Las llaves del juego (2)
Continúan las aventuras de este joven matrimonio hacia el camino del bondage, la depravación y la humillación.
Las llaves del juego ( 2ª Parte )
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Breve resumen de la primera parte:
Carmen, casada y de 29 años disfruta tranquila en su sótano con una sesión de self-bondage, cuando algo falla y no puede liberarse a tiempo, entonces su marido que regresa a casa la descubre y a partir de ahí su relación con él cambia para disfrute de ambos...
Aprendiendo la lección
Después de aquella experiencia y posterior descubrimiento de los gustos de su mujer, Rafa consintió que ella le enseñase las técnicas más usadas en sus experiencias. De este modo y al poco tiempo, Rafa se convirtió en todo un experto. Poco a poco le iba gustando más el tema y su mujer se sentía más y más contenta. Pasaron momentos dulces, otros un poco más amargos, pero al final la recompensa era lo mejor que se sentían los dos, lo bien y mucho que disfrutaban y lo mejor de todo que tanto ella como él descubrieron una nueva forma de placer, que si bien no dependía del sexo fundamentalmente, los excitaba como si follasen hasta reventar, consiguiendo siempre alcanzar unos orgasmos casi se diría místicos.
Un día Carmen decidió poner a prueba a su esposo con un juego que para ella era fabuloso, se sentía mojada sólo de pensarlo y estaba deseosa de ponerlo en práctica. Para ello iba a necesitar la complicidad de su querido marido.
Hasta ahora era ella la que era atada, la que sufría la mayoría de orgasmos y la que podía decidir lo que le pasara después. Su marido solamente se dedicaba a preparar el terreno, a dejarla en las situaciones para ella más atractivas y a ocuparse de la seguridad que las diferentes situaciones podrían requerir, pero ¿y si él no pudiese controlar eso? ¿y si tanto ella como él pudiesen disfrutar más conjuntamente de las experiencias bondage?
Ella lo que quería era ver a su maridito en una posición algo más comprometida, indefenso también como ella, y sin control real sobre el juego. Ella y él formando una pareja perfecta, compenetrada y sujeta a los avatares del destino, la incertidumbre y el azar. Eso sí la excitaba a ella, eso era lo que realmente la ponía cachonda, y no iba a tardar en preparar todo.
Aquella tarde Carmen volvió a casa tras unas compras. Del paquete grande tuvo que encargarse un par de mozos bien fornidos. Ya dentro, Carmen se dispuso a abrirlo y dejarlo todo preparado para el regreso de su esposo.
A la vuelta del trabajo, Rafa, cansado y algo dolorido por el agotador día se encontró a su mujer en blanco y sedoso camisón transparente sobre el sofá recostada. Insinuante con una pierna descubierta y poniendo carita de inocente quinceañera, le lanzó un beso con los labios. Él no lo dudó y se acercó a ella decidido a hacerlo allí mismo. Pero ella lo detuvo, al fin y al cabo ya había logrado excitarlo y eso formaba parte del plan.
Carmen se levantó del sofá apartando a su marido que ya la tenía entre los fuertes brazos, y le dijo que la siguiese. Se adentraron en la habitación contigua y le mostró unas cajas de las que extrajo varias cosas:
Una especie de interruptor eléctrico con algún tipo de mecanismo de tiempo, un arnés capilar, un par de cables de acero y unas argollas de metal.
Rafa ya sabía que esa noche iban a tener otra de esas noches de loco bondage, pero su mujer todavía no le había enseñado todo lo que compró. Después de poner esos objetos en una mesa, le enseñó una caja muy grande que estaba en el fondo de la habitación, en la penumbra y de la que no se había percatado él antes. Al abrirla y para su sorpresa, Rafa dejó caer la mirada sobre su esposa:
-¿Pero y esto? ¿no te vale con estar atada cariño?, jejeje
-No te confundas amorcito, esto es para ti.
-¿Yo? ¿para mí? pero....
Rafa estuvo dudando algo de tiempo, aquello iba en serio y no sabía si podría ser seguro decirle que sí a su esposa o rechazar la idea para siempre. El caso es que no tendría más remedio que acceder a los deseos de su esposa, si lo que quería era seguir disfrutando del sexo como hasta ahora. De tal modo que no se lo pensó dos veces y consintió en que su mujer le explicase con detalles:
-Bueno amorcito, no veas el tiempo que me ha llevado encontrarla, pero espero que quepas bien, jejeje. Esta jaula no es para perros, es algo más grande y los barrotes son de acero, por lo que una vez dentro y encerrado ya no es posible salir sin la llave del candado que cierra la puerta. La idea como habrás resuelto, es que te metas en ella mientras yo estoy atada e inmovilizada, así podemos dejar que el destino siga su curso. Solamente cuando tú consigas abrir la jaula, yo podré ser liberada, por lo que yo dependeré de ti, y tú dependerás del hielo, jejeje, como siempre hacemos. ¿Te gusta? yo estoy super cachonda.
-Pero..¿no será peligroso Carmen? si me quedo ahí dentro, y luego pasa algo...-Carmen no lo dejó seguir-.
-De eso mismo se trata, es una prueba para ti, para ver si de verdad me quieres y me comprendes, no va a pasar nada, y te va a gustar, ya lo verás. Lo tengo todo preparado, vamos al salón.
Carmen lo condujo de la mano al salón, llevándose los elementos que puso en la mesa y había mostrado por primera vez a su marido. Conectaron el interruptor de tiempo en el enchufe, Rafa dispuso las argollas en el techo ancladas, y conjuntamente prepararon los cables. Aunque Rafa todavía no sabía como iba a ser aquello, ya empezaba a figurárselo.
-Bien, te explico cariño. Me gustaría que antes de nada me dijeses que vas a estar de acuerdo en todo, que obedecerás mis instrucciones y que no objetarás nada, porque yo lo tengo todo muy calculado y soy la experta en el tema, jejeje, ¿ok?
Rafa asintió con la cabeza, ya no podía echarse atrás, además aquella situación comenzó a excitarle, aunque quizás se debiera a que su mujer en bata translúcida lo hacían a él sumiso de la voluntad de ella.
-Bueno, no es muy complicado de entender cariño. El arnés capilar que tengo en mis manos va atado a mi cabeza, trae bola para la boca y todo, jejeje. Sujeto a él encima de la cabeza va una argollita que irá enganchada a unos de estos cables, el cual pasará por la argolla que hemos puesto en el techo y bajará hasta nuestra persiana (una persiana interior de un gran ventanal que tenían en el salón). La persiana se mantendrá cerrada todo el rato, jejeje, pero solamente porque lo sujetará un clavo, al que ataré el cabo del cable, de este modo si muevo mi cabeza demasiado o la bajo, el clavo saltará y la persiana se subirá. Luego te explico mejor. Luego mis manos irán esposadas por detrás de mi espalda y las tendrás que fijar con este otro cable a la otra argolla del techo, de este modo estaré totalmente imposibilitada, no podré moverme demasiado y deberé permanecer en una posición delicada. La idea querido, es que yo permanezca de puntillas, para no hacer saltar el clavo y evitar que la persiana se descubra. Si apoyo los talones un poco, la persiana se abrirá y a saber quien pueda verme desde fuera, ¿no es excitante?, además este interruptor que he comprado mantendrá la luz apagada todo el rato salvo que cada 5 minutos de oscuridad, la luz se encenderá 10 segundos, para volverse a apagar por otros 5 minutos, de esa forma si la ventana se descubre, cada 5 minutos alguien de fuera podrá observarme aquí atada, claro que eso es solamente el componente excitante, porque de ninguna manera va a ocurrir, no estoy tan loca.
-¿Qué no? pero podría pasar, si pierdes el equilibro, si te cansas demasiado, si alguien te consigue ver...
-Tranquilo, a malas lo haremos entrada la madrugada, ya sabes que aquí a esas horas no pasa nadie por enfrente de esa ventana, solamente hay un parque al frente concurrido por esos quinceañeros del botellón, pero están demasiado lejos, además, ¿no es eso lo que yo quiero? jejeje, me estoy mojando sólo de imaginarme ahí atada.
-¿Y yo qué tengo qué hacer mientras?
-Cariño tu eres la llave. Te encerrarás con el candado en esa jaula, y deberás hacerlo una vez me hayas fijado con los cables a mí. Pondremos la llave sujeta a un cable para que cuando se derrita el hielo, te caiga dentro de la jaula. ¿A que tu mujercita sabe como excitarte? ¿no te gusta? es perfecto, ya verás que bien lo pasamos, ¿o no te produce morbo? ¿qué pasa, no te gusta la idea de que unos adolescentes puedan ver a tu mujer desnuda sin que tú puedas impedírselo? jejeje
-Como has cambiado Carmen, realmente no eran tan segura antes. Cuando te pillé en aquél sótano te daba vergüenza hasta que te viera yo, pero ahora ya ni con desconocidos.
-Pero es que ahora estamos los dos juntos en esto, y me siento más libre sabiendo que tú estás ahí, que me quieres y que yo te obedeceré sumisa en la camita, como ya sabes, jejeje.
Rafa estaba demasiado excitado con esas últimas frases como para decirle que no, además el que vieran a su mujer era bastante improbable, y de todos modos ya no le importaba demasiado, estaba demasiado deseoso por hacerlo con su mujer, y eso debería esperar a que acabase aquella escena.
Cuando llegaron las 3 de la madrugada, se pusieron a preparar todo. Carmen ya se había despojado de la ropa, iba a estar completamente desnuda, y Rafa tuvo que arrastrar la jaula hasta la esquina del salón, alejado del ventanal y de su mujer una vez fijada a los cables. Como la jaula podía moverse, la tuvieron que fijar con dos argollas a la pared, en la esquina y con candados cuyas llaves dejaron en otra habitación, aquella jaula era ya inamovible. Carmen se puso el arnés capilar aunque a última hora decidió no insertarse la bola en la boca, así podría seguir hablando con su marido encerado en la jaula. Rafa enganchó cuidadosamente los cables al arnés capilar y dispuso las esposas para dejarla en posición de puntillas y fijada con otro cable a una segunda argolla del techo. Conectó el interruptor de tiempo y aseguró el clavo que mantendría la persiana bajada. Una vez Carmen estaba ya en posición, le dijo, volviendo cuidadosamente su cabeza:
-Bueno cariño, ya ves que me estoy mojando otra vez, ahora sólo faltas tú, el cable con la llave y el hielo ya está colocado y derritiéndose por lo que te falta meterte en la jaula, ¿lo harás por mí verdad? ¿vas a obedecer a tu querida esposa para que tenga un orgasmo esta noche aquí contigo, verdad que sí?
Rafa se acercaba poco a poco a la jaula, siguiendo con su mirada a su mujer, abrió la puerta, se agachó, entró, cerró la puerta, y ya estaba a punto de fijar el candado...cuando se levantó, y se fue hacia donde estaba su mujer:
-Cariño, ahora que lo pienso, será mejor no oír como gimes, es mejor que te ponga el ballgag ¿no crees?
-¿Pero? yo quiero.. -No la dejó terminar la frase, con fuerza le insertó la bola roja y ella desesperada movió la cabeza, pero se dio cuenta que podría soltar el clavo y sus movimientos cesaron ipso facto-.
-Así me gusta cariño, quietecita, ya sabes lo que pasará si no te mantienes de puntillas o mueves demasiado esa cabecita, jejeje. ¿sabes cariño? ahora es cuando le estoy cogiendo gusto a esto, igual me quedo en el sofá viendo el espectáculo y soy yo quien abre la ventana para que vean lo putón que eres, jejeje, pero no, tranquila, haré lo que dijiste, y ¿sabes qué? estoy comenzando a ponerme cachondo, creo que el que te puedan ver me excita sobremanera.
Después de eso y de dejar a Carmen totalmente a su merced, ésta todavía estaba de puntillas soportando su bondage, pensando que igual ahora su marido se había vuelto demasiado violento con ella, pero daba igual porque eso aún la ponía más cachonda. Esta vez Rafa entró decidido en la jaula y a punto de cerrar el candado que dejaría indefensa a su esposa frente a los ojos de extraños, espetó:
-Cariño! voy a cerrar el candado, quiero que sepas que te quiero y que pase lo que pase esta noche me voy a correr a gusto y espero que tú hagas lo mismo.
Dicho esto, sonó un "click" y Rafa quedó encerrado sin posibilidad de escape por el momento.
Clases particulares
Todavía era pronto para que el hielo se derritiese lo suficiente como para poder alcanzar las llaves y salir de la jaula. Su esposa seguía como podía de puntillas, ahora ya nada podría evitar que si ella bajara los talones, la persiana se descubriría, con lo que ello podría suponer. Aunque Rafa estaba cada vez más excitado por la situación comprometida que le tocaba vivir allí dentro como si fuese un perrito, su pobre mujercita no hacía más que sudar, sus piernas comenzaban a flaquear a la vez que ascendía en ella la excitación. Quería haber podido frotarse su sexo en aquél momento, pero tampoco podía, sus manos estaban bien sujetas atrás, a la vez que intentaba no ceder milímetros so pena de pasarlo realmente mal.
Llegaba un momento tenso, Carmen estaba cerca de desistir y Rafa estaba ya masturbándose viendo que su esposa de un momento a otro iba a perder la partida. El hielo goteaba lentamente con agua fría sobre el rostro de Rafa dentro en la jaula, pero éste seguía masturbándose mientras Carmen volvía a tener un estremecimiento, -otro orgasmo más-, pensó él, pero era que sus músculos estaban al borde mismo del derrumbamiento. No lo iba a soportar, Carmen perdería el equilibrio y el clavo se soltaría. En los momentos más duros comenzó a gimotear, aunque solamente era audible un "mmmmm...mmmm", ya que la bola en la boca le impedía hablar, a la vez que unos goterones de saliva bajaban por su barbilla alcanzando los preciosos y enhiestos pezones, para deslizarse delicadamente hacia su sexo, bajo una no demasiada compacta masa de vello oscuro como el de su cabello. Carmen no podía creerlo, pero ella misma se daba cuenta por momentos que aquello se le iba de las manos, creía que soportaría la posición, y nunca pensó seriamente el poder verse descubierta tan vulgarmente en el vecindario. Qué pasaría si la veían los hijos de sus vecinos...
Desde dentro se oían gritos y música, por lo visto fuera se estaba desarrollando algún tipo de "botellón", y eso asustó a Rafa, claro que ahora él era víctima de su lujuria y no podía de momento evitar nada, además aquello le hizo excitarse más aún y acabó por eyacular. Carmen seguía erguida, manteniendo la postura de puntillas, pero en un momento todo se fue al traste, al mismo tiempo que la luz volvía a encenderse para apagarse a los 10 segundos tras 5 minutos a oscuras. En ese momento Carmen no pudo más, soltó un gemido largo y ahogado de cansancio y puso las plantas de los pies sobre el suelo, al tiempo que el clavo saltaba y la persiana era levanta al instante.
-Dios, Carmen, noooo, ¿qué has hecho?-su marido desde la jaula.
La luz se volvió a apagar, eso les daba tiempo, pero ¿y el hielo? todavía no alcanzaba la llave del candado. Carmen descansó sobre la planta de sus pies pero horrorizada observó que la ventana estaba descubierta, no podía más que intentar agacharse lo máximo, pero la ventana era bastante grande y baja, por lo que desde fuera podrían verla perfectamente de rodilla hasta la cabeza. Mantuvo como pudo sus brazos estirados hacia arriba y doblando el cuerpo adelante y abajo, pero el dolor era insoportable, podría desencajarse los hombros y desistió, debería confiar en la suerte y en que la próxima vez que se encendiera la luz no mirasen hacia aquella ventana.
Carmen se dio cuenta que desde allí, podía observar a un grupo de adolescentes fumando y bebiendo, sentados en un banquito de espaldas a su ventana. Pero claro, como se encendiera la luz, la podrían pillar...rezó para sus adentros que tal cosa no sucediese y respiró profunda, ahora la cosa no estaba en sus manos.
Mientras, su marido enjaulado, intentaba hacerse con las llaves que ya poco a poco iban cediendo y bajando, intentó con rabia cogerlas, pero todavía era muy pronto, aún tardaría unos minutos en poder alcanzarlas.
-Ya tienes lo que buscabas, maldita sea Carmen, como se encienda la luz, y se encenderá...te verá alguien seguro. Mierda, y yo aquí por tu culpa, ¿a esto lo llamas diversión? joderrrrrr - intentando coger las llaves una vez más-.
-Mmmm..mmm.m.mm..mmm - Carmen apenas si balbuceaba, lo que estaba claro es que ella al igual que él estaba muy nerviosa y asustada por lo que podría pasar.
Sin previo aviso, la luz se encendió, Carmen se paró en seco, ahora no veía el exterior, pero a ella sí la podían ver, y Rafa ya casi tenía las llaves, los segundos pasaron eternizándose, 9......8......7....alguien de fuera se percató de la luz a lo lejos, 6.....5.......4.....Carmen desesperada intentó agacharse al máximo, haciéndose un dolor en los hombros tremendo y llorando al mismo tiempo....Rafa por fin cogió la llave....3...en el exterior alguien vio a Carmen, pero iba muy mareado y borracho y no llegó a comprender qué veía....3.....2....1...la luz se apagó. Salvada, Carmen expiró aliento y comprobó alegremente que su marido se había liberado de su jaula. A oscuras, Rafa cerro la persiana, luego abrió la luz.
-Buff, Carmen lo he pasado mal, pero....¿sabes qué?, en el fondo me he puesto como una moto. ¿lo repetimos, jejeje?
Liberó a su esposa y ésta casi se desmaya, sus fuerzas estaban al límite. Rafa la tumbó sobre el sofá y la acarició y besó para dejarla más tarde dormir allí mismo. Aquella noche no hubo sexo, pero a Rafa no le importó, y Carmen lo sabía...
Continuará...