Las mujeres de mi familia me ayudan 4

Después de vivir toda la vida en mi casa, con mi madre y mi hermana, con sólo 19 años me iba a vivir sólo y nada menos que a Inglaterra. Antes irme, ellas me ayudan a superar mi timidez

Mamá 2 (Martes en la noche)

Cuando llegó mamá, me sentía un poco culpable por no haber podido pasar el día sin hacerme la paja, pero después de las clases de baile con Marta y todo ese roce de los cuerpos. Nada, no había aguantado. Ya vería qué le diría a mamá si me preguntaba. Eso sí, obviamente no le iba a decir que me había excitado bailando con mi hermana.

-Hola mamá- le dije contento de verla cuando llegó.

-Hola hijo ¿cómo estuvo tu día?- respondió dándome un abrazo rápido.

-Muy bien, mamá. Esta tarde estuvo Marta aquí. Vino a verme mientras las niñas estaban en el ballet-

-¡Ay qué bueno, pero después me cuentas. Voy a bañarme y a quitarme esta ropa-

Mientras ella se bañaba, se me ocurrió preparar la cena.

Cuando ella salió, con un pijama de seda color oscuro, se sorprendió.

-¡No me digas que preparaste la cena!-

-Si, mamá. Me pareció que estabas cansada y quise darte una sorpresa-

-Ay hijo ¡tú si eres considerado!- dijo abrazándome. Inmediatamente me di cuenta que no llevaba sostén debajo del pijama. Sus grandes tetas se sentían claramente bajo la delgada tela.

Durante la cena le conté que Marta había estado y que habíamos hablado de muchas cosas, aunque no le di detalles. Lo que habíamos hecho Marta y yo era nuestro secreto.

Después de cenar, ella recogió los platos y los metió en el lavaplatos, mientras yo me puse a ver un partido de fútbol en la televisión. Cuando terminó de recoger, se sentó a mi lado a leer en su ipad.

Al terminar el partido, yo no sabía exactamente qué hacer. Pasé por varios canales de cable buscando qué ver, pero no podía concentrarme, pensando en si mamá iba a tener otra “clase” conmigo.

Finalmente ella se compadeció de mí y me dijo:

-Si quieres ir a tu cuarto, puedes hacerlo y me esperas allá. Yo quiero terminar de leer este artículo. Te prometo que en menos de media hora estoy allá-

Una vez que me cepillé los dientes, más osado no me puse ropa, sino que me acosté desnudo, me arropé con la sábana y me puse a esperar.

Mientras, traté de leer en mi tablet, pero no estaba nada concentrado, no podía sino pensar en lo que me diría mamá, en lo que había hecho con mi hermana en la tarde o en lo que… ¡cualquier cosa!

Hasta que, finalmente llegó mamá.

-Perdóname la tardanza hijo, tenía que leer un documento importante y luego, escribir un correo electrónico a una persona de la oficina antes de que se me olvidara lo que había leído y si venía contigo…- una sonrisa se dibujó en sus labios -pudiera ser que pasara algo que me… distrajera, jajaja-

-No pasa nada, mamá- dije cerrando el iPad.

Nada más verla acercarse a mí, con ese pijama tan delgado y los pechos ondulando deliciosamente, mi güevo comenzó a reaccionar. Ella miró el movimiento bajo la sábana y sonrió.

-¿Seguiste mis instrucciones?- me preguntó sentándose en la cama como el día anterior.

-¿Cuáles instrucciones?- le pregunté haciéndome el loco.

-Las instrucciones respecto a este señorito- dijo poniéndo su mano sobre la sábana donde ya mi güevo estaba casi completamente duro.

-Oohh… la verdad…-

-Ya veo- dijo seria -No pudiste aguantar. Está bien, no pasa nada. En realidad quizás es mejor así, tendrás más aguante-

-¿Mas aguante?-

-¿Recuerdas? El envase tardará más en llenarse más, porque ya lo vaciaste… ¿cuantas veces?-

-Dos- reconocí sin mirarla a la cara, un poco avergonzado.

-Muy bien, dos veces. Y sin embargo ya está duro otra vez. ¿Y a qué hora fue la última vez?-

-Me da un poco de pena hablar de eso-

-Ah, vamos, ya lo hemos conversado, todo es para mejorar tu desempeño-

-Bueno sí, sería como a las 3 de la tarde-

-¡Ah! Está bien, son bastantes horas. Debo suponer que estás completamente recuperado entonces.

-No sé…-

-Ya veremos, pero supongo que a tu edad un par de horas es suficiente. En cualquier caso, tienes que estar pendiente de si tienes ganas de acabar y me avisas. Yo también estaré pendiente de tus señales-

-Ok-

-De todas maneras, déjame verlo para mantenerme atenta- dijo mamá y quitó la sábana -¡Ajá! no tienes ropa puesta ¡muy bien! Un obstáculo removido, aunque tienes que tener cuidado con lo que haces. Me estás mandando también el mensaje que quieres coger…-

-¡Oh, no!... ¿Te parece?- en realidad estaba mintiéndole, por supuesto que quería coger, pero no iba a decírselo. No todavía.

-¡Por supuesto! Toda la vida has usado pijama o shorts y franela y hoy, de pronto, estás en la cama desnudo… ¿Qué otra cosa podría pensar?-

-Es verdad, pero ¿eso es bueno o malo?-

-Depende. Si tienes mucha confianza con la chica o si es tu esposa, probablemente sea bueno. Si no, puede asustarse. Imagínate una chica que no está segura… y de pronto te encuentra desnudo, es como para asustarse ¿no?-

-Ciertamente ¡Qué difícil es esto mamá!-

-Así es, las relaciones humanas son complicadas y hay muchas señales que se mandan y que se reciben que hay que saber interpretar…-

-¿Y cómo se aprende eso?-

-Con la práctica hijo, con la práctica. Algunas veces te vas a equivocar, otras veces serán los otros u otras las que se equivoquen. Lo mejor es aprender la lección para no cometer el mismo error otra vez-

-¡Qué difícil!-

-Bueno, no te preocupes. Generalmente uno simplemente “lee una señal” y actúa en base a ésta y ya. Por ejemplo, “registro” que quieres tirar. Ahora bien, eso no significa que lo vayamos a hacer. Puede que sí, puede que no-

-Si yo también quiero- continuó diciéndome -Pues lo hacemos y ya, pero si no quiero o no puedo, mi labor sería “rechazarte” sin herir tus sentimientos ¿me explico? No tengo que decirte por ejemplo ¡No, no vamos a tirar!. Puedo decirte: ¡Ay mi amor, hoy no puedo, pero te prometo que mañana… ! ¿Me explico?-

-Claro, mamá-

Mientras teníamos esta larga conversación, mamá había estado acariciándome los muslos, la zona púbica y el güevo propiamente dicho. No una masturbación, sino una caricia suave con la punta de los dedos.

-Y ahora dime ¿cómo vas? ¿Estás cerca de acabar?-

-No, nada que ver-

-Eso pensé. Está muy bien, eso es lo que queremos, que podamos “jugar” y que aguantes bastante-

-Ok-

-Pero ahora vamos a hacer otra cosa-

-¿Qué será?-

-¡Una clase de anatomía femenina!-

-Primero vamos a empezar con lo más sencillo- continuó diciendo.

-Una de las zonas eróticas más importantes del cuerpo, tanto del hombre como de la mujer, es la boca. En realidad toda la cara, pero en especial, las orejas y la boca. Desde pequeño has dado y recibido besos. Esos besos son caricias que damos y recibimos con los labios. Hay miles de nervios sensitivos en los labios-

Entonces mamá frunció sus labios como para dar un beso señalandolos con los dedos.

-El beso es la caricia más común en todo el planeta-

-Entiendo-

-Por supuesto, no sólo intervienen los labios, sino que la lengua y la parte interna de la boca, como debes haber observado-

-Si, lo he visto, pero…- entonces bajé la vista un poco avergonzado -pero… pero, nunca lo he probado-

-¿Nunca te han dado un beso en la boca?-

-Ehhh… no- Claro que Marta me había dado un ligero beso en la boca esa tarde, pero eso no se lo iba a decir.

-Pero yo te dí uno ayer en la mañana y creo que en la noche también-

-¡Oh! Cierto-

-Bueno, esos fueron “piquitos”-

-¿Piquitos?- pregunté.

-Si, son besos rápidos en los labios. No es realmente un “beeesooo” así, propiamente dicho-

-Claro, claro. No es un beso como se ve en las películas-

-Exactamente. Un beso “película” es otra cosa. Ahora, como demostración, te voy a dar un par de besos ¿ok?-

-O...key-

Entonces mamá se movió más arriba en la cama y acercándose a mí, me dio un ligero beso en los labios.

-Eso fue un piquito ¿ok?-

-Ok- respondí.

-Ahora vamos con un beso más largo-

Acercándose, se inclinó sobre mí y posó sus labios sobre los míos, primero muy ligeramente y luego con más presión. El corazón se me aceleró con la sensación de sus labios y su cara ligeramente inclinada. Al cabo de unos momentos, se separó y me miró sonriendo.

-¿Te gustó?- preguntó.

-¡Me encantó-

-No lo dudo, jajaja- dijo mirando hacia mi entrepierna para ver mi güevo que se había puesto aún más duro, si era posible.

-Ese fue un beso… ¿cómo decirlo?... intermedio. Ahora te voy a dar un beso… de verdad, verdad. Un beso sensual. Voy a meter mi lengua en tu boca y espero jugar con la tuya. Eventualmente tú también puedes hacer lo mismo, sacando tu lengua y metiéndola en mi boca. Así pasaremos un rato ¿estás preparado?-

-Uhmjú- logré articular, nervioso.

Ella se acercó más a mi y pasando un brazo por detrás de mi cabeza, comenzó a besarme. Primero sólo con los labios, pero luego sentí como se abrían y su lengua empujaba contra mis labios.

Inmediatamente los separé y sentí cómo su lengua se introducía despacio en mi boca, tocando aquí y allá la parte interna de mis labios y mis dientes. Después fué más adentro y empezó a acariciar mi propia lengua. Al cabo de unos momentos me animé y empujé con mi lengua y ella me dejó pasar a su boca.

De ahí en adelante, todo fue más o menos borroso, mientras nuestras bocas y lenguas jugaban, besándonos apasionadamente.

De pronto me di cuenta que no estaba respirando y tuve que separarme de ella, para aspirar aire ruidosamente.

-Aaaaahhhh-

-Jajaja- rió mamá -Tienes que aprender a respirar por la nariz-

-No sabía- respondí mientras se me normalizaba la respiración.

-Bueno, ese fue un buen comienzo. Ya sabes cómo es un beso sensual-

-¿No me vas a besar de nuevo?- le pregunté avanzando mi cara para besarla otra vez.

Ella respondió dándome un piquito en lo labios y diciendo:

-No, no, ahora no. Tenemos que seguir con la lección-

-¡Ah, ok!-

-Como te decía antes- continuó ella -la boca es la zona más sensible de la cabeza, aunque el cuello y las orejas son también muy sensibles y sirven como alternativas para descansar los labios o el caso de que, por ejemplo por la posición, no se puedan besar en la boca o por simple juego-

-Muy bien- dije buscando besarle el cuello.

-No, ahora no. Ahora vamos al siguiente sitio- dijo mamá y entonces, para mi sorpresa total, se sacó la camisa del pijama por la cabeza. Sus dos tetas quedaron al desnudas frente a mi, los pezones sobresalían claramente.

-¿Te gustan?... Jajaja, ¡qué pregunta, por supuesto que te gustan. Eso ya lo sabemos. Aunque no son las más bellas del mundo, ya están un poco caídas, pero ahí van ¡aguantando!-

-Me… gustan- balbuceé -Claro que me gustan-

-Jajaja ¡eso espero!-

Entonces volteó otra vez a verme el güevo y acaricándomelo me preguntó:

-¿Cómo vamos? Espero que no estés cerca de acabar todavía-

-No, no. Todavía aguanto-

-Ok- dijo ella apretándomelo duro y acariciándolo a todo lo largo.

Una vez de frente a mí, siguió explicandome.

-Las tetas son muy importantes en el juego amoroso. Son, después de la vulva, lo más preciado de la mujer. Tanto que no puedes tocarle nunca las tetas a una mujer, a menos que tengas su consentimiento. No basta con que “creas” que ella quiera que se las toques. Tienes que estar seguro.

-¿Y cómo sé que ella quiere?-

-¡Ah!, justamente ese es uno de los misterios de la naturaleza. Las mujeres somos muy misteriosas y a veces hacemos como que sí, pero no y otras veces que no, pero sí-

-Ajá, muy claro-

-Lo mejor es irte por lo seguro y no tocarlas a menos que ella te diga o te agarre la mano y se la ponga ella misma en las tetas ¿ok?-

-Ok-

-Bueno, también puede ser que ya hayas avanzado y estes, por ejemplo cogiendo. En ese caso, probablemente ya no le importe que le agarren una teta, jajaja-

-Claro, claro-

-Otra cosa importante. Las tetas son sensibles a la presión. Un poquito de presión está bien. Mucha presión no-

-¿Y cómo sé cuándo es mucha presión?-

-Otra vez tienes que adivinar. Tú también tienes algo sensible a la presión- dijo volteandose y agarrándome el güevo.

-Esto te lo puedo apretar todo lo que quiera y no pasa nada- dijo apretándomelo con toda su fuerza.

-Pero aquí tengo que tener cuidado- continuó agarrándome las bolas y apretándomelas un poco. Enseguida sentí un fuerte dolor.

-¡Auch!-

-¿Ves? Las tetas son similares. Bueno, más o menos. Un poquito de presión está bien. Mucha, está mal-

-Ok-

-Por otra parte, ésta zona- dijo señalando la areola y el pezón -es la más sensible. A ver, esa es la zona “especial”-

-Es tan sensible- continuó -Que algunas mujeres pueden tener un orgasmo sólo acarciándoles los pezones-

-¿Tú has tenido un orgasmo así?-

-No, yo no, pero igual me encanta que me acaricien las tetas-

-Ok-

-Veo que estás ansioso por probar, pero una última cosa, que es importante. Hay pocos “signos” que muestran que una mujer está excitada. Los pezones son uno de ellos. Se levantan, como ahora los míos y así sabes que estoy excitada-

-O sea que tú estás excitada ahora-

-Jajaja. Ciertamente-

-Eso es importante ¿no?-

-Claro, recuerda el símil que te dije del envase que se llena y que cuando se desborda ocurre el orgasmo. Si los pezones están duros, el envase se está llenando-

-Oooo... key-

-Ojo. Es importante que recuerdes que el frío también puede hacer que los pezones se pongan duros-

-¿El frío?-

-Si. Cuando hace frío, se nos levantan los pezones y la gente puede confundirse-

-Coño, pero eso es injusto-

-Jajaja. Estoy de acuerdo. Pero díselo a la naturaleza. También los hombres pueden confundirnos-

-¿Los hombres?-

-Jajaja. Si. Usualmente un güevo parado- dijo volviéndose y apretándomelo otra vez, es un signo inequívoco de excitación-

-Ajá-

-Pero a veces, en la mañana, la vejiga llena de orina presiona la próstata y se produce una “erección matutina”, que no tiene nada que ver con excitación, sino con ganas de hacer pipí, jajaja-

-¡Oh, cierto!. Me ha pasado algunas veces-

-En cualquier caso, estos pezones duros están así por la excitación y ahora puedes acariciarlos si quieres-

Con temor, acerqué mis manos y las deslicé por sobre las tetas de mamá, apenas rozándole la piel.

-Jajaja. Está bien que tengas cuidado- me dijo -Pero tampoco tanto que no sienta tus dedos. ¡Vamos! un poquito más de fuerza-

Siguiendo sus instrucciones comencé a acariciarla con más decisión. Era increíble la sensación, tan suave… Y al mismo tiempo, la piel de la aureola era rara, con tantas… bolitas… Y, por supuesto, los pezones propiamente dichos.

-Si, hijo… mmm… muy bien… mmm… puedes apretarme los pezones un poco más… mmm…- me fue instruyendo ella.

Al mismo tiempo, ella comenzó a pajearme también con más decisión, lo que me preocupó un poco, porque comenzaba a sentir ganas de acabar.

Finalmente, luego de unos minutos de caricias, ella suspiró profundamente y me dijo:

-Bueno, esto está muy rico, pero todavía faltan más cosas-

Entonces se enderezó en la cama y me dijo:

-Vamos a cambiar de puesto. Yo me siento allí recostada y tú te pones entre mis piernas. Quiero mostrarte lo que hay allí. ¿Cuánto conoces de la anatomía femenina?-

-Lo que he visto en internet- le respondí. No quería decirle sobre las películas porno que veía, pero seguro que ella se lo imaginaba.

-Está bien, vamos a suponer que no sabes nada-

Una vez que estuvo sentada, recostada contra la cabecera, se quitó el resto de la pijama y con las piernas dobladas y muy abiertas, me dijo:

-Ven acá que quiero que mires bien. Es más, apunta la lámpara de noche para que me ilumine bien el coño-

Después de apuntar la lámpara, me acosté de lado con mi cuerpo y mi cara entre sus piernas. Su vulva a pocos centímetros.

-Esto que está aquí, me dijo señalando la entrepierna, es el corazón sexual de la mujer y es allí donde se gana o se pierde el favor de una mujer-

-Ok-

-Empieza aquí, en el Monte de Venus y termina en el ano. Aunque también podemos contar con las nalgas como parte de lo mismo-

Después siguió:

-Aquí está la vulva. La abertura principal, que tiene los labios mayores- dijo señalandolos con los dedos de las dos manos -y los labios menores, que son los que están más adentro ¿los ves? ¿ves la diferencia?-

-Perfectamente- respondí hipnotizado, sin creer que estaba viendo la vulva de una mujer desde tan cerca.

-En la parte inferior de la vulva está el canal vaginal- continuó diciendo al tiempo que se abría más la vulva con los dedos.

-Por ese canal se introduce el güevo cuando finalmente vas a hacer el amor, cuando vas a coger-

Yo la miraba en silencio.

-Pero antes de hacer nada, tienes que fijarte en este botoncito de aquí- y señaló su clítoris.

-¿Lo ves?-

-No estoy seguro- le dije.

-¿Ves una cosita brillante, como una cabecita entre los pliegues?-

-¡Ah sí! Ya lo veo- Entre los pliegues de los labios mayores y menores el clítoris se asomaba completamente cubierto, como el resto de su vulva, de flujos.

-Ok. Ese es el switch, el interruptor que prende el placer de una mujer. Si no sabes cómo tratarlo, nunca vas a hacer feliz a una mujer-

-¿Si? ¿Es tan importante?-

-¡Absolutamente!-

-Tienes que aprender a acariciarlo con los dedos, con la lengua, con el güevo, ¡con todo!, porque como te digo, es el interruptor del orgasmo femenino-

-¿Y cómo debo acariciarlo?-

-Eso lo vamos a hablar después- dijo ella acariciandose ella misma ligeramente con los dedos y gimiendo un poco.

-Mmmm-

-Por cierto. Otro signo de que la mujer está excitada son los flujos vaginales. Como puedes ver, tengo la vulva toda mojada de un fluido…-

Entonces ella se mojó los dedos y me los ofreció.

Yo le toqué los dedos y ví que era una sustancia como.. aceitosa, que hacía que los dedos se deslizaran fácilmente.

-Huélelo y pruébalo-

Primero le olí los dedos. Era un olor particular, como de… ¿musgo?, luego dejé que me metiera los dos dedos en la boca. El sabor era extraño, pero agradable.

-Tienes que asegurarte que la mujer esté lubricada son ese fluido propio, nuevamente un indicativo de que está excitada-

-¿Y si no lo está?-

-Pues ni siquiera intentes penetrarla, pues puede ser muy doloroso para ella. A veces se recurre a un lubricante externo, aceite y otra cosas ¡o saliva! y confías en que cuando la penetres ella va a lubricar… pero si no sucede, será difícil que tenga un orgasmo-

-¿Y cómo hago para hacer que lubrique?-

-Caricias, caricias, besos y más caricias. Jajaja. Todo el chiste de la preparación amorosa, del cortejo, del baile, de las insinuaciones y los besos, las caricias en la cabeza, en las tetas ¡y en el clítoris! es hacer que ella lubrique, porque eso quiere decir que está preparada para coger-

-Ok- dije impresionado.

-Por cierto, los hombres también lubrican- me dijo y se inclinó hacia adelante para agarrarme el güevo. Me lo apretó y movió la mano hacia arriba y una gota salió de la punta.

-¿Ves? Este es la misma sustancia que el mío, sólo que como te darás cuenta, es muy poca cantidad, así que no es suficiente para asegurar una buena cogida-

-Ok-

-Por último, dentro de la vagina hay otro sitio importante. El llamado punto G. Este es un poco más difícil de hallar pues no se puede ver, hay que sentirlo. Está situado en la pared anterior de la vagina, como a 3 o 4 centímetros de la entrada y la presión contra él puede disparar también el orgasmo. No todas las mujeres tienen orgasmos así, es llamado orgasmo vaginal, a diferencia del orgasmo con el clítoris, que sí lo tienen la mayoría de las mujeres-

-Bueno, debo hacer notar que algunas mujeres nunca han tenido un orgasmo de ningún tipo y eso es una cosa que habría que resolver. Por eso es tan importante que ustedes los hombres se esfuercen en hacer que las mujeres tengamos un orgasmo-

-¿Cómo así? No entiendo-

-Como te dije antes, hay algunos hombres que se limitan a cogerse la mujer. Meterles el güevo, acabar y salir. La mujer se queda… sin nada-

-¡Pero eso no es justo!-

-No lo es y por eso te estoy enseñando a ti a no hacerlo nunca. Siempre debes procurar que la mujer obtenga su placer-

-Sí mamá. Siempre lo haré-

-Puede que por un accidente, como hemos visto, acabes primero o no se te ponga duro por alguna razón-

-¿Por qué podría ser que no se me pusiera duro? No entiendo-

-Por ejemplo, si te emborrachas o usas drogas. Muchas veces el alcohol o las drogas interfieren con los centros de placer y simplemente no se te para. O se te paró, acabaste y ya no se te para más-

-Ok, entiendo-

-Por eso, es tan importante ocuparte de ella primero-

-¿Y no hay ninguna otra forma?-

-O si, por supuesto. Como te dije antes, puedes estimular el clítoris con los dedos o con la lengua y hacer que la mujer tenga un orgasmo satisfactorio-

-Aaahhh, entiendo-

-A veces pueden hacerlo simultáneamente, lo llaman un 69, en la que él la acaricia a ella con la boca y los dedos y ella a él igual. Se llama 69 porque los dos números son iguales pero están al revés, jajaja-

-Jajaja-

Durante los últimos momentos de la conversación, mamá no había dejado de pajearme. No muy duro es verdad, pero poco a poco me estaba haciendo llegar a mi límite y así se lo advertí.

-Por cierto mamá, si sigues acariciándolo me vas a hacer acabar-

-Mmmm…- gimió ella con la voz un poco ronca -¿Vas a acabar pronto?-

-Bueno… si sigues así… no voy a poder… aguantar- le respondí tratando de pensar en algo desagradable, pero con su vulva abierta delante de mí, era como difícil.

-Ay hijo… es que… - No terminó la frase, sino que se movió rápidamente y pasando una pierna hacia un lado y juntándolas, pudo doblarse hacia mí y tomar mi güevo en su boca.

-¿Qué haces mamá?- protesté -Así no… voy a… aguan… AAAHHHHHH-

Con mi güevo metido profundamente en la boca de mamá, exploté llenándola de toda la leche que había acumulado en las últimas horas. Ella hizo lo posible por tragársela toda, aunque no pudo evitar que una parte se le saliera por la comisura de los labios.

-Mamáaaaa… -gemí acariciándole la cabeza y tratando de no empujar con mis caderas para no ahogarla pues obviamente no le cabía todo el güevo en la boca.

Ella no había dejado de verme la cara todo el tiempo, cerrando los ojos sólo cuando el esfuerzo de tragar se le hacía más complicado, pero ya habiendo terminado, me miraba con amor.

-Mamá… ¿por qué lo hiciste? ¿por qué me hiciste acabar?- le dije reprochándole un poco.

-Porque tenía ganas de… bueno… hijo… este… otra vez… te explico- dijo levantándose de mi cama muy inquieta y recogiendo su pijama para irse.

Por un momento pensé que se había enojado conmigo porque no había aguantado o no sé:

-¿Estás brava conmigo?-

-No, hijo. No estoy brava contigo, al contrario… pero… eso… después te explico-

Y me quedé solo en el cuarto sin saber qué hacer.

Me costó mucho dormirme, pensando en si debía ir a su cuarto a disculparme, pero finalmente no me decidí.

Al día siguiente me levanté temprano para desayunar con ella pero ya no estaba. Había una nota de ella pegada en la nevera:

“Hola hijo. Espero que me perdones por haberme ido así anoche. Estaba un poco confundida y no sabía qué hacer, pero ya tomé una decisión y esta noche te explico.

Repito, no estoy molesta contigo, al contrario eres el mejor hijo que nadie pueda tener. Te amo mucho. No te preocupes, descansa y esta noche hablamos”

Más tarde le envié un mensaje por el teléfono celular diciéndole que la quería y probando de alguna forma su estado de ánimo. Ella me contestó animada y prometiéndome una larga conversación en la noche.

Orlando

Diciembre, 2021