Las mujeres de mi familia me ayudan 3

Después de vivir toda la vida en mi casa, con mi madre y mi hermana, con sólo 19 años me iba a vivir sólo y nada menos que a Inglaterra. Antes irme, ellas me ayudan a superar mi timidez

Mi hermana 1

(Martes en la mañana)

Me desperté temprano y esperé un rato por mamá, pero como pasaba el tiempo y no aparecía, salí del cuarto a averiguar y me encontré con que ya se había ido a la oficina.

Había una nota en la nevera que decía que tenía mucho trabajo y que por eso se había tenido que ir temprano, que nos veríamos a la noche. En vista de lo cual, me bañé y me fui a la universidad, aunque al mediodía ya estaba de vuelta.

Como a las 12 me llegó al móvil un mensaje de Marta, mi hermana, preguntándome si estaba en casa.

Inmediatamente le contesté que sí, a lo que ella respondió que vendría a visitarme. Que había llevado a las hijas al ballet, que tenía una hora libre y quería hablar conmigo.

Efectivamente, como a la 1:05 llegó Marta y después de saludarme con un beso y un abrazo, nos sentamos en la cocina.

-Dame un café, hermano-

-Claro, pero cuéntame, de qué quieres hablar conmigo-

-Ya te digo, déjame tomarme primero el café- respondió.

Así, mientras tomábamos el café, comenzó a decirme cosas similares a las que me había dicho mamá ayer: Que ella sabía que yo era muy tímido y que tenía dificultades en tratar con las mujeres.

-Pero yo puedo hacer algo para ayudarle- terminó diciendo.

Yo me alarmé mucho, pues la ayuda de mamá había sido bastante… excitante y no estaba seguro de qué estaba pensando Marta.

Ella era 6 años mayor que yo. Tenía 5 años de casada y dos hijas preciosas, unas gemelas, a las que yo adoraba. Increíblemente, el embarazo no le había cambiado el cuerpo en absoluto. Bueno, quizás las tetas eran ahora un poco más grandes, pero es que antes eran minúsculas. La pobre sufría con eso, pero después del embarazo y de amamantar a las niñas, las tetas le habían crecido lo suficiente para hacerla sentir orgullosa. Es más, en la playa solía utilizar unos bikinis de escándalo, jajaja.

Yo siempre la quise mucho y cuando la veía en bikini me excitaba un poco y después sufría remordimientos de conciencia, pero ¿cómo podía contener esos pensamientos? Era mi hermana, pero estaba buenísima.

Ahora mismo estaba vestida con unos blue jeans para los que tenía que haberse puesto mantequilla para ponérselos, así de apretados eran. Si le miraba entre las piernas, ¡casi se podía adivinar la forma de su vulva!

La blusa era más discreta, una camisa de… no sé, la verdad es que yo no sé nada de telas, abotonada un poco menos de lo debido, dejando ver el nacimiento de los senos, pero por lo menos no era tan pegada como los pantalones.

-¿Tu sabes bailar?- me preguntó de pronto.

No entendí la pregunta porque yo esperaba una conversación como la de mamá sobre si yo era gay.

-¿Cómo?-

-Eso, que si sabes bailar-

-No… no sé bailar- respondí finalmente. Cómo iba a saber bailar si ni siquiera podía tocar a una chica, pero eso no se lo dije.

-Ok. ¡Yo te voy a enseñar! Saber bailar es una herramienta importantísima para conocer y conquistar mujeres- me dijo Marta con una gran sonrisa.

-Si, pero…-

-Nada. Ven. Tenemos más o menos una hora- dijo tomando su teléfono celular y buscando música.

-¿Qué quieres que haga?-

-Nada… no, espera, quítate esos zapatos. Es muy difícil bailar con ellos porque no deslizan ¿no tienes unos zapatos normales, de cuero?-

-Bueno, tengo los de salir, pero nunca los uso-

-Venga, póntelos-

Me fui a mi cuarto y regresé con los zapatos. La verdad era que me veía muy raro con esos zapatos, medias, shorts y la franela, pero… todo sea por complacer a mi queridísima hermana.

Ella se me quedó mirando atónita.

-¿De verdad?- preguntó con mirada desaprobadora.

-¿Qué pasa?- pregunté sabiendo que había algo mal, pero sin entender qué.

-Las medias- dijo ella señalándome las medias.

-¿Qué pasa?-

-No puedes ponerte medias con pantalones cortos ¡y menos con zapatos de cuero!-

-¡Pero tu me dijiste que me pusiera los zapatos!-

-Ay, no importa. Vamos a bailar-

Por las cornetas del equipo de sonido, conectado al celular de Marta, comenzó a sonar una música absolutamente desconocida para mi.

-¿Qué es eso?- pregunté.

-Eso es hip-hop y es algo que se baila ahora-

Por supuesto que yo no sabía qué hacer.

Entonces ella me dijo:

-Ponte frente a mí y haz lo que yo hago- y empezó a moverse de lado a lado.

Yo no estaba seguro de cómo hacerlo, pero traté de imitarla… y en realidad, no me fué tan difícil.

-¿Ves? Yo sabía que podrías bailar- dijo ella alegre, al ver que me movía de una forma parecida a ella ¡y al ritmo de la música!

Cuando terminó la canción, me felicitó abrazándome. De pronto fui consciente de su olor, nunca la había olido así ¿estaba sudando?

-¡Vamos a probar ésta!-

Inmediatamente un nuevo ritmo sonó por las cornetas y ella volvió a moverse. Yo esperé un momento viéndola, para luego imitarla.

-Espera, espera- me dijo -más despacio, oye el ritmo-

Efectivamente, el ritmo de esta canción era un poco más lento, así que reduje la velocidad de mis movimientos.

-Muy bien- dijo ella viéndome -También debes hacer los gestos menos marcados, refiriéndose al movimiento de mis manos.

Así pasamos los siguientes 30 minutos, durante los cuales habremos bailado 7 o 8 canciones de distintos ritmos, moviéndonos siempre uno frente al otro, para poder vernos mutuamente.

-Ok- dijo ella finalmente -Ya estás preparado para bailar todas las canciones modernas que se bailan así, cada persona por su cuenta-

-Yo pensé que siempre se bailaba en parejas-

-Si, generalmente sí. Inclusive en estos bailes, se supone que estás bailando con una “pareja”. En este caso yo soy tu pareja y bailamos uno frente al otro, aunque muchas personas bailan solas también-

-Ok-

-Pero ahora vamos a practicar los ritmos que sí se bailan en pareja-

-Aja, mmm-

Marta estaba sudando, definitivamente y tenía goticas de sudor en la frente. No olía mal, al contrario, me gustaba el olor que despedía.

-Mmmm- dijo mirando el celular -no estoy segura de por cual empezar… bueno, probemos con un merengue-

Entonces empezó un ritmo muy distinto. Era… no sé cómo explicarlo, más rítmico que los otros y ¿más pegajoso?

Marta se paró frente a mí, muy cerca, como si me fuese a abrazar y agarrándome la mano derecha, se la puso en su cintura. Luego tomó mi mano izquierda con su derecha y por último puso su mano izquierda en mi hombro.

-¿Listo?- preguntó.

-Uh… si, supongo- respondí sin saber qué hacer.

-Entonces muévete que yo te sigo-

Sin saber qué hacer, empecé a moverme como lo habíamos hecho antes, agachándome y moviendo las caderas… sin saber qué hacer con las manos, pues ella seguía agarrándome.

-Jajaja, no así bobito-

-¿Pero no fue así que me enseñaste antes?-

-Si, pero esa era otra música- dijo riendo -¡Pero claro, no te he enseñado estos pasos!-

Entonces se separó de mí, soltándome las manos.

-A ver, mírame cómo me muevo ahora-

Con las manos al aire, como si yo estuviera sujetándola todavía, ella comenzó a moverse y a girar.

-¿Ves?-

-No, eso fué muy rápido-

-Ok, otra vez-

Y ella, con toda su paciencia, volvió a moverse. Un paso hacia adelante, otro de lado, un giro, otro paso adelante, otro giro, un paso atrás.

-¿Qué tal?-

-Uhhh. No sé si pueda recordarlo todo-

-Jajaja. No tienes que hacerlo idéntico, sólo piensa en el conjunto: son tres tipos de paso, uno adelante, otro atrás y otro de lado. ¡Y claro, los giros!-

-Oook-

-Ahora hazlo tú, sin agarrarme. Simplemente pon las manos como si yo estuviese ahí-

Entonces, haciendo como ella, poniendo mis manos en el aire, comencé a dar unos pasos, adelante, de lado, atrás, girando…

-¡Muy bien!- gritó Marta animándome -¡ya sabes bailar merengue!-

Pero no sabia.

Cuando ella me agarró, es decir, cuando estuvimos frente a frente, todo se enredó.

Mi primer paso fue hacia adelante, ella también se movió hacia adelante… ¡y chocamos!

-No importa- dijo -Otra vez-

Por supuesto, yo empecé ahora con un paso hacia atrás… y ella también. Claro, así no fue tan mal porque simplemente nos separamos, pero inmediatamente yo traté de corregir… ¡y chocamos otra vez!

Algo parecido sucedió, cuando traté de girar y ella no, y me encontré apretándome contra su teta izquierda. Me puse muy nervioso.

-Espera, espera- dijo finalmente Marta -Es mi culpa-

-¿Cómo que es tu culpa? Es la mía, que no sé bailar. Además que choqué contra tu...  ya sabes-

-Contra mi teta. No te preocupes, la puedes nombrar ¡y no me molestó en absoluto que chocaras con ella!-

-¿No?-

-Espera, no me distraigas, me estoy dando cuenta que YO no estoy bailando bien porque NO estoy siguiendo tus pasos-

-¿Cómo es eso?-

-En todos los bailes con pareja, como éste- me explicó pacientemente -Uno de los dos lleva la dirección y el otro la sigue-

-¿Si? ¿Cómo se hace eso? ¿Tienes que decirme para dónde te vas a mover?-

-Jajaja. No, no. Es más fácil que eso… o más difícil. Déjame ver si lo puedo explicar. Yo tengo que “sentir” cuál va a ser tu próximo paso-

-¿Y cómo haces eso?-

-Recuerda que tengo una mano en tu hombro y con la otra sujeto tu mano. Eventualmente también estaremos bailando pegados, así que puedo sentir cuándo te empiezas a mover hacia mí y entonces tengo que retroceder. O si vas a dar un giro y entonces yo tengo que girar en misma dirección que tú-

-¡Pero eso es muy difícil!-

-En realidad no es tanto. Sobre todo si la pareja lleva tiempo bailando juntos. Una adivina cómo se va a mover el otro-

-Okey- dije.

-Vamos a probar otra vez, pero sin hacerle caso a la música. Vamos a hacerlo despacio-

Ella paró la música y volvimos a ponernos en posición… y ninguno de los dos se movió.

-Vamos- dijo Marta -Comienza a moverte despacio-

Así pues, dí un corto paso hacia adelante y ella enseguida retrocedió, manteniendo más o menos la distancia entre nuestros dos cuerpos.

Un siguiente paso para atrás y ella respondió perfectamente adelantándose.

Así fui practicando todos los movimientos y vueltas. A veces nos equivocávamos, pero seguíamos mejorando.

-Ahora más rápido-

-Y ahora con música-

Pronto, estábamos bailando merengue.

-¿Cómo estuve?- pregunté cuando se acabó la canción.

-La verdad… terrible- dijo ella.

La cara casi se me cayó de la vergüenza.

-Jajajaja, no, no, no. Estaba bromeando. No lo estuvo tan mal-

-¿No?- dije levantando la vista.

-No. Para ser la primera vez, está muy bien. Pero tenemos que hacer algo. Estamos muy lejos el uno del otro. Si bailamos más pegados, puedo sentir tus movimientos más fácilmente-

-¿Más pegados?- pregunté dudoso.

-Si, ven acá- dijo ella después de poner la siguiente canción.

Entonces ella, en vez de poner su mano izquierda en mi hombro, pegó su pecho al mío jalándome con la mano en mi espalda. Yo sentí su teta contra mí y empecé a ponerme nervioso.

-Vamos relájate, no voy a morderte- me dijo sintiendo como me había puesto.

-Ok, ok. No estoy acostumbrado a sentir… tus…-

-Si, mis tetas. No te preocupes, son sólo tetas, jajaja-

Así, empezamos a bailar más pegados y efectivamente ella podía seguir mis movimientos más fácilmente. Apenas yo empezaba a moverme en una dirección o a girar, ella respondía sin dudar.

El baile mejoró muchísimo, pero… el roce de sus tetas contra mi pecho me estaba empezando a excitar.

Pero además, nuestras piernas empezaron también a rozarse más y más. Cada vez que yo daba un paso hacia adelante, mis piernas se deslizaban contra las suyas, sobre todo si ella no retrocedía lo suficiente y yo chocaba ligeramente contra su vientre.

Los giros, que estábamos empezando a hacer con más soltura, también comenzaban a ser un problema, pues ella giraba apoyando sus caderas contra mi muslo y yo sentía claramente cómo su ingle se deslizaba por mi pierna.

Para la siguiente canción, ella me abrazó más duro y los roces se hicieron más contínuos. Entonces, para mi absoluto terror, comencé a tener una erección. Yo trataba de que no se me notara, pero no había nada que pudiera hacer. Mi güevo no se iba a bajar.

Para colmo de males, ahora cuando ella giraba, su ingle se deslizaba contra mi güevo, ¿sería a propósito?

Cuando la canción terminó, ambos estábamos un poco sudados, y Marta además, estaba un poco rara: tenía la cara sonrojada y los pezones duros, que parecía que iban a salírsele del pecho.

-Creo… creo, que será que me vaya- dijo Marta, creo que un poco avergonzada, sin mirarme a la cara.

Yo me sentí muy mal, algo había hecho que la estaba molestando, seguramente mi excitación.

-Perdóname hermana- me disculpé -Con todo ese… roce, se me puso así-

-¡Oh, no! No tienes porqué disculparte- dijo entonces ella levantándo la vista y sonriéndome -Esa es una reacción normal, sólo que no me lo esperaba-

-¿Es normal?-

-Claro que es normal. Estamos bailando pegados, mis tetas rozando contra tí, mi vientre rozando contra tu… contra tu cosa- dijo sonrojándose aún más -Era lógico que reaccionara-

-Pero yo no quería…-

-¿No querías? ¿Yo no te gusto?- dijo de pronto mirándome y levantando el pecho como diciéndo ¿no te gusta mi cuerpo?

-Claro que me gustas- respondí azorado -no es eso-

-Bueno, está bien, no te angusties. Tú también me gustas a mí. Me gusta tu cara- dijo entonces acariciándome el rostro con la mano-

-Gracias-

-Y me gusta tu cuerpo- y puso sus manos en mi pecho, acariciándome un poco.

-Y… me gusta tu…- dijo finalmente deslizando la mano por mi pantalón sobre el bulto de mi miembro.

Y entonces se acercó un poco más y me dió un rápido beso en los labios antes de volver a bajar la vista y separándose, salió corriendo.

-¡Mañana vengo otra vez!- gritó desde la puerta.

Después de que Marta se fué, me quedé un momento pensativo, luego me fui al cuarto, me quité la ropa y acostándome en la cama, me hice la paja. No me importó que mamá me hubiera pedido que no lo hiciera. Después de esta tarde con Marta, no podía aguantar.

No duré ni treinta segundos. Exploté tan rápido que no me sorprendió y todo mi semen cayó encima de las sábanas, por lo que tuve que cambiarlas.

Lo peor fue que después de hacerlo, me di cuenta que todavía estaba excitado y acostándome todavía desnudo en las sábanas limpias, me hice la paja de nuevo. Esta vez despacio, con gusto; pensando en el cuerpo de Marta apretado contra el mío, mientras bailábamos, sus tetas, sus piernas...

La segunda vez aguanté mucho más de tiempo, aunque cuando acabé, salió casi tanto semen como la primera vez. Menos mal que estaba preparado.

Orlando

Diciembre, 2021