Las leyes del bar
Otra vez tratando de hacer sonreír; ¿no las conocen?, bueno, así cómo existen la Ley de la Gravedad, la Ley de la Relatividad y muchas otras, existen pues, las Leyes del Bar: son realidades indiscutibles, tan inexorables como la salida del sol...
El bar "La Taberna del Rajadiablos" es mi sitio preferido para pasar el rato; situado en medio de todo el movimiento nocturno de mi ciudad, es un excelente lugar para degustar un buen trago, conversar, maldecir a tus anchas, cuando tu equipo pierde en el fútbol (¡malditos ínútiles!), conocer a alguien o simplemente "agarrarse botellazos". Como en todo bar que se precie, las historias y anécdotas etílicas son infinitas (les prometo relatarles las mejores), y más aún cuando uno tiene la oportunidad de vivirlas como en mi caso-, a los dos lados de la barra. En los meses de verano, cuando todos parten a buscar las playas, la ciudad se vuelve, poco más que en el hueco más aburrido de toda la cristiandad - en eso les ganamos incluso a los países árabes, y eso aún de que ellos no toman alcohol-, y viendo que también cómo yo me quedo paulatinamente sin nada que hacer, opto por ayudar a mi amigo Omar (dueño del bar), a atender las mesas los fines de semana. Es así que, en aquellas horas muertas de atención, en que no hay más que hacer más que mirar a la alegre y beoda clientela matar neuronas indiscriminadamente, o soplarse por milésima vez los programas de Canal E! en la tele del bar opciones ambas insufribles a partir de la tercera noche-, Omar, Pedrito (barman-mozo-cajero y cargaborrachos), y yo, comenzamos a conversar en la barra una noche; ¿de qué podíamos conversar?, de muchas cosas, pero, contagiados por el espíritu festivo de la clientela, decidimos hacerlo acompañando la tertulia con algo que refresque la garganta. Una de las originalidades del "Rajadiablos" (o el "Raja", como le decimos para abreviar), es que, a diferencia de todos los bares y cantinas del mundo, el "licor de la casa" (pisco en este caso), no es el peor, sino el mejor. Esa es una demostración de que cuando mi amigo Omar abrió el bar, de esos negocios, no sabía más que empinar el codo ("¡ Pero che; este pisco es el mejor!..."-nos dijo un argentino hace unas semanas-, "¡en mi tierra, el vino de casa de los boliches es de pata de silla!.."), así que, a la segunda jarra, ya entonados, comenzamos, y utilizando como "conejillos de indias" a la ocasional clientela, a desentrañar la verdad de un misterio etílico: confirmar la veracidad o no de "Las Leyes del Bar". ¿No las conocen?, bueno, así cómo existen la Ley de la Gravedad, la Ley de la Relatividad y muchas otras, existen pues, las Leyes del Bar: son realidades indiscutibles, tan inexorables como la salida del sol. De más está decir que todas ellas resultaron siendo verdad, y de fácil confirmación por cualquier dueño de bar o barman (por lo menos en lo que respecta a bares pequeños y latinoamericanos). Acá les presento estas Leyes para que el amigo lector saque sus propias conclusiones: LEY No. 1: "Si una pareja entra de primeros al bar, y éste está vacío, no se van a sentar" COMENTARIO: Es como en los acuerdos para el Desarme Nuclear o contra el Calentamiento Global: todos quieren estar presentes pero nadie quiere ser el primero. Aunque no lo crean, lo más difícil en "empezar el día" en un bar es, precisamente, comenzarlo. Si entra un parroquiano solo, no hay problema; se sienta en la barra y si los siguientes son la parejita del cuento, entran también y se sientan, pero si la pareja son los primeros en llegar, no se animarán a estar solos. Afortunadamente, tenemos una solución para esos casos: guardamos una casaca de mujer dentro de la barra; a la tercera pareja que entra y se va, cojo yo dos cervezas, dos vasos y la casaca. Pongo la casaca en una silla frente a mí, me siento a la mesa y hago como que mi "pareja" estuviese en el baño: nunca falla. LEY No. 2: " .2, 3 o 4 chicas en grupo en la primera mesa de la noche: éxito seguro" COMENTARIO: Una muestra más de que los hombres somos, simplemente unos cerdos: pensamos más con la "cabeza de "abajo" que con "la de arriba". Es una reacción casi inconsciente, pero más efectiva que cualquier mensaje subliminal. No importa si el bar de marras es carísimo o un "hueco" de quinta (de esos en que, el mozo te pone en la mesa, cenicero y una navaja, además de tu trago); si hay mujeres solas, los hombres entrarán, atraídos como moscas a la miel. Y no interesa si no les hablan en toda la noche; la cosa es que estén ahí, respirando tu mismo aire. Esta Ley ha sido aprovechada por muchos locales de dudosa reputación: contratan a dos féminas para, solamente sentarse y beber. Si las chicas que están sentadas desde el comienzo son extranjeras, doblemente seguro que la jornada será un éxito. LEY No. 3: "Si miran mucho rato la carta, no están pensando qué tomar: están sin un cobre" COMENTARIO: Obvio en un país tercermundista como el mío: hasta para invitarle un traguito a tu ocasional pareja, antes que tocarnos el corazón, nos tocamos primero el bolsillo. Afortunadamente, la costumbre muy difundida en nuestros países, de "poner todos el hombro" (o sea, colaborar con lo poco que te sobra o lo mucho que te hace falta), resuelve el asunto cuando, pasan de tres o más parejas en la mesa. Esta Ley no vale en el caso de un grupo de turistas extranjeros. LEY No. 4: " .Tipo que va con su chica y toman sólo una o dos cervezas, te va a pagar con billete de alta denominación" COMENTARIO: Ley que se aplica a uno de los "odiosos" de entre la clientela de un bar: el típico baboso que cree que impresiona a su compañera sacando para pagar, una cuenta de menos de 15, con un billete de 100 ó de 200. Aún no entendemos si el sujeto de marras cree realmente que enseñar una jugosa billetera es un boleto seguro para ir los dos al hotel, o si necesita mostrar a todos que tiene plata (tal vez para compensar otras "falencias"), o si disfruta haciendo correr al pobre barman por toda la cuadra buscando cambio, por que eso sí, siempre pasa cuando no hay ni medio en caja. Una subdivisión de este tipo es el que, sabiendo perfectamente dónde está, se hace el graciosito y te dice: " oye, ¿aceptas Master Card Dorada?...". LEY No. 5: "Grupo de 4, 5 o 6 chiquillos, se van a pasar la noche con dos cervecitas " COMENTARIO: Todos hemos sido jóvenes alguna vez, y alguna vez, con apenas "alguito" más -aparte del taxi-, hemos buscado tomar algo en grupo, pero no es raro que le grupo de tres, pase a seis, luego a ocho, a diez y así sucesivamente conforme uno se enfila el rumbo hacia su bar favorito. Irremediablemente, muchos de los nuevos agregados al grupo no tienen ni dónde caerse muertos; en las borracheras eso de "donde comen dos, comen tres" no va para nada. Si por milagro la mesita te deja una buena venta, al retirarse dejarán el local medio descuadrado por la desordenada acumulación de sillas, la mesa como piscina y, casi de seguro, el baño en estado lamentable. Como dice el refrán: "Quien se acuesta con bebes ". LEY No. 6: "Parejita besándose, hasta que cierres el bar" COMENTARIO: El amor puede ser una cosa maravillosa, .¡pero en un bar arruina el día!. Muchos dirán que soy un anti-romántico, pero en verdad, no hay nada peor para la moral de los bebedores solitarios que una parejita piqueteándose a sus anchas a la vista de todos. "No se come pan delante del pobre", dice la conseja. Pero es peor cuando la parejita del cuento no sólo continúan con su asunto, sino que además tienen al frente una cerveza a la mitad, y que se quedará así, si es posible hasta que el santo baje el dedo (por que ni se la acaban por que "al non sancto del tipo se le suba el dedo"). Además que el asunto se vuelve insoportable cuando, de los piquitos pasan a una clase vivencial práctica de besos franceses con contorsiones de lengua, y eso generalmente ocurre cuando el Romeo del asunto no tiene ya ni un céntimo en los bolsillos como para que se vayan con su música a otra parte (ergo, un hotel). Para terminar, los tortolitos se pueden convertir en detestables para el dueño del bar cuando éste está a reventar, y ocupan una mesa para cuatro ¡y justamente, tienes que despachar a cuatro potenciales clientes, por que no hay sitio!. LEY No. 7: "La maldición de la mesa vacía" COMENTARIO: Existe en todos los bares; es peor que la maldición del número 13. Cuando el bar está reventando, siempre queda una mesa vacía. Ya sea por ubicación o por que la clientela no deja que se vea. Los nuevos comensales la podrán ver, pero no la utilizarán. Al pasar las horas, la mesa cobra vida. Se vuelve una obsesión del dueño. Se puede percibir su naturaleza maligna. Ahí en medio de todos, vacía, desafiante. Podría ser un día perfecto, pero la mesa vacía logrará que así no sea. Toda una historia digna de la dimensión desconocida. ¡Que meyoooo!... LEY No. 8: " Hermanito; un favorcito " COMENTARIO: La frase más detestada en el rubro: es indefectiblemente la que usarán los clientes que se pueden definir como los "insoportables". Todas las escuelas enseñan a barman y mozos, a atender con diligencia y buen trato a la clientela. Pero nunca los preparan verdaderamente para la dura realidad. No es bueno ser atento; es mejor muchas veces, usar la vieja escuela: sirve con cara seria, como cantinero malhumorado de película vieja. Si escuchas esa frasecita, prepárate a tener a un "insoportable" poco más y respirándote en la nuca toda la noche. A la frase llega la muletilla que te tendrá al borde de la histeria: " hermanito; un favorcito: más hielo"; " un favorcito, más limón", " échale más trago; está suave ". Nunca faltará la que te pedirá servilletas toda la noche (nunca se sabe para qué, pero uno se lo imagina), el que te pide el encendedor toda la noche (¡fuma sólo cuando está tomando y no puede gastarse una moneda en su propio encendedor!), o el que no puede tomar tranquilo sin su música ("¿ no tienes "Babasónicos"?"). Créanme, aunque se quede sólo por 30 minutos, te parecerá un tiempo eterno,... LEY No. 9: "El más borracho siempre bota un vaso antes de irse" COMENTARIO: Un clásico de toda jornada. El borrachín que apenas se puede parar, no se irá hasta que rompa o bote un vaso (con contenido, obviamente), la situación se torna peliaguda cada vez que el vaso no es de su mesa, o peor aún, cuando el vaso lo derrama sobre alguna señorita acompañada. Así que terminas o haciendo malabares para cobrar-defender-botar del bar al borrachín, todo al mismo tiempo, . a menos que lo botes a patadas por que te derramó el trago encima de ti,... LEY No. 10: "La chica que se sienta en la esquina de la mesa, siempre será la primera en ir al baño" COMENTARIO: Un clásico de los bares pequeños. Por una extraña razón, en cada grupo mixto siempre existe una señorita que -Dios sabrá por qué-, se empecina en sentarse, al mejor estilo de los usos y costumbres de los bares y cantinas de mala muerte, "pegada a la esquina, con la espalda contra la pared, para ver todo el panorama" (por si se arma pelea, dicen los malandros). Lo peor es que, así encajonada, e indistinto a si tomó mucho o nada, ella será la primera en pararse para ir al baño, ocasionando que toda su mesa se pare para dejarla pasar, y de paso, haciendo que se levanten también otros parroquianos, por que siempre se le antoja hacerlo cuando el local está todo lleno. Nunca falla. LEY No. 11: "Mesa en que la carta la tienen las chicas, mesa que tardará media hora o más en pedir" COMENTARIO: Otra que tampoco falla. Algunos "galanes", tratando de demostrar sus buenos modales, dejan que sus acompañantes escojan qué van a pedir: craso error. Darles la carta a un grupo de mujeres, es darles "patente de corso" para soltar sin medida a la sinhueso:
-" .Mmmm, ¿qué tal un Daiquiri?",
-"Nooo, la fruta me cae mal",...
-"Yo quiero una cerveza negra"-, dirá una.
"No hay cerveza negra, hija "-le responderá su amiga-, "pídete otra cosa, ¿Qué tal un tequilita?",...
"¡No, gracias!,... ¿y si termino como la Marita?, dicen que no sabe cómo terminó en ese hotel con ese tipo"
"..¡Yo no le creo; ¡esa siempre fue una resbalosa!...",
Y así por los siglos de los siglos,... LEY No. 12: "La chica bonita siempre pedirá lo que no tienes" COMENTARIO: A veces, ya sea en grupo, con pareja o sola, llega una "Diosa" al bar. Una de esas mujeres de las cuales el barman piensa: " . ¡pídeme lo que quieras mamita, azótame, tírame al suelo, oríname y luego, si quieres, me llevas a tu casa para servirte de trapeador!..". Esperando cada palabra de aquella preciosa boquita, hipnotizado por esos ojazos, ves cómo abre los labios, toma aire, haciendo que casi te caigas de mareado de verle el escote, finalmente te lo suelta:
-" .¿Tendrás Amaretto?",...
Tras decir que no, se para y se va, quedándote tú maldiciendo haberte gastado el presupuesto, " ¡comprando ron barato para todos estos borrachos de porquería!". LEY No. 13: ". ¡No sabes con quién te has metido!..." COMENTARIO: La típica frase de los que, tras tomar y que les haya dado "diablos azules", les entra por creerse personajes de "Street Figther" y comienzan a repartir combo y patada contra alguien, o contra ti mismo. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, el "peleador sin ley" de turno no podría pegarle sano ni a su perrito, y con tragos encima, mucho menos, así que la cosa termina con uno que otro golpe bien dado (de tu parte), y un vuelo sin escalas a la calle (del faltoso). Herido en su honor, recordará que alguna vez le dio la mano a un Juez o a un Comisario, y te amenazará a grandes voces, con cerrarte el bar por el ultraje cometido. En el 90% de los casos, no pasa nada, pero hay que ser precavidos,... LEY No. 14: "Un borracho dormido, aumenta su peso exponencialmente" COMENTARIO: Un enigma para la ciencia. Nadie puede descubrir hasta ahora cómo es posible que, por ejemplo, un pobre diablo de 1,65 de estatura y con cuerpo como para modelo de una campaña contra la tuberculosis, pase a pesar, en estado de total inconsciencia, como 120 kilos o más. Más de una vez he sido testigo de cómo a cuatro hombrones han sido incapaces de levantar de su sitio a un mequetrefe que, en teoría, sólo debería pesar 50 kilos. Extraño. Muy extraño.
Recuerdo que habían más leyes, pero . lamentablemente, al constatarlas aquella noche "haciendo carrera de las botellas", simplemente terminaron evaporándose de mi memoria, arrastradas por los vapores del la improvisada parranda. Si logro recordarlos, prometo incluirlos en esta lista. Hip.