Las mujeres de mi familia me ayudan 2

Después de vivir toda la vida en mi casa, con mi madre y mi hermana, con sólo 19 años me iba a vivir sólo y nada menos que a Inglaterra. Antes irme, ellas me ayudan a superar mi timidez

Mamá 2

(Lunes en la noche)

A pesar de que no tenía necesidad de ir a la universidad, decidí hacerlo, no quería pasarme el día solo en la casa. Además que me tenía nervioso la promesa de mamá, acerca de que esa noche seguiríamos practicando ¿cuáles serían sus planes? La verdad es que ella había sido muy osada. Nunca se me ocurrió que pudiera hacer lo que hizo, pero además ¿qué otra cosa más pensaba hacer?

Cuando regresé a la casa en la tarde, mamá no estaba era temprano todavía, así que me acosté en mi cuarto a leer y me quedé dormido. Seguía con las ganas de pajearme, pero me había comprometido con mi mamá a no hacerlo.

Cuando me desperté, ella ya había llegado y estaba preparando la cena.

-Hola, mi amor. Te vi durmiendo pero no quise despertarte ¿estás bien?-

-Muy bien mamá, gracias ¿Y tú?-

-Un poco cansada, pero bien, ¡gracias!-

Lo del cansancio me preocupó un poco, pensando que quizás no fuera a pasar nada esa noche, que quizás estaba muy cansada, pero no quise preguntar.

Cenamos una cosa ligera y después de recoger todo ella me dijo:

-Voy a responder unos correos que tengo pendientes y después me voy a poner ropa más cómoda. Si quieres, puedes ver TV o me esperas en tu cuarto ¿te parece?-

-Claro, mamá, lo que tú digas-

Intenté ver televisión, pero estaba muy nervioso, así que al rato me fui a mi cuarto. Me puse una franela y un short y me acosté.

Media hora llegó ella, vestía de una manera similar a esta mañana, una pijama azul ligera, nuevamente sin sostén, y un pantaloncito muy ancho. Sus tetas se movían alegres al acercarse e inmediatamente comencé a tener una erección.

Ella pudo ver mi reacción, a pesar de la sábana que me cubría, lo que la hizo sonreír.

-¿Cómo estás? ¿Cómo pasaste el día?- preguntó sentándose a mi lado en la cama, como en la mañana.

-Bien, mamá, gracias-

-Supongo que habrás cumplido con lo que te pedí ¿no?- preguntó deslizando su mano desde mi muslo hacia mi cadera, pasando muy cerca de mi, ya muy duro miembro.

-Claro, claro-

-Tienes que saber que una de las cosas más importantes de un hombre, a la hora de estar con una mujer, no es lo grande que lo tenga, y tú lo tienes, sino que la puedas satisfacer a ella. Que ella alcance el orgasmo antes que tú- me dijo.

Y empezó a acariciarme el güevo despacio por sobre la sábana.

-¿Sabes? La… herramienta masculina tiene una desventaja muy importante y es que se desinfla cuando el hombre tiene un orgasmo y eso es muy descorazonante para la mujer si sucede antes de que ella tenga el suyo ¿me explico?-

-Si, mamá, pero ¿Cómo se hace para impedir que uno acabe demasiado pronto?-

-Eso es justo lo que quiero enseñarte. El orgasmo es el resultado de un proceso en que la excitación va aumentando poco a poco, o muy rápido, jajaja. Es como un envase de agua que se va llenando. Cuando llega al tope, se bota. La idea es tratar de controlar la velocidad con que se va llenando y saber cuándo se va a derramar-

-El caso es que ese proceso depende de muchas cosas. Por ejemplo: ¿qué te está haciendo tu pareja?, ¿que estás viendo, oyendo o sintiendo tú?. También depende de tu estado inicial, si estás cansado o no, o de tu salud o de la última vez que tuviste un orgasmo. En fin muchas cosas. Pero tú puedes actuar sobre muchas de ellas, aumentando o disminuyendo su efecto ¿me explico? -

-Creo que sí-

-Por ejemplo, puedes concentrarte y aumentar el efecto o tratar de disminuirlo o ignorarlo por completo-

Sin esperar mi respuesta, bajó la sábana y agarrándome los shorts, me dijo:

-Vamos a quitarte ésto. Ayúdame-

Levanté el culo y ella jaló el short y me lo quitó. Mi güevo quedó a la vista, palpitando de excitación y con una gota de lubricante en la punta.

-Por lo que veo, y es una apreciación de mi parte, creo que tu estás muy cerca de acabar, es decir, tu envase está casi lleno. Esa es una estimación que tu pareja también debe hacer, porque ella es parcialmente responsable de lo que suceda-

-Ahora voy a tocarte como esta mañana. Tú puedes concentrarte en la sensación de mi mano y el placer que te produce o puedes pensar en otra cosa. Si te concentras en el placer, probablemente el envase se llene y llegues al orgasmo. Si piensas en otra cosa… a lo mejor puedes aguantar un poco más, ¿probamos?-

-Si…, si…- respondí dudoso de que pudiese aguantar.

Entonces ella me agarró el güevo suavemente y sólamente lo apretó un poco.

-¿Estás bien?-

-Si… creo…-

Entonces ella me soltó y me preguntó:

-¿Te acuerdas cuando te dió apendicitis, que te dolió tanto?-

-¿Qué, qué?- dije confundido.

-¿Que si te acuerdas aquella vez que te dió un dolor de barriga que no podía quitarte con nada. Estábamos en la playa y viniste llorando todo el camino hasta que llegamos al hospital y resultó que tenías apendicitis?-

-No…. si… ahora me acuerdo-

-Te acuerdas que me decías que no podías con el dolor?-

-No entiendo ¿qué tiene que ver?-

-¿Ves? Haciendo que pienses en otra cosa, especialmente una cosa desagradable, dolorosa. Eso puede hacer “retroceder” el llenado del vaso. Hace un momento estabas a punto de acabar y ahora estás más lejos-

-¡Ohhh! Ahora entiendo-

-Todo es una cuestión de equilibrio- continuó ella -Tu pareja no quiere tampoco que el envase se vacíe, jajaja-

-¿Cómo?-

-Eso, tampoco queremos que pierdas la erección. Tendríamos el mismo problema, si tu pene deje de estar duro, tampoco te la puedes coger-

-Claro, claro-

-Es una cuestión de mantener el equilibrio entre los dos-

-¿Entre los dos?- pregunté.

-Claro, ella debe mantenerte excitado mientras ella llega al nivel necesario para alcanzar su orgasmo. Igual tú, tienes que excitarla para que ella pueda llegar al orgasmo antes o mejor aún, al mismo tiempo que tú- me dijo comenzando a acariciarme el güevo otra vez.

-¿Y eso no es muy difícil?- pregunté.

-Si, es difícil. Tanto que la mayoría de las parejas no lo logra nunca-

-¿Nunca?-

-¡Así es, nunca! Para complicar más el problema, desde el momento de la penetración, usualmente el hombre y la mujer tardan diferentes tiempos en alcanzar el orgasmo. El hombre unos pocos minutos: 3 o 4 y la mujer: 10 o 15, más o menos-

-¿Tanta es la diferencia?-

-Si, por eso es que el hombre tiene que retrasar su eyaculación y la mujer acelerar la suya. O empezar antes-

-¿Empezar antes?-

-Si. Fíjate que yo te estoy masturbando y así estoy recortando tus tres minutos-

-¡Pero eso no es lo que queremos!-

-Justamente. Entonces no debería hacerlo… ¿no crees?- dijo dejando de pajearme suavemente como lo estaba haciendo.

-Pero… yo… -protesté.

-Está bien, siempre podemos volver a hacerlo ¿no?- dijo ella sonriendo.

-Claro, claro… ¿y no debería estar yo haciendo algo para que tú…-

-¡Nooo…!- respondió ella de pronto alarmada.

-¿No?-

-Bueno, si fuéramos a hacer el amor, sí. Pero ésta es sólo una práctica. Yo te estoy enseñando a aguantar más, a que aprendas a retrasar tu orgasmo-

-Entiendo-

-Una vez que sepas aguantar…- dijo ella, pero de pronto se lo pensó mejor y no continuó.

-¿Una vez que sepa aguantar, qué?- le pregunté presionando.

-Nada, nada- dijo ella mirando a otro lado, tratando de ocultar su turbación. Juraría que también ella se estaba excitando, pero yo todavía no sabía leer bien los signos.

-También hay otras cosas que se pueden hacer- dijo cuando se repuso.

-¿Qué otras cosas?-

-Se puede esperar a que el hombre se recupere, por ejemplo-

-¿Cómo así?-

-Si el hombre acaba primero, pueden esperar a que vuelva a excitarse y a tener una nueva erección-

-Claro, claro-

-Pero pudiera ser que se pierda la magia-

-¿Cómo es eso?-

-Bueno, imagínate que yo estoy muy excitada y deseosa de coger y de pronto tú no aguantas más y explotas… ¡Ahora tengo que esperar 15 minutos o 1 hora o en muchos casos hasta el día siguiente!-

-Realmente terrible, tienes razón… pero espera, ¿hasta el día siguiente?-

-Claro, tu eres joven y probablemente puedas volver a tenerlo duro en 15 minutos, pero un hombre mayor, por ejemplo de 40 años, puede tardar varias horas o ¡hasta el día siguiente!-

-¡Oh! comprendo-

-Así pues, a la chica no le queda otra que dormirse con las ganas-

-Ooo… key-

-Así pues, a tí te perdonaría, pero a un hombre de 40… a lo mejor no-

-¿Y entonces?-

-Bueno, si dicho hombre es tu marido…-

-Upsss...-

-Exactamente-

Mientras seguíamos hablando, ella había tomado mi güevo otra vez y volvía a acarciármelo despacio, subiendo y bajando su mano y apretándolo seductoramente.

-Como te digo, generalmente es culpa del hombre, cuando no tiene capacidad de resistencia. Pero también puede ser culpa de ella cuando lo sobre-estimula-

-¿Cuando lo que?-

Entonces mamá se recostó a través de mí, sobre mis muslos, prácticamente mostrándome sus grandes tetas cubiertas con la blusa.

-¿Ves algo que te guste?- preguntó.

Por supuesto que lo veía. Sus tetas estaban ahí mismo, frente a mi y mientras ella seguía pajeándome, podía ver cómo sus pezones se marcaban contra la tela de su pijama.

-Este… - tartamudeé sin saber qué decir.

-Está bien, puedes decírmelo. En realidad es obvio que no puedes dejar de verme las tetas, pero las chicas a veces queremos que nos lo digan, aunque sea obvio-

-Bueno… si… veo tus… senos…-

-¿Te gustan mis tetas?- preguntó sonriéndome y moviéndolas un poco. Sin sostén, el movimiento era increíble-

-Si… me gustan-

-Vamos, puedes decirlo. Puede decirles tetas-

-Me… gustan tus tetas-

Mientras decía eso, sentí como mi orgasmo se aproximaba y no podía encontrar nada en qué pensar para detenerlo. Ella tampoco hacía nada, al contrario, seguía moviendo su mano despacio arriba y abajo.

-¿Quieres tocarlas?-

Apenas llegué a hacerlo. Tan pronto puse mi mano en su teta derecha y sentí su peso, su textura, la dureza del pezón… ¡exploté!

-Ahhh- gemí mientras empezaba a expulsar montones de semen por mi güevo, que ella seguía masturbando.

Por momentos me quedé sin aire, mientras ella seguía acariciándome y exprimiéndome.

Cuando finalmente comencé a recuperar la respiración, ella me limpió con una toalla que tenía detrás y que no sabía de dónde la había sacado.

-¿Ves? Eso fué sobre-estimulación. Yo sabía que estabas cerca de acabar y que si te dejaba tocarme las tetas no aguantarías. Yo no debería haber hecho eso o, si quería que me tocaras, debería haber dejado de masturbarte, pero lo hice adrede para que vieras como la mujer puede ser culpable de una eyaculación precoz-

-¿Eyaculación precoz?- pregunté.

-Así se llama. No aguantaste lo suficiente y eyaculaste antes de hacerme el amor, antes de penetrarme. Antes de que yo tuviera mi orgasmo-

-¡Hay mamá, perdóname, ¿Qué tendría que haber hecho?- le pregunté.

-No te angusties hijo, no tenías que hacer nada. Este es un entrenamiento y yo no estoy esperando que me hagas el amor- me dijo con una mirada amorosa.

Luego continuó:

-Hay varias opciones. Primero que nada, tú has debido saber que estabas cerca y, por ejemplo, evitar que ella te sobre-estimulara-

-Ok-

-Pero a veces no te da tiempo o te descuidas y pasa… lo que pasó. Entonces tienen que esperar a que vuelvas a estar en condiciones-

-¿Qué significa que vuelva a estar en condiciones?-

-Jajaja. Sí, que se te pare otra vez, jajaja-

-¡Ah! Ok. Eso es pronto, ya verás-

-Jajaja. No, no lo veré porque ahora nos vamos a dormir. Esta lección de hoy se ha terminado-

-Pero mamá, te lo juro que si me das unos minutos…-

-Si, hijo, yo sé, pero… es hora de irse- dijo sin terminar la frase.

Entonces se inclinó hacia adelante y me besó otra vez en los labios. Yo me quedé inmóvil sin saber qué hacer, pero ella se separó un poco, me sonrió y luego volvió a besarme en los labios. Esta vez metiéndome ligeramente la lengua, para luego pararse de la cama y salir corriendo a su cuarto.

-Hasta mañana hijo- gritó sin volverse a mirarme -¡Y recuerda, nada de pajas!-

Orlando

Diciembre, 2021