Las mejores maestras

Por mi piernas (o yo por las de ellas) pasaron todas la mujeres de mi familia.

LAS MEJORES MAESTRAS

(El relato de cómo, de la manera más extraña del mundo, todas las mujeres de mi familia, mis 2 hermanas y mi madrastra, con el paso del tiempo, pasan por entre mis piernas.. o yo por las de ellas, cada una de ellas por separado, fueron mis maestras en el fabuloso mundo del sexo)

Éramos una familia de lo más normal; padre, madre, 2 hermanas y yo.

Nuestra vida trascurría apaciblemente de una población y de un país al otro, por el trabajo de mi padre. Mi padre era el típico latino resultón que acabó ligándose y casándose con una Nórdica, una mujer muy jovial y de muy buen ver.

La vida familiar y los años pasaban hasta que llegó la fatídica fecha de la muerte de mi madre, a causa de una larga enfermedad. En ese momento, mi padre contaba con 50 años (sinceramente, nadie absolutamente hubiese dicho que tenía más de 40) mi hermana mayor (a la que llamaremos Mónica) 18 años, mi otra hermana; la mediana (a la que llamaremos Conchi) 17 años y yo (me haré llamar Miguel) 14 años.

Mi padre era un hombre de carácter iracundo, por lo que no teníamos muchos amigos y los vecinos no tenían por costumbre, meter las narices en nuestros asuntos!

A raíz de la muerte de mi madre, mi hermana Mónica, pasó a ejercer las funciones de madre, muy a su pesar. Al ser la mayor y pasar mi padre gran parte del tiempo, fuera de casa trabajando, los 3 hermanos pasamos a asumir todos los trabajos del hogar repartidos de manera equitativa.

Lo que en ningún momento pudimos imaginar (yo el que menos) es que a mi hermana Mónica, le aguardaba una tarea que nadie a excepción de mi padre, se esperaba. Tal y como ya he comentado anteriormente, dado el carácter de mi padre, hacíamos todo lo posible para tener todo en orden, recogido y limpio para así contentarlo. Mi hermana Mónica, hacia lo humanamente posible, para que a la hora en que llegase él, mi hermana Conchi y yo, ya estuviésemos en la cama durmiendo.

Recuerdo como si fuese hoy mismo, en que una noche, empecé a oír gritos por parte de mi padre y a mi hermana Mónica llorando. Asustado, me levanté de la cama y pegué la oreja a mi puerta. No tenía ni idea de que había podido pasar, no se escuchaba bien la conversación, pero si oía trozos de ella:

P- Mónica, dices que me quieres y me prometiste que harías los trabajos de tu madre que en paz descanse, pero no es así!!

M- Como que no? Hago todo lo que puedo para que estés contento!! Me cuido de los pequeños y todo lo de la casa, para que no se note la ausencia de nuestra madre!! …. lloros!!

P- Pues yo si la noto, y mucho!! Hay cosas que tu madre hacia, y muy bien por cierto, para tenerme contento, porque ella si que me quería!! Y tu dices que me quieres, pero no me lo demuestras…..

M- Pero eso no está bien…. No quiero hacerlo, por favor no me obligues….

Durante bastantes minutos, continuo la conversación, las palabras enojadas de mi padre y los lloros de mi hermana Mónica. Al final, atiné a oír lo siguiente:

M- Está bien, haré lo que quieres, pero por favor, no grites más, que despertarás a los pequeños y si ellos se enterasen, me moriría de la verguenza…..

P- Gracias Mónica, no sabes lo feliz que me hace oírte decir eso… Ya verás, es algo que te gustará, además así te convertirás antes en una mujer!!

Oí los pasos de mi padre y de mi hermana Mónica que se acercaban y rápidamente, me metí en la cama corriendo. Se metieron los dos en la habitación de mi padre y a través de las paredes oía como mi hermana Mónica sollozaba. Al abrir un poco mi puerta (nervioso pero a la vez curioso) vi como mi hermana Conchi, había hecho lo mismo que yo y estaba asomada en el resquicio de la puerta de su habitación. Ella al verme, me hizo una señal, para que fuese hasta su cuarto, yo hice un movimiento negativo con la cabeza, pero ella insistió, por lo que salí de mi cuarto con mucho cuidado (notaba como mi corazón palpitaba en mi garganta) cerrando tras de mi la puerta y atravesé el pasillo hasta la habitación de mi hermana Conchi.

Yo – Conchi, que ha pasado? Porqué Papa está tan enfadado?

C- No lo sé Miguel! Has roto tu algo o has hecho algo para que Papá se enfade así con Mónica?

Mientras hablábamos, seguíamos oyendo a mi hermana Mónica sollozando, pero de repente, nos extrañó oír la voz de mi padre, diciéndole cosas a mi hermana Mónica en un tono de lo más normal. Extrañados y muertos de miedo, mi hermana Conchi y yo, cogidos de la mano y en el más sepulcral de los silencios, salimos a gatas al balcón para ir hasta el balcón de la habitación de mi padre, cuya persiana se encontraba bajada (aunque se veía entre las lamas de la persiana) y la luz encendida.

Dentro de la habitación se veía a mi hermana Mónica, sentada en el borde de la cama, quitándose la camisa y a mi padre, junto a ella, mirándola embobado. Mónica se acabó de quitar la camisa, quedándose tan solo con su sujetador y medio tapando los pechos con un brazo. No podíamos oír lo que hablaban, pero el semblante de mi padre parecía más tranquilo, pero con un brillo extraño en los ojos. Mi hermana Conchi y yo, nos miramos entre nosotros con cara de interrogación, porque no entendíamos que podía estar pasando en el cuarto de mi padre. A continuación, pudimos observar como mi padre le secaba las lágrimas a mi hermana y le decía algo sonriendo, al tiempo que le iba apartando los brazos de delante de sus pechos. Mi hermana, con un poco de cara de susto, echó sus brazos hacia atrás y soltó el sujetador, dejando libres sus pechos.

En ese momento, algo se encendió en mi cabeza. Los pechos de mi hermana, con 18 años eran enormes!!! Tenían forma de pelota de rugby, acabados en un pezón de color canela. Ya debía ser una talla 100 como mínimo (hoy tiene 130, lo he podido comprobar y disfrutar, como ya leerán).

Mi padre se fue acercando poco a poco hacia esos pechos juveniles, turgentes y enormes. Empezó a acariciarlos con el revés de los dedos; veíamos como nuestra hermana temblaba, a cada caricia. Pasados unos minutos, mi padre puso las manos bajo ellos, moviéndolos un poco, como pesándolos. Yo seguía con los ojos fijos en los enormes pechos de mi hermana y a la vez notaba como un nerviosismo extraño, una excitación fuera de lo normal.

De repente vimos como la cabeza de mi padre se acercaba a los pechos de Mónica y como con una suavidad que exasperaba empezaba a lamerle los pezones. Estos, a pesar de la distancia, parecía que iban creciendo y adquiriendo un tamaño enorme. Mónica cerraba los ojos, mientras temblaba y se mordía el labio inferior. De repente, no parecía que le disgustase tanto tener que hacer el papel de mi madre. Mi padre seguía relamiendo y chupeteando los pezones de Mónica.

Al cabo de unos minutos, ella se dejó ir sobre la cama, acariciando el cabello del hombre que estaba consiguiendo que su entrepierna y sus bragas se fuesen empapando de su virginal flujo. Su propio padre la estaba haciendo sentirse mujer y deseada!!

Mientras tanto y casi sin darme cuenta, mi joven polla empezó a ponerse cada vez más dura y olvidándome por completo que estaba junto a mi hermana Conchi, aprovechando que llevaba puesto el pantalón de pijama, empecé con el típico y suave vaivén de la masturbación.

Dentro de la habitación la escena se iba poniendo cada vez más caliente. Mi padre iba besando los enormes pechos de Mónica e iba bajando sus besos y su lengua, a través de su barriga hasta llegar al cierre de sus pantalones. Se medio incorporó sobre sus codos y mientras besaba a mi hermana en la boca, pude apreciar que con una mano libre, desabotonaba el pantalón y le bajaba la cremallera, para de nuevo dirigir sus besos y su lengua hacia la zona baja de Mónica, la cual seguía temblando y a la que me parecía podía oír suspirar. De repente, los besos pararon y mi padre se incorporó para quitarle a Mónica los zapatos y bajarle los pantalones (todo ello con una calma y una lentitud pasmosa). El a su vez, se quitó los zapatos con los mismos pies, se deshizo de su camisa y se bajó los pantalones, quedándose en calzoncillos frente a Mónica, la cual solo en bragas, tumbada en la cama, dirigía su mirada hacia la entrepierna de su padre. Se podía apreciar un bulto enorme !!.

Mi hermana Conchi, que hasta ese momento había permanecido a mi lado sin decir ni hacer nada, se giró hacia mi, con cara de querer decir algo, pero no llegó a articular ninguna palabra. Sus ojos se dirigieron hacia mi mano, la cual seguía en la labor de masturbarme suavemente.

C – Se puede saber que haces ?.... en un susurro.

Yo- No puedo evitar tocarme! Esto que estamos viendo, me ha excitado mucho y sin pensarlo, me han venido ganas de tocarme. Me gusta mucho !

Mi hermana Conchi se me quedó mirando de una manera rara, su mirada se dirigió a la habitación de mi padre y de nuevo a mi mano.

C- Tu ya te habías masturbado antes?

Yo- Sí, alguna vez

C- Y has llegado a correrte?

Yo- Correrme? No entiendo que quieres decir

C – Que si te has tocado hasta que tu leche ha salido por la punta de la polla?

Yo- Leche?

C- Coño, a veces pareces tonto. Si has llegado a notar un gusto muy grande mientras te tocabas y has seguido hasta que un líquido blanco y pegajoso ha salido disparado?

Yo- Valeeee! No hace falta que te enfades conmigo…jó! A veces cuando llevo un rato tocándome, salen unas gotitas blancas por la punta. Pero si sigo, voy notando mucho gusto, pero noto que me voy a hacer pis y paro.

Mi hermana Conchi se sonrió al oírme decir eso, y entre susurros me explicó, que lo que yo notaba, no eran ganas de hacer pis. Eso era precisamente de lo que me hablaba, de que si no hubiese parado ya sabría lo que es correrse.

Mientras hablábamos (con voz muy baja para no ser descubiertos) seguíamos mirando hacia el interior de la habitación. Nuestro padre se encontraba entre las piernas de Mónica; le había apartado hacia un lado las bragas y le estaba comiendo el coño, como todo un campeón. Ahora si que los gemidos de Mónica se hacían perceptibles desde el balcón donde nos encontrábamos observando. Estaba disfrutando de un maravilloso orgasmo que su padre (el nuestro) le estaba regalando a base de lametones.

Mientras Mónica dejaba de temblar después de su orgasmo, nuestro padre se incorporó de nuevo para bajarse los calzoncillos. Una enorme polla saltó hacia delante, al desprenderse del encierro en la que había estado. No soy un experto en pollas, solo conozco la mía, pero no miento al decir que el muy animal debía tener una polla de unos 30 centímetros de largo por unos 5 o 6 centímetros de ancho. Mi hermana Mónica abrió los ojos como platos y sin saber de que hablaban, vi como hacia un gesto de negación con la cabeza. Quizás pensaba que su padre, tenia pensado ensartarla con esa enorme polla. Pero de momento, no era eso lo que el tenía pensado para su joven y cariñosa hija.

En el momento en que mi padre dejó ver su enorme polla, noté como mi hermana Conchi a mi lado, daba como un respingo. Supongo que tampoco podía creer lo que estaba viendo. De nuevo se giró hacia mí y mirándome a los ojos me preguntó:

C- Tu la tienes parecida a la de Papá?

Yo- Que va!! La mía es mucho más pequeña. Pero es que yo soy un niño y Papá es un hombre.

C – Cuanto debe de medir tu polla?

Yo- Pues no lo sé, no la he medido nunca. Supongo que unos 14 centímetros

C- Sí, sí, 14 centímetros…jejeje…ya te gustaría a ti con catorce años tener una polla de 14 centímetros. Qué? 1 centímetro por año? …jejejeje

Me sentí un poco ofendido con ese comentario de mi hermana Conchi y justo cuando la iba a enviar a freír espárragos, se me encendió una luz. Tenía una genial idea (aunque igual lo que pasó es que caí inocentemente en una trampa ideada por su maquiavélica cabeza).

Yo- Oye guapa no te pases. En este caso, puedo demostrar lo que digo. Pero claro, como eres un poco cobardica, no te atreverás a comprobarlo por ti misma, verdad?

Casi no había acabado de retarla, cuando su mano me estaba bajando los pantalones del pijama hasta las rodillas en las que estaba apoyado. Me miró con curiosidad la polla y de entre sus dientes me pareció oír un comentario como… " uhmmm , no está mal tampoco, nada mal " Con su mano apartó la mía y empezó a subir y bajar su mano (sudada, por los nervios y la excitación del momento, supongo) por todo el largo de mi polla.

C- Shhhhhhh….no digas nada; disfrútala y sigue mirando a Mónica y a Papá. Quiero que te fijes bien en todo lo que hacen. Se me están ocurriendo unas cosas que ya te contaré. De momento, no olvides de que estarás en deuda conmigo.

Como un buen chico obediente, dirigí mi mirada al interior de la habitación. Mi hermana Mónica ya se había repuesto de su orgasmo y se había sentado justo en la esquina de la cama. Mi padre permanecía en pié frente a ella, con su enorme polla apuntándola. No apuntaba hacia arriba (como la mía). No me extraña, pensé; con lo que debe pesar….

Mi padre señaló su polla en un gesto suave a Mónica y ella alargó la mano, empezando a masturbarlo.

Carai, pensé para mí. Una de mis hermanas masturba a mi padre y la otra a mi…..

Mónica llevaba unos minutos pajeandolo, con la mirada como hipnotizada (como si esa polla fuese una cobra), cuando mi padre da un pequeño paso hacia ella. Entones Mónica abrió su boca golosa dejando salir su rosada lengua y poco a poco, empezó a lamer el capullo amoratado de la enorme polla. Fue girando la cabeza y lamiéndola por todos lados, por todo el largo hasta que en un momento dado se situó frente a ella y empezó a engullirla.

Conchi a mi lado, también debió sorprenderse al ver esto, ya que sin querer, en el momento en que Mónica engullía glotonamente la polla, ella apretó la mía, causándome un poco de dolor.

Yo- Uffff…joder Conchi, me ha dolido ese apretón!

C- Uiii… lo siento cariño, ha sido sin querer, de verdad. Por cierto… no se te ha puesto aún más dura y más larga desde que te la estoy pelando?

Yo- Pues no lo sé, no me había dado cuenta. Puede ser, porque este espectáculo es la ostia!!

C- Que razón tienes!! Oye, me parece que eso de que alguna vez te habías tocado, era mentira. Te debes de haber tocado miles de veces, porque llevo 20 minutos pajeándote y aún no te has corrido. Eso es señal de que aguantas y el aguante lo da la experiencia. Me equívoco?

Solo pude sonreír un poco ante su comentario, a lo que Conchi me guiñó un ojo. Dentro de la habitación, Mónica seguía mamando con ganas aquel enorme pollón. Había olvidado todas sus reticencias y miedos. Entendía que hacer eso con su padre no estaba bien, pero estaba viviendo unas sensaciones increíbles. Mi padre bramaba como un toro salvaje notando como la dulce boca de su hija, le llenaba la polla de saliva. Mónica paraba de vez en cuando de mamar, sacándosela de la boca y mirándola (yo más bien diría admirándola) para volver a metérsela en la boca.

Entre lo que estaba viendo, los bramidos de mi padre y la mano de Conchi que seguía pajeandome, no me había dado cuenta de que Conchi, con su otra mano, hacia un rato que se había apartado las bragas y se masturbaba con un dedo. Me estaba volviendo loco. Tenia un ojo y una oreja puesta en Mónica y en mi padre y el otro ojo puesto en el dedo de mi hermana Conchi y la oreja en el chapoteo que este producía en su coño, húmedo también.

Yo- Conchi… déjame que sea yo quien te lo haga, por favor

C- Uhmmmm…. vale. Sigue tú. Con cuidado que es una parte muy sensible. Mueve tu dedo hacia arriba y hacia abajo por toda mi rajita y de vez en cuando lo hundes dentro.

Ese era el panorama en ese momento. Mónica abierta de piernas con mi padre en medio y chupándole la polla y yo metiéndole el dedo a Conchi en el coño y ella pajeandome. Seguimos así durante unos minutos hasta que noté como Conchi, pasaba de estar en cuclillas como yo, a tumbarse en el suelo del balcón, en posición fetal. Estupendo! Pensé para mí. Me será más fácil meterle el dedo y masturbarla. No lo vi venir, no me había dado cuenta. Hasta que la oí decir:

C- Se acabó. Yo no voy a ser menos que ella. Yo también quiero disfrutar de una polla solo para mí. La deseo mucho, quiero probarla, conocer su sabor. Cuando creas que te viene lo que tú creías que era pipi, no te aguantes ni me la saques de la boca. Quiero beberme tu leche!

Dios mío! Se había tumbado en el suelo no para facilitar mi masturbación, sino para poder chuparme la polla. Era increíble, notaba la humedad de su boca, su saliva, Conchi dejaba ir pequeños suspiros mientras mi dedo se movía cada vez más rápido, subía y bajaba y entraba y salía de su coño a una velocidad vertiginosa. Parecía que llevábamos el mismo ritmo. Mi dedo entraba, ella tragaba mi polla; mi dedo salía de su coño y su boca subía. Notaba esa maravillosa sensación tan conocida por mi (lo que yo creía pipi) crecer en mi. Era como una ola gigante que notaba que se acercaba y que en poco tiempo chocaría.

Yo- Uhmmm..Uhmmm..Conchi, conchi…uffff… me viene, me viene, creo que me voy a correr!!

C- Si cariño mío…slurppp, si, si…slurp…correte para mi, lléname la boca de tu leche..uhmmm, no grites…shhhh…cariño…ufffff…uhmmmm…yo también me voy a correr …uffffff…noto que me voy a correr….dame tu leche caliente…. ahhhhh… ahora… si… slurpppp…ahora …agjjhh.. me estoy corriendo cariño…me corre por la pierna…uhmmmm cariño….si…uffff…dámela

No pude más, oírla decir estas cosas mientras suspiraba y temblaba, hizo que toda mi leche caliente se fuese acumulando, hasta que salió toda disparada dentro de su boca, mientras yo en un gesto automático aguantaba la cabeza de Conchi.

Yo- Ohhhhh….Conchi…me corro…me corro..por fin me corro…..agggjjj …ohhhh..cariño.

Fue increíble!!! Toda la leche que se había ido acumulando en mis pajas y que nunca llegó a ver la luz, por fín lo hacia. Y no en mi mano o en una toalla. En la boca de mi amorosa hermana, pero que en ese momento había dejado de serlo, para ser una mujer ardiente y deseosa de sexo.

Como mientras había estado tumbada se le había salido un pecho por los movimientos de su cuerpo al son de mi masturbación, mientras recuperábamos la cordura y la respiración de nuestros orgasmos, no pude evitar tocárselo y lamer su pezón, al tiempo que ella me decía:

C. Shhhhhhh ….tranquilo cariño mío…tendrás tiempo de disfrutar de mis tetas , te lo aseguro.

Justo en ese momento, oímos un bramido enorme y tuvimos el tiempo justo de ver como mi padre empezaba a temblar y a llenarle la boca a Mónica, con su leche húmeda y caliente, almacenada desde la muerte de mi madre. Mónica chupaba y chupaba y tragaba todo lo que podía hasta que de repente mi padre la sacó de su boca y la puso entre sus enormes, jugosas y sudadas tetas, empezando una cubana maravillosa (o yo así lo recuerdo) hasta que en medio de su corrida anterior, le vino otra que dejó las tetas de Mónica, llenas de su grumo. Algo increíble.

En ese momento, mi padre se dejó caer desplomado en la cama, tumbándose al lado de Mónica y hablándole al tiempo que con una mano empezaba a masturbarla. Conchi y yo pensamos que por esa noche ya tendrían bastante y que mejor que nosotros nos fuésemos a nuestros cuartos. Aún nos iban a pillar y se podía armar la de San Quintín. Al pasar por el cuarto de Conchi, me giré hacia ella y le dije:

Yo- Conchi….volveremos a hacerlo? Dime que si por favor….

C- Tenlo por seguro!! Ahora vete a dormir tranquilo y sin hacer ruido. Mañana cuando volvamos del colegio hablaremos. Tendremos 2 horas enteras para nosotros. Tendremos que hacer las cosas de la casa muy rápido pero bien hechas, si queremos tener tiempo para hacer unas cositas que se me ocurren

Yo- Uhmmmm…vale, que tienes pensado?

C- Yo también ardo en deseos de saber que se siente cuando te comen el coño y aunque mis tetas no son tan grandes como las de Mónica (en aquella época Conchi debía tener una 90) quiero notar también tu leche corriendo por ellas. Y eso solo para empezar.

El día siguiente amaneció como siempre. Mi hermana Mónica entró en mi cuarto a las 07.30 para despertarme. Llevaba puesto tan solo un camisón sin nada debajo, por lo que al agacharse para despertarme, sus enormes tetas bailaron delante de mis ojos. A ella se la veía diferente. Se la veía como relajada, sonriente. Al ver que mis ojos se quedaban fijos en sus tetas, las cuales se veían en todo su esplendor, por la abertura del camisón, me dijo:

M- Ehhhh….serás pillín!! Te tengo dicho que no te embobes con las cosas, que se te queda cara de atontado. Y esto que estás mirando, no es para ti. Carai, con los hombres de esta familia, oí que mascullaba mientras se giraba para irse.

El día en el colegio fue como otro más, con la salvedad de que me pasé todo el día en la nubes rememorando en mi cabeza las imágenes vistas y las sensaciones sentidas. Se puede decir que pasé todo el día con una erección. A la hora del patio, vi de lejos a mi hermana Conchi, la cual estaba con sus amigas; me saludó con una sonrisa. Ya por la tarde, al salir del colegio, Conchi me esperaba en la puerta, cosa que no hacia casi nunca. Normalmente se iba con sus amigas una hora a los futbolines antes de venir a casa para cumplir con su parte de la limpieza y el orden.

C – Hola chiquitín!!

Yo- Hola Conchi!!

C- Sabes…. Tengo una sorpresa. Me han dejado en el cole, una revista porno. Se ven todas las cosas que un hombre y una mujer, pueden hacer. Vamos a poder follar como los mayores!!

Follar!! Eso me taladró la cabeza. Todo el día había estado imaginando lo que Conchi me había dicho. Yo pensé que se trataría de comerle el coño y de correrme yo en sus tetas, pero… Follar!!

Me quedé como helado mirándola. Casi me saltan las lágrimas de la alegría. Me puse nervioso y enseguida, bajo el pantalón se me empezó a notar mi calentura y una erección.

C- Ehhhh, campeón…tranquilízate!! Esa erección se nota mucho. Vas a ir dando el espectáculo por toda la calle hasta llegar a casa si no te tranquilizas. Quiero que entiendas una cosa; nadie, absolutamente nadie, puede saber o llegar a imaginarse que lo hacemos. A la primera sospecha o como alguien se entere, nuestro padre nos mata!! Todo el mundo se reiría de nosotros y nos señalarían como a enfermos. Si quieres que sigamos disfrutando durante mucho tiempo, debes aprender a disimular.

Yo- De acuerdo Conchi. No te preocupes; lo de ayer me gustó mucho. Ahora que lo he probado, no quiero perderlo.

Conchi me sonrió y sin decir nada, empezamos a andar en dirección a nuestra casa. Por el camino nos cruzamos con algún vecino, el cual nos saludaba y nosotros respondíamos como buenos chicos bien educados. Sabíamos que entre los vecinos, comentaban, lo increíblemente bien educados y limpios que íbamos siempre, teniendo en cuenta que nuestra madre había muerto. Que nuestra hermana Mónica, nos tenia muy bien enseñados. Si ellos supiesen, lo que Mónica nos había enseñado la noche anterior, les habría dado un infarto a todos esos viejos!!

Nada más llegar a casa, al cerrar la puerta, mis manos volaron hacia la camisa de mi hermana Conchi, apretándole los pechos por encima.

C- Que haces? Nada de eso. Que te acabo de decir? Tienes que saber controlarte!! Primero vamos a hacer nuestros trabajos y cuando estemos ya veremos por donde empezamos.

Dándome una caricia sobre el bulto que mi polla marcaba en mis pantalones, se giró dirigiéndose a su habitación para empezar a ordenar. Rápidamente yo empecé con mi parte. Lavé los platos de la comida y los puse en su sitio. Herví el arroz junto con carne para dar de comer al perro. Recogí toda la ropa sucia de mi habitación y la llevé al fregadero. Vaya, que hice todas mis tareas más rápidamente que nunca y mejor. Al cabo de poco más de media hora ya habíamos acabado y teniendo en cuenta que al salir del colegio, no nos habíamos entretenido para nada, teníamos casi 3 horas antes de que llegase mi hermana Mónica y unas 4 horas y ½ antes de que llegase nuestro padre.

C- Chiquitín…has acabado?

Yo- Casi Conchi, casi. Me falta recoger las toallas húmedas de esta mañana y llevarlas al fregadero para ponerlas a lavar.

C- Las toallas no las recojas. Las necesitamos para que nadie note lo que vamos a hacer.

Yo- No te entiendo Conchi. Para que vamos a necesitar unas toallas?

C- Mira; antes de empezar a tocarnos, a besarnos y a chupar partes de nuestros cuerpos, lo mejor seria que nos duchásemos para estar limpios. Si utilizamos otras toallas, Mónica sospechará. Si cada noche nos ha de pegar la bronca para que nos duchemos, no crees que cantará mucho, que de repente lo hagamos solitos?. Ella vería que se ha gastado el doble de toallas. Además, luego pondremos las toallas en el suelo, para hacerlo sobre ellas. Si lo hacemos en la cama, quedará el olor y encima, tendremos que volver a hacerla.

Yo- Supongo que tienes razón Conchi. No había pensado en ello.

C – Pues hay que hacerlo. No podemos ir dejando señales por toda la casa.

Así pues, cada uno nos fuimos a nuestra habitación, para desnudarnos y enrollarnos en una toalla húmeda aún de la mañana. Cogimos la ropa sucia, entre ella, mis calzoncillos que andaban pegajosos, puesto que todo el santo día lo había pasado esperando ese momento y dejando ir gotitas de líquido pre seminal y la fuimos a depositar en el fregadero. Nos sonreíamos confiados pero a la vez, los dos teníamos algo de vergüenza. Conchi me cogió de la mano y nos dirigimos al cuarto de baño, no sin antes coger la revista porno que le habían dejado en el cole.

Tal y como habíamos quedado, nos duchamos, limpiando bien nuestros cuerpos. Cada esquinita. Cada centímetro de piel y sobretodo nuestras partes más íntimas. Fue dentro de la ducha, situado detrás de Conchi, cuando por primera vez me fijé bien en su culo. Era algo digno de convertir en una escultura. Se veía duro y firme. Tan duro y firme, como mi polla en ese momento. Conchi separó un poco las piernas, para poder enjabonarse bien entre ellas, momento que yo aproveché para inclinarme un poco y poder ver bien en primer plano, el agujero rosadito de su maravilloso culo y sobretodo su coñito. Un coñito bien poblado de frondosos pelos negros, los cuales por efecto del jabón y del agua, se separaban pegándose a sus piernas, dejando ver sus apetecibles labios vaginales. No pude evitar pasarle un dedo por entre sus labios vaginales. Supuse que nuevamente me diría que esperase. Pero no dijo absolutamente nada. Y como quien calla otorga, pues volví a pasárselo, pero esta vez ahondando un poco entre ellos. La oí suspirar y se apoyó en la pared de la ducha, tirando un poco su cuerpo hacia atrás y separando las piernas.

No me lo pensé 2 veces. Retiré mi dedo de la húmeda cueva de Conchi y arrodillándome detrás de ella, apoyé mis manos en sus nalgas, separarandolas un poco para meter mi lengua entre ellas.

Me puse a chupar y chupar, como si en ello me fuese la vida; pasé mi lengua por todos y cada uno de los rincones de su húmedo y caliente coño. Parecía que tenía vida propia. Lo notaba palpitar a cada paso de mi lengua. Hay que ver lo que hace el instinto; de pronto tuve ganas de chupar y lamer el agujero de su culo y así lo hice. Solo oía suspiros y gemidos por parte de Conchi. Eso me animaba a seguir. Le separé más aún las nalgas y me propuse poder ahondar mi lengua en su culo. Se lo lamía y ensalivaba como poseído. Un olor embriagador emanaba de su coñito. Llegó un momento en que Conchi estaba totalmente inclinada en ángulo recto y con las piernas totalmente separadas, momento en que aproveché para seguir lamiendo su ojete y utilizar a la vez mis manos. Una se entretenía estirando suavemente de uno de sus pezones y la otra la utilicé para meter un dedo en su ardiente coñito y empezar así a masturbarla mientras le practicaba un beso negro.

C- Ohhhhh…..dios mío….que placer!! …uhmmmmmmm que gusto me estás dando, pequeño cabrón….agggjjjjj….que maravilla….parece que lo hayas hecho toda tu vida….uffff…ohhh, me voy a correr en pocos segundos….agggjjjj….si…siiiiii…uhmmmm….pon tu boca cariño..quiero correrme en tu boca como tu hiciste ayer en la mía….ohhhh….bébetelo todo!!...siiiiiiii!!!!

Así fue como conseguí que Conchi se corriese en mi boca por primera vez!!

No nos demoramos más y después de volverse a lavar ella su coño, salimos de la ducha. Nos secamos un poco y nos tumbamos en el suelo, encima de las toallas. Mi erección ya me dolía. Todo el tiempo que duró la ducha y la comida de coño, estuve haciendo gala de una erección como yo no recordaba haber tenido nunca. Creo que en tan solo 2 días mi polla había crecido varios centímetros, producto de una excitación sin igual. Mis ojos se paseaban por todo su húmedo cuerpo, por primera vez, me fijé en que mi hermana era una mujer muy hermosa. Muy bien proporcionada para su edad. Un cuerpo fino y estilizado, un culo digno de una estatua griega y unos pechos grandes y hermosos. Me acerqué a ella y empecé a lamerle los pezones. Mientras lo hacia, a mi mente venia el recuerdo de los pechos de mi otra hermana Mónica y aunque los que yo lamía eran una delicia, mientras lo hacia pensaba que eran los de Mónica. A la vez, mi mano derecha, acariciaba su coñito y ella acariciaba mi polla, que estaba a punto de estallar. Los dos empezábamos a gemir con nuestras mutuas caricias y la temperatura del baño iba subiendo.

De repente, Conchi me hizo parar, diciéndome:

C- Ufffff….espera un poco cariño mío. Creo que como me vuelvas a excitar como antes, me volveré loca de placer. Vamos a ojear la revista sin tocarnos, a ver si así, nos relajamos un poco, y luego nos ponemos con más ganas.

La revista en cuestión era una pasada. Todo lo que un hombre o mujer pudiesen pensar o desear en cuestión de sexo, estaba plasmado en fotografías. Recuerdo que se veía una imagen que no se me ha borrado de la mente desde entonces: Una chica estaba sentada encima de un hombre, con una enorme polla dentro de ella, mientras chupaba otra polla, fotos en las que un hombre se corría sobre la cara de la mujer, pajas cubanas, penetraciones anales, etc, etc.

Tampoco le hicimos mucho caso a la revista, nuestros jóvenes cuerpos de hermanos, deseaban dar por fin rienda suelta a todo el deseo que se había ido acumulando. Mi querida Conchi, se situó entre mis piernas cogió con una mano mi dura polla y se la metió por entero en la boca, su lengua se movía alrededor, que delicia, ahhh, era una sensación tan excitante saber que mi propia hermana me estaba mamando la polla nuevamente, después de algunos minutos sentí como estaba a punto de expulsar todo mi semen, entonces empecé a gemir, trate de parar, pero no podía; mi polla empezó a arrojar potentes chorros de semen que fueron a estrellarse contra la boca de mi amada Conchi, que se tragó todo.

Ella suspiró y se relamió todo el caliente esperma que se le había quedado en la comisura de sus labios mientras yo aún jadeaba por el placer del orgasmo alcanzado en la boca de mi hermana; entonces haciendo un acto de fuerza, la incorporé y la acerqué al borde de la bañera, con su vientre colocado al borde de la misma y su culo a mi vista, ella en cuanto sintió mi polla rozando su coño no pudo evitar tener un escalofrío y comenzó a respirar agitadamente, entonces guié mi polla con mi mano derecha y la introduje un poco, ella seguía inmóvil, entonces la metí lentamente y empuje, llegó con facilidad al fondo y ella gemía, ahora sin disimulo, comencé a bombear y ella se relajo, era delicioso, ver su cuerpo sumiso de espaldas, era hermoso, ver su culo siguiendo el ritmo de mis envestidas, sentir su tremendo calor vaginal, saber que estaba follandome a mi cariñosa y ardiente hermana, saber que era una relación incestuosa, Conchi se sentía excitada y dominada por el hombre que la estaba poseyendo, siendo este yo, su hermano!!. Era el éxtasis...

Seguí bombeando por unos minutos hasta que la sentí en su segundo orgasmo, lo que desencadeno el mío, saque lentamente mi polla y note que aún seguía rígida, lubriqué con mi dedo y sus jugos su culo y lo acaricié con la punta de mi polla, Conchi se movió nerviosa mientras mis manos la sujetaban a la altura de sus hombros.

C- Con cuidado cariño…, me va a doler, tengo miedo....

Yo- Tranquila Conchi, te prometo que no será así, solo relájate y no aprietes...

Se relajo y me permitió soltarla para guiar mi polla nuevamente, entró el capullo y me detuve,

ella no apretó, solo un poco, permanecí así unos minutos y me atreví a avanzar, mi polla fue desapareciendo en su culo poco a poco, sacándola constantemente, hasta que mis huevos chocaron con su culo.

Yo- Te duele Conchi?

C- No mucho cariño mío, solo un poco

Al oír esto y ver que mi ardiente hermana me daba su aprobación comencé a bombear lentamente hasta acelerar el paso, ella gemía, bombeé y bombeé hasta que estalló en un nuevo orgasmo, entonces me vacié dentro de su lindo culo, saqué lentamente mi polla y observe como al sacarla, su culo estaba enorme, hueco y escurriendo mi leche, su culo estaba coloradito por el golpeteo, pero precioso, entonces la ayude a incorporarse y la abracé.

Ella se abrazo fuerte a mí, y se apoyó en mi pecho. Durante unos minutos, permanecimos así, descansando nuestros cuerpos de la gran cantidad de sensaciones que habíamos vivido. Pasados estos minutos, Conchi comenzó tímidamente a lamer mi pecho, yo la besé dándole confianza, ella siguió, se apodero de mi tetilla izquierda y luego la derecha, chupaba y lamía, mientras mi polla nuevamente despertaba y comenzaba a erguirse, aunque más lenta que al principio. Conchi perdía de nuevo el control y se concentraba en mi pecho, subió y recorrió

mi cuello, hombros y oído, con su mano izquierda acariciaba mi polla como despertándola de su letargo, comenzó a bajar hacia mi vientre, se detuvo y disfruto la travesura, siguió y se detuvo contemplando mi polla ahora erecta, tenía un poco de residuos de semen y jugos suyos pero no le importo, la sujetó por la base y comenzó a lamerla, así estuvo un poco rato mientras yo sentía que desesperaba, sentía que quería que se lo pidiese yo, así que se lo pedí:

Yo- Chupamela Conchi, por favor, quiero sentirla en tu boca

Después de mamarme la polla, continuó acariciándome, entonces cambiamos de lugar y empecé yo, hice lo mismo que ella, era delicioso, sus pezones eran rígidos, grandes y muy erectos, su cuello me encantaba, mordisqueaba sus pechos sintiendo su excitación y lo fuertes que eran, zambullí mi lengua en esos globos soñados, puse mi cara entre ellos y lamí la piel entre los senos, mordía cada pedazo de ellos, succioné sus pezones con furia, hasta que empecé a escuchar unos débiles gemidos. Luego me puse sobre ella apoyándome en las rodillas y hundí mi temblorosa polla en el hueco que había entre sus tetas, en ese instante me recorrió la espalda un escalofrío. Apreté un poco las tetas de mi hermana Conchi entre si y comencé una cubana, que acabé rápidamente con una espectacular corrida que llenó el cuello y el pecho de Conchi de mi espesa y caliente leche.

Ese fue el primero de muchos días más de pasión y sexo, que mi hermana Conchi y yo disfrutamos a espaldas de nuestra hermana Mónica y de nuestro padre. Durante un tiempo, la relación y el deseo "enfermizo" (exactamente igual que el mío) que mi padre prodigaba por mi hermana Mónica duró (siendo mi padre el hombre que la desvirgó tanto vaginalmente como analmente) hasta que un día nos llamó a los 3 hermanos (habría pasado ya 1 año desde que todo empezó) para darnos una gran noticia; había conocido en el trabajo a una mujer francesa de la cual se había enamorado y quería nuestro beneplácito para casarse con ella. La verdad es que nos pilló a todos por sorpresa con la noticia. No sabíamos que decir. Pero la cara de alegría y de felicidad con que nuestro padre nos lo decía (recuerden que era un hombre iracundo, por regla general) nos llevó a animarlo y a felicitarlo.

Unos días más tarde (mientras tanto, mi padre había dejado en paz definitivamente a Mónica) el buen hombre nos avisó de que esa noche vendría con Mireille (así se llamaba ella) a cenar. Durante el día, mi hermana Conchi y yo estuvimos hablando del tema en el patio del colegio. De repente se creaba un problema enorme. Ya no tendríamos la libertad de la que gozábamos hasta el momento para seguir manteniendo nuestras incestuosas relaciones que tanto placer nos proporcionaban. Esa tarde, en casa, follamos en la cama de mi padre, como si en ello nos fuese la vida.

Ese día Conchi me exprimió a conciencia. Acabó con mi esperma repartido en su cara, tetas, culo, garganta y pelo. Ella ya había empezado a tomar la píldora, dado que el condón no nos gustaba a ninguno de los 2. No era lo mismo. Nos gustaba sentir la carne contra la carne y nuestras humedades el uno en el otro.

Al cabo de un rato de haber follado y ya con todo recogido, llegó nuestra hermana Mónica. Por entonces ella ya contaba con 19 años, Conchi 18 y yo 15. Venia de hacer unas compras para preparar una cena inolvidable para todos. Según me contó Conchi, Mónica le había comentado que quería celebrar con esa cena, su "liberación". Conchi se hizo la tonta, como si no entendiese nada de lo que nuestra hermana le decía. Lo mejor era dejarlo así.

Hacia las 22.00 oímos como una llave se introducía en la cerradura. Los 3 hermanos fuimos corriendo hacia la puerta, poniéndonos como si tuviesen que pasar lista, para conocer a la "vieja" que mi padre se había ligado. Pasó primero mi padre y tras el entró…. Dios mío!! Una hermosa mujer!! Apenas, calculé a ojo, debía tener 35 o 36 años. Era alta, pelo castaño y largo, un culo maravilloso se le marcaba en sus apretados pantalones tejanos y un apretado jersey que le marcaba perfectamente el busto.

Nuevamente puse mi famosa cara de embobado (los que hayan visto alguna vez a Homer Simpson cuando babea, me entenderán), mi padre nos fue presentando uno a uno. Cuando se acercó a mí para darme 3 besos como saludo (es francesa) llegó hasta mi olfato un delicioso perfume. El suave roce de sus labios en mi mejilla, junto con la caricia que su cabello me dio, mezclado con el olor de "Opium" que Mireille llevaba, casi consigue que me corriese encima.

Me fijé en que mi hermana Conchi, me miraba con cara divertida. Seguro que sabia que yo ya me imaginaba follandome a Mireille. Y así fue, porque la siguiente vez en que pudimos follar, me dijo que la que seria nuestra nueva madre, era una mujer muy atractiva, que seguro que iba a llevar de culo a todos los vecinos del barrio, incluyendo a los más jóvenes.

C- Que te parece?

Yo- Creo que tienes razón Conchi; se la van a comer todos con los ojos, seguro.

C- Con ese cuerpo y su juventud, seguro que es una máquina de follar. Me imagino a Papá metiéndole su pollón por el culo, seria la releche poder verlo. Ufff, solo de pensarlo, se me humedecen las bragas. Dejemos de hablar de Mireille y a follar se ha dicho, pero si te ha de poner aún más cachondo, te dejo que me llames Mireille cuando me folles el culo.

Esas palabras se me quedaron a fuego, grabadas en mi cabeza. Imaginaba a Mireille y su escultural cuerpo cabalgando la polla de mi padre y a este follandole el culo y poco a poco, en mi imaginación pensaba que era yo y mi polla quien la follaba. Ese pensamiento se convirtió en una obsesión para mi. Efectivamente, cada vez que me follaba a Conchi, la llamaba Mireille y parecía que eso daba resultado. Cada vez aguantaba más, tanto a la hora de las mamadas gloriosas de Conchi, como cuando le follaba el culo, ahora ya con furia y como un experto.

Los meses fueron pasando así, mi padre se caso con esa diosa y nuestras vidas continuaban con normalidad. Mi padre era un hombre feliz, pero ya con problemas de salud (corazón), Mónica tenía novio y Conchi y yo, seguíamos con nuestros juegos sexuales. Llegaron las fiestas del pueblo y dado que ahora mi padre era un hombre más jovial, le pedimos permiso para poder ir al baile. Nos dio su permiso, cosa que nos llenó a los hermanos de alegría. Al decirnos que si, me fijé en que guiñaba el ojo a Mireille y sonreía. Mis hermanas tenían permiso para salir hasta las 03.00 de la mañana y yo hasta la 01.00 (por ser aún el pequeño). Así fue como esa noche salimos los 3 hermanos con ganas de fiesta, pero yo me iba a encontrar con la fatalidad (gracias a Dios) de que mis amigos tenían que volver a casa a las 24.00 horas. Es por ello que llegué a casa 1 hora antes de lo previsto. Supuse que mi padre y Mireille debían estar durmiendo, por lo que entré sin hacer ningún ruido. Al empezar a andar por el pasillo, oí gemidos de placer, los cuales salían de la boca de Mireille. Me fui acercando a la puerta de su habitación, de manera totalmente silenciosa. No la habían cerrado del todo, tan solo la habían dejado ajustada. Con todo el miedo y la excitación del mundo, apoyé suavemente la punta de los dedos en su puerta, para que se abriese tan solo 1 centímetro y poder observar lo que allí se acontecía.

Mi corazón dio un vuelco, mi padre estaba sentado en el borde de la cama con la camisa desabrochada y Mireille estaba sentada encima de él con las piernas abiertas y tan solo una camiseta larga de tirantes ceñida y sus bragas. Se estaban besando y el acariciaba su espalda cuando levantó la camiseta y dejó al descubierto sus tetas, ¡Dios, se las estaba viendo!, cuanto tiempo había esperado este momento, eran tal y como me las había imaginado, de tamaño mediano, con los pezones pequeños, ahora ella se arqueaba hacia atrás mientras él le chupaba los pezones y le acariciaba los muslos, sus manos empezaron a introducirse entre sus piernas y los gemidos de Mireille hacían pensar que mi padre la estaba masturbando. No me podía creer que esto estuviese pasando, ya sudaba a chorros y me dolía la polla de lo dura que estaba. Me retiré un segundo para respirar con tranquilidad y volví a mi puesto de observación. Mi padre se estaba levantando y ahora era Mireille quien se sentaba en el borde de la cama de cara hacia la puerta y a donde yo observaba, mientras él se arrodillaba y le bajaba las bragas. Mireille separó las piernas y él comenzó a comerle el coño. Siempre había fantaseado sobre de que color tendría el vello púbico y sobre si lo llevaría depilado, pero todavía no se lo podía ver, me tapaba mi padre, de todas formas si le veía la cara y era todo un poema, estaba colorada, sudorosa, con los ojos entreabiertos y gimiendo de placer.

En aquel momento ella miró hacia la puerta. Por un momento creí morirme, estaba seguro que ella me habia visto, o como mínimo mi sombra o algún movimiento. En cualquier momento se lo diría a mi padre y este me partiría la cara (me daba igual, había valido la pena). No pasó nada y me quedé por unos segundos perplejo, pensando que como podía ser que no me hubiese visto Mireille. Al oír que seguía gimiendo, volví a colocarme en la rendija de la puerta para seguir observando Antes de que ella se corriese debido a la comida de coño, mi padre se levantó y se sentó a su lado. Mireille le desabrochó el pantalón mientras le besaba la boca y le sacó la polla. Seguía teniendo un enorme pollón y estaba totalmente empalmado. Mireille bajó la cabeza y se la empezó a chupar. En aquel momento yo ya no pude más y me saqué la polla, sentía que me iba a reventar en el pantalón, jamás la había tenido tan dura y caliente. Empecé a pajearme mientras ella seguía chupándosela y acariciándole los huevos con la mano. Nuevamente vi como mientras se la mamaba, sus ojos se dirigían hacia la puerta de la habitación. Ahora ya no me sobresalté. En sus labios se dibujó una sonrisa y mientras miraba hacia la puerta, diría que me guiñó un ojo. Por un momento separé la mirada, para fijarme en mi propia polla, la cual yo seguía masturbando. En la habitación, mi padre y Mireille ya estaban follando, ella estaba encima de él y yo la veía de frente, con sus preciosas tetas dando botes frente a mí. Mireille seguía mirando hacia la puerta y sonriendo. Estuvieron un rato "cabalgando" y a continuación él se puso encima y la penetró con fuerza, los gemidos eran ya gritos de placer y yo estaba a punto de correrme, ella volvió a ponerse encima y a botar con fuerza mientras le agarraba el pelo del pecho y gritaba mirando hacia mi escondite ¡Ya llego, ya llego, eres tu quien me hace llegar!, en ese preciso instante me corrí, creo que al mismo tiempo que ella, expulsando todo mi semen con fuerza en su puerta mientras veía su cara extenuada de placer y su cuerpo desnudo cayendo agotado sobre la cama.

Agotado y muy emocionado por lo que había visto, me dirigí a mi habitación, olvidando por completo el "regalo" que le había dejado a Mireille en la puerta de su habitación.

Me dormí enseguida. Tuve maravillosos sueños, rememorando lo que había podido ver, pero en mis sueños era yo quien poseía a esa diosa maravillosa. Por la mañana me despertó el silencio. Sé que suena raro, pero fue así. No se oía nada en casa. Al cabo de unos minutos llamaron a mi puerta y oí la dulce voz de Mireille, que con ese acentito francés que me volvía loco me preguntaba si podía entrar, que si yo estaba visible. Le dije que si y como una brisa de aire fresco entró en mi habitación, con una enorme sonrisa pícara en los labios. Llevaba puesta una camisa muy transparente de rayas blancas y azules y una falda blanca. Enseguida llegó hasta mi el olor de su perfume "Opium" el cual, mezclado con la visión de sus pechos bajo la camisa (no llevaba sostenes) me hizo recordar lo vivido la noche anterior, lo cual produjo en mi, una inmediata erección.

Mi- Buenos días Miguel!! Que tal has dormido hoy?

Yo- Pues muy bien, gracias Mireille.

Mi- Gracias? Me lo agradeces a mi, el haber dormido bien?

Yo- Emmm, quería decir que gracias por preguntar.

Mi- Ahhh, te referias a gracias por preguntar

Yo- Pues si. Oye Mireille, donde está todo el mundo?

Mi- Ya se levantaron hace rato. Tu padre y tus hermanas, han salido de compras. Tu padre me ha dicho que aprovecharía el día con ellas y que comerían fuera. Por lo que no volverán hasta esta tarde o noche.

Yo- Pues que bien hombre!! Y yo que? Como es que nadie me ha avisado? Como es que se han ido sin mi?

Mi- Pues sencillamente, que como nadie te vio ni oyó llegar ayer por la noche (brillo especial en sus ojos) tu padre ha pensado que debiste llegar muy tarde y muy cansado. Yo le he confirmado que debías haber ido a dormir muy cansado y que mejor te dejaba dormir hasta tarde. También le he dicho que mejor que te dejase aquí conmigo porque necesitaba que me hicieses una cosas.

Yo- Ah! Y porqué le has confirmado que yo estaría cansado? Y que necesitas que haga?

Mi- Bueno, bueno, caballerete. Esta mañana te has levantado preguntón por lo que veo. En 4 minutos me has hecho 10 preguntas y has montado una tienda de campaña (dijo señalando el bulto que mi polla creaba contra las sabanas). Jajajaja, no te pongas rojo por lo que te he dicho, es algo de lo más normal. Escucha, tu no has parado de preguntarme cosas y por el contrario soy yo quien quiere preguntarte a ti algo.

Yo- Pues pregunta Mireille.. (Contesté un poco ruborizado, ya que ella miraba de reojo mi erección y luego a mi)

Mi- Me dirás la verdad?

Yo- Pues claro que si, sabes que no tengo por costumbre mentir!!

Mi- Ok, ok, no te enfades conmigo. Vale, te lo preguntaré ya que me has prometido ser sincero. Por casualidad sabes algo de una enorme mancha de esperma que hay en mi puerta?

Yo- Joder!! Esto… Mireille…escucha….te lo puedo explicar de verdad, lo puedo explicar.

Mi- Precisamente eso es lo que quiero. Que me expliques como esa mancha ha llegado hasta mi puerta. En esta casa hay 2 hombres. Tu padre y tu y te aseguro que ese esperma no es de tu padre, primero porque no suele correrse en las puertas, segundo, porque reconozco el olor del esperma de tu padre y tercero, que el o bien se corre dentro de mi o yo no dejo escapar ni una gota

Mientras oía a Mireille decirme estas cosas, yo creía estar flipando. No me gritaba, me hablaba con un tono de lo más normal, casi dulzón. Mientras ella me hablaba, su mano acariciaba mi pierna por encima de la sabana (muy cerca de mi dura polla, la cual dejaba escapar unas gotitas, las cuales al estar la punta tocando la sabana, creaba unos círculos de humedad.

Pensé que la suerte ya estaba echada y que ya daba todo igual, por lo que decidí jugarme el todo por el todo y explicárselo. Le conté todo lo que había visto la noche anterior. Como me había fijado en todos los detalles (no le conté que tenia la impresión de que ella me había visto) y de cómo no me quedó otro remedio que masturbarme en su puerta. Que había sido algo superior a mi voluntad y con cara de perrito apaleado le supliqué que no le contase nada a mi padre o me mataría a bofetadas por mirón. Mientras le daba los detalles de lo que vi y mis sensaciones mientras me masturbaba mirándola follar con mi padre, me fijé en que Mireille se mordía el labio inferior y que parecía que respiraba con un poco de dificultad.

Yo- Mireille por favor, no digas nada. Será nuestro secreto. Haré todo lo que me pidas. Lo siento de verdad. No quería que te sintieses mal por mi osadía. No volverá a pasar, te lo juro.

Mi- Pero te excitas pensando en mi? Te masturbas pensando en mi? Cuando estás con otra chica fantaseas que estás conmigo?

Yo- Noooo!!! Jamás, es la primera vez que te he visto como algo más que la mujer de mi padre.

Mi- Jajajajaja…será mentiroso el caballerete!! Te he pedido sinceridad y tu me has prometido la verdad. Pero veo que me mientes y no me dejas más opción contárselo todo a tu padre.

Yo- Noooooo, por favor Mireille, no lo hagas. Porqué dices eso? Cuando te he mentido?

Así fue como pasó a relatarme, que un día en que llegó antes de hora a casa, como le dolían horrores los pies, se quitó los zapatos dentro del ascensor y entró con ellos en la mano. Mientras los dejaba en el fregadero, le pareció oír que yo la llamaba y se dirigió hacia la habitación en la que me había oído. Al llegar al marco de la puerta, se encontró con una imagen que la impactó. De espaldas a la puerta de la habitación y encima de la cama me encontraba yo, ensartándole la polla a Conchi por el culo mientras se me oía decir: Ohhh , si Mireille!! Qué, te gusta que te folle el culo? Te gusta sentir mi dura polla como te perfora, ehh? Siii….ohhhhhh…tomala toda mi amor…goza como tu me haces gozar….te voy a dar toda mi leche…uhmmmm…siiiiii.

Mireille me confesó que aunque en un primer momento pensó en entrar gritando al vernos a mi y a mi hermana follando, al oír que yo pronunciaba su nombre, se paró en seco. Encontró curioso que utilizase su nombre al encular a Conchi (cosa que ya la extrañaba entre hermanos, pero que no era cosa suya) y se quedó mirando toda la escena, escondida tras el marco de la puerta. También me dijo, que notó una enorme calentura, al ver mi polla entrar y salir de aquel culo, asociado a su nombre y que no pudo por menos, que levantarse la falda, apartar sus bragas y empezar a masturbarse al mismo ritmo que yo enculaba a Conchi, llegando al orgasmo en el mismo momento en que enormes chorros de leche caliente inundaba el culo de Conchi.

Mi- Entenderás ahora, el porqué te digo que me has engañado!!

Yo- Estoy avergonzado de verdad…no sé que decir.

Mi- No te preocupes, te guardaré el secreto. Pero creo que ya va siendo hora de que te levantes de la cama, caballerete. Lo primero que vas a hacer, es coger un trapo húmedo y limpiar los restos de semen de la puerta de tu padre, no vaya a ser, que lo acabe viendo y se te descubra el pastel. Y lo segundo, es ir al baño a lavarte bien. Anoche te metiste en la cama, justo después de dejarme el regalito depositado en mi puerta y sin limpiarte. Y eso es algo que debes saber hacer. La limpieza íntima es algo muy importante. Debes de estar muy limpio, antes de follarte a una mujer y sobretodo si tanto te gusta la penetración anal.

Al mismo tiempo que me decía esto, nuevamente me guiñó un ojo, brindándome una enorme sonrisa, mientras se levantaba para abandonar mi habitación, no si antes al quitar su mano de mi pierna, rozar mi polla y dirigirla una mirada. Al quedarme solo, no pude menos que soltar un suspiro. Temblaba. No sabía bien el porqué. Si por haberme salvado de un follón que hubiese roto la unidad familiar, por como ella había follado anoche con mi padre a sabiendas de que yo me masturbaba mirándola, o por su comentario de "hay que lavarse bien antes de follar" y mandarme al baño. Cuando me levanté, recogí mi ropa de la noche anterior y me dirigí a la cocina para dejarla en el fregadero y coger un trapo y el "Pronto" para limpiar la puerta.

Mi- Es igual…no te preocupes…la mancha ya la limpiaré yo. Será un "placer" hacerlo. Mejor vete ya a la bañera. Te la he dejado preparada después de que yo también me he lavado bien.

Un escalofrío me recorrió la espalda al oírla decir: "Será un placer hacerlo" y "yo también me he lavado bien". Me giré poco a poco y la vi apoyada en la encimera de la cocina, con un humeante café en la mano y una sonrisa en la cara.

Me dirigí al baño grande, donde efectivamente, Mireille me había preparado un baño con mucha espuma y una temperatura más que agradable. Me metí en el agua calentita, dejando que mi piel se fuese suavizando con la espuma. No habían ni pasado 4 minutos, cuando Mireille abrió la puerta del baño y entró en el. Se sentó en el borde de la bañera y me dijo:

Mi- Bueno, ahora que según parece estás más relajado, me gustaría que me contases las cosas que tu hermana Conchi y tu, hacéis cuando nadie os ve. Me encantan los relatos eróticos y seguro que los tuyos deben de ser la bomba!!

Empecé a explicarle con pelos y señales todas las cosas que hacíamos, como había sido nuestra primera vez en ese mismo baño (lógicamente, me callé lo de mi padre con mi hermana Mónica). Mientras le iba explicando y dando datos, inconscientemente (creo) su mano se dirigió hacia su entrepierna, pasándola entre los pliegues de la falda y empezó a tocarse su coñito por encima de sus bragas blancas. Por la humedad del agua de la bañera, su camisa de rayas blancas y azules, se le pegó a las tetas, dejándomelas ver claramente, sobretodo sus hermosos pezones. Aunque estaba dentro de la bañera, la visión de sus turgentes pechos y el ver ir y venir de su mano, hizo que nuevamente tuviese una erección descomunal, mientras le seguía explicando mis andanzas sexuales con Conchi.

Antes de que yo pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando me puso la mano sobre la cabeza al tiempo que me decía:

Mi-Quieres hacérmelo? Tienes ganas de......

Me quedé helado por lo que estaba oyendo y apenas pude balbucear:

Yo-Mireille! qué dices? ¿que quieres hacer qué?

Mi- Tu crees normal que una madre le pida a su hijo que se lo haga? Preguntó tímidamente.

Yo- Me daría igual si fueses mi madre carnal, que no es el caso. Aquí tienes la respuesta a lo que pienso de tu pregunta, esta es la polla que buscas ¿aun la deseas? . Le pregunté, señalando mi rosado capullo, que sobresalía del agua

Se quedó callada como pensándoselo mejor.

Yo- Aun la quieres? Insistí excitado. ¡Vamos métetela en la boca! Nota el calor y chupa.

Me miró como incrédula, pero enseguida cogió la polla que salía del agua y empezó a acariciarla con suavidad. Estaba claro que estaba muy caliente.

Yo -Frótame los cojones con suavidad y pasa tu lengua por el capullo, luego métetela en la boca y chupa sin dejar de pasar la lengua.

Mireille hacía lo que yo le decía y lo hacía con ganas. Desde dentro de la bañera, pude soltarle la falda y dejar su húmedo coñito, solo cubierto con sus lindas bragas blancas

Luego de que se entretuviera un buen rato, la hice levantar del borde de la bañera, le quité su camisa y sus bragas y la invité a meterse conmigo en el agua. Le acaricié el pelo y le pase la lengua por el cuello para pasar a mordisquear el lóbulo de su oreja haciendo que se estremeciera. Comencé a acariciar sus tetas deslizando los dedos sobre la parte que quedaba descubierta. Al tiempo en que ella comenzaba a jadear. Lleve mi lengua desde la oreja hasta sus labios lamiendo su cara y enseguida busque su lengua para enlazarla con la mía. Ella continuaba agarrando mi polla con su mano y mamándomela. Mientras, yo agarre con fuerza una de sus nalgas y ella dejó escapar una exclamación de dolor y jadeo. Antes de que yo me corriese, se la sacó de la boca y arrodillándose en la bañera (después de vaciarla, claro está) me la hizo colocar entre sus tetas, para aprovechando la humedad del agua y el suave deslizar del jabón, llevarme en volandas a mi primer orgasmo, con una maravillosa paja cubana.

Al cabo de unos minutos de haberme corrido en sus tetas y de que ella, pasase un dedo, recogiendo hasta la última gota, para llevarlas a sus labios, le abrí las piernas sin que ella opusiera resistencia. Enseguida me acomodé tras ella y con su ayuda me introduje en su coño. Noté por la expresión de su cara, de que algo no estaba haciendo bien, le faltaba algo que ella deseaba profundamente, así es que la saqué y me puse directamente a lamer aquellos labios frotando para estimularla y aumentar el placer. Poco a poco la humedad fue ganando espacio y ella disfrutaba de lo lindo acompañando mi cabeza en los movimientos que acompañaban los lengüetazos que tanto la satisfacían. Resoplaba de placer cuando me incorporé y ahora sí, mi polla entró suavemente para acomodarse dentro de ella. Puse mis manos sobre sus nalgas y la atraje hacia mí pasando a penetrarla con delicadeza una y otra vez mientras ella resoplaba y pedía más:

Mi- Sigue, muy bien amor, que placer, vamos, si, ahhh…uffff…. uhmmm. La noto, noto esa polla dulce que me refresca, sigue cariño

El tono de sus jadeos y pequeños gritos fue aumentando en intensidad, mientras chupaba sus tetas una y otra vez jugando con los pezones que mordisqueaba hasta el limite. Ella también empujaba pidiéndome más y más:

Mi- Que bien, que gusto, sigue mi amor, vas a hacer que me vuelva loca, no pares de darme con esa maravilla, vamos fuerte que ya noto que me corro, me corro con mi hijastro, dios que gusto, que gustoooo!!

No pude aguantar mas y dejé que mi polla descargara su contenido allí dentro, al tiempo que ella saltaba entre sudor jadeos y respiración entrecortada. Nos corrimos al tiempo y sin dejar de empujar como si no quisiéramos que aquello acabara.

Mi- Gracias, decía ella, me ha encantado. Soy muy feliz. Te adoro mi amor.

Permanecimos abrazados un buen rato. Mi polla se había relajado momentáneamente pero cuando vi que ella iba a incorporarse para salir del baño, el deseo se apoderó de mi nuevamente.

Yo- Donde vas?

Mi- Iba a ponerme algo encima, ya hemos acabado, no?

Yo- Nada de eso, contesté, Ahora quiero que seas tú quien me folle, como hiciste ayer con mi padre. Empieza por chupármela y luego quiero que te pongas la polla entre las tetas nuevamente y que con ellas la frotes hasta que notes que te quema y luego cuando estés bien caliente te la metas y me folles hasta que te corras.

Aquellas palabras dichas con firmeza y sin lugar a dudas hicieron despertar en ella una lujuria que la lanzaron a un frenesí obediente que me transportó a un placer que hasta entonces no había experimentado. Nos corrimos de nuevo casi con más intensidad que la vez anterior y quedamos exhaustos y felices. No se cuantas veces lo hicimos, pero al final estábamos agotados.

A partir de ese maravilloso día, mi vida se convirtió en un cuento de hadas. A Conchi, no le expliqué lo que había pasado entre Mireille y yo. No hacia falta; como buena mujer, conocía los olores de su macho y sé que ella lo descubrió por si sola. Mireille, a veces llegaba a casa antes de hora sin hacer ruido, solo para ver como yo seguía follando y sodomizando a mi hermana Conchi mientras pronunciaba su nombre. Mireille nos observaba desde la tranquilidad y oscuridad del pasillo y aprovechaba (tal y como más adelante me explicaría) para masturbarse con total impunidad y así mantener vivas las ganas de follarme en los momentos en que nos quedábamos solos.

Los años fueron pasando (concretamente 5), follando felizmente todos, hasta que un día, mi padre falleció a causa de un Infarto de Miocardio (creo que mientras follaba con Mireille). Nuestras vidas cambiaron radicalmente, al desaparecer el. Mi hermana Mónica, se fue a ganarse la vida a otra ciudad. Mientras tanto, Conchi y yo, seguíamos manteniendo nuestra incestuosa relación que tanto placer nos había producido durante esos salvajes años, pero con la salvedad de que ahora tenía novio y por lo tanto nuestros encuentros cada vez iban a menos. De repente, parecía que ya no le producía tanto morbo, que fuese su hermano quien le daba su ración de leche caliente dentro del culo. Algo muy parecido fue lo que sucedió con Mireille. Durante un tiempo, follamos como locos. Mireille era una mujer a la que le gustaba demasiado el sexo. Al no estar ya mi padre entre nosotros, era casi a diario, que Mireille le daba permiso a Conchi, para salir hasta tarde con su novio y así, nosotros poder saciar nuestros mutuos apetitos sexuales, en la cama.

Pero como todo lo bueno se acaba, esto también se acabó. Después de la muerte de mi padre, Mireille empezó también a llevar una vida diferente. Salía más a menudo y se cuidaba aún mucho más. Para ser una mujer de 40 años estaba esplendida. Se vestía de manera mas coqueta y más sugerente aún. Así consiguió ligarse al que hasta ese día era el dentista de la familia. Una noche (a Conchi y a mi, nos vino a la mente aquella vivida 5 años atrás, cuando la conocimos) nos informó de que Carlos (el dentista) quería hacerla su mujer. Que teníamos los 3 la oportunidad de cambiarnos de casa y vivir en una posición más acomodada. Nosotros felicitamos de corazón a Mireille y le deseamos lo mejor con Carlos (aparte de ser una hembra maravillosa en la cama, durante estos años, había sido una muy buena sustituta como madre).

Conchi, le agradeció la propuesta de todo corazón, pero la rechazó. Ella tenía en ese momento 23 años y quería empezar a vivir con su novio. Mireille me miró entonces con cara de interrogación, para saber que quería hacer yo. También rechacé su oferta; por un lado, me habría muerto de celos, sabiendo (y supongo que oyendo) como era otro hombre, el que le proporcionaba sus dosis habituales de sexo (claro está esto no lo dije en alto, solo lo pensé) y como excusa para rechazar la oferta, utilicé que en tan solo 2 meses, tenía que ir a cumplir el servicio militar y que por lo tanto, no valía la pena que me cambiase de casa, dado que al acabar la mili, no sabía aún lo que iba a hacer.

Mireille, muy amorosamente nos abrazó y nos agradeció nuestro apoyo. A Conchi, le dijo que le parecía bien que empezase a vivir con su novio, pero que no se preocupasen, dado que la casa en la que vivíamos, no se iba a vender a menos que los hermanos quisiésemos (nosotros éramos herederos de mi padre y Mireille tan solo usufructuaria) y que por lo tanto, podían vivir en ella.

Tan solo, debían esperar a que yo me fuese a la mili (puso como excusa, que no deseaba, que yo viese cosas que a mi edad, aún no debía…jajajaja, que cachonda! Lo hizo por mí, para que mis últimos meses antes de irme pudiese disfrutar del amor y del sexo que mi hermana Conchi, aún me brindaba, ya que ella no podría)

A Conchi, casi le caen las lágrimas de alegría al oír que podría empezar a vivir con su novio en casa. Toda la casa para ellos, su nidito de amor! Besó a Mireille y la abrazó (en verdad, las dos se habían cogido mucho cariño) y salió de casa volando y avisando de que se lo iba a contar a su novio y de que llegaría tarde. Al quedarnos solos Mireille y yo, ella empezó a pedirme disculpas por haber conocido a otro hombre, etc, etc. Riendo la tranquilicé. Le dije que entendía perfectamente, que una mujer como ella, debía tener a su lado y merecía tenerlo, a un hombre que le supiese dar todo lo que ella necesitaba.

Mireille al oír eso, se encargó de darme durante dos horas de sexo completo y maratoniano, lo que según ella, yo merecía. Esa fue la última vez que Mireille y yo tuvimos sexo. Hoy en día aún es una mujer de muy buen ver y felizmente casada con Carlos.

Los 2 meses antes de irme a la mili fueron como una carrera de fondo.

Mireille se casó con Carlos. A la boda vino también Mónica, la cual estaba preciosa; la acompañaba un tipejo, al cual nos presentó como su novio. El tío, la verdad, no valía nada. Yo no daba un duro por esa relación (el tiempo me iba a dar la razón, gracias a dios). Conchi fue preparando la casa, para la llegada de su novio. La pintó de nuevo y la decoró a su gusto. Lógicamente la ayudé en todo lo que pude, incluyendo la pintura y a mover y cambiar los muebles. Todo esto hacía que nos manchásemos y sudásemos mucho, por lo que nuestras visitas al cuarto de baño, fueron a diario durante esos dos meses (jejejeje, el que haya leído este relato desde el principio lo entenderá).Fuimos casi como un matrimonio. Casi cada noche, dormimos juntos y tuvimos el sexo más placentero del mundo, ya nadie nos podía pillar, la casa era nuestra.

Y así fue, como un 8 de Septiembre, me fui a cumplir el servicio militar. Fui destinado a Zaragoza como guardaespaldas de un Teco (Teniente Coronel), por lo que vivía a cuerpo de rey y me pegaba unas fiestas de aúpa. Aún hoy, me permito el lujo de decir, que las mujeres de Zaragoza, son las más fogosas, ardientes, liberadas y hermosas de toda España.

Y se acabó el año. Ahí estaba yo. Con la blanca en la mano y sin saber a donde ir o que hacer. Mireille hacia su vida con Carlos, Conchi vivía en nuestra casa con su novio y mi querida Mónica ganándose la vida en otra ciudad y viviendo con el tipejo aquel. Me equivoqué. Al salir del cuartel, libre cual paloma mensajera, me dirigí a un Bar situado en la Calle Doctor Cerrada a tomarme una cerveza y a pensar un poco en mi vida. Pensando, pensando, me di cuenta de que tan solo Mireille y Conchi, sabían que yo me licenciaba ese día. No sé aún el porqué pero a Mónica no la había avisado. Se me ocurrió llamarla. Al principio no la reconocí, ya que la voz que me contestó era llorosa. Pero al seguir hablando me di cuenta de que efectivamente, quien me hablaba era mi querida hermana Mónica. Le pregunté que le pasaba, pero ella no quería contestarme, me preguntó que como me iba a mi y que si me pasaba algo o a la familia.

Le informé que la llamaba para anunciarle que ya había acabado la mili. Dio un gritito de felicidad (sé que de todo corazón) al saber que ya me había licenciado. Me dijo que ahora ya no tenia excusa para ir un día a visitarla.

Yo- Hoy mismo si quieres, puedo estar ahí. No sé que hacer ni a donde ir….

Mó- En serio? Vas a venir a verme? Que alegría me das!! La verdad es que no habrías podido escoger una fecha mejor. Y tranquilo, que vuelvo a estar sola, por lo que puedes venir y quedarte el tiempo que quieras. Sabes, "ardo en deseos de verte y pasar un tiempo juntos"

La historia de mi vida! Fue oír eso de "ardo en deseos de verte y estar contigo", y mi imaginación empezó a volar. Desde aquel día en que pude observar sus hermoso y enormes pechos, me había sido del todo imposible, borrarlos de mi recuerdo en estos años. Si mi difunto padre, había podido llegar a disfrutar de ellos, porqué yo no?

Yo- Ok guapetona!! Pues quedamos de acuerdo. Salgo dentro de un rato y en unas 3 horas o 3 horas y ½ estaré ahí.

Mó- Que alegría que me das!. Ahora saldré y compraré para prepararte una buena cena.

Yo- Jajajaja, me parece perfecto. Yo me pararé por algún pueblo y compraré algunas botellas de vino para la cena. Pero dime; que te ha pasado? Noto por tu voz, que algo no va bien.

Mó- No es nada, no te preocupes. Ya te explicaré cuando estés aquí. Es por culpa del imbecil de mi ex novio. Pero no quiero pensar en ello ahora, no quiero que nada me estropee la alegría que me das. Nos vemos luego, un besito dulce!. Adiós.

Los dados estaban tirados. Me había dicho "vuelvo a estar sola" y "exnovio". Tenía la oportunidad de finalmente conseguir mi deseado sueño húmedo, tras largos años de paciencia. Si Mónica tenía la voz llorosa, eso significaba que la ruptura había tenido que ser hacia poco. Eso significaba que ahora estaba sensible y con la guardia baja. Necesitaba un hombro sobre el que llorar y ahí estaría el mío. Para darle toda la comprensión, caricias y besitos que ella necesitase. Jejejeje, ahora o nunca, me dije.

Con esa idea en la cabeza, pagué la cerveza y me encaminé hacia mi coche. A los pocos minutos, estaba dejando atrás la maravillosa ciudad de Zaragoza, que durante un maravilloso año, había sido mi casa. Di un último vistazo a la Basílica del Pilar a través del retrovisor y empecé a dirigirme hacia donde mi hermana Mónica me esperaba con los brazos abiertos. Porqué no, con sus piernas abiertas?, me dije.

Los kilómetros iban cayendo lentamente primero y más rápidos después, a medida que mi cabeza le iba dando vueltas al asunto. Como lo haría para vencer las barreras psicológicas de mi hermana, que se alzaban frente a nosotros, por el simple hecho (vaya tontería) de ser hermanos? Soy tonto, murmuré para mí. La solución ya la había dado yo mismo. Cual es el deshinibidor por excelencia? El vino!. Por el siguiente pueblo que pasé (no recuerdo el nombre) me paré. Estaba yo mirando vinos, cuando el encargado del local se ofreció a asesorarme. Me fue explicando la vida y milagros de cada uno. Nada me acababa de convencer, hasta que me dijo que también tenían unas botellas de vino "de la casa, mañooo". Que era un buen vino y barato, pero que se tenía que beber con moderación; que al ser un vino joven, te colocaba en un santiamén. Eso era lo que yo buscaba. Compré 3 botellas.

Ahora si que me dirigía hacia mi cita con mi hermana, con cara de satisfacción. A las 20.00 ya estaba yo, bajo su piso. Llamé al timbre. Nada. Volví a llamar. Nuevamente nada. Ya estaba por irme a dar una vuelta, cuando al girarme, me la encontré que llegaba cargada con bolsas de la compra. Me extraño, que no hubiese gritado mi nombre al verme. Me acerqué y le dije:

Yo- Que pasa? Pues si que te hace ilusión verme!

Mó- Dios mío hermanito! De verdad eres tú? No te había reconocido! No te lo tomes a mal! Es que desde la boda de Mireille que no nos veíamos. Has cambiado mucho! Joder! Ahora si eres todo un hombre. Te ha sentado bien el ejercito!

Me agradó mucho, oír ese comentario de boca de mi hermana. Ella me miraba muy sorprendida. La verdad es que mi cuerpo había cambiado bastante desde la última vez que nos habíamos visto. Nos abrazamos y nos dimos 2 besos. Al estar entre sus brazos, sus enormes tetas se aplastaron contra mi pecho. Tenían que ser mías!

La ayude con la compra y subimos hasta su piso. Mónica no paraba de hablar. Se notaba que estaba contenta de verme. Me preguntaba montones de cosas. Lo típico; que que tal todos? Que que tal me lo había pasado en Zaragoza, etc, etc. Mientras hablábamos, íbamos guardando las cosas compradas. Yo puse 2 de las 3 botellas de vino blanco peleón (jejeje, o eso esperaba) a refrescar en la nevera. Pasados unos minutos de conversación, me dijo:

Mó – Vén conmigo, te enseño donde está tu cuarto. Y no te preocupes, puedes pasar aquí todo el tiempo que quieras. Me hace muy feliz que estés conmigo. Tu ve sacando tus cosas; mientras yo aprovecharé para darme una buena ducha y luego ponerme algo más cómodo para la cena. Tienes tanto que explicarme! Y dándome un nuevo beso en la mejilla, salió de la habitación camino de la suya.

A los pocos minutos, empecé a oír correr el agua de la ducha. Un temblor me corrió por la espalda. A unos pocos metros de mí, la mujer que yo más he deseado y deseaba de este mundo, estaba desnuda. Sus enormes pechos cálidos, su húmedo coñito y su culo estaban casi a tocar de mi mano, bajo el agua. Tan solo nos separaba la puerta de la habitación y la del baño. Con este pensamiento en la cabeza (y ostentando una enorme erección) abrí la puerta del cuarto que yo ocupaba y dirigí mi mirada hacia la puerta del baño.

Mi corazón casi se detuvo en seco. La puerta del baño, no estaba cerrada. Tan solo se encontraba entornada, Imaginé que la costumbre que tenía mi hermana de moverse libremente por su casa, le había hecho olvidar que yo estaba ahí. Me fui acercando poco a poco a esa puerta, que parecía llamarme. Di una rápida ojeada y mi vista se posó en el espejo del baño. Gracias a que el lavamanos (y por lo tanto el espejo) estaba a bastante distancia de la bañera, el espejo no se empañaba. Supongo que también ayudaba el hecho de que la bañera (y la ducha) tenían mampara y que la puerta del baño no estuviese cerrada. Me quedé fascinado. Mi hermana Mónica era preciosa! La estaba viendo de perfil, mientras el agua le caía por el cuerpo, dando un salto y cayendo como si de una cascada se tratase, más allá de sus pezones. No se debía estar mojando los pies! Que maravilla de tetas. Al acabar ella de ducharse, aún permanecí mirando 1 o 2 segundos más. Pude contemplar así, su coño, al ella levantar un pié, para salir de la bañera.

En silencio, me dirigí al cuarto que me había asignado. Yo tampoco cerré la puerta del todo. Al oír que ella salía del baño, como el que no quiere la cosa, en voz alta le pregunté si ya había acabado, para ducharme yo también. En el mismo momento empecé a desnudarme, empezando por bajarme los pantalones. Soy la ostia calculando! Mónica se aproximo a la puerta para decirme que si, que no había problema. Justo en ese momento, yo me sacaba los calzoncillos. Mi dura polla, enfocaba hacia la puerta, dejando ver una erección descomunal.

Bien jugado campeón; pensé para mis adentros. Aunque yo no miraba hacia la puerta, podía notar tras ella, la presencia de mi hermana, observando mi erección. Yo continuaba hablándole, como si pensase que ella se encontraba lejos, al tiempo que con un movimiento, como si fuese mecánico, me tocaba la polla. Al ponerme el albornoz para salir hacia el baño, pude observar como una sombra huía de detrás de la puerta. Mi hermana se había ido ya para no ser descubierta. Uhmmmmmm, ahora tienes algo en que pensar, hermanita! Me dije a mi mismo.

Me duché yo también, mientras Mónica empezaba a preparar la cena. Al acabar, me puse unos calzoncillos limpios (recordaba los consejos de Mireille) y unos pantalones, dejando mi pecho al descubierto. Me dirigí a la cocina para ayudar a Mónica y poder seguir observándola y como no, deseándola!. Casi me corro de la visión. Se había puesto un pijama transparente, el sujetador y unas bragas. Tragué saliva. Como el que no quiere la cosa, me puse a su lado para ayudarla (jejeje, para observar bien sus pechos a través del pijama). Hablábamos de cosas banales, de recuerdos, etc, etc. Cogí 2 copas, abrí la primera de las botellas y le propuse un brindis:

Yo- Por el deseado rencuentro!

Mó- Brindo por ello!

Para cuando la cena estuvo preparada, ya casi se había acabado la primera botella. Aunque iba llenando las 2 copas a la vez, yo bebía menos. Mónica no debía sospechar nada. A ella se la llenaba hasta arriba cada vez, esperando que la apurase, mientras que yo tan solo le daba pequeños sorbitos.

Llevamos todo a la mesa y empezamos a cenar. A Mónica el vino ya le estaba produciendo efecto. No es que se encontrase mal, nada de eso. Todo lo contrario. Le había soltado la lengua y le había hecho olvidar sus prejuicios.

Fui llevando la conversación hacia donde a mi me interesaba. A la ruptura con su novio! Esperaba que la mezcla de : dolor por la ruptura, la visión de mi polla dura, el alcohol, el ambiente y la alegría por mi visita, acabarían por conseguir que se abriese a mi (en el sentido más literal de la frase, jejeje)

Mientras más hablábamos, más vino le servia yo y con más confianza me hablaba. Estaba claro que dejaba atrás sus prejuicios gracias al vino. Me explicó que su exnovio era un animal en la cama; le gustaba todo lo que el sexo le pudiese brindar. Como le gustaba que le comiesen la polla y correrse en su boca. Casi cada día, le pedía una o dos cubanas (mis ojos seguían fijos en el volumen que sus enormes tetas marcaban en su pijama) Muchas veces le había dejado el coño casi al rojo vivo, por la manera animal de follarla y por el tamaño de su polla. De ahí venia el problema, aunque ella ya no era virgen por el culo, dado el enorme tamaño de su polla, siempre le había negado a el la posibilidad de follarsela por ahí. Pero en todo lo demás, ella siempre había cedido y creía que el estaba contento con lo que recibía.

Un día (hacia justo una semana) una amiga la había avisado de que había visto a su novio, entrando en casa con otra mujer. Mónica salió de su trabajo, con la excusa de que no se encontraba bien, y corriendo llegó a casa. Abrió la puerta sin hacer ningún tipo de ruido y ahí se encontró a su novio, follándole el culo a una jovencita.

Mónica se puso a gritarles de mala manera, la chica ruborizada, se fue vistiendo y abandonó la casa de mi hermana, no sin antes decirle a el:" te entiendo, la verdad es que es una loca, bueno, ya me llamarás". Mi hermana le pidió explicaciones y el en plan chulo, le contestó que ella no le había dejado más remedio. Que todo era por culpa de ella, al haberle negado su culo. En resumen, que ella lo había largado de casa.

Mó- No lo entiendo… yo le daba todo el sexo que el quería. Nunca le dije que no a nada, solo le negué mi culo… cada día disfrutaba de mis tetas y de mi coño… y nunca le pedía nada a cambio. Nunca hizo nada por mi… ni siquiera me comió nunca el coño. No soy una mujer apetecible?

Mientras ella me decía estas cosas, me imaginaba a aquel cabrón, comiendole las tetas y corriéndose en ellas. Que hijoputa! Que suerte!

Yo- Si que lo eres Mónica, si que lo eres. Si yo hubiese sido el, jamás te habría dejado y yo si que te habría comido el coño con pasión… le susurré.

Sus ojos se quedaron fijos en los míos durante unos segundos. Yo sin poder evitarlo, la miraba a ella (a sus ojos) y a sus enormes tetas. De repente se levantó y dijo:

Mó- Esto es demasiado serio; pongamos algo de música!

Yo- Vale, me parece una buena idea; (si me pedía bailar con ella, como mínimo, la tendría entre mis brazos y notaría sus tetas contra mi pecho).

Se acercó al equipo de música, poco a poco. Sin pasos firmes, como algo mareada. Jejeje! Fue probando diferentes emisoras.

Mó- Ufffff chiquitín, creo que estoy un poco piripi…jajaja. Vamos a por esa música! Esta no me gusta; demasiado rápida. Esta tampoco, es clásica! Esta no es para bailar… esta mola!

No sé que emisora era, pero en ese momento sonaba Nat King Cole; estupenda para bailar.

Mó- Ven hermanito, acércate, baila conmigo por favor!

Me levanté de la mesa y me dirigí hacía ella, la cual alargaba los brazos, invitándome a introducirme entre ellos y abrazarla. La hacia mecerse en mis brazos con suaves vueltas…ella también me correspondía con unos movimientos muy sensuales. Al hacerla girar nuevamente, sin querer, rocé con mi entrepierna sus apetecibles caderas y comencé a excitarme… Traté de alejarla un poco de mí…para evitar la tentación,… pero el tipo de baile hizo que nos volviésemos a pegar frente a frente, cuerpo a cuerpo. Mi pierna se ubicó discretamente entre sus piernas... sus grandes y hermosos pechos se pegaron a mi pecho sin camisa…. mi piel comenzó a ponerse como carne de gallina… dimos otra vuelta más, de pronto, justo, al ritmo de la música, sus caderas encajaron en medio de mi pelvis... ¡¡Sentía que perdía la razón!!… por unos segundos la sujeté firme, pero suavemente. Segundos que fueron eternos... , sus caderas se contorneaban armoniosamente con mi pelvis… sintiendo un gran placer… ella se dio cuenta, llegó a sentir la presión de mi polla sobre sus nalgas, puso cara de asustada, pero a pesar de eso… se dejó llevar… eso me excitó más… pasados unos segundos, se separó de mi….. nos miramos fijamente a los ojos por unos instantes, como buscando una explicación a lo que pasaba… apartó la mirada y seguimos bailando normalmente, pero todo mi cuerpo quedó temblando y el corazón agitado, extenuado, desfallecido al haber sentido el contacto de su provocativo cuerpo que casi me hacen llegar al orgasmo. Terminó la canción y sonriendo me dió las gracias.

Mó- Bailas bien me dijo

Yo- Con un cuerpo como el tuyo entre los brazos es fácil, le dije, arrastrando las palabras

De pronto sus dos delicadas manos tomaron la mía, levantó mis manos y las acercó a su rostro mientras me decía:

Mó- Esto queda entre nosotros… será un secreto

Colocó mis manos sobre su estrecha cintura… me sentí morir… me besó tiernamente, sentí sus labios carnosos que eran deliciosos, sus besos se tornaban cada vez más atrevidos (notaba en su aliento, el vino blanco consumido), al mismo tiempo nos comenzamos a besar ardientemente;

su lengua penetró en mi boca y la mía en la suya.. Abrió sus ojos, me besaba mirándome fijamente (me di cuenta de que su reacción venía inducida por la visión de mi polla antes de la ducha, el consumo de vino y por el dolor de la traición del ahora su exnovio, pero eso me dio igual, era mi soñada oportunidad), nos comíamos a besos, acariciándonos sin tocarnos partes íntimas, ninguno de los dos nos atrevíamos aún hacerlo, parecía que ambos esperábamos que fuese el otro quien diese el primer paso; de pronto, suavemente sacó el cinturón de mi pantalón mientras no dejaba de besarme, sin darme cuenta me quedé en calzoncillos. Mónica abrió su pijama transparente delante de mí, dejándome admirar su figura, y dejándolo caer me dijo:

Mó- Ahora soy toda tuya, tus deseos se están haciendo realidad

Yo- Cómo lo has sabido, Mónica?

Mó- Por la forma lujuriosa en que me has estado mirando los pechos, desde que he salido del baño y por tu estado de nerviosismo y excitación durante toda la noche; aunque tampoco imaginé que iba a pasar esto.

Mientras me hablaba, yo la empecé besarla más atrevidamente. Al verla prácticamente desnuda, la empecé a besar el cuello, los hombros, traté de sacarle el sujetador... ella sonrió y me dijo: "te voy a enseñar como se desabrocha este sostén", me dio la espalda y otra vez sentí morirme al observar su maravilloso culo, el cual estaba cubierto por unas diminutas bragas de color negro. "Mira, hay que desabrocharlo así" y al ella hacerlo observé como caían suavemente sus apetitosas tetas con unos pezones impresionantes.

Antes de besar sus pechos no soporté la tentación de acariciarlos suavemente y observarlos. Con sus manos se levantó más sus tetas y me decía: ¡¡así hermano mío, así... sigue acariciándolos!, luego suavemente colocó sus manos en mis caderas para luego deslizarlas hacia mi prominente bulto protegido por mi calzoncillo.

Mó- Uhmmmmm, hermanito, vas a reventar

Yo- Si Mónica, pero me gustaría que fuese dentro de ti

Mó- Entonces ven hermanito...

Me llevó entre besos y caricias a su cama; nos echamos en ella, nuestros ardientes cuerpos tan sólo estaban cubiertos por nuestra ropa interior, permaneciendo al descubierto sus grandes tetas las cuales, yo no dejaba de acariciar. De pronto me coge de la cabeza y casi gimiendo me dice:

Mó- A que esperas para chuparme las tetas, hermanito?

No me lo hice repetir; enseguida empecé a lamer y chupar sus apetitosas y grandes tetas y sus duros y puntiagudos pezones. Me hizo parar y poniéndome tumbado boca arriba en la cama empezó a besarme las orejas, el cuello, mi pecho... no lo podía creer, sus carnosos labios se estaban dirigiendo más allá de mi ombligo… empecé a temblar… mientras con sus manos delicadamente me baja los calzoncillos, comienza a besarme suavemente mi capullo, mi polla latía de placer… pero no se la metía en la boca. Me dijo de repente una cosa, que para que engañarnos, gracia no me hizo ninguna:

Mó- Sabes hermanito, no la tienes tan grande como la tenia mi exnovio… la de él era más grande y gruesa

Yo- Oye listilla, el tamaño no importa, no lo sabias? La gracia está en como lo haces y como lo disfrutas. Mó- Debes de tener razón, porque estoy disfrutando. Sus labios se situaron en la punta de mi polla y poco a poco me la empezó a chupar, hasta que toda entró en su boca… yo la cogí de la cabeza, le recogí el cabello y observé como mi dura polla caliente entraba y salía de su boca; cuando ya sentía que mi lechecita empezaba a hervir en mis huevos, Mónica dejó de chupármela y me dijo:

Mó- Aguanta hermanito, ahora quiero ver como te portas, antes dijiste que tu si me habrias comido.

Me incorporé en la cama, levantándola también a ella, nos arrodillamos en la cama frente a frente, yo acariciando sus redondos y grandes pechos, tan ansiados por mi durante 6 (casi 7 ) largos años; empezamos a besarnos ardientemente, besé sus pechos, le acariciaba la espalda, bajé mis manos hacia su culo, el cual noté bien firme, metí mis manos por debajo de sus bragas y las bajé hasta la altura de sus rodillas, Mónica comenzó a respirar aceleradamente, mis dedos acariciaban suavemente sus pelvis, sus bellos púbicos eran suaves, sus coño estaba completamente húmedo y caliente; comenzó a gemir suavemente.

Mó- Ahhhh… Ahhhh… hermanito, acaríciame así... así… ahhhh…uhmmm…así…ufff

La acabé tumbando en la cama y me puse encima de ella, nos devoramos, a besos con leves mordiscos, acabé de quitarle las bragas… era mi momento, pero aún no la quería penetrar, quería besar su barriga, empezó a desesperarse mientras gemía y empecé a besar y a lamer su ardiente coño húmedo… era algo divino. Mónica se retorcía de placer, de tanto lamer y lamer su rico coño… hasta que la hice girarse situándola boca abajo y continué besándola por la espalda, su cintura, sus glúteos que al fin estaban a mi entera disposición, su culo era precioso, perfecto, rosado, no aguanté más y le llené de besos y mordiscos .. Ella seguía retorciéndose de placer; era tan hermoso su culo que no aguanté más y la puse a cuatro patas sobre la cama. Ella se dejó y levantó sus caderas hacia mí, posición que hizo que pudiese contemplar bien su mojado clítoris y su rico, apretado y rosado ano… cuando me disponía a introducir mi polla desde esa excitante posición dentro de su coño húmedo, me dijo: "espera hermanito", me la agarró y comenzó a acariciarme desde los huevos hasta la punta del capullo, Yo me encontraba en el séptimo cielo, en mi posición podía contemplar a mi gusto su precioso coño mojado y su mano acariciándome suavemente la totalidad de mi polla, la cual yo fregaba entre sus labios vaginales; los dos empezamos a gemir, sentía que mi leche empezaba a acumularse para escapar del encierro de mis sudados huevos.

Justo en ese momento, cuando yo ya pensaba en dejarme ir y rociarle la entrada de su coñito con mi leche, con su mano entre las piernas dirigió mi polla hacia su culo mientras me decía:

Mó- Hermanito; a mi exnovio, jamás le deje follarme el culo porque la tenía muy grande, pero confío plenamente en ti, sé que no me vas a hacer daño y me muero por probar de nuevo, que se siente con una polla follandome el culo.

Joder con el vino blanco, pensaba yo!. Mientras me decía esto, Mónica colocó mi capullo justo en la entrada de su culito; sin llegar a soltar mi polla me dijo completamente excitada: -¡despacio hermanito… despacio!.. Y empecé a metérsela suavemente; en un principio no dijo nada,, pensé que le estaba doliendo, a pesar que se la metía suavemente

Yo- Mónica, estas bien? dime algo!! Mónica, sigo? Sigo?

Como si se despertase de golpe me respondió:

Mó- No la saques hermanito… no me la saques… muévete suavemente, así hermanito… sigue hermanito, sigue…..

Yo - Qué sientes Mónica… dime qué sientes

Mó- Uhmmmmmmm, hermanito, siento una sensación extraña... maravillosa... nunca sentí placer en mi culo… así, hermanito, así…méteme más la polla… así suave... métela hermanito… asiii.

No pude resistirme a sus ruegos (lo deseaba más que nada en el mundo) por lo que de un solo movimiento, mi polla entró por entero dentro de su deseado y redondo culo… un inmenso placer se apoderó de mí… empecé a follarmela suavemente. Poco a poco, nuestros movimientos se hacían más veloces. Desde mi posición ideal, alargué mis brazos, dejando que fuese mi hermana la que moviese el culo, para mientras tanto sobarle aquellas maravillosas tetas, las cuales bamboleaban al ritmo de las acometidas de mi polla dentro del culo de mi deseada hermana.

En un momento dado, se inclinó hacia delante, haciendo salir mi mojada polla de dentro de su culo, con un chapoteo; sin soltarme la polla en ningún momento, se giró cambiando de posición y echándose sobre la cama, ella misma la hizo entrar de golpe en su coño, empezó así un frenético mete y saca ( Mónica con sus piernas entrelazadas alrededor de mi cintura) el cual acabó pasados unos pocos minutos, tras los cuales me corrí, inundando de leche su ardiente coño y sus vello pubicos mientras gritaba de placer; Mónica gritó aún más mientras me decía:

Mó- Uhmmmmmmm…offffff…aggggjjjj…ha sido increíble hermanito…increíble…que maravilla de polvo….ufffff…me he corrido como nunca.

Yo- Para mi también ha sido algo maravilloso hermanita!! Uffff…estoy muerto!! Por favor, dame unos minutos para que me recupere. Esto no puede acabar así, hace años que deseo hacer una cosa contigo..

Mó- A ti ya no te puedo negar nada, hermanito. Hace años, dices? Como es posible? No te entiendo

Yo- Luego te explico, te lo juro. Pero ahora déjame disfrutar de tus tetas

Mó- Quieres que te haga una cubana, ¿verdad? Yo – Efectivamente, me muero por una cubana entre tus tetas..

Mi hermana Mónica no dijo nada, sonrió, se llevó las manos hacia sus enormes tetas juntándolas. Eran preciosas: grandes, con volumen, tenían una gran aureola color canela y un pezón que a mí me pareció precioso, me encantó, y como su piel era pálida, se le notaban las venas. No estaban muy erguidas debido a su gran peso. Mó- ¡Qué!, ¿no dices nada?. Yo- ¿Cuánto te...miden?. Mó- Un poco más de 130 cm.-, contestó ella con una sonrisa orgullosa. Yo- Son preciosas...

Mi hermana se rió con mi comentario y sus voluminosas tetas empezaron a temblar. Ahí ya no pude más y me lancé hacia ellas. Las acaricié, las estrujé, las lamí, las chupé y las mordí. Eran blanditas y estaban muy calientes. Mi hermana seguía riendo, al tiempo que me acariciaba el pelo. Me apartó y se abrazó los pechos, mirándome con cara de lascivia. Después se llevó la mano a la boca, se la lamió y me acarició un momento la polla con su saliva. Se arrimó a mí, me empujó hacia atrás y empezó a hacerme una estupenda cubana.

Empezó lentamente y luego aumentó el ritmo. Así estuvo unos 2 ó 3 minutos. Yo no aguantaría mucho más.

Yo- Me voy a correr!. Mó- No!, espera, hermanito.

Sonrió. Me agarró la polla con su mano derecha y se la acercó a la boca. Comenzó a darle besitos en el capullo, después la lamió entera y a continuación se la metió de nuevo entre las tetas. Las apretó y nuevamente empezó a follarme la polla con ellas. Cada pocos movimientos sacaba la polla de entre sus tetas y jugueteaba con su lengua en mi capullo, lo que provocaba que yo me arqueara y mis rodillas se aflojaran del placer que alcanzaba.

Todo esto se repitió 4 ó 5 veces. Mis cojones estaban hinchados, deseando expulsar su preciada carga. Yo- Si sigues así me va a salir muchísima leche, advertí a mi hermana. Mó- Es lo que deseo, contestó.

Me puso a cien.

Mó-Córrete ya entre mis tetas, hermanito!

Empezamos a gemir los dos a la vez. Yo porque me corría y Mónica, para ponerme caliente. Los primeros lecherazos empezaron a salir a borbotones, espesos, y le caían entre las tetas, la cara, los ojos y la boca, la cual mantenía abierta. Algunos chorretones le llegaron al pelo.

Acabamos agotados los dos, abrazados y felices ambos, por lo que acabamos de vivir. Cuando me disponía a cerrar los ojos para descansar y dormir un poco, Mónica me lo impidió. Me pidió que le explicase, que había querido decir con lo de que hacia años que soñaba con sus tetas. Así fue como empecé a explicarle lo que había visto 7 años antes, escondido en el balcón de la habitación de mi padre junto a Conchi.

Eso pareció entristecerla un poco. Le recordé incluso, que al día siguiente me había quedado embobado, mirándole las tetas mientras ella me despertaba. Para animarla le confesé que gracias a lo que pasó aquella noche, tuve un despertar a la vida sexual de lo más placentero.

En resumen, acabé teniéndole con contar todo el relato que aquí, pagina a página he ido detallando. Es por ello, que al rememorar todos los hechos vividos, me he decidido a compartirlos con quien quiera leerlo. No lo hice antes, porque el círculo no estaba cerrado. Ahora, al haber podido poseer a Mónica, si.

Al acabar de contarle todo (no salía de su asombro) empezó a reír; me besó, nos besamos y nos quedamos dormidos completamente exhaustos de tanto placer