Las Justicieras III: La función continúa

Sexy había tenido una actuación impecable, pero sus dos rivales estaban dispuestas a superarla

Las Justicieras III: La función continúa

En la competencia para ser la Líder, el turno era ahora para Cruella.

-Sigues tú, Cruella,  qué Método eliges?-preguntó Grethel - Recuerda que puedes escoger el mismo que eligió tu compañera Sexy, si así lo deseas.

Para ella estaba claro que si elegía el mismo Método de su compañera, algunas de las cosas que hiciera, ante la fantástica actuación que había tenido Sexy,  podrían parecer una imitación y era un riesgo que no estaba dispuesta a correr.

Cruella sonrió, al tiempo que respondió:

-No, ya lo he pensado. Quiero el de Alambre de púas-respondió muy segura

Hicieron su aparición dos vigilantes con el prisionero No. 2.

Cruella caminó hasta el sitio que le correspondía; se sentó cómodamente en el sillón de cuero reservado para el acto.

Las vigilantes acomodaron al hombre sobre la base corrediza, ajustando el collar de púas alrededor de su cuello, difícilmente sin lastimarlo un poco.

-Quítenle la venda y a mordaza-ordenó la despampanante mujer.

Al quedar libre de la venda, el hombre entrecerrando los ojos, acostumbrándose a la luz, pero sin poderse mover por el collar que le lastimaba, quedó de frente a Cruella, quien le dijo:

-No te preocupes, es solo un jueguito.

Camino hacia él y aprisionando sus testículos con las manos, los apretó hasta que sintió que se quejaba; el pene del hombre, no muy bien dotado, empezó a erguirse.

-Te gusta?-le preguntó

El hombre apenas asintió; se notaba muy nervioso, pero se había “comido el cuento” de que era un jueguito.

Cruella le dio la espalda, consciente que su trasero era una buena arma para excitarlo; y no se equivocaba; el hombre se lo miraba ya con la respiración agitada.

La chica sabia que este Método no permitiría demorar mucho la ejecución, por lo cual volvió hasta el sujeto, cogió su pene y empezó a masturbarlo.

-No vayas a eyacular sin  mi permiso. Si sientes que no aguantas mas, levantas tu cabeza.

Lo siguió masturbando; cuando el hombre levantaba la cabeza, a pesar que se lastimaba, ella suspendía la estimulación.

Así lo tuvo durante unos largos minutos.

Luego volvió a su silla.

-Mírame!-le dijo

El condenado la miraba casi todo el tiempo; no lo hacía cuando cerraba los ojos para paliar el ardor de las heridas en su cuello que ya empezaban a sangrar por el roce del alambre.

Cuando vio que concentró su mirada en ella, Cruella cruzó delicadamente sus piernas, sentada en el sillón, dejando ver sus esplendidos muslos; era un verdadero espectáculo de mujer.

Cogió el control remoto que permitía desplazar la base sobre la cual se encontraba parada la victima, quien no se percataba de ello, ya que dicha base estaba muy bien camuflada en el piso.

-Sabes qué es esto?-le preguntó Cruella.

El hombre movió su cabeza ligeramente, de un lado a otro, en una negación como respuesta.

-Tu pasaje…al placer eterno-le dijo la chica, sonriendo, al tiempo que oprimía el botón.

El sujeto quedó colgado, con los ojos desmesuradamente abiertos, reflejando la sorpresa que le produjo la mortal trampa, con la mirada fija en las hermosas piernas de Cruella.

La chica, percatándose de ello, se acomodó mejor en el sillón, tomando una posición un poco de lado, intercambiando de pierna en un cruce sensual y atrevido, como de Bajos Instintos, la película, mientras sonreía sin quitar la mirada del cuerpo desnudo del hombre, que oscilaba y agitaba sus piernas como tratando de escapar de la lenta pero inminente muerte.

La verdugo caminó de nuevo hacia él.

-Quiero que mueras en honor a mis piernas, porque será lo último que veas. No te sientes orgulloso de ello?-le preguntaba Cruella, a sabiendas que no podría contestarle, ni siquiera quejarse, ante el torniquete de púas que apretaba cada vez más su cuello, como si lo decapitara.

Debido a que al correrse la base el cuerpo del moribundo quedó más bajo que el piso sobre el que se encontraba la chica, ésta vio la oportunidad de patearlo a gusto, con el fin de aumentar su tormento.

Y así lo hizo.

Descargó una primera y fuerte patada impactando el pecho del sujeto con la suela y tacón al mismo tiempo.

Era un sufrimiento adicional pero que el hombre no podía acusar por las condiciones de padecimiento en que se encontraba, lo cual no le permitía quejarse o balbucir siquiera.

El siguiente golpe fue con la punta de la bota en el plexo solar; el cuerpo del hombre se balanceó de nuevo.

Curiosamente, o tal vez por las mismas condiciones de asfixia, su pene continuaba muy erecto.

Y hacia esa parte fue dirigida la próxima patada, fuerte en los testículos.

Se sintió entonces un borbotón de sangre por la boca producto del cruel golpe.

La escultural mujer regresó a su sillón, cruzó de nuevo sus hermosas piernas, soltó su lindo cabello, se acomodó sus formidables tetas bajo el top y esperó hasta que el sujeto dejara de moverse; murió sin cerrar los ojos, con su vidriosa mirada fija en las esculturales piernas de su verdugo.

Cruella regresó a su sitio, sonriente y segura, en medio de un cerrado aplauso de la bella audiencia.

Samantha  y Grethel estaban impresionadas y dichosas de lo que acababan de ver. Tomaban sus apuntes e intercambiaban opiniones sobre la gran dificultad que les representaría elegir la mejor.

Los puntajes de esta prueba los darían al final.

Fantástico- dijo Samantha,- ahora tú, Darkgirl

Darkgirl era una chica muy seria, orgullosa y de temperamento fuerte. Basada en ello y con el criterio de su compañera Cruella, tampoco iba a repetir Método.

-Quiero el de la Antorcha Humana-dijo segura y sin pestañear, mientras se ponía de pie.

El sentenciado, marcado con el número 3, apareció al fondo, escoltado por las dos vigilantes que le correspondieron para su custodia.

Darkgirl ni le miró. Una de las vigilantes le pasó un pequeño cinturón con una funda que guardaba una pistola 9 mm, la cual se requería para este Método. Se lo calzó en una pierna, quedando la pistola visible sobre la parte alta de su hermoso muslo derecho.

Las vigilantes se dirigieron con el condenado al mismo escenario utilizado en la última sesión, donde había participado Cruella. El otro cuerpo ya había sido retirado y el agujero sobre el que había quedado suspendido el ahorcado ya estaba cubierto; un gran poste se encontraba a unos metros y  el mismo sillón estaba disponible, esta vez con una pequeña mesa con un encendedor y una cajetilla de finos y delgados cigarros mentolados.

Cuando las vigilantes iban a atar al sujeto al poste, aun vendado y amarrado de pies y manos, Darkgirl las detuvo diciendo:

-Un momento. Solicito al jurado que mi víctima no sea atada al poste; quiero que me lo entreguen de rodillas. Les garantizo que de todas maneras les tendré una gran Antorcha Humana.

Samantha  y Grethel se miraron animadas, presintiendo que asistirían a un gran espectáculo; aprobaron la petición con una levantada de hombros, como significando que les daba igual.

El hombre se notó muy inquieto y rebelde, siendo controlado por las vigilantes, quienes lo obligaron a ponerse de rodillas, taconeándolo en la parte posterior de las piernas, justo frente al sillón, aun sin ocupar. Cerca a él dejaron un recipiente rociador con gasolina en su interior.

Darkgirl caminó lentamente hacia él y le quitó la venda y la mordaza. El sujeto miraba sorprendido hacia su alrededor, aunque no podía evitar mirar con frecuencia el hermoso cuerpo de la chica que tenia al frente, sin adivinar siquiera lo que le esperaba.

Caminó en círculos alrededor del hombre arrodillado, poniéndole delicadamente una mano sobre la cabeza.

Cuando estuvo tras él, se retiró un poco, levantó la pierna derecha y de una certera patada en la espalda lo derribó, cayendo estruendosamente y estrellando su rostro contra el piso de madera, lo que le hizo sangrar un poco por boca y nariz, quedando bocabajo; se oyó un quejido y una maldición.

Trató de acomodarse de lado, pero con los pies y manos atadas atrás, se le dificultaba el intento; lo único que logró, al ladear un poco el tronco,  fue exponerse a otra patada en  su estomago, la cual no tardó en recibir.

-Cállate y sígueme! -ordenó Darkgirl

La verdugo caminó, esta vez un poco más rápido, dirigiéndose al sillón. El condenado a muerte, sin saber su condición, se arrastraba con dificultad tras ella, usando sus hombros, rodillas y punta de los pies para avanzar.

Al sentarse cómodamente volvió la mirada y observó al hombre arrastrarse pero sin alcanzar a llegar cerca de ella.

-Qué lentitud, gusano!-le gritó, mientras se volvía a incorporar-te voy a castigar por lento.

Caminó de nuevo hacia él, frenó su arrastre poniéndole la suela de la bota contra la nuca, presionándolo con fuerza contra el piso.

Ante la sorpresa de todas, desenfundó la pistola, apuntó al muslo de la pierna derecha del hombre…y disparó.

El sujeto soltó un largo y agudo chillido, mientras se revolcaba limitado por la presión de la hermosa pierna de la mujer, quien no le quitaba el pie de encima.

-La pistola no era exactamente para eso, pero me encanta lo que está haciendo-le dijo Samantha a Grethel, quien asintió con una sonrisa.

El hombre no paraba de quejarse, por lo que Darkgirl le ordenó de nuevo que se callara; ante la evidente crueldad y decisión de la mujer que tenia al frente, sus quejidos se limitaron a simples resoplos.

La chica enfundó el arma, se dirigió a la mesa y tomó el encendedor; volvió de nuevo al sillón y se sentó con delicadeza y un sensual cruce de piernas.

Lanzó el encendedor a varios metros de distancia y sin mirar al hombre que aun se agitaba por el dolor del impacto, le gritó:

-¡Tráemelo, pero ya!

Aterrorizado intentó arrastrarse de lado para facilitar su avance, pero la orden fue tajante!

-¡Arrástrate, pero siempre bocabajo!

Se dejó caer de nuevo bocabajo y empezó a avanzar, prácticamente reptando, con dificultad pero tratando de hacerlo con mayor rapidez. Atrapó el encendedor con su boca, giró de nuevo hacia la chica y reptó de nuevo hacia ella, quien señalando la mesa, le dijo suave pero firmemente:

-Ponlo en la mesa y ven frente a mí.

Con los pies amarrados,  las manos atadas atrás y una herida en el muslo, se tuvo que esforzar para alcanzar la altura de la mesa con su boca,  medio incorporándose. Dejó el encendedor allí y se dejó caer de nuevo, arrastrándose hasta estar a los pies de la chica que lo liquidaría.

-Mírame

El sillón se encontraba sobre una base que se levantaba unos centímetros del piso, como en una especie de trono.

El hombre con dificultad levantó su cabeza lo que pudo; en esa posición, la vista de la verdugo era más imponente; sus piernas cruzadas, sin descargar del todo una sobre el otro muslo,  se veían esculturales e intimidantes a la vez.

Darkgirl empuñó de nuevo su arma y apuntó a la cabeza del hombre, quien sudaba y gemía aterrorizado pidiéndole que no le matase.

-Suplícame!-le dijo Darkgirl, sonriendo.

El pobre diablo suplicaba de todas las formas, tratando a la vez de alejarse pero sin lograrlo, por la posición en que se encontraba.

Samantha y Grethel se miraron expectantes y extrañadas. Si Darkgirl liquidaba a su víctima de esa manera tendría un puntaje muy bajo y prácticamente perdería la oportunidad de ganarse el concurso para ser la Líder de la Gran Hacienda, ya que el Método, aunque les permitía a las candidatas hacer lo que quisieran con el sujeto que les tocara en turno, no podía perder su finalidad que, en este caso, era la muerte en la hoguera.

Darkgirl cometerá el error? A las lectoras, su instinto femenino qué les indica que hará la competidora?

CONTINUARA…