuve que suponer que ese “si” era la respuesta porque podría haber sido otro gemido.

El caso es que después de varios lenguatazos volví a mirarle la vulva y ahora sí me recordaba más a las otras. Bueno, por lo menos a la de mi hermana. Las de mamá y mi tía eran mucho más… abiertas.

Pero lo que más me gustó fue que allí arriba, entre los labios, se asomaba un punto brillante, una zona distinta: el clítoris.

Así pues, ahora en vez de usar la lengua, puse mis labios como si fuese a dar un beso, tal como me enseñó mamá, los coloqué sobre el clítoris y chupé.

-OOOOOHHHHH… ¿qué me haces?... OOOOOHHHH…- gritó ella cerrando las piernas alrededor de mi cabeza al tiempo que, con las manos, me la empujaba más hacia ella.

Por unos momentos seguí allí chupándola mientras ella gemía y me sujetaba, pero luego, de pronto, aflojó las piernas y me empujó alejándome.

-Para… para…-

Entendí que era demasiada estimulación y que le molestaba. mamá me había dicho que eso pasaba a veces y que tenía que variar las caricias, así que volví a pasarle la lengua por el resto de la vulva. Inclusive traté de metérsela por la vagina, pero no podía llegar muy adentro.

Ella volvió a gemir con mis nuevas caricias y poco a poco fui estableciendo un ritmo. Un rato el clítoris y otro rato el resto de la vulva.

En algun momento se me empezó a cansar la lengua y recordé que podía usar los dedos, así que me mojé el índice con saliva y empecé a introducirlo por su vagina.

-Oooohhhh- gimió, subiendo el volumen otra vez.

Su vagina era extraordinariamente estrecha. Estaba completamente mojada con sus jugos, pero sus músculos me presionaban el dedo como si no quisiera que entrara.

Igual lo metí, primero hasta la segunda coyuntura y luego completo. Para mi sorpresa, me pareció sentir allá al final, el fondo de su vagina. Obviamente no podía ser, según me había explicado mamá, la vagina era capaz de recibir la mayoría de los miembros ¿cómo iba ser que su vagina fuera sólo del largo de mi dedo índice?

En cualquier caso, eso lo averiguaría después, por ahora tenía que buscar su punto G, así que giré la mano para doblar el dedo hacia arriba y explorar la parte superior de la vagina.

Mientras, volví a chuparle el clítoris con los labios y ella volvió a estremecerse y a bricar con mis caricias.

-OOOOHHH…-

-AAAAHHH…-

De pronto y cuando pensé que ella no tenía punto G, me agarró la cabeza con fuerza y me apretó contra su vulva al tiempo que gritaba más duro que nunca.

-AAAAAHHHHHHH….-

Y empujando su cadera contra mi, empezó a temblar.

-AAAAAAAHHHHHHH….-

Su orgasmo me agarró por sorpresa. No porque no me lo esperaba, sino porque todavía tenía cosas por hacerle.

Dejé de chuparle el clítoris, pero no quité mis labios de sobre él, mientras ella se estremecía empujando contra mi. Luego dejó caer sus caderas y su vagina, que me presionaba el dedo con fuerza, empezó a pulsar. Apretándolo y soltándolo cada pocos segundos.

Sus gritos se fueron apagando y convirtiéndose en un gemido constante cada vez mas suave.

Yo volví a pasarle la lengua por el clítoris, pero ella literalmente brincó.

-No, no, no- dijo -Estoy… muy… sensible…-

Entonces respiró varias veces y al final me pidió:

-Déjame reponerme un momento… ven- y con la manos me haló hacia arriba, haciéndome acostar sobre ella, después de cerrar un poco las piernas. Mi güevo, que estaba super duro, quedó aprisionado entre los dos.

-Eso fue…- trato de decirme -Eso fue… espectacular-

-¿Nunca habías tanido un orgasmo así?-

-No…- me respondió -Bueno, sí, pero…-

Cada vez me parecía más rara su historia de que se había acostado con todos sus novios, pero cuando buscó mis labios con los suyos, me olvidé de todo.

Por un rato estuvimos besándonos, aprendiendo cada uno del otro. Nuevamente, besos distintos a los de mamá o de Marta. Y de pronto me dí cuenta que con la tía no me había besado en la boca.

Al cabo de unos minutos, nos separamos para coger aire y entonces ella me dijo:

-Eso de antes estuvo muy bueno, el mejor orgasmo de mi vida, pero ahora quiero tenerte dentro... - y entonces suspiró como cogiendo fuerza y luego siguió -¡quiero que me cojas ahora!-

Entonces ella abrió de nuevo sus piernas y yo quedé apoyado con mi abdomen contra su vulva. Mi güevo estaba muy atrás, así que apoyándome en los brazos, me moví hacía arriba hasta que sentí que estaba a la altura adecuada. Ella también se acomodó un poco y abrió más las piernas.

Cuando sentí que la cabeza del güevo estaba en posición, empujé hacia a delante, pero resbaló hacia su culo.

Volví a intentarlo y de nuevo falló. Era evidente que tendría que sujetarlo con la mano. Recordé que siempre habían sido ellas las que me habían dirigido en la dirección correcta, pero mi prima tenía sus manos apoyadas en mis brazos y tampoco parecía saber qué hacer.

El caso fue que decidí soportar el peso de mi cuerpo con una mano y usar la otra para dirigir el “ataque”. Sin embargo, aún con la ayuda de mi mano, no sabía muy bien dónde poner la punta de mi herramienta. Desde mi posición no veía nada y la sensación en el glande era demasiado difusa, así que luego de intentarlo dos veces más sin poder penetrarla, ella tomó la iniciativa.

-Ven, déjame a mi- me dijo agarrándome el güevo y colocándoselo ella misma en la entrada.

-Ahora empuja-

Y yo empujé.

Pero tal como lo había sentido ya cuando le había metido el dedo, su vagina era demasiado estrecha y no entraba. Si, la cabeza estaba donde era, pero era demasiado grande.

-Es muy grande… - dijo ella suspirando -Empuja más duro-

Y empujé más duro.

Y la cabeza entró.

-Aaaahhhh…- gimió.

-¿Te duele?-

-No, no, pero siento que es… uff… espera un momento-

Realmente sentía la presión de su vagina como un guante demasiado apretado y aunque mi cuerpo me pedía que empujara más, esperé como me pidió.

Finalmente, ella cogió aire y me dijo:

-Ahora empuja otra vez-

Y volví a empujar.

Entraron dos o tres centímetros.

-Aaaaahhh… uuuuhhh-

-¿Te duele?- volví a preguntar.

-Ya te dije que no, pero es… estoy toda estirada… no sé cómo va a caber todo-

Ella seguía agarrándome el güevo con la mano y claramente lo que quedaba afuera era más grande que su mano.

-No tenemos que meterlo todo- le dije recordando que había sentido el fondo de su vagina con el dedo. Pensé que ya pronto alcanzaría ese fondo, pero no se lo dije.

-Yo ví como se lo metías todo a mamá… y ella lo disfrutaba, así que debe haber alguna forma… déjame acostumbrarme…-

-Ok, avísame cuando quieras que siga-

Pasaron unos momentos y entonces ella suspiró profundo y me dijo:

-Empuja un poco más-

Y yo empujé.

-AAAAhhhh… no tanto…-

Sin querer, al empujar habían entrado varios centímetros más y ya tenía más de la mitad del güevo dentro.

-Perdona, perdona- le dije retrocediendo.

Lo malo fue que cuando retrocedí, se me fue la mano y lo saqué todo.

-Ooohhhh- gimió ella -No tenías que sacarlo-

-Es que me equivoqué ¿lo meto otra vez?-

-Si, pero con cuidado. Yo te aviso cuando tienes que parar-

Guiado por su mano, se lo metí de nuevo. De alguna manera, su vagina se había estirado un poco y me costó mucho menos meterlo. Tanto que llegamos al mismo sitio de antes en un sólo empujón.

-Ya, ya, para- dijo ella -Uuufff…. estoy tan llena-

Debo reconocer que me sentía muy bien. La presión de su vagina era fuerte, pero mi güevo se sentía muy bien así abrazado.

-Ok. Ahora retrocede un poco ¡sin sacarlo!-

Y yo retrocedí hasta que tuve sólo la cabeza adentro y lo volví a meter despacio.

-Mmmm… siiii… así está bien… mmm… Ahora, otra vez-

Ella tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido, y estaba completamente concentrada en sus sensaciones. Pero la cara y el pecho estaban enrojecidos y los pezones parecían a punto de explotar.

Retrocedí y volví a empujar. Para mi sorpresa, ella empujó contra mí y el güevo entró más.

-Ourgh… me está llegando… uuuurggh… hasta… urghh- dijo sin aclarar adónde estaba llegando, pero ya sólo quedaban 2 o 3 centímetros fuera.

-Otra vez- me pidió.

Y la complací.

Retrocedí y avancé.

-Ough… siii…-

Y otra vez

-Aahhh…-

Y otra vez

-Ooouhhh…-

Y lo repetí y lo repetí.

Y de pronto, mi pubis chocó contra el suyo. ¡Se lo había metido todo!

-OOOOUUUGGHHH… Siiiii… OOOUUUUGH- gemía ella con cada embate.

Pronto yo también empecé a gemir.

-MGRGRHH-

-OOUUHGR- respondía.

Yo no entendía cómo le cabía completo pero la prueba era evidente ¡Y lo estaba disfrutando!

-MGRGRHH-

-OOUUHGR-

Cada vez más rápido.

Y ella respondía empujando contra mí cada vez con más fuerza.

Poco a poco empecé a sentir la agradable sensación del próximo orgasmo, pero entonces me acordé de las lecciones de mamá. ¡Tienes que hacer que ella acabe primero!

Así pues, reprimí mis sensaciones y traté de pensar qué hacer para que ella acabara pronto y se me ocurrió que podía acariciarle las tetas. Yo seguía apoyado en mis manos para no dejar todo mi peso sobre su cuerpo, pero aún así pude levantar una mano y agarrarle una teta.

-AAAAHHHH- gimió sorprendida y su mano se posó sobre la mía apretándomela para que la acariciara aún más duro mientras abajo mi güevo seguía remachándo:

-MGRGRHH-

-OOUUHGR-

Cuando le pellizqué duro el pezón, explotó:

-AAAAAHHHHHHH-

Y empujo tanto hacia mí con sus caderas que por unos instantes su culo quedó levantado de la cama, en posición “puente” y el resto del cuerpo rígido.

Fianlemente se dejó caer y empezó a temblar y su vagina comenzó a palpitar.

Yo no pude aguantar más y exploté dentro de ella.

La sensación de mi semen bañando su vientre la hizo explotar de nuevo, volviendo a levantar el culo, mientras gemía de nuevo:

-AAAAAAAHHHHH-

Un rato después, abrazados en la cama, y mientras nos acariciábamos despacio, me confesó:

-Cuando te dije que me había acostado con todos mis novios..-

-¿No lo habías hecho?- la interrumpí.

-No, no. Sí lo hice… sólo que… sólo he tenido un sólo novio-

-Ooohhh…- exclamé -¿Yo entonces soy el segundo?-

-Bueno… - dijo ella bajando la vista -Técnicamente sí, pero es que si bien lo hice con él una vez… no lo disfruté. Es decir, el nerviosismo, la ruptura del himen, su falta de experiencia. La falta de experiencia de los dos, en realidad. El caso fue que no lo disfruté nada. Así que hoy fue mi primer orgasmo. Bueno, el primero y el segundo, jajaja-

Orlando

Diciembre, 2021