Las historias de Reyes (02: La boda)

Lo que ocurrió en una boda a la que fui de novia de un amigo

Las historias de Reyes II: Lo que pasó en una boda

  • Pero si todo el mundo sabe que es gay - soltó Marga.

  • Ya lo se, y estoy seguro que es pasivo - contesté yo- Solo que me apetece follarmelo.

Esta conversación ocurre entre Marga y yo un día a la salida del instituto, tendríamos 18 años porque estábamos a punto de acabar el bachillerato. Y todo venía porque Rafael, un compañero de clase y amigo, me había pedido que si le podía acompañar a la boda de una prima segunda suya. La cosa es que toda su familia vivía en otra ciudad, y les había contado que tenía novia, cosa que no era así. Y como yo era su amigo y pasaba muy bien como chica, pues había pensado que yo me vistiera de chica y le acompañara como su novia. Algo enrevesada si que era la historia, casi como increíble. Pero por un lado me apetecía probarme como chica con un chico y, por otro, le había visto tan cortado cuando me lo dijo que me dio lástima y le dije que si, con una condición.

  • ¿Qué le has pedido que? - me preguntó Marga.

  • Pues eso, que me regale el vestido y los complementos para ir guapa a esa boda. Saldremos este sábado, ¿te vienes con nosotros?

Así lo hicimos, y acabé por comprarme un conjunto de falda larga y top de escote redondo sin mangas azul marino con brillos. Y de complementos unos zapatos de tacón, bolso y foulard blancos. Que guardé, como siempre, en casa de Marga. Con la que no había vuelto a follar desde aquella vez, ya que, como ella me confesó, era lesbiana. De hecho estaba intentando ligarse a una chica de la otra clase, pero eso es otra historia.

Como además de buen estudiante, soy un hijo modelo de esos que hacen su habitación, ayudan en casa a hacer las labores domésticas, etc. Cuando se me tercia irme un fin de semana, no me ponen pegas nunca. En esta ocasión, como siempre, di una escusa creíble (un fin de semana de turismo rural con los amigos) y me permitieron irme. El viernes, a la salida de clase y luego de comer, me fui con la mochila de turismo rural, que dejé en casa de Marga para vestirme de chica y llevarme la maleta que había preparado con el vestido y otra ropa. Para el viaje elegí una falda vaquera y una camiseta, zapatos planos, bolso, etc. Rafael me recogió en su coche y nos fuimos para la ciudad en que se celebraba la boda.

Por el camino me fui insinuando, charlábamos para relajar el ambiente, le tocaba la pierna, me miraba en el espejo para maquillarme. Sabía que le estaba poniendo a cien. En un instante le puse la mano en la entrepierna, notando su excitación, no quise masturbarle porque mis planes eran otros.

Tardamos 4 horas, pues la ciudad a la que íbamos distaba 400 km por autopista. Sólo paramos un rato a estirar las piernas y tomar un café e ir al servicio. Al final, saliendo a las 6, llegamos sobre las 10 y luego de circular por la ciudad, alcanzamos el hotel, el mismo en el que se iba a celebrar el banquete. Nos inscribimos y subimos para dejar el equipaje en la habitación y bajamos a cenar al restaurante.

Durante la cena lancé mi ataque, me descalcé el pié derecho y lo dirigí a su entrepierna, moviéndolo discretamente de arriba a abajo, al tiempo que le miraba y me relamía los labios guiñándole e insinuando lo que quería. No tardamos en pedir la cuenta para subir a la habitación. En el ascensor me lancé a besarle. Intercambiamos lenguas hasta llegar a la planta de la habitación. Por el pasillo le iba tocando el culo y le daba besitos en el cuello.

En la habitación nos lanzamos. Le acorralé en la entrada con la espalda a la pared, besándole. Mientras mis manos le quitaban la camisa, él se descalzaba y yo le abría el botón del pantalón y le bajaba la cremallera. Luego le quité el pantalón y los calzonzillos. Desnudo me lo llevé a la cama hasta dejarle boca arriba. Luego yo me descalcé y me quité la falda. Yo llevaba la iniciativa, me quité las bragas dejando salir mi polla tiesa, que acerqué a su boca. Como suponía, Rafael es pasivo, por lo que empezó a chuparmela. Que gozada que te la chupen, casi me corrí, pero me contuve, pues no quería acabar así.

Un buen rato estuvo chupando, el muy condenado lo hacía bien, yo me preguntaba donde lo había aprendido, pues no le había conocido relación alguna. Me chupaba la punta del glande, luego se la introducía hasta el fondo, se movía y la sacaba. Alternaba esa acción con lamerla de lado, mientras la agarraba con la mano, y también me acariciaba los huevos con su lengua o con su mano, una delicia.

Al cabo de un rato, decidí que ya era tiempo para metérsela, como pensaba que era su primera vez (y la mía), extraje del bolso un tubo de gel lubricante, le hice ponerse a cuatro patas, me unté un dedo de lubricante y lo introduje por su ano para dilatarlo. El muy canalla seguro que se metía cosas por ahí, ya que dilató muy rápido, por lo que opté por untarle de gel la entrada y untarme la polla también. Me situé convenientemente, la punta de la polla en la entrada, y poco a poco se la fui metiendo. Entro toda.

Una vez dentro comencé el toma y daca, los jadeos de él eran lujuria para mis oídos, y ánimo para seguir. Estuve un rato con él a cuatro patas y yo por detrás. Luego hice que se tumbara boca arriba, piernas a lo alto, para que nos viéramos las caras. Luego le hice sentar sobre mi, empalado y moviéndose. En esa posición alcanzamos el orgasmo, primero él, que se desplomó sobre mi, momento en que le dí la vuelta y con mi propio ritmo, alcancé mi orgasmo. Fue genial. Le dejé tirado en la cama y me fuí al cuarto de baño a lavarme y arreglarme para dormir. Cuando salí con el camisón, estaba dormido profundamente, me acosté a su lado y así amanecimos.

Me despertó su mano en mi polla erecta, se ve que Rafa había despertado y tomo cierta iniciativa, cuando me quise enterar estaba masturbándome.

  • Gracias por lo de anoche, Reyes -Me dijo. Y seguidamente, como tenía el camisón medio levantado y la polla sobresalía de las bragas, me las quitó y se lanzó a chupármela. Le dejé hacer, hasta que consiguió mi orgasmo. Luego se levantó y se fue a la ducha. Yo me quedé en la cama pensativo. Llevaba dos relaciones con cierto aire de ser usado, primero por Marga que quería follar con una mujer e imaginó que yo lo era, tras lo que se reafirmó en su inclinación lésbica manifestada en el intento de ligue actual, luego Rafael, que era gay, pero no claramente declarado para si, me atrae para follar como si follara a una mujer como reafirmándose de macho, pero sabiendo que no lo soy, y lo que consigue es refirmar sus gustos gays, ¿y yo? ¿qué diablos quería yo? Acepté lo de Marga porque era mi amiga del alma y, qué diablos, me apetecía meterla en un coño. Y respecto a Rafael, acepté porque quería experimentar lo que es follarse a un tío. Pero no estaba muy conforme conmigo mismo, en realidad no sabía lo que quería. Si, me gusta vestirme de mujer y sentirme como una dama, pero no tengo claro que vaya a hacerme transexual, ni que me vuelva gay o lesbiana, o ¡qué se yo!

Me levanté al servicio cuando salía Rafael, me di una ducha y me vestí, esta vez me puse un conjunto de bragas y sujetador rosa, unos pantalones vaqueros, camiseta cuello barco y mis bailarinas vaqueras. Salimos al comedor a desayunar. El plan del día era hacer un poco de turismo por la mañana, comer, descansar un rato y vestirnos para la boda. Ésta era a media tarde, y como Rafa no se tocaba demasiado con sus primos y dado que ibamos solos (sus padres no habían podido asistir). A lo que yo añadí que debía ir a una peluquería para peinarme de boda.

Preguntamos en la recepción del hotel por la peluquería y nos recomendaron una que estaba cerca, al pedir cita me la dieron para la una, con lo que disponíamos de tiempo para hacer un poco de turismo. En esta ciudad había nacido el padre de Rafa, que era hijo único, de ahí que mi amigo no tuviera primos hermanos sino primos segundos. De pequeño había venido a visitar a los abuelos y conocía la ciudad, me llevó por lo más importante, la catedral, algunos palacios, un museo. A la hora fijada me dejó en la peluquería. Me hicieron un peinado moderno muy del gusto actual, y que me iba bien con mi figura delgada.

De la peluquería fuí al restaurante del hotel, donde me esperaba Rafa, a comer antes de prepararnos para la boda. No recuerdo lo que comimos, ni tampoco que estuviera interesado en relaciones sexuales con mi amigo, más bien estaba distraído por los pensamientos que tuve. Dormimos una pequeña siesta, tras la cual procedimos a vestirnos. Él llevaba un traje gris muy elegante, camisa blanca, corbata roja, zapatos negros. Y se quedó maravillado al verme con mi falda y top azul, medias azules, zapatos blancos a juego con el bolso de fiesta y un foulard al cuello, completaba el atuendo con una gargantilla plateada, pequeños pendientes de turquesa, a juego con un anillo. En verdad me veía preciosa.

Tomamos un taxi para ir a la iglesia donde se celebraría el enlace, y allí nos sentamos atrás. Me presentó a varios de sus primos y primas, siendo el comentario general el de que no se habían creído lo de la novia pero que me veían guapísima. Entre los primos que me presentó estaba una prima llamada Marta que para mí, no se si se comprenderá, era una de esas personas que piensas para tí "esta mujer tiene que ser muy buena follando".

La ceremonia transcurrió como se esperaba, luego salimos en taxis al hotel a celebrar el banquete. Estábamos divididos en mesas de 12 comensales y en la nuestra, aparte de nosotros, estaban varios primos y algunos amigos de los novios. La cena transcurrió de la manera habitual en estas celebraciones. Bebimos, comimos bien, los novios nos saludaron. La novia era prima segunda de Rafa, y celebró que asistiera a su enlace acompañado "de su guapísima novia" y que esperaba asistir a nuestro enlace, jejeje.

Antes de la discoteca y la barra libre, me fui al servicio. Al entrar había alguien en uno de los aseos, y al salir aliviada del aseo que entré me encontré a Marta, retocándose el maquillaje. La prima de Rafa llevaba un vestido largo de escote palabra de honor color crema, que le sentaba muy bien a su cuerpo lleno de curvas. Lucía un recogido muy gracioso en su pelo largo y en conjunto resultaba muy hermosa. Yo también me puse frente al espejo a retocarme.

  • Así que eres la novia del primo Rafa.

  • Si, es un tío muy majo.

  • Ya la sabemos. Perdona que te lo diga, pero todos creíamos que era gay.

Juro que no se que me pasó, sería la bebida, o tal vez ella, lo cierto es que respondí:

  • Y yo no soy una mujer -dije, acercándome a ella, que estaba sorprendida, tomé su mano y la dirigí a mi entrepierna.

  • Vaya sorpresa, eres un travesti -exclamó.

  • No exactamente, soy un hombre vestido de mujer. No lo digas por ahí -le pedí.

  • Eso tiene un precio -me dijo acercándose. Aproximo su cabeza a la mía y me dio un largo beso al que respondí de igual forma.

  • ¿Quieres cobrártelo en la habitación? - le dije.

  • Vamos.

Salimos del servicio de la mano, hacia la recepción, esquivando el salón de la fiesta. En la recepción pedí la llave de la habitación y entramos en el ascensor. En cuanto nos vimos a solas nos lanzamos a besarnos como posesas, y a meternos mano bajo la falda.

Alcanzamos rápidamente la habitación, y nada más cerrar la puerta, la empujé contra ella, aplastando su boca con la mía en un beso lleno de humedad, a la vez que hacía eso y ella me abrazaba, le levanté la falda como pude, para bajarle un poco las bragas y dejar al aire todo lo que deseaba. Ella entendió lo que quería y, a su vez, me levantó la falda para liberar de mis bragas el miembro erecto que ocultaba. Contra la puerta como estaba, y besada, se abrió de piernas para que la penetrara. Solté sus faldas para alzarla y sujetarla en el aire. Y empezó el vaivén. Debía estar muy caliente porque se corrió en poco tiempo.

Luego de que se corriera la llevé a la cama para tumbarla. Ella se levantó para hacerme caer en la cama boca arriba, me alzó la falda para dejar al miembro erecto y así chuparlo a su gusto, y que bien lo hacía.

  • Espera – le dije- en el bolso tengo un preservativo, quiero correrme en ti.

Alcanzó el bolso, sacó la goma y me la puso, luego se hincó sexo en sexo y empezamos la cabalgada. Volvió a correrse y esta vez yo también acabé.

Nos echamos una al lado de la otra.

  • Tia, que bien follas – me dijo.

  • Tu que lo mereces.

  • Qué suerte tiene mi primo.

  • Suerte el que esté contigo.

Y nos echamos a reir, luego se echó encima y comenzamos a follar otra vez.

Al cabo de una hora le dije que debíamos volver a la fiesta. Nos acicalamos en el servicio y salimos. En el pasillo nos encontramos a Rafa con su primo Felipe

  • ¿Vais a la habitación?

  • Si, voy a enseñarle una cosa a Felipe.

  • No te extrañe si encuentras la colcha arrugada, Marta y yo hemos estado hablando.

Volvimos a la Fiesta, Rafa y Felipe volvieron al cabo de una hora. Al día siguiente volvimos a nuestra ciudad.

A Marta la volvía a ver varias veces, pero eso es otra historia, Felipe es la pareja de Rafa, que parece que ya salió del armario, y yo sigo con mi vida.

Ana del Alba