Las mujeres de la familia de mi mujer (2)

Este es mi segundo relato, en el describo lo que sucedió días después del primer encuentro casual con mi cuñada.

Este es mi segundo relato, en el describo lo que sucedió días después del primer encuentro casual con mi cuñada.

Estaba yo sentado en el sofá de casa después de comer, descansando un poco, cuando recibí una llamada en el móvil. Era mi cuñada, me decía que necesita hablar conmigo, que era importante, que me pasara por su casa para hablar. La verdad es que yo no sabia que hacer, deseaba ir pero a la vez me daba miedo que sucediese algo de lo que después me pudiese arrepentir. Lo que ocurrió la semana anterior con ella, jamás debía volver a suceder. Dude durante unos segundos, pero accedí a ir. No se lo diaria a mi mujer y cualquier excusa seria buena para salir de casa.

Llegue casa de mi cuñada y sin llamar al timbre, la puerta se abrió, me estaba esperando. Esta vez estaba vestida, no en bata. Llevaba una falda de vuelo, larga y una camisa de tirantes que dejaba ver un gran escote y sus pechos. Tiene los pechos de una talla 95, no son firmes pues ya ha tenido tres embarazos, pero si son bonitos y los pezones son redonditos como garbancitos. Como he dicho me estaba esperando. Tenia una sonrisa nerviosa y se frotaba las manos. Yo también me estaba poniendo nervioso. Tras cerrar la puerta, nos dirigimos al salón y allí nos sentamos cada uno en un sofá, uno frente al otro. No dejábamos de mirarnos, yo sonreía, me ponía serio, volvía a sonreír, no sabia que hacer y entonces ella dijo la primera palabra.

mira, lo que paso el otro día, jamás tenia que haber pasado, pero paso. Y tenemos que asumirlo.

Yo intente hablar, pero no me dejo, su dedo se acerco a sus labios mandándome silencio. Esa fue la primera vez que me fije en esos labios de una manera detenida. Eran sensuales, no muy gruesos, carnosos, atractivos. Y continuo diciendo.

tal vez para ti, haya sido un polvo mas, uno cualquiera, pero para mi significo mucho, sentí como jamás lo había hecho y tuve el orgasmo que jamás hubiera imaginado.

Estaba nerviosa, cambiaba constantemente de posición en el sofá, cruzaba las piernas, las encogía, volvía a cruzarlas y así, su falda se iba moviendo, subiendo, llegando a tenerlas muy por encima de las rodillas. Yo creí que lo estaba haciendo adrede, pero mas tarde me daría cuenta que no. Yo me estaba empezando a excitar y no pude reprimir que mis ojos se fueran a sus piernas. Delgadas pero fuertes, morenas del sol que toma en la terraza de su casa, suaves. Eso lo pude comprobar unos días atrás.

se que te puede parecer extraño, pero la verdad es una, te necesito...-

menudo momento, me acababa de decir que me necesitaba, a mi, al marido de su hermana y continuo diciendo.

tras pensarlo mucho estos días he decidido que para no romper mi matrimonio y perjudicar a mis hijos, necesito y quiero tener una relación contigo, como amigos, como amantes, sino me divorciare, necesito un hombre que me de sexo y amor como el que tu me as dado.- y en ese momento estallo a llorar.

Silencio durante dos o tres minutos es lo que hubo. Ella lloraba y yo pensaba que hacer, que decir.

Me levante y me dirigí a su lado. Pase un brazo por encima de su hombros y con la otra mano acaricie sus mejillas girándole la cara hacia mi. Pose en sus mejillas un beso, le cogí de la mano y le dije:

no te creas que yo no he pensado en aquello, no te creas que no he pasado noches sin dormir pensando en ti, no te creas que para mi no fue algo especial, no te creas que no as calado muy hondo en mi corazón, pero mira a tu alrededor, al mío y piensa en las persona s que si podemos perjudicar si nos descubren.

En esos momentos su mirada era baja y la alzo poco a poco, deteniéndose en mis ojos fijamente durante unos segundos, cerro los ojos y comenzó a acercar sus labios a los míos, inclinando la cabeza, despacio, muy despacio, tal vez esperando el acoso de los míos o la huida mía. Al principio dude, pero no tarde en sellar su boca con la mía. Fue un beso suave, dulce, que fue el primero de uno y de otro y de otro hasta que pasaron a ser besos apasionados, lujuriosos. Mi lengua exploraba su boca, su lengua jugaba con la mía, nuestras salivas creaban un jugo sabroso de placer filial. Un abrazo hizo que nuestros cuerpos se juntaran de manera que no pasaba ni un suspiro entre los dos. La cogía de los brazos, ella a mi del pecho. Nos besábamos, parábamos, nos mirábamos y sin decir una palabra nos volvíamos a besar.

La noción del peligro de que alguien nos pillase, su marido, su hija, los niños estaban en el colegio, todo daba igual, parecíamos dos posesos.

Comenzó a desabrocharme la camisa, tenia prisa por hacerlo. Yo le quite los tirantes de la suya. Se la saque por arriba y sus tetas saltaron al aire. Estaban duras, necesitadas de caricias, besos, pellizcos. Ella comenzó a acariciarme el pecho, mi velludo pecho, besándomelo, besándome los pezones. Se puso de pie por un segundo y se saco la falda. Falda ancha que cubría una pequeña tanga que llevaba puesta. Y se sentó sobre mi. Sus manos pasaron a mi cabeza, a mis cabellos, enredaba sus dedos en mi pelo y no paraba de besarme. Y yo me crecía y mi espíritu, mas aun.

Como estaba sentada sobre mi mirándome, sus tetas quedaban a la altura de mi cara y no tarde en besarlas, no tarde en que mi lengua jugara con los garbancitos de sus pezones. Comencé a acariciárselas, con la yema de mis dedos hacia circulitos en ellos. Ella gozaba, tiraba su cabeza hacia atrás, dejando que su pelo largo cayese hacia atrás. A mi ya me comenzaban a molestar los pantalones, lo pensé y como si ella me hubiera leído la mente, dio un salto, me hizo levantar y se puso a quitármelos. A medida que me los bajaba, ella se agachaba también. Luego siguió con los calzoncillos y como un resorte mi pene respondió a la falta de ellos.

Durante este tiempo, no se el que paso, no hubo ni una palabra, solo gemidos, suspiros y exclamaciones de placer.

Me descapulló y se puso a mamarme. Mejor incluso que la vez pasada. Yo ya estaba desnudo y ella solo con su tanga. Pensé que iríamos a su habitación, pero no fue así. La posibilidad de que si alguien llegaba y nos descubriese enseguida, creo que nos excitaba mas a los dos.

Ella me mamaba y de vez en cuando, se ponía mis huevos dentro de la boca y los succionaba.

oooooohh, si, si.- y tragaba la saliva que mi boca segregaba- me lo estás haciendo muy bien- y mis manos cogían su cabeza marcándole el ritmo, forzando que mi pené llegara a los mas hondo de su boca.

Pasado unos minutos, no se cuantos, el tiempo volaba o había desaparecido, no lo se, hice que se levantara, le comi la boca a besos volviendo a introducir mi lengua en ella y sin mirar, mis manos le quitaron ese tanga minúsculo que me prohibía jugar con su sexo.

Sin dejar de besarla, estando los dos de pie, con el dorso de la mano acaricie los pocos pelitos de su sexo, solo una caricia y ella se estremeció. A continuación abrazándola fuerte y con mis manos a su espalda, fui recorriendo de arriba a bajo hasta llegar a su culo. No muy grande y prieto, respingón y virgen. Esto lo sabría mas tarde. La acompañe con mis brazos hasta el sofá, donde se sentó y donde yo tras arrodillarme a sus pies comencé a besarle los pechos, el ombligo, el pubis y por fin su coño. Olía a sexo caliente, a placer, a hembra.

Mi lengua jugaba en su entrada, lamía despacio. Rondaba el clítoris y se perdía en la entrada real a su cueva del placer. Lamía de nuevo el clítoris e intentaba penetrarla con mi lengua. Sus labios estaban duros hinchados. Yo disfrutaba y ella mas. Sus labios menores, se abrían como pétalos y me estaban poniendo a mil. Nadie diría que por ahí habían salido tres bebes.

Ella se abría tanto de piernas como podía y con sus manos se acariciaba las tetas, se pellizcaba los pezones y su lengua se relamía los labios.

¿qué me estas haciendo? Me estas matando de placer- decía con voz entrecortada.

Mi polla estaba palpitando, perecía que tenia un corazón propio. Estaba hinchadísima, durísima, las venas se me marcaban como si del brazo de un gladiador se tratase. Tengo que decir que mi pene, no es colosal, si lo dijese mentiría, estoy en la media española, unos 17 cm de largo, pero eso si, es gordo, grueso.

De pronto ella me dijo:

me voy a correr, para que me corro y no quiero, quiero correrme contigo a la vez, los dos.

Yo le conteste:

deja, tu goza, disfruta del momento, que luego habrá mas.- y seguí chupándola, lamiéndola, haciendo que mi lengua volviese loco a su clítoris y dos de mis dedos la penetrasen lo justo para eso, volverla loca de placer.

Si, si, me ... , me viene, no pares- su voz era entrecortada- si , si, si, si, aaaaaaaaaaaaaaaaaahh, aaahhhhhhhhhhhhh, aaaahh,- no gritaba, pero su tono de voz era alto- si, si, si, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh.

Los dos estábamos sudando, pero yo además estaba, vamos como estaba yo...

Pare de lamerle el coño y vi la cara que tenia, estaba muerta de placer, su vientre aun se convulsionaba, sus manos reposaban sobre sus tetas y las aletas de la nariz se le abrían lo suficiente para recoger todo el aire que podía. Abrió sus ojos y me miro, sonrió y me saco la lengua cariñosamente. Creo que en mi cara vio la necesidad de correrme que tenia. Me hizo estirar en el suelo y despacio hizo que mi polla la penetrara, muy despacio. Su sexo era un torrente de jugos, pero ella lo hacia despacio. Mi polla vibraba. Yo no miraba a ningún lugar, tenia los ojos cerrados, solo sentía, mis cinco sentidos estaban concentrados en el placer que sentía y en el que iba a sentir.

vas a ver como yo ahora te voy a hacer gozar mi amor- dijo de manera muy sensual, casi inaudible

ya- fue lo único que salió de mis labios. Ni que me llamase mi amor hizo que mi mente se desviara del propósito del momento, gozar.

Poco a poco fue incrementando el ritmo de sus movimientos y su sexo mojado y el liquido preseminal mío y el sudor crearon el típico, choff choff, de una relación muy, pero que muy mojada.

Mi respiración aumentaba su ritmo y la de ella también, yo iba camino de mi corrida y ella había empezado el camino de su segundo orgasmo. Las piernas le empezaban a fallar y en vez de subir y bajar, ahora se movía adelante y atrás, adelante y atrás.

no pares- le dije- no pares, me estas montando de muerte.

Espera, espera- me dijo, se levanto de encima mío y se puso a cuatro patas- dame así, que nunca me lo ha hecho así.

Me parecía increíble, que a sus casi cincuenta años, no lo hubiera hacho nunca estilo perrito, pero bueno, ahora iba a ser la primera vez.

Me puse detrás de ella y la envestí, metiendo mi polla dentro suyo a la primera y cogiendo un ritmo rápido enseguida para corrernos ya. Hacia calor y las fuerza podían comenzar a fallarnos. Notaba como su coño se cerraba para aprisionarme la polla. Tenia sus músculos vaginales muy bien enseñados. Yo notaba como a ella le gustaba y sus palabras me lo confirmaban.

así, así, sigue, me estas partiendo toda, me estas llenando toda, aaaaaaaaahh, si , si, si, fo, lla, meeeeeeee- decia con voz entrecortada.

Toma, toma, disfruta de mi polla cuñada, disfruta de mi corrida dentro tuyo- y comenze a expulsar semen y semen y semen, momento en el que ....

Si, si, si, te siento, me corro, me co..., aaaaahhh, roooooooo- decia moviendo la cabeza como una potra salvaje y apretando su cuerpo contra el mio- siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiiiii cuñadooooo, amor mío, siiii.

Nos separamos y ella se dejo caer sobre la alfombra y yo sobre ella, mi polla mojada mojó entonces su culo, y tanto ella como yo nos restregamos el uno contra el otro.

la próxima vez me lo tienes que hacer por detrás, por mi culito virgen, que he oído que es muy placentero.

¿próxima vez? Pero oye- le dije sorprendido- esto es muy peligroso, es peliagudo, delicado

me da igual, si tu quieres, esto puede durar tanto como tu y yo queramos, siendo el secreto mejor guardado y el tesoro mas valioso del mundo.

No pude decir que no. Me estire a su lado y nos besamos, nos abrazamos, nos reímos mirándonos el uno al otro y sellando un pacto de silencio que nos llevaría a los dos a mas situaciones que os seguiré explicando.