Las mujeres de mi familia (7)

Ultimo capítulo de una saga de perversión familiar cuyo camino de redención está por empezar.

Autor: Salvador

Dirección: demadariaga@hotmail.com

Las mujeres de mi familia

7. Estrechando lazos

Ingrid y Susana se secreteaban mientras el bus las llevaba a la ciudad donde residían las primas donde su madre las había enviado a cumplir un encargo que les llevaría gran parte del día. Ambas sabían lo que escondía el pedido de su madre y estaban seguras que a esas alturas ya estaría acostada con Ricardo, probando las delicias del sexo incestuoso, el mismo que las hermanitas habían descubierto gracias a ellos mismos.

Susana sabía que su hermana también había tenido sexo con Ricardo, según se lo confesara la noche en que le propuso incluirla en un trío que ella aceptó, aunque no terminaba de agradarle la idea. Prefería seguir teniendo sexo con su hermana, eso la satisfacía más. Se sentía más plena besando el sexo de Ingrid que pensar en la posibilidad de besar el pene de su hermano. O recibirlo en su vagina.

Buscando un nuevo tema de conversación confidenció a su hermana que en más de una oportunidad había sorprendido a Paulina y Marta abrazadas, besándose y tocándose a escondidas y que estas habían intentado disimular cuando ella las vió, pero estaban muy confundidas y coloradas cuando les preguntó lo que hacían, dándole excusas torpes. Y en las últimas visitas Paulina había estado a solas con ella conversando en su pieza y en varias oportunidades había puesto su mano en su rodilla, insinuando caricias, que ella no había captado en ese entonces y que ahora entendía perfectamente.

Ingrid comprendió inmediatamente la situación y vio en ella la posibilidad de incorporar a sus primas a sus juegos sexuales. La sola idea de estar con Paulina y Marta le excitó al punto que sintió fluir algunas gotas de líquido seminal por su túnel de amor. Al parecer las primitas tenían más experiencia que ellas en estas lides, lo que les facilitaría el acercamiento.

Le planteó a Susana la idea y esta aceptó encantada, con mucho más entusiasmo que la noche en que le propusiera tener sexo con su hermano. En esa oportunidad había aceptado la propuesta en un ambiente de calentura en que la idea parecía agradable, pero ahora, con más frialdad, no le atraía tanto. Prefería los juegos con su prima Paulina que acostarse con su hermano. Incluso, le atraía más observar a las primas cuando a escondidas se abrazaban y acariciaban.

Susana no lo sabía aún, pero era una lesbiana activa. Lo suyo no era mera curiosidad como en el caso de Ingrid. A ella le gustaban las mujeres y la excitaba pensar en estar con un cuerpo femenino al lado. No le atraía la idea de ser poseída por un varón, aunque hasta ahora no se lo había planteado. Su hora de la verdad aún no había llegado. El momento de optar vendría pronto para ella, cuando su hermano intentara hacerla suya.

Idearon un plan de acción y se dedicaron el resto del viaje a ultimar los detalles.

Ya en casa de sus primas, después de los saludos de rigor y de cumplir el encargo de su madre, que en esos momentos suponían estaba gozando con la verga de su hermano, Ingrid fue al patio a conversar con Marta y Susana subió al dormitorio de Paulina, quien le propuso repasar unas materias escolares que tenía pendientes. Susana sabía bien que su prima era la primera alumna de su curso y muy responsable en sus deberes, por lo que la invitación no era más que una excusa para estar a solas.

Ivonne, la madre sus primas, salió a cumplir el encargo de su hermana, lo que le tomaría un par de horas. La casa quedó a disposición de las muchachas.

Susana se sentó en la cama de su prima, con las piernas recogidas y sus muslos quedaron expuestos debido a que la falda se le había subido "casualmente" algo más de lo debido. Su prima no quitaba los ojos de las piernas de Susana mientras acercaba torpemente un cuaderno para enseñarle lo que quería que le explicara. El cuaderno quedó cerca de la rodilla de Susana y mientras conversaban, buscando mayor comodidad para que su prima viera lo escrito, Paulina le puso el cuaderno sobre las rodillas. Asi estuvieron viendo la materia algunos minutos, en que Paulina al cambiar las páginas aprovechaba de pasar sus dedos por los muslos de su prima, la que gozaba con la situación, haciendo como que no se daba cuenta de sus intenciones.

Al cabo de un momento Susana levantó los brazos en gesto de cansancio y se estiró, echándose de espalda en la cama, con lo que su falda terminó de dejar al descubierto sus muslos y el bikini al final de estos. Fue un gesto casual pero absolutamente deliberado para poner en apuros a su prima, la que miraba con los ojos desmesuradamente abiertos, sin perder detalle de las intimidades de Susana. Estaba feliz con el efecto que sabía estaba produciendo en su prima.

Con voz nerviosa, Paulina le dijo:

"Parece que tienes una picadura, Susi"

"¿Dónde?"

"Ahí"

Puso un dedo al final de la parte interna de sus muslos, casi bordeando la zona vaginal. Susana comprendió que el ataque de su prima se venía con todo y se dejó hacer. Sabía perfectamente que no tenía nada en la piel, que la famosa picadura era la excusa que Paulina había inventado para intentar un acercamiento a sus zonas íntimas..

"Tienes razón. ¿Tienes alguna crema para ponerme?"

Paulina buscó nerviosamente una crema y se la llevó para ver el espectáculo de su prima poniéndose crema cerca de su sexo. Había comprendido inmediatamente que Susana quería seguirle el juego y estaba ansiosa por empezar.

"Pero no me veo bien. ¿Podrías ayudarme?"

Esto era mucho más de lo que ella esperaba y gustosa se prestó a la tarea de aliviar a su primita del dolor de la picadura inexistente. Paulina comprendió que Susana sabía su juego y se prestaba a jugarlo, dándole la posibilidad de darse el gusto de tocar sus carnes juveniles. Aunque ambas eran de la misma edad, Susana mostraba un aplomo que la tenía encantada por las posibilidades que le daba.

Empezó a pasar la crema con suavidad, acariciando sus muslos lentamente, sintiendo que su sangre hervía de excitación al sentir en la yema de sus dedos la fresca carne de su prima, que se dejaba acariciar mientras le daba intensas miradas de tanto en tanto. Sus manos se acercaron peligrosamente a la vagina de su prima, en que sobresalían los primeros pelitos, que tocó con delicadeza. Hasta que finalmente sus dedos pasaron por los labios vaginales de Susana, la que dio un suspiro y se estiró. Paulina comprendió que su prima estaba lista para ir más adelante.

Acercó su rostro a la zona "afectada" y sopló sobre el lugar en que había puesto la pomada, como para darle alivio, como si fuese una herida.

"¿Cómo te sientes?"

"Es exquisito"

Su mejilla se posó sobre el paquete de Susana mientras soplaba. La prima sintió el peso sobre su sexo y sintió que las fuerzas le faltaban. El morbo era demasiado y sintió que gotas de líquido seminal asomaban por la tela de su bikini, lo que no pasó desapercibido a Paulina, que sonrió complacida, apretando más su mejilla a los labios vaginales cada vez que las hinchaba para tomar aire que posteriormente soplaría sobre la zona de su prima que estaba "tratando".

"¿Quieres que siga?"

"Por favor"

Y Paulina levantó su rostro y posó su mano sobre el sexo de Susana, donde la dejó apretándole el paquete.

"¿Te gusta?"

"Sssssiiiiiiiiiiiii"

Pero este es un juego de a dos, en que es preciso que ambas participen, se involucren por igual, ya que no puede prosperar con un actor pasivo. Ambos debían participar activamente. Era el momento de que Susana se entregara.

"Sácate el bikini"

Y Susana, sin dudarlo, se bajó la prenda y quedó con su sexo completamente expuesto. Y para demostrarle a su prima que estaba en terreno seguro, agregó:

"Tu tambien"

Paulina se desprendió de su bikini, de su falda y de su blusa, quedando completamente desnuda.

"¿No crees que es mejor así?"

"Tienes razón. Ayúdame"

Y ambas primas quedaron completamente desnudas, se abrazaron y besaron con delicadeza, la que dio paso a la pasión desenfrenada. Trenzadas en un abrazo asfixiante, se tomaban los senos y sus sexos, recíprocamente. Eran como pulpos, moviendo sus manos con desesperación, intentando alcanzar todas las regiones escondidas de la otra. Finalmente Paulina le tomó la mano a su prima y la llevó a su vagina, donde le enseñó a masturbarla. Cuando la prima siguió por sí sola con el masaje en su túnel de amor, Paulina puso sus dedos a la entrada de la vulva de Susana, entregándose ambas a una masturbación mutua que las hizo acabar casi de inmediato. Siguieron acariciándose y lograron llegar al segundo orgasmo, más intenso incluso que el anterior.

"¿Te gustaría sentir algo exquisito?"

Preguntó Paulina mientras le abría las piernas y se ponía entre ellas.

"Por favor"

Pidió Susana, terminando de abrirle las piernas y abriendo los brazos para tomar la cabeza de su prima y atraerla. Esta no se hizo esperar y hundió su cabeza entre los muslos ansiosos de Susana.

Susana estaba acostada y Paulina sobre ella, con su cabeza entre las piernas de su prima, le brindó una mamada increíble, en que se notaba la experiencia que tenía en estos avatares. El clímax fue apoteósico y Susana derramó sus jugos en la cara de su prima, la que los recibió como si fuera un manjar.

Después fue el turno de Susana, que hizo durar su mamada para darle tiempo a Ingrid para que las "sorprendiera", como habían acordado.

Y así fue, en efecto.

Ingrid pidió a su prima Marta que la acompañara al baño para no interrumpir la interesante conversación que tenían, la que, por casualidad, estaba cargada de tintes eróticos, que habían puesto muy sensible a la muchacha, que aunque un año mayor que ella no parecía tener experiencia en lo sexual . Suponía que a estas alturas su hermanita habría seducido a su prima. Susana había propuesto que fuera ella quien se encargara de Paulina, ya que creía que esta la deseaba. Pero Ingrid se dio cuenta que era un entusiasmo algo desmedido el de su hermanita. Bueno, pensó, si ella así lo quiere, quién soy yo para interponerme. Y accedió encantada de haber encontrado en su hermanita una cómplice tan dispuesta a secundarla.

Habían acordado que Susana fuera bien expresiva durante su relación con Paulina, de manera que sus grititos se escucharan desde el pasillo. Y así fue, cuando iban entrando al baño, Ingrid detuvo a Marta y le hizo escuchar. Le pidió acercarse a la puerta del dormitorio de Paulina y escucharon con más nitidez los ruidos que provenían del interior. Efectivamente, los grititos de placer eran perfectamente audibles. Entreabrieron la puerta y las vieron.

Paulina con los pies abiertos, tenía a Susana entre sus muslos y ambas se movían desesperadamente al ritmo de la mamada que estaba recibiendo. Sus cuerpos desnudos estaban sudorosos por la agitación que les envolvía.

Ingrid le hizo un gesto de guardar silencio a Marta y ambas quedaron quietas en la puerta viendo como se agitaban los cuerpos de sus respectivas hermanas. Al cabo de un momento, Ingrid puso sus manos en la cintura de Marta, la que ni se percató de ello debido a la emoción que estaba experimentando por lo que veía. Su hermanita, con la que habían tenido algunos acercamientos excitantes, que se habían traducido en besitos y tocamientos en zonas íntimas, ahora estaba completamente entregada, recibiendo una mamada que al parecer estaba gozando de manera increíble. El espectáculo la conmovió al punto de sentirse sudorosa por la excitación que la invadía, por lo que no se percató de la presión de las manos de su prima en la cintura Pero no pudo dejar de darse cuenta cuando las manos bajaban y apretaban sus muslos. El morbo de lo que estaba viendo, unido a la presión de las manos de Ingrid la llevaron a un estado de éxtasis del que no quería salir. Se dejó llevar a la espera de lo que resultaría de todo esto.

Marta se revolvió inquieta y la miró. Ingrid la miró intensamente y llevó sus manos a la entrepierna de su prima. Esta no dijo nada, se dejó hacer apoyándose en el pecho de su prima, que sabía que la batalla era suya. La dio vuelta y levantando su mejilla la besó intensa y apasionadamente, beso que Marta le devolvió con igual intensidad.

Trenzadas en un abrazo fueron bajando hasta quedar sentadas en el suelo, junto a la puerta entreabierta. Ingrid la acostó y ahí mismo le abrió las piernas, sin sacarle la falda, y le hizo una mamada, sobre el bikini, que quedó manchado por la conjunción de la saliva de Ingrid y los jugos de Marta, la que se revolvía enloquecida por el placer.

Cuando volvieron en si, cuando recuperaron el aire, se vieron a si mismas unidas en un abrazo, completamente agotadas y vieron a Susana y Paulina paradas en la puerta, desnudas, mirando asombradas y divertidas el espectáculo que sus hermanas les daban desparramadas en el suelo.

"¿Por qué no pasan, mejor?"

La invitación era de Paulina. Y ambas aceptaron de inmediato, desprendiéndose de sus ropas para quedar a tono con sus hermanitas. Subieron a la cama y se miraron.

"Háganlo nuevamente, pero ahora en confianza"

Fue Susana la de la invitación, mientras abrazaba a Paulina y le regalaba un beso, para terminar abriéndole las piernas para que la mamara nuevamente. Ingrid se apoderó de Marta y la puso de espaldas, repitiendo la mamada que le había dado recién. Las dos parejas se dedicaron a una serie de mamadas que las llevó al éxtasis casi de inmediato, pues estaban excitadas viendo a sus hermanas haciendo lo mismo.

Casi sin parar, se recuperaron del orgasmo y reanudaron sus mamadas, buscando llegar a la segunda oportunidad de alcanzar la gloria.

"¿Quieres participar?"

Le dijo Susana al oído a Paulina, que comprendió sus intención y con los ojos vidriosos de deseo se puso de espaldas bajo las piernas de Ingrid, procediendo a mamarla. Esta se sorprendió en un principio, pero no dejo de chupar la vulva de Marta y se prestó gustosa a la exploración bucal de su caliente primita. El espectáculo era tan caliente que Susana no pudo aguantarse y se sentó sobre el rostro de Marta, la que, cuando vio a su primita caer sobre su rostro, hundió su boca en su sexo y empezó a brindarle una mamada increíble, mientras su propia vulva era explorada por Ingrid, que a su vez era mamada por Paulina.

Marta mamaba la vulva de Susana mientras Ingrid le mamaba la vagina a ella y era mamada por Paulina. Una mamada triple, en la que la única vulva no mamada era la de Paulina.

Como es lógico, no tardaron en rendirse las cuatro y sus cuerpos empezaron a agitarse alocadamente mientras sus vulvas despedían sus jugos como tributo orgásmico.

Después cambiaron de pareja y le tocó el turno a Marta recibir una mamada de parte de Susana y Paulina gozar con la vulva de Paulina. Cuando tuvieron otro orgasmo, Marta pidió a su hermana que lo hicieran juntas, a lo que esta accedió gustosa y se trenzaron en su primer acto lésbico en forma, mientras Susana e Ingrid se dedicaban a adorar sus respectivos sexos, en un 69 que muy pronto fue imitada por sus primas.

Cuando volvieron a acabar, quedaron completamente agotadas, pero felices, en una confusión de sexo y bocas.

Recuperada la calma, empezaron los comentarios y las confidencias.

Les parecía maravilloso que las cuatro hubieran encontrado un punto en común que podrían compartir sin problemas y que les daría tanta felicidad. Fue una broma de Paulina la que dio inicio a una serie de confesiones acerca de la vida sexual de la familia

"¿De donde salimos tan calientes y tan degeneradas?"

Una risa general fue la respuesta. Pero después de unos momentos de silencio, fue Marta la que hizo el comentario que cambiaría el curso de sus vidas.

"Yo creo saberlo"

Las tres restantes la miraron con curiosidad y Marta les confidenció de la vez en que sorprendió a su madre con su tío Mauricio en el dormitorio de ella, agitados y con evidentes muestras de haber tenido sexo. Sus explicaciones no la convencieron y aunque de esto hacía muchos años, ella nunca se olvidó.

Paulina recordó que cuando niña su tío Mauricio la había tocado y le había besado entre las piernas, pidiéndole que no dijera nada a su madre.

Ingrid había visto a su madre teniendo sexo con su tío Mauricio, escondida en un closet. Nunca dijo nada a nadie porque no le creerían.

Sus madres habían tenido sexo con su hermano, el único hermano. Ivonne y Sofía.

"¿Y la tía Natalie?"

Probablemente ella también había tenido sexo con el hermano, concluyeron. Si dos de tres lo habían hecho, no sería raro que la tercera también.

"¿Y la abuela?"

Ingrid y Susana sabían que si su hermano estaba teniendo sexo con su madre en esos mismos momentos, nada de raro tendría que el tío Mauricio, que había tenido a sus tres hermanas, también lo hiciera con la abuela. Si, ellas creían que había habido sexo entre ellos.

"¿Han pensado por qué nuestras madres están todas separadas?"

Esta vez fue Ingrid la que hizo la pregunta. Y todas quedaron en silencio, pues la única respuesta posible era que sus madres eran tan calientes que sus esposos no pudieron seguirles el ritmo. O las sorprendieron teniendo sexo con el hermano. No estaban seguras, pero lo único seguro era que las tres eran separadas y que la única visita que recibían cada cierto tiempo era la de su tío Mauricio.

"Debe ser especial el tío, me imagino"

Nuevamente Marta las dejó pensando. A ninguna les pareció exagerada la posibilidad de pensar en la verga del tío entre sus piernas, por lo morboso que ello era, aunque Susana y Paulina no se sintieran mayormente atraídas por tener sexo con un hombre.

"Ricardo está con la mamá en estos momentos"

Las palabras de Susana cayeron como una bomba. Durante un largo rato ninguna dijo nada, sopesando la gravedad de esta afirmación.

"Y también ha estado conmigo"

Agregó Ingrid, agregando una cuota de suspenso en el ambiente. El silencio se prolongó, como si nadie se atreviera a decir nada por temor a romper el hechizo.

"Y fue rico"

Agregó, rompiendo la gravedad existente en todos los pechos, lo que distendió el ambiente. Todas se miraron sonriendo y con cierta complicidad en los ojos. Le pidieron detalles y ella relató todos los pormenores de su encuentro filial. Lo hizo con tanto entusiasmo que Marta se sintió entusiasmada por la posibilidad de intimar con su primo. A Paulina le era indiferente, al igual que a Susana. Pero estas últimas serían precisamente las que probarían la verga de Ricardo, contra de su voluntad pero sin posibilidad de negarse a sus deseos.

Se vistieron y esperaron a que llegara la madre de Paulina y Marta .

Sonó el teléfono y respondió Paulina. Volvió donde estaba el resto de las muchachas y con voz grave les dijo:

"Era la tía Natalie El tio Mauricio falleció"


Después del entierro del tío Mauricio se descubrió su Diario de Vida, en el que relata su experiencia con sus hermanas y su madre. Ese Diario era el mudo testigo de su largo peregrinaje por la decadencia humana, de donde fue rescatado finalmente pagando el rescate con su vida, como se relata en "El Secreto".

Desafortunadamente, su trágico final encontró a sus sobrinos embarcados en una suerte de espiral viciosa, de la serían rescatados finalmente por Ricardo, cuando conoció el verdadero amor, es que es más entrega que egoísmo, ese sentimiento que llama a ser el otro más que a esperar que el otro sea todo para uno. Ese amor, el que libera y que da fuerzas para lograr lo imposible. En este caso, ese imposible era la redención de toda la familia.

Pero esa es otra historia.