Las mujeres de mi familia me ayudan 7

Después de vivir toda la vida en mi casa, con mi madre y mi hermana, con sólo 19 años me iba a vivir sólo y nada menos que a Inglaterra. Antes irme, ellas me ayudan a superar mi timidez

Mamá 3

(Miércoles en la noche)

Cuando llegué a la casa, me bañé concienzudamente y hasta me lavé la cabeza, para asegurarme que mamá no oliera nada. Me aterraba pensar que fuese a descubrir lo que había pasado hoy, primero con mi hermana y luego con mi tía.

Es más, seguiría simulando mi inexperiencia y actuaría como si no supiera nada de nada.

Cuando oí la puerta, me paré de mi cuarto y fuí a recibirla.

Apenas me vió, una sonrisa se dibujó en su cara:

-Hola mi amor ¿me estabas esperando?-

-Si, mamá, estaba un poco nervioso-

-¿Estás nervioso por lo de anoche?-

-No… si- realmente estaba nervioso por todo.

-No te preocupes, mi amor. Más tarde te explico todo. Lo más importante es que yo estoy bien y creo que tu también ¿no?-

-Si mamá, yo también estoy bien-

-Ok. Entonces vamos a comer y después hablamos-

Así pues, como todas las noches, mamá preparó la cena y comimos hablando de cualquier cosa. Al terminar recogimos y mientras yo fregaba los platos, ella se sentó un rato en su computadora. Finalmente ojeé la televisión, obviamente no estaba de humor para ver nada, hasta que ella me dijo:

-Bueno, ya terminé de ver mis correos, ahora me voy a dar un baño y voy a tu cuarto ¿te parece?-

-Claro, claro- le dije apagando todo y yéndome a mi cuarto.

Allí, después de limpiarme los dientes, me desnudé y me acosté en la cama. Ya la noche anterior me había acostado desnudo, así que no perdí el tiempo poniéndome una pijama.

Un rato más tarde llegó ella con una preciosa bata color vino tinto, alrededor de su cuerpo. Me extrañó que no se hubiese puesto una de sus pijamas.

-¿Estás listo para conversar?- me preguntó parada al lado de mi cama.

-Claro mamá. Cuando tu digas-

-¿Te parece que empecemos donde lo dejamos ayer?- dijo y entonces se abrió la bata. Estaba completamente desnuda.

-Ooohhh- dije sorprendido.

Sus grandes tetas estaban coronadas por unos muy erectos pezones. Como me dijo ayer, yo no sabía si eran signos de excitación o de frío, pero la verdad era que no hacía frío en la habitación. En el medio del cuerpo, un triángulo de vellos negros apuntaba hacia su vulva, de la que no podía ver nada pues tenía las piernas muy juntas.

Ella se quedó parada unos momentos, dejando que mis ojos la recorrieron completa varias veces.

-¿Te gusta lo que ves?- me preguntó al cabo de uno o dos minutos.

-¡O sí!- respondí.

-Ciertamente. Solamente puedo adivinar ver tu miembro levantando la sábana, pero veo sí que está actuando. Esa es la reacción que quiere ver una mujer, que tu cuerpo actúe, mostrando que le gustas-

Entonces ella jaló la sábana, dejándome a mí también desnudo y se sentó en la cama, a mi lado, agarrándome el güevo con la mano y acariciándolo despacio.

-A ver. Déjame ver por dónde empiezo- dijo.

-¿No empezaste ya?- le pregunté señalándole que ya me estaba pajeando.

-Jajaja. No me refería a ésto. Jajaja. Digo, a ver dónde empiezo a contarte-

-Ok-

-Todos estos días yo estaba decidida sólo a enseñarte lo necesario para que tuvieras relaciones sexuales satisfactorias-

-O… key-

-Te enseñé a entender tus propias reacciones. Por cierto ¿te masturbaste hoy?-

Por un instante me quedé en blanco, pero luego respondí:

-Bueno…- le dije dudando cómo responder a su pregunta. Había acabado varias veces, pero técnicamente no me había masturbado, pero no lo podía decir la verdad....

-Ok. Entonces no tengo que tener tanto cuidado con éste- dijo agachándose y dándole un beso en la punta. La verdad es que no entendí cómo era que no tenía que tener “cuidado” y al mismo tiempo besarlo, pero está bien, ella era la que sabía.

-El caso es- dijo continuando con la historia -Que las “clases” empezaron a hacerme efecto a mi también-

-¿Cómo así?- pregunté, aunque me imaginaba la respuesta.

-Bueno, agarrándote este “amiguito”- dijo sacudiéndolo juguetonamente -me hacía excitarme. La primera noche, después que tu acabaste, tuve que irme a mi cuarto y masturbarme furiosamente yo también-

-¿Tú te masturbaste esa noche?-

-O sí. Varias veces-

-Ooohh, no me lo hubiera imaginado-

-Con eso pensé que estaría más tranquila. Anoche, cuando empezamos con la segunda lección, comencé a excitarme también. Nos dimos unos besos, mmmm… deliciosos-

-Cierto, mi primer beso- le dije y de pronto, recordé que debía tener cuidado, porque ahora podría salirme otra “primera vez”.

-Así es. Un beso un poco… ¿cómo decirlo? no muy experimentado por tu parte, pero en el que la falta de experiencia era compensada por el cariño ¿me explico?-

-Si, claro. Estás diciéndome que no sé besar-

-Jajaja. Efectivamente, perdóname que sea tan brusca pero efectivamente no sabias besar…, pero poco a poco le fuiste cogiendo el truco-

-¿Si?-

-Absolutamente, Tu beso se fue haciendo cada vez más y más… sabroso-

-¡Que buena noticia me das!-

-Es más… ¿Te importaría que nos besáramos un poco más?-

-¡Me encantaría!-

Entonces mamá se acostó sobre mí y acercando poco a poco su boca, comenzó a besarme. Sin el miedo de ayer, acepté sus labios y su lengua en mi boca y dejé que ella llevara la iniciativa del beso. Después de un rato, empecé yo también a jugar con mi lengua en su boca, mientras me deleitaba con la sensación de su cuerpo desnudo contra el mío. Sus grandes tetas contra mi pecho y mi güevo apretado entre su vientre y el mío.

Al cabo de un rato, ella finalmente levantó la cabeza.

-Aaahhh- suspiró cogiendo aire -Si, mucho mejor que ayer…-

-Mmm…- solo pude contestar.

-Después vino todo lo de las tetas- dijo entonces ella siguiendo con el cuento mientras continuaba acostada sobre mi.

-Con ellas pasó lo mismo, al principio tus caricias eran un poco torpes pero pronto empezaron a mejorar y mi cuerpo estaba cada vez más ardiente-

A todas estas, yo había bajado mis manos y la sujetaba por las nalgas, igual a como había hecho con mi hermana. Las nalgas de mamá no sólo eran más grandes, sino que más blandas, igual que las tetas, pero claro, ella era 20 años mayor… en cualquier caso, yo las acariciaba, aplastándolas contra mi, separándolas y juntándolas. Ella no parecía quejarse, al contrario-

-Mmmm…- gimió.

-Por último… mmmm… espera un momento… - me dijo -Déjame terminar de contarte… casi no me puedo concentrar-

Entonces le apreté duro las nalgas por última vez y subí las manos a sus tetas. No estaba muy seguro de que eso la fuese a dejar concentrarse, pero… eso era lo que yo quería y seguro que a ella también le gustaría.

-Entonces… cuando te empecé a enseñar mi vulva… mmmm… me… mmm… me dí cuenta que no... mmm… no iba a aguantar más… mmm-

-¿No ibas a aguantar más?- le pregunté mientras le retorcía los pezones -¿Ibas a acabar?-

-No… mmmm… iba a cogerte…- dijo entonces levantando sus caderas y metiendo la mano, me agarró el güevo, lo colocó en la entrada de su vagina y empezó a encajárselo.

-Tal como voy a hacer ahora… mmmm-

Deliciosamente mi güevo se deslizó dentro de ella hasta que quedó de nuevo acostada sobre mi. Su vagina era mucho menos estrecha que la de Marta, pero más firme que la de mi tía. En cualquier caso, mi güevo la penetró fácilmente. Por supuesto, ella estaba también muy bien lubricada.

-Mmmmm… es… tan… rico… Lo tienes muy… grande… hijo- dijo entonces ella antes de acomodar las rodillas a cada lado de mi cuerpo y sentarse.

-Mmmm…. mamá…. - gemí sintiendo como el güevo le revolvía los órganos por dentro..

-Ok- dijo -El caso es que ayer... no estaba anímicamente preparada para esto…-

Entonces se subió un poco, sacándose casi todo el guevo, para volver a bajar y encajárselo completo de nuevo.

-Me dí cuenta de que estaba asustada… por lo que te hice acabar y salí corriendo a mi cuarto... -

-¿Por qué… estabas asustada…?- le pregunté.

-No sé. No estaba preparada para tirar con mi hijo-

-¿Y hoy sí?-

-Sí. Anoche me dije que no estaba haciendo nada malo, que te estaba dando la mejor instrucción sexual que puede haber y nadie me puede criticar por eso… y si además yo siento placer ¡qué bueno!-

-¿Y porqué no regresaste anoche?-

-A esa conclusión llegué como a las 4 de la mañana… pero vamos… a tirar ahora… y continuamos hablando después-

-Me parece… muy… bien…- respondí.

-¿Cómo… vas?... - preguntó ella al poco rato.

-Uhhh… no me falta mucho…- le dije.

-¿Quieres que pare?- preguntó -O… espérate...-

Entonces se quedó sentada, con mi güevo hasta el fondo por supuesto, y metiendo su mano entre sus piernas, empezó a acariciarse el clítoris.

-¿Qué haces?- le pregunté.

-Me falta… un poco, pero quiero asegurarme… de acabar antes que tu- dijo comenzando a jadear -¿Puedes aguantar?-

-Si… puedo aguantar- le respondí.

-Ok. Como te expliqué ayer... mmm… el clítoris es el switch del orgasmo para las mujeres y… mmm... aunque estoy disfrutando… tremendamente con tu hermoso güevo que… mmm... tengo metido hasta el fondo... necesito un “extra” para acabar antes que tú ¿entiendes?-

-Claro, claro- le dije, aunque estaba un poco desilusionado de no poder hacerla acabar sin la “ayuda” extra.

De pronto, mamá empezó a jadear más y más y a mover las caderas en todas direcciones, sin dejar de acariciarse.

-Apriétame… mmm… duro… las tetas…- me pidió.

Yo se las apreté más duro, aunque creo que no tanto como ella quería, pero recordaba su advertencia de que las tetas duelen....

-SIII…. AAAAAHHHHH… - empezó a gritar poniéndose rígida y apretándose contra mi güevo. Por mi experiencia de hoy con Marta y con mi tía, entendí que había llegado al orgasmo ¡y yo había aguantado!

Todo su cuerpo temblaba por el placer que la embargaba y la vagina se contraía rítmicamente alrededor de mi güevo.

-No… has… acabado… todavía… - gimió en medio de sus espasmos y entonces comenzó a mover las caderas de nuevo, lo que inmediatamente causó que yo también explotara dentro de ella.

-Siii… jajaja… siii… lléname todaaa...- AAAAHHH-

Yo no sabía de eso, pero parecía que su orgasmo había empezado otra vez… o era otro.

Después que recuperamos el aliento, mamá se levantó y aunque trató de que no pasara, un montón de semen salió de su vagina, cayéndome en el cuerpo.

-Ay hijo, perdón, mira cómo te puse-

-No importa, mamá-

-Espera, déjame limpiarte- dijo agarrando su bata y limpiándome el pubis, el güevo y las bolas.

Una vez medianamente limpio, me dijo:

-Ahora vamos al baño a terminar de limpiarnos-

Cuando regresamos, pensé que ella se iría a su cuarto, pero entonces me dijo:

-Estoy muy despierta para irme a acostar ahora ¿no te importa que me acueste aquí contigo?-

-No, claro que no mamá. Ven-

Entonces ella se acostó abrazada a mi lado, desnuda, por supuesto.

-¿Qué te pareció?- me preguntó.

-Increíble, mamá. Nunca había sido más feliz- lo que no era necesariamente una mentira, porque con Marta había sido por lo menos igual de feliz.

-¡Qué bueno hijo! Pero ya verás que con la práctica tendrás orgasmos aún más poderosos y harás que tu pareja disfrute todavía más-

-¿Todavía más?- le pregunté -¿Y es posible?-

-Hay muchos niveles de orgasmos- me dijo -Algunos que apenas sientes, un temblorcito apenas y otros en los que el mundo explota. ¡Hay mujeres que se desmayan!-

-Wow. No me gustaría encontrarme con una-

-Jajaja. Me lo imagino, jajaja-

Así pasamos un rato más hablando. El caso fue que mientras hablábamos empezamos a acariciarnos mutuamente y pronto yo estaba sobre ella cogiéndola estilo misionero.

Esta vez no pude aguantar y acabé antes. Ella no quiso que hiciera nada para hacerla acabar también, así que se durmió sin un nuevo orgasmo.

Orlando

Diciembre, 2021