Las mil y una noches persas - sexo diplomatico
España manda a un brillante joven embajador a Irán. De follar poco a no parar viviendo al limite por culpa de una mujer.
El problema de ser brillante y relativamente bien parecido, disculpen la modestia, es que, por lo menos en el ministerio de exteriores español, te dejan poco espacio para la aventura.
Después de dejarme los cuernos estudiando para ser diplomático, mientras mis amigos ya con la carrera acabada se dedicaban a ganar dinero y gastárselo, el ministerio me lo pago con un cargo en una oficina en el propio ministerio. Yo que había estudiado para tener grandes aventuras y defender el nombre de España por esos mundo de dios, me pasé los primeros 15 años de mi vida profesional sin un destino “caliente” y pasando de cargos entre Bruselas en la Unión Europea o en distintos puestos más técnicos que de acción.
Según decían era una persona que pegaba muy bien con lo que el ministerio quería representar por lo que me querían cerca.
No son pocas las peticiones que hice año tras año para conseguir un puesto en algún país exótico, pero año tras año me eran rechazadas.
Con 36 años finalmente llegó mi oportunidad. La cosa en Irán se había complicado a lo largo de los años, los tiempos de “de un momento a otro les ataca USA” a “ USA les ataca seguro” y claro, el embajador, Pepe Piedrahita después de 3 años en el puesto reclamaba ser retornado a casa. Como no es que sobrasen los candidatos y yo había insistido mucho para cuando me di cuenta estaba desembarcando de un avión de Turkish en de un vuelo en el aeropuerto de Iman Jomeini en Teheran.
Como era mi costumbre conecté mi ipod antes de poner un pie en el nuevo país y le di a Ayatolah no me toques la pirola de Siniestro Total. Desde mi primer viaje al extranjero es una costumbre que mantenía, bajarme del avión escuchando una canción referente al país, y en el caso de Iran solo conocía esa. La verdad es que la cosa iba desde Born in the USA para EEUU, London Calling en Londres, Give me hope Joanna en Sudáfrica, En el Kalahari en Namibia o Mis Buenos Aires querido al llegar a Argentina.
Me esperaba en cónsul en Teheran, el secretario de la embajada y el chofer. Los saludos fueron protocolarios y rápidamente me llevaron hasta la embajada a través de los 30 kilómetros de iluminada y desértica autopista. Eran las 4 de la mañana y no había ni Rita por la calle.
La primera semana la pasé arreglando papeles, conociendo funcionarios y instalándome en la residencia. La ciudad era un lugar triste, sin vida y siempre cubierto.
La segunda y tercera semana las dedique a conocer al resto de delegaciones de la unión europea, así como USA o Canadá. Copas, cenas, reuniones y conferencias ocuparon toda mi semana.
La verdad es que Teherán es una ciudad fea, sin mucho interesante que ver, pero con una gente realmente maja, educada e interesante que viven en un régimen de aislamiento y todo debido a la religión.
Llevaba más de dos meses en un país en el que no hay demasiados restaurantes decentes, no se bebe alcohol y aquello de una discoteca es una especie de sueño. El cuerpo diplomático desde luego somos unos privilegiados ya que al tener inmunidad diplomática nuestras reuniones y fiestas si tienen ciertas cosas como alcohol, etc.
Lo normal en estos países tan cerrados entre el cuerpo diplomático es al final acabar con una diplomática de algún otro país y pasar tu estancia lo mejor que puedas pero con ciertas necesidades cubiertas, en Iran la cosa era distinta, aquí sencillamente no había diplomáticas de ningún país, y menos solteras, eso comentaba con mi amigo Jorge, canciller de la embajada de Argentina un día tomando una copa en su casa.
- pues chico, me esperaba otra cosa.
- Ya chico, aquí si quieres mujeres tienes que mezclarte con los nativos, esto no es como ir a Barhein o a Dubai donde hay suecas o americanas, tanto expatriadas como diplomáticas, sino que este es un agujero donde no quiere venir nadie, creo que eres el primer voluntario que conozco.
- Las naticas? si, creo que te follan sobre la acera, tienen toda la pinta.
- Cheeee, no seas pelotudo, son mujeres y además muy bellas. Y como mujeres tienen sus necesidades. Este es el único país del mundo en el que la gente se casa unas horas para poder follar.
- Ciertamente, guapas son, además se cuidan, lo cual es curioso por que tal y como les obligan a vestir, la cosa no invita a ello. En otros países del mismo palo pero con menos represión las mujeres se dejan enseguida y acaban gordas y feas.
- Ya. Bueno, vamos a hacer una cosa. La semana que viene tengo una fiesta en casa de unos amigos iraníes, vente.
- ¿No les molestara?
- No, les encantará.
La semana no me dejó ni pensar en la fiesta, de hecho se me había olvidado hasta que Jorge me llamó para preguntarme a que hora me recogía.
- Joder Jorge, ni me acordaba
- Viste, si quieres lo dejamos para la próxima.
- ¿la próxima?, ¿tu estas loco?, ni que hubiese otra cosa que hacer. Subo a mi residencia ahora, me ducho, y en cuando quieras vienes y nos tomamos una en casa, que va a ser la única de la noche me imagino.
- Ya veras ya.
Me recogió a las nueve, durante una hora conducimos por la aun atiborrada ciudad, nos dirigíamos hacia el norte a la zona donde viven los ricos. Dejamos el coche y pasamos la garita de seguridad de la casa. Me quedé de piedra cuando empecé a ver gente moderna con copas en la mano y música moderna sonando a todo volumen. La verdad es que eran todos un poco horteras y la música un poco pasada, pero bueno era mejor que el ambiente de las calles de la ciudad en cualquier momento.
El alcohol corría a mansalva, contrabando de Turquia me dijeron. La gente evidentemente no estaba acostumbrada a beber y se les notaba tanto en los comportamientos como en los ojos. Las mujeres iban entrando y quitándose el chador. Cada una iba con un modelo más provocativo, parecía una competición para ver quien llevaba más escote y una minifalda menor. Todas entraban al baño y salían pintadas como puertas. Era perfectamente identificable quien había vivido en el extranjero y quien no había salido del país, estas ultimas se pintaban más exageradamente si cabe.
Como entre aquí la policía todo estos acaban en la cárcel molidos a palos y yo expulsado del país – pensé viendo el panorama.
La verdad es que la gente era especialmente amable y de lo más divertido que había conocido. Jorge y yo como únicos occidentales éramos las estrellsa de la fiesta. Todos querían hablar con nosotros y la verdad es que yo lo disfrutaba mucho. Todo era muy divertido hasta que apareció Narges, un puto monumento de mujer. Aunque venia con los ojos chisposo la chica no solo hablaba muy bien ingles sino que además era extremadamente interesante.
Según me contó era medico, había estudiado en Londres, trabajaba en una clínica privada, tenía 38 años, soltera, sin hijos, tremendo escote y buenas piernas.
Hablamos durante toda la noche como si no hubiese nadie más en la fiesta. Cada cierto tiempo alguien nos interrumpía con intención de meterse en nuestra conversación pero ella los despedía casi a patadas.
Jorge apareció con una chica a su lado, era las 3 y media de la mañana, la acompañante de mi amigo Argentino se llamaba Nazli y era traductora. Jorge nos propuso irnos a su residencia a acabar la fiesta.
Las chicas se pusieron sus chadors y nos acompañaron al coche, mi primera intención fue sentarme con Narges, pero Jorge me indico que mejor hombres delante y mujeres detrás sino nos iban a parar y ellas podrían tener problemas.
No habían pasado ni dos copas cuando Nazli y Jorge se retiraron mientras nosotros seguíamos hablando sobre la crisis de Iran con Estados Unidos.
- Juan, me estoy poniendo cardiaca de oir a Nazli y tu amigo. Vamonos a tu casa – si hubiésemos estado en Madrid hubiese tenido más que claro que a mi interlocutora me la acabaría follando, pero estando en Iran no las tenía todas conmigo.
Evidentemente los gritos de placer de ambos tortolitos eran más que audibles.
Cogimos un taxi, cruzamos al ciudad y llegamos a un piso muy iraní. Bastante hortera aunque con ciertos toques occidentales.
Según entramos en su casa Narges me besó con pasión. Yo fui deslizando mi mano hacia sus grandes pechos sin encontrar la menor resistencia, ella empezó a jadear cuando notó mi mano en su pezón derecho y se deshizo en suspiros cuando poco a poco fui retirando su ropa para dejar a la vista dos magnificas tetas. La chica tenía los pezones oscuros y empitonados y más cuando pasé mi lengua por ellos.
Narges bajó su mano hacia mi paquete e introduciendo su mano entre mi pantalón y mi barriga apartando el calzoncillo se hizo con mi polla empezando a juguetear con ella.
Quien me iba a mi a decir que una chica islámica iba a ser tan lanzada como la que a mi me había tocado, pero en estos casos siempre he pensado que el no ya lo tengo, por lo que desabroche su pantalón y planté mi mano en su ya chorreante coño. – joder que de pelo – pensé.
No habían pasado ni cinco minuto cuando la chica y yo nos encontramos desnudos en su cama. Yo con mi lengua recorría su cuerpo y ella se retorcía al contacto con ella.
Narges, cambió de posición dejándome a mi debajo. Empezó a chupar mi cuerpo a agarrando mis dos muñecas y casi sin darme cuenta me esposo a los barrotes de su cama. La chica se levantó a contemplar mi cuerpo desnudo e indefenso en medio de su cama, yo a su vez podía ver su cuerpo perfecto lo que hizo que mi polla reventase de lo dura que se puso. Muchos meses sin follar era lo que tenía.
Narges, se subió a la cama y empezó a lamer mi polla y huevos al principio poco a poco y después con glotonería y cierto punto de violencia.
Estaba a punto de correrme cuando la chica soltó mi minga y de un brinco se la introdujo de un golpe en su vagina.
Uno hubiera esperado un coño cerrado y poco habituado al sexo, pero Narges tenía kilómetros y lo demostraba en cada movimiento. Moría por tocar esas tetas, pero lo máximo que lograba era poder chuparlas cuando ella bajaba su tronco y estas caían sobre mi cara, ella por su parte compensaba mi falta de manos tocándose ella los pechos y pellizcándose los pezones.
La noche fue larga. La chica fue intercambiado posiones subiendo su matojo de pelos sobre mi cara para que le comiese el coño, cabalgándome de cara a mis pies dejando a mi vista su oscuro ano y volviendo a cabalgarme mirando hacia mi cuando ya llevábamos más de una hora dándole.
Se corrió entre alarido en farsi mientras yo y victima de lo malo que me pusieron sus gritos y gemidos vacié mis huevos en todo su coño.
Narges cayó rendida sobre mi cuerpo tardando más de 15 minutos en reaccionar y soltarme las manos.
Pasé con ella la noche.
Me desperté temprano solo en la cama, me imagine que estaría haciendo algo por la casa pero la encontré vacía. Una nota me daba las gracias por la noche y un simple nos vemos se despedía.
Me vestí, baje a la calle, paré un taxi y me dirigí a mi embajada.
No supe nada de ella hasta un mes después. Durante unos días esperaba que me llamase pues sabía como localizarme y yo su teléfono no lo tenía. La verdad es que podía haberla ido a buscar a casa, pero no era plan, por lo que sencillamente la intente olvidar.
El 14 de julio y con un calor increíble se celebraba el día nacional de Francia que como embajador de España estaba invitado. La embajada francesa es una de las más destacadas de la ciudad, pegada a la ingresa y a un par de manzanas de lo que fue la embajada americana de infausto recuerdo al menos para el cuerpo diplomatico.
Como de costumbre me reuní con mis amigos diplomáticos jóvenes y como de costumbre a falta de mujeres nos dedicamos a hablar de futbol. Jorge tenía ya el habito de venir los domingos a mi residencia a ver los partidos y habíamos labrado una gran amistad.
Me quede de piedra cuando la vi entrar acompañada de un hombre de negocios local Reza Noseque. La chica hizo como que no me conocía y estuvo muy cariñosa toda la noche, lo cariñosa que el rigor y las formas islámicas permiten, con el industrial local. Me jodió un poco verla partir con el bigotudo mientras yo me servía mi tercer ron.
Volvía encontrármela dos meses después en una nueva fiesta, fue verme y venir directa hacia mi, como si la última vez no se hubiese hecho la loca. Yo me había estado follando esos días a una valencia que había venido con una delegación de empresarios del levante y aunque se iba al día siguiente no la llevé a la fiesta. Le dije que era un tema oficial y si tal ya le llamaría al acabar.
Narges estaba realmente guapa y sugerente, diría que se insinuó ante mi todo lo que pudo y abiertamente me propuso ir a su casa a follar, como digo yo estaba con el ego subido y le dije claramente que tenía que pasar a ver a una señorita española en el Parsian Hotel Azadi por lo que me era imposible esa noche. Me dio la impresión de ser el primer hombre en 38 años que le daba calabazas, pero bueno yo esa noche iba a follar seguro y lo de la embajada gabacha no se me olvidaba.
Dejé la fiesta no sin las miradas felinas y de reproche de mi amiga iraní.
- en 15 minutos estoy en tu habitación – envié un sms
- como has tardado, me había quedado dormida.
- Si quieres lo dejamos.
- No, no, estoy desnuda esperándote – te dejo la puerta abierta.
Llegue al hotel, salude en la recepción y me dirigí hacia la 547. Nadie en el hotel se hubiera atrevido a decir nada al embajador de España, sencillamente me miraron y callaron.
La 547 estaba entreabierta, empujé la misma y me encontré a Marta, que así se llamaba la directora de exportación de Mecanicas Ramirez, desnuda a cuatro patas y con las dos manos abriéndose los labios vaginales dejando al descubierto todas sus partes rosadas. La chica estaba caliente y con ganas.
- como has tardado el señor embajador. Espero que la espera haya valido la pena – no dije nada, me saque la polla y de un golpe se la metí dentro de su vagina.
Marta era muy buena follando, nos habíamos ido a la cama después de la cena a la que me invitaron, como todas las delegaciones, y a las que no solía acudir. Las tetas de Marta y cinco minutos de cháchara me convencieron. A la chica le daba morbo follar en la embajada y yo se lo quité de golpe orgasmo a orgasmo. Aquella noche follamos hasta el amanecer y la deje irse flaqueándole las piernas rumbo a una serie de reuniones rollos con empresas organizadas por el ICEX
Habían sido tres días muy bueno en los que ambos fuimos a saco. Yo por falta de coños y Marta por falta de marido cerca.
Aquella ultima noche en el hotel la sodomice y le regué su cara de lefa antes de despedirme diciéndole que si podía ayudarle en algo ya sabía mi teléfono.
El lunes tenía un mensaje de Narges en forma de post it en mi mesa que había dejado mi secretaria. Me pedía que la invitase a cenar.
Elegí Dizi, se supone el mejor de la ciudad, incluso para una economía como la española y sueldo como el mío era caro, pero en ese caso pagaba la embajada por lo que no había ningún problema.
Narges salió de su portal como siempre con su cuerpo cubierto por un chador, aunque con un pañuelo bastante alegre. Desde luego en Iran había dos clases de mujeres, las que iba de negro siempre. Lo cual no significa que fuesen conservadoras o liberales, simplemente que en su casa les obligaban a vestir así y las que iban con ropas y pañuelos más alegres, que definitivamente era más liberales. Narges era de estas.
Entró en el coche y posó su mano sobre la mía. Algo así en la calle sería como si en España una chica se subiese a tu coche y sin decir ni pio te comiese la polla.
La cena fue magnifica el dueño se sentó con nosotros un rato lamentando las tradiciones islámicas y recordando sus tiempos con el Sha cuando tenía la mejor bodega de vinos y cognacs del país.
- y bien. ¿me vas a follar hoy?
- Ja ja. ¿te han dicho alguna vez que no?
- Si, una.
- Bueno, pues hoy puede ser la segunda.
- Te aseguro que puedo ser mucho mejor que esa española en la cama.
- Bien. Seguro que yo lo soy mucho mejor que el tal Reza.
- No hay que ser muy bueno para follar mejor que Reza
- ¿cuántos hay?
- ¿cuántos que?
- Cuantos hay que te follan con regularidad.
- No soy una cría, follo con quien quiero y cuando quiero, no doy explicaciones.
- Muy bien, muy bien. Pues vas a tener que llamar a otro entonces – la chica me miró con cara de odio y pidió la cuenta, cuenta que no hizo ademan de pagar.
Jorge había organizado un viaje a Persepolis cerca de Shiraz. Había sido un triunfo conseguir billetes de avión, hotel y visita guiada para el fin de semana y como su embajada no pintaba mucho en oriente, había usado el nombre de la del reino unido para lograrlo. Charles, agregado cultural, ósea espía de su majestad pero con una vena artística había movido bien sus hilos.
De nuevo me quedé de piedra al ver a Narges entre los iraníes que nos acompañaban. Iba al lado de un joven engominado, gafas de los perpetuas y realmente majo. Sahriz era el hijo del importador de BMW en el país y eso, era un muy bien negocio.
Después de un vuelo corto, una van nos llevo al hotel. Los diplomáticos solíamos bromear sobre que un iraní pijo no cogería ni muerto un taxi de los que circulaban a duras penas por las ciudades.
Por la noche paseamos por el mercado de Shiraz visitando incluso la famosa mezquita principal de la ciudad. En principio no querían dejarnos pasar por infieles, pero un par de riales y la mención de nuestros puestos hicieron maravillas.
En principio cada uno dormíamos en una habitación individual, a un lado de mi habitación dormía mi ex amante, en el lado contrario Jorge. Era obvio que Shariz se había colado en la habitación de Narges y Jorge había convencido a alguna para que le visitase por que lo gritos de placer en estero se oyeron toda la noche. Podía perfectamente distinguir lo alarido de Narges, estaba seguro que lo hacia por joderme.
Persepolis fue una maravilla, la cuna de nuestra civilización, volvimos tarde y cansado al hotel y después de una ducha nos dirigimos al Baghe Raaz, que no se si era el mejor local de la ciudad, pero si realmente el más bonito.
Madrugamos el domingo para ver lo que nos quedaba de los alrededores de la ciudad y volver al aeropuerto.
En nuestro día nacional fue nuestra embajada quien se encargó de invitar a una fiesta. En realidad eran dos fiestas, una la oficial donde solo se servía una copa de vino a los no mahometanos, por eso que insistía el ministerio que el vino era parte de nuestra cultura y que la embajada era España y otra fiesta mucho más informal para expatriados, cuerpo diplomatico y amigos.
No fui yo quien invitó a Narges, pero apareció de la mano de un conocido director de cine local, Jafar Panahi. La muy puta estaba dispuesta a ponerme verraco. Y bien que lo consiguió. Cuando se quito el disfraz que cubría su cuerpo pude verla envuelta en un traje de licra que hacia quitar el sentido y que si me hubiesen hecho apostar hubiera jurado que no llevaba nada debajo.
No hablamos mucho durante la velada. Solo los últimos 10 minutos que ella se pasó por mi grupo a saludar pues se iban ya.
- en 10 minutos me deshago de Jafar y te quiero en mi casa.
- ¿y con esta gente que hago?
- Dile a tus sirvientes que les atiendan
- No son mis sirvientes, son funcionarios.
- Pues que les atiendan – dijo mientras se alejaba de mi.
Espere 10 minutos antes de tomar la decisión. Me despedí de todo el que me encontré a mi paso y cogiendo del brazo a Hossein, nuestro chofer, le pedí que me llevase a la casa de Narges y si no bajaba en 15 minutos que se fuese.
Narges me esperaba desnuda. Me hizo sentarme en un sillón del salón mientras ella se sentaba abierta de piernas en el sofá de enfrente. Empezó a sobarse el clítoris mientras me miraba a los ojos sin pestañear.
- esto es lo que te perdías – la miré sin decir nada.
- Lo sé – dije al cabo de un rato
- Me gustas mucho
- También lo sé.
- ¿te gusta lo que ves?
- Mucho – dije mientras ella cogía un calabacín, le ponía un condón y se penetraba con él.
- Te gustaría ser tu el calabacín
- Ya lo seré.
- Estate seguro.
Narges se corrió dando un fuerte grito y poniendo su cuerpo en tensión. Calló derrotada pero con fuerzas para gateando acercarse a mi regazo, sacar la polla, abrir la boca y empezar a chuparme el nabo despacio pero muy profundo.
En esa ocasión me corrí en su boca y ella lo aceptó con agrado. Narges quedo con su cabeza reposando sobre mis piernas tocándome ligeramente mi nabo morcillón.
Mi polla empezó a coger vida y cuando volvía a estar como para colgar una bandera, esta me agarró de ella y tirando de mi apéndice me llevó hasta su habitación.
Lo primero que vi fue un trípode con una cámara de video apuntando hacia la cama.
- ¿Y esto?
- Me gusta grabar mis polvos especiales para luego recordarlos. Y este va a ser especial.
- Ni de broma.
- Calla tonto, ni te vas a dar cuenta – me dijo mientras me tumbaba, ponía su peludo coño en mi boca y me pedía que le lamiese el chumino. Obviamente me olvide de la cámara de video.
Le comí el coño hasta que explotó en mi boca, me encantaba ver desde abajo su piel erizada y su pezones duros y oscuros. La chica pedía más y para eso el ministerio me había mandado precisamente a mi hasta Irán.
La coloqué a cuatro pata y cogiéndola de la cadera empecé a mover mi pelvis adaptándome lo mejor que podía su baboso coño. Narges no dejaba de gemir y gritar en Farsi, Ingles e incluso en Español alguna palabra suelta. Estaba siendo un polvo de los mejores de mi vida y lo que no podía ser superado, se superó cuando metiendo su mano entre sus piernas agarró lo poco de mi rabo que salía de su coño y poco a poco lo sacó y se lo fue metiendo en su dilatado culo. Yo estaba en la gloria y juzgar por sus movimientos, ella también.
Quise tenerla mirándome mientras me corría por lo que le di la vuelta sin dejar de bombearle el ojete le empecé a bombear mirándole a los ojos hasta que los dos nos corrimos a la vez.
- ¿nos vamos a ver más? – pregunté. La chica me gustaba a pesar de lo puta y enigmática que era, pero ello dependía de ella.
- Depende de ti
- ¿Y que depende de mi?
- Que entiendas que no soy mujer de un único hombre, si lo aceptas seré tuya casi siempre que quieras.
Durante el resto de la noche nos contamos nuestras vidas, de cómo había venido desde Yazd, un pequeño pueblo en el sur del país famoso por sus chimeneas de viento hasta Teherán con una beca a estudiar medicina, como se había introducido en la beutiful people local. Como había estudiado en Londres con otra beca y como había vuelto a casa obligada por el contrato firmado con el régimen de los ayatolas. Yo le conté mi vida y nos quedamos dormidos
Por la mañana me desperté mientras ella aun dormía, me levanté y en silencio cogí la cinta de la cámara y besándola en la frente me fui.
Los meses pasaron y aunque la chica seguía follándose a cuanto pudiente y pijo había en Teherán yo la veía con asiduidad. No era una relación únicamente basada en el sexo. Follábamos mucho y bien, pero éramos una pareja pseudo oficial.
Yo la acompañé a conocer su pueblo y ella incluso vino a España en un viaje de una semana en la que fui reclamado por el ministerio.
La tercera noche en Madrid y después de haber follado como salvajes me confeso que había entrado en un sexshop. Desde sus años en Londres nunca lo había vuelto a hacer y me surgió que le encantaría tener un juguete, cosa en Irán imposible de conseguir. La noche siguiente después de cenar en un peruano y después de una serie de piscos me la llevé al Holiwood Center. Diría que fue por culpa del alcohol, pero en realidad ya íbamos a tumba abierta en lo referente a sexo, por lo que la metí en una cabina desde la que se veía a una pareja follar. Me la follé mientras ella ni pestañeaba viendo a un negro y una rusa fornicar duramente a pocos centímetros de nosotros. Esa noche vivió lo que ni en sus noches sexuales más salvajes pudo vivir en Persia.
Volví en la valija diplomática con varios juegos de vibradores, pinzas para los pezones, plug anal y distintos medios de dominación. Me imagino la cara del funcionario de aduanas si en vez de pensar que llevaba el consabido alcohol o jamón iba cargados de artículos de satanás para darle placer a la impura que me acompañaba
Evidentemente conmigo no era el único con quien los usaba, pero he decir que los 400 euros fundidos en la tienda fueron una gran inversión amortizada con el paso de los meses.
Estaba literalmente comiendo con el ministro de exteriores del régimen hablando sobre la posición de España en el conflicto Irán – Israel cuando un sms entró en mi móvil.
- deja lo que hagas y ven a buscarme al café Paris. Por favor
- Ahora no puedo, estoy sentado en la mesa con Mohammad Yavad Zarif
- Despídete y ven urgente
- No puedo
- Si puedes
- Sabes que no puedo levantarme de la mesa – escribía ante la mirada alucinada de Zarif.
- Se breve por favor, te espero aquí. Al fondo.
Desgraciadamente la reunión me llevó dos horas más a lo que había que añadir la media hora ceremonial de la despedida tan habitual entre los iraníes .
Pensé que no estaría cuando entre en el café. Narges estaba pálida.
- ¿qué pasa?
- Tengo que salir del país
- ¿pero que pasa?
- Vamos a tu coche y te lo cuento.
Subimos al coche
- ¿te acuerdas de mis videos?
- Si
- Alguien a logrado una copia de uno con un político conocido de la oposición y circula por internet
- ¿cómo?
- Que hay un video en internet que se me ve follando toda la noche con un político de la oposición.
- ¿No tendrás ninguno mío?
- ¿cómo coño puedes pensar en ti cuando la policía islámica ha puesto precio a mi cabeza o están a punto de estarlo?
- A ver por partes. ¿cómo lo sabes?
- Un amigo del ministerio del interior me ha avisado. Si no esta la policía buscándome lo harán en breve.
- Y que puede pasarte.
- Aparte de perder el trabajo y demás me arriesgo a entre 300 latigazos a ser ahorcada o apedreada por puta – me quedé pensando.
- Esta bien, te vienes conmigo.
- Tengo que pasar por casa.
- No creo que sea una buena idea.
- Necesito mis cosas, y deshacerme de mis videos.
- Mira mi amor, ese video no es por ti, ese video es por el político, tu eres una victima colateral. Seguro que el servicio secreto tiene copias de todos, por lo que olvídate de ellos. Pasamos por tu casa y subo yo, a mi no me pueden hacer nada y dentro de coche no van a mirar por que tendríamos conflicto diplomático. Dime que quieres que recoja.
Cuando pasé por su calle, ni paré. Era más que obvio que toda esa gente haciéndose los suecos alrededor de su portal no estaba allí de casualidad. Aceleré y me dirigí hacia la embajada.
Narges estaba preciosa, pero me hubiese follado ahí mismo, pero no era el día, la chica temblaba de miedo. Estaba indefensa, sexy y necesitada de amor, pero no. Dormimos, o al menos ella lo intentó.
Por la mañana tenía una llamada del ministerio del interior. Habían sido informados que la embajada española tenía escondida a una peligrosa delincuente y solicitaban que fuese entregada a las autoridades que fuera esperaban
No se me ocurrió otro casa que decir que la delincuente era mi novia y que había aparecido un video porno grabado hacia años con un político influyente de la oposición y que dejarla en manos de las autoridades iraníes significaba su muerte.
A las doce de la mañana ya pasaban dos cosas. Todo el ministerio de asuntos españoles, CNI y me imagino que hasta la conferencia episcopal habían visto a Narges en acción y por otro parte unos 500 guardianes de la revolución de paisano se manifestaban delante de nuestra embajada y nos tiraban piedras por ocultar terroristas.
A la una fui yo quien vio el video. Lo cierto es que el tema tendría mucho morbo si no se estuviese la chica jugándose el bigote. Durante dos horas el político de bigote, casado y con tres hijos se follaba a mi “novia” en todas las posturas imaginables. El video acababa con la cara de Narges bañada en lefa y ella pasando la lengua por los chorretones que caían desde su cara.
La situación era bastante jodida. No podíamos entregarla. El ministerio que en otra situación se hubiesen lavado las manos y a sabiendas que era mi novia daba largas al ministerio persa.
Llegó la noche y con ello un doble numero de manifestantes con megáfonos. Los tíos no se iban.
Literalmente nos emborrachamos para poder dormir, pero en vez de ello tanto ella como yo nos calentamos y empezamos a meternos mano. Estaba realmente sexy con sus pechos marcados en una de mis camisetas y con unos pantalones amarrados con un cinturón y por debajo unos calzoncillos míos.
Narges estaba a cuatro patas sobre mi cama con un vibrador en el culo que yo dirigía con mi mano.
- no sabes el problema que tenemos – a los dos nos gustaba hablar mientras follábamos.
- Lo se y te lo agradezco.
- No se como vamos a salir de esta.
- Seguro que encuentras alguna salida. Te daré lo que quieras.
- ¿Lo que quiera? – pregunté aunque ella sabía que no la iba a dejar tirada.
- Si.
- Bien, quiero dos cosas, por un lado quiero que me digas a quien te follas y por otro que me prometas exclusividad
- Para lo primero no tenemos tanto tiempo, y lo segundo te lo garantizo desde ya – ella me dijo eso mientras un orgasmo le inundo el cuerpo. Yo no pude más y de un golpe de cadera le penetré el coño. Follamos como posesos hasta quedar sin fuerzas.
Llevábamos una semana dándole duro mientras en la calle las protestas aumentaban. Los periódicos oficialistas empujaban a las masas diciendo que era un asalto a su independencia nacional que unos invitados refugiasen a una enemigo de los valores y moral islámica. Algunos incluso hablaban de asaltar la embajada.
Fue Rita, una secretaria del subsecretario del ministerio del interior, mientras gestionaba el traslado a la embajada de una dotación de GEOS para defenderla la que se le ocurrió la idea.
- que se casen - dijo
- ¿cómo? – dijo el subsecretario
- Que si, que se case con su novia, se convierta al cristianismo, reciba la nacionalidad española e inmunidad diplomatica.
- Bueno, la inmunidad debe de ser aceptada por los iraníes, pero el resto es factible.
Tan factible era que dos días después desde España habían acudido mis padres, hermanos, amigos de la carrera, compañeros de trabajo, amigos de la infancia y un par de primos y sobrinos a acudir a mi boda.
Estaban flipando por que no sabían que la tenia pero encantados con tener un medico en la familia – de esos no tenemos dijo mi tia Emilia. A los familiares de Narges se les prohibió la asistencia. El secretario de la embajada ofició la ceremonia civil y en menos de 15 minutos había pasado de ser un hombre soltero a un hombre casado.
Esa noche tuvimos a pesar de los gritos del exterior una gran fiesta con todo lo que no se puede tomar en Irán. Vino, jamón, morcillas, chorizo, lomo y de segundo cochinillo a la Segoviana. Un poco cabroncete el que pensó en el menú.
Nuestra crisis se fue olvidando de una manera directamente proporcional al recrudecimiento de la crisis con Israel. España era un país bastante neutral y nuestra mediación era algo necesario, no podían estar a piñas con nosotros por una chorrada como el que una de sus súbditas cabalgase a un político de oposición casado y con bigote y que todo el país lo hubiese visto.
Irán aceptó la inmunidad para mi mujer con la condición de solo salir de la embajada para dirigirse al aeropuerto. Gustosos nos hubiésemos ido ya, pero la cosa política no estaba para muchos cambios y España me necesitaba en mi puesto. Entre las exigencias de nuestro “acuerdo” estaba que mi mujer recibiese sus pertenecías requisadas en su antigua casa. El día que los recibió por la noche me esperó desnuda en la cama con un plug en el culo y unas esposas puestas. Ni siquiera con la que estaba cayendo Narges no dejaba de ser el ser más sexual que he conocido en mi vida. Ella había decidido que yo era desde ese momento su macho dominante y como tal empezó a comportarse. Esa noche volví a darle por todos los agujero de su cuerpo y me declaro su amor con el poco español que sabía.
Visite Yadz aprovechando un viaje a la zona, visité a sus padres, les enseñé videos fotos y les explique que en unos meses saldríamos del país para no volver en muchos años. Conseguí la promesa de las autoridades iraníes que no pondrían problemas a sus padres para poder visitar a su hija.
La última noche en Teheran fue un poco triste para mi mujer, se le caían las lagrimas cuando miraba la ciudad medio a oscuras por la ventana. No sabía cuando volvería.
Follamos por última vez en la ciudad de Jomeini, Narges solo gimió en farsi durante las dos horas que duró el polvo usando desde ese momento y durante muchos años, el español para follar conmigo, y solo conmigo, creo.
Durante la noche Israel había atacado con misiles el programa nuclear iraní, por lo visto había hecho saltar por lo aires cuatro de las cinco instalaciones del país e Irná ardía en furia.
El periódico ultraconservador Etemaad titulaba a seis columnas como noticia del día “hoy se va el español con su puta” dejando lo de los ataques como segunda noticia por importancia del día.