Las luces de Santiago iluminan la pasion de Gae

Gae baila toda la noche, el amor renace en la primavera , la lujuria y la pasion son expresadas en la bella noche santiaguina

Las luces de Santiago iluminan la pasión de Gae.

Seguimos bailando como dos enamorados toda la noche, nuestros corazones latían con emoción, mientras nuestros cuerpos se fundían con placer, la pasión apenas contenida por nuestra reciente intimidad, afloraba en nuestras expresiones, nuestras manos entrelazadas al terminar cada baile, indicaban que era suya, cuando bailábamos, sus manos recorrían toda mi espalda, que sensación tan placentera, yo me empinaba para colgarme de su cuello, y él me tomaba firmemente de mis glúteos, haciendo ver a todos que mi cuerpo le pertenecía, que era su hembra preferida esa noche, con lujuria su lengua recorría cada centimetro de mi piel, sentia sus besos en mi cuello, mis orejas, su lengua me volvia loca y sus dientes mordisqueaban mis lóbulos.

Cuando salimos de la disco, reíamos de las tonteras y emociones del carrete vivido, subimos al auto y sentada en asiento trasero con Rodrigo nos aislamos de mi primi y Marcelo, enredando nuestras lenguas y abrazándonos con pasión y deseo, mis manos tomaron su sexo sobre su pantalón, mientras que sus manos tomaron mis nalgas y sus dedos hurgaban en mi rajita, mirándonos por el retrovisor Vivi río y dijo - oye, si el mundo no se va acabar, esperen que lleguemos a un sitio más tranquilo.

Sin soltar su verga que me parecía descomunal y sintiendo sus dedos en mis nalgas, proseguimos el camino hasta llegar a un lugar donde veíamos Santiago de noche y que Marcelo conocía, las luces del auto se apagaron, en la oscuridad vimos como desaparecía, la silueta de la cabeza de Vivi, Marcelo echaba hacia atrás el respaldo del asiento y en el abandono y los movimientos de su cabeza se adivinaba su placer, yo coloque mis piernas arriba del asiento, le baje a Rodrigo los pantalones y boxer hasta las rodillas, mientras doblaba mis rodillas y elevaba el pompi, acordándome de mi primi, cuando me dijo que así, parecía una putita descarada, sus dedos estaban dentro de mi culito y mis manos sostenian su verga enredando mis dedos en su pubis viril y en el vello, mis manos recorrian toda su virilidad, con una mano tomaba firme el nacimiento de la verga y con la palma de la otra tomaba y soltaba su cabezota, grande, húmeda, palpitante, rebosante de placer, sentía como su líquido viscoso, suave, penetrante, mojaba mi mano y resbalaba entre mis dedos, mi lengua la ponía entre mis dedos sobre su cabezota y con la punta buscaba la dulce y sabrosa abertura, rebosante de líquido salobre, luego seguía lamiendo toda la verga, hasta llegar a su hirsuto pubis, mi otra mano apretaba la verga y le daba suaves movimientos de arriba hacia abajo, eran apretones deslizantes, que endurecían poderosamente la verga, ya bastante dura e hinchada de placer, ahora mordisqueaba toda su virilidad, tirando, lamiendo, chupeteando, luego deslice mi boca por debajo de su verga, mordisqueaba sus bolas, lamiendo, tratando de tragarme sus bolas, para satisfacer el placer que sentía, las tomaba entre mis labios y las soltaba, mientras que con sus dedos acariciándome, Rodrigo ya me tenía completamente dilatado el culito, y cuando el movía sus dos y hasta tres dedos en mi interior, le proporcionaba una chupadita en la cabezota, como un pequeño besito, mi lengua subía y bajaba por su verga, abrazando cada centímetro de ella, al soltarla se respingaba y seguía tan dura y tiesa como si fuera de piedra, que roca tan rica, como me gustaba el sexo oral, mientras la música de la radio, tocaba una linda y romántica canción de Sinatra, de acompañamiento se escuchaban nuestros chupetones y los gemidos de placer de nuestros amados hombres.

Llegó la culminación , primero fue Marcelo que con un grito anunció su explosión de placer y orgasmo, luego Rodrigo, con gritos y gemidos me llenó la boca de su semen, caliente, espeso, agridulce, de olor penetrante, mientras agarraba mi cabeza y hundía sus dedos en mi cabello, en un espasmo de placer, sentía como la punta de su verga chocaba contra mi garganta y saltaba dentro de mi boca, tragaba y tragaba su semen delicioso, empapándome de su sabor y de su olor, sentí como dentro de mi boca su verga iba perdiendo su dureza, aunque mantenía su imponente tamaño, tome con mis labios su cabezota y seguí lamiendo con mi lengua, como no queriendo desprenderme de esa cosita tan rica, él hacía girar sus dedos en mi culito y me hacía estremecerme en cada movida de dedos, definitivamente me gustaba, me estremecía y echaba más hacia atrás mi colita, mis gemidos se ahogaban, al tener la vega aún metida en mi boca, sentía como la mia estaba dura, todo mi sexo estaba muy húmedo, mi orgasmo ya venía, por lo que comencé a mover rítmicamente mi colita, restregando mi propio sexo, contra el asiento del auto, hasta sentir como mi propia explosión me hacía soltar la verga de mi boca y gritar de placer, y luego quedarme quieta, acostada en el asiento sobre la verga de Rodrigo, que permanecía en mi cuello, entregándome su calor, sentía la mojadez de mi sexo, mire al asiento delantero, vi que ahora era Vivi la que permanecía sentada echando placenteramente, la cabeza hacia atrás, mientras Marcelo que no se veía, seguramente lamía su sexo, fue Vivi la que empezó a gemir y luego gritar, y exclamar guau, guau, junto con alcanzar su orgasmo, mi mirada ahora se encontró con la de Rodrigo, quien tomando tiernamente mi cabeza, me dijo - mi amor, cuando pueda, te haré lo mismo, - si, le contesté, me encantaría, luego baje la vista y me reí en su interior, si él supiera como era yo.

Mi primi, dijo - oye, el que quiera fumar, lo hace afuera del auto, si no, papá me mata, Gae acompáñame a hacer pis, - si primi, le contesté, yo también quiero hacer, me levante tomando la falda para ver si se había mojado con semen, pero el protector había resultado excelente, pero lo sentía mojado, mientras Vivi se inclinaba a hacer pis, bajando sus calzones y subiendo su falda, yo también me incline, baje mi calzones y retire el protector todo empapado con semen, mientras estabamos así, es como un momento de confidencias, porque Vivi me contó que le habían chupado rico y que había llegado como nunca, que la verga de Marcelo, era rica porque era circuncidado y parecía un caramelo, apropiado para chuparlo, además que resistía más que otros antes de acabar. yo le conté, que la de Rodrigo era fabulosa, que era mejor que la otra que había chupado, y que me había hecho llegar por mi culito, que necesitaba otra toallita, - que putita tan descarada eres, dijo mi primi, -si justo, levante el pompi como tu me decías, le contesté con risas, terminamos de hacer pis, cambié el protector y acomodé mi sexo ahora con más experiencia, subimos al auto, sentándome con la piernas sobre las de Rofrigo, sus brazos enlazaron mi cuerpo y me acercaban a él, nos besamos y nos fundimos, con nuestras lenguas, en una pasión que acaloraba nuestro entorno, Marcelo y Vivi hacían lo mismo, las manos de Rodrigo, tocaban mis pechos, mi cuello, mis orejas, mi cabello, finalmente una de ellas se depositó sobre mi pubis, en mi falda, apretando, hurgando, buscando mi sexo, en medio de mi excitación, le dije - por fa, Rodrigo, - no mi amor, me contesto, - por encima no más, - que tiernito eres, le dije, abriendo su camisa y tocando sus pelitos en el pecho, cosa que me fascinaba hacer, seguimos besando mientras el auto se desplazaba hasta llegar al edificio donde ellos vivían.

El auto se detuvo a la entrada del edificio, donde ellos vivían, Rodrigo me juraba amor para siempre, lo mismo hacía Marcelo con Vivi, pero la racional de mi primi, dijo - a ver, no nos dejemos llevar por el entusiasmo, lo hemos pasado muy bien, mañana, tu Gae, partes al sur, a tu casa, tu Marcelo te quedas en Santiago y nosotros, con Rodrigo tenemos que seguir estudiando en Valparaíso, así que..., - cállate, le interrumpimos todos a la vez, mientras Marcelo le tapaba la boca con un beso y yo me hundía en los brazos de Rodrigo enredando mi lengua, como tratando de unirme a él para siempre.

Llegamos a mi casa, con alegría en el corazón, el amor había renacido en primavera, nuevamente me sentía feliz de ser toda una mujercita.