LAS HISTORIAS DE MI VIDA.-Vino desde El Salvador

Lo que estaba haciendo en ese momento lo hacía mi cuerpo por inercia, por puro instinto animal, instinto salvaje del más primitivo ya que si lo hubiera hecho consiente o pensándolo, no lo hago.

LAS HISTORIAS DE MI VIDA.-Vino desde El Salvador

Fue un Sábado normal, había salido de mi casa temprano para ir de paseo al centro de Tegucigalpa y poder asistir al cine a ver una peli de acción.

Todo transcurría de lo mejor, un rico refrigerio después del cine y me dirigí al supermercado para comprar una botella de ron para la casa donde nos reunimos siempre y Yo compré una media botella de ron para mi uso personal ya que allí siempre llegan personas de último momento y no llevan ni bebida, ni boquitas y por eso mismo; los que nos reunimos habitualmente siempre llevamos lo propio para que los demás no lo toquen (reglas de la casa).

El dueño de casa es un gay ya entrado en años, pero un tipo muy ameno y servicial atendiendo sus invitados que recibe todos los Sábados.

Nosotros los co-anfitriones o sea los del grupo que siempre vamos, allí llevamos a los hombres con que ligamos y puestos allí se han encontrado como invitados (sin que entre ellos lo sepan) hermanos, tíos, sobrinos, hijos, socios, compañeros de trabajo; la lista es larga, pero muy larga y los encontronazos igual, pero al fin y al cabo caen en la razón que nadie tiene que saber que allí llegaron y se encontraron si ellos mismos no lo cuentan.

Diré que la casa es una de las mansiones que hay en la Colonia Palmira y está muy bien equipada con sonido, videos y suficientes cuartos si así lo requiere.

Esa noche llegué Yo solo, en la casa ya estaban Víctor y un nuevo novio (como todos los Sábados), Guillermo y su novio de siempre y Víctor-(Madam Dubua)  o sea el dueño de casa.

Las conversaciones estaban muy amenas, la música sonaba y los asistentes bailaban sin cesar, las boquitas iban y venían; los traguitos, cocteles y cervezas no se hicieron esperar y a eso de las 10 pm sonó el timbre y a Víctor-(Madam Dubua), le extraño pues ya no esperaba a nadie más.

Víctor-(Madam Dubua)  era muy original y cada día nos sorprendía con un nuevo vestido, Si un nuevo vestido tipo maxi de esos con cola y espaldas con grandes escotes y boas de plumas, etc. Se me olvidaba decirles que también era director de teatro.

El nuevo visitante era un chaval de unos 23 años, trigueño de contextura delgada pero se adivinada solida bajo la camiseta que vestía.

Venía con unos blue jeans tipo 510 de levis, su camiseta sencilla de algodón y unos zapatos tipo burritos de trabajo pero muy limpio y olía riquísimo y con su mochila de jeans al hombro daba aires de trotamundos.

Rápidamente se unió a grupo tras una rápida presentación por parte del anfitrión de la casa, diciendo que era un amigo que vino desde El Salvador.

A mi me llamó la atención desde que cruzó la puerta, un chavo de lo más sabroso a mi gusto.-  Sus labios eran carnosos pero no gruesos, sus ojos café claros con unas pestañotas que ya quisieran muchas chavas por allí tenerlas y algo que para mi es súper sexy era uniseja, sus brazos cubiertos con una capa delgada pero constante y por la parte superior de la camiseta asomaban unos pelitos como queriendo decir “Aquí estamos, Aquí estamos”.

Para mi era un sueño de chico.

La noche transcurrió sabrosa, esa noche no fue la excepción para las tramas, entre los invitados que llegaron por separados se encontraron dos hermanos; según me contaron ambos hermanos se las tiraban de muy, pero muy machos y que incluso había uno de ellos casado y el otro se casaba en un mes o menos.

El asunto es que uno de ellos estaba al fondo de la casa en la cocina ayudando a traer más boquitas y en lo que uno estaba allá retrasado sirviéndose un trago y charlando con los que allí estaban, en la sala llegó su hermano mayor (el casado) y bailando con uno y con otro hasta sin camisa estaba ya.

Al llegar su hermano menor a la sala uno y otro se quedaron viendo sin decir una palabra y parados estáticos como estatuas.

Realmente este par eran un par de estatuas de muy bien hacer, no por guapísimos de bellos niñatos, NO, por guapos machitos de rostro y en la forma en que se conducían.

Mientras uno se quedó frio en medio de la bailada, el otro con una charola de boquitas en una mano y un trago en otra.

Ambos comenzaron a preguntarse que ¿Qué demonios haces tu aquí?

El otro: Yo te pregunto lo mismo.

Y comenzaron a calentarse los ánimos entre ellos.

Los respectivos acompañantes se les acercaron para calmar los ánimos y se los llevaron por separado para calmarlos.

El mayor estaba en una habitación cercana a nosotros y se le podía escuchar gritando y preguntándose como putas podría explicar esto a su familia y que si su esposa se enteraba era su fin.

El drama era grande, al rato de más de media hora el mayor de los hermanos salió a la sala un tanto cabizbajo y los ojos rojos de llorar con su acompañante al lado dando soporte en ese momento difícil para él.

Al rato sale el hermano menor de este en las mismas condiciones de su hermano mayor y el mayor de ambos al verlo entrar en la sala se paró como si un resorte lo impulsara de su asiento.

Ambos se quedaron viendo sin decir una palabra, sus manos se empuñaron como si fueran a lanzarse a trompadas y sus caras se pusieron rojas como tomate.

El acompañante del mayor de ellos hablo a su pareja de esa noche diciéndole que fuera, que fuera donde su hermano y hablaran los dos.

Tras unos segundos de meditación y unas palmaditas en la espalda el mayor de los dos hermanos dio sus primeros pasos de acercamiento mientras su hermanito estaba estático en su sitio.

Todos estábamos en silencio sepulcral, la música fue cancelada y hasta podíamos escuchar el andar de este hombre hacia su hermanito y al llegar donde él lo tomo por los brazos a la altura de los biset diciéndole:”Perdóname por no haberte dicho antes…” su hermanito no lo dejo proseguir y lo interrumpió tapándole la boca al tiempo que también decía: “Yo te quiero y no soy quien para juzgarte, Yo también disfruto al venir aquí, te quiero”.

Todo era muy tierno pues eran un par de tipos recios en su personalidad y habían llegado ambos en ocasiones diferentes y todos los del grupo habíamos tenido la oportunidad de charlar con ellos y algunos hasta más.

Ambos hermanos eran de buen ver, trigueños, 1,75 mts. Aprox., tipos de barrio, no muy bien hablados pero muy educados y serviciales.

Ellos se sentían como hombres en medio de muchos chicos que querían sentirse atendidos por verdaderos machos como lo eran ellos y que ellos a cambio recibían halagos, caricias, besos y muchísimas cosas más de parte de su pareja, porque ambos siempre habían llegado con la misma pareja que ya pertenecía al grupo y solo de ellos aceptaban más que halagos.

Cuando todo esto ocurrió, ambos hermanos se abrazaron y lloraron como críos, todos aplaudimos como en esos shows de tv y la música volvió, la alegría contagió a todos por igual.

Ambos hermanos se sentaron juntos y sus parejas a sus lados, ellos tenían muchísimo que hablar y pronto estaban tratándose de forma muy cordial y el mayor de ellos tomó a su hermano con ambas manos de la cara y le plantó un suave y tierno beso en la frente, en cada cachete y uno más largo y suave en la boca y a continuación dijo: “Te quiero hermanito, nunca olvidaré este como el día en que no solo se que tengo un hermano, sino, el día en que también conseguí a mi mejor amigo” y ambos se abrazaron un rato mas.

Al rato, todos; incluidos los hermanos bailábamos y gozábamos sin igual.

El menor de ellos con su pareja se perdieron como por más de media hora y reaparecieron con los pelos mojados y las ropitas bien puestas… Su hermano mayor solo lo vio, sonrió y siguió bailando y tomando un coctelito sabiendo de donde venía este.

Acordamos que al día siguiente iríamos a la casa de campo de uno de los visitantes a las afueras de Danli en el Departamento de El Paraíso a unos 120 KM  de Tegucigalpa.

Todos estábamos listos a eso de las 7:30 am, incluidos los hermanos con sus respectivas parejas.

El mayor de los hermanos se llama Gustavo y el Menor Jorge.

Sus parejas son al igual que ellos tipos menores de 30 que no se les nota una pluma y muy al contrario son chavos que en sus barrios son reconocidos como heterosexuales bien puestos.

En el camino a la hacienda me toco ir en la paila de una pickup con Gustavo y su pareja llamado Sergio.

Entre otras cosas Gustavo dijo que no había dormido nada porque con Jorge al llegar a casa se pusieron a hablar en el cuarto de Jorge sobre todo lo de ellos y poniéndose al día les llegó la hora de volver para ir al paseo.

Yo le pregunté si eso no implicaba problema ¿Cómo fue que ustedes dos que siendo tan heteros ambos, llegaron a tener una relación gay?

Porque a ti Carlos, en casa de Víctor-(Madam Dubua), eres de los chavos que consideramos hetero, pero que aceptan la homosexualidad de otros por ser de mentes abiertas; no por gustarte el sexo gay ya que nadie ha tenido nada con tigo (y eso era verdad).

La verdad es que todo salió después de un accidente que tuve Yo dijo Carlos.

Carlos es dos años menor que Gustavo y así como Gustavo es trigueño, Carlos es color blanco leche, con sus mejillas rosaditas como pintadas a mano.

Un chamo muy hermoso el Carlos, no hay como reclamar que Gustavo se prendiese de él.

Carlos comenzó diciendo que tanto Gustavo, Jorge (hermano de Gustavo), Will (pareja de Jorge) y él pertenecen a un mismo equipo de futbol del barrio donde viven y que se conocen desde críos.

Pues el asunto viene de una ocasión en que el equipo aceptó un torneo en un pueblo por La Venta del Sur y cuando iban en lo mejor del partido Carlos se pegó un doblón de tobillo que en un principio pensaron que se lo había fracturado.

Gustavo por sus conocimientos de primeros auxilios salió del partido para atenderlo y entre el momento de sacarlo del partido por la lesión a el momento en que Gustavo le comenzó a revisar el pié, Carlos ya tenía el pié como sandía de grande.

Gustavo se asustó mucho y fue cuando haciendo sus mejores esfuerzos por evitar algo peor le entablillo el pié y lo llevó a la clínica del pueblo y puesto allí nadie pudo sacar a Gustavo del lado de su amigo de toda la vida.

El médico determinó que no era una quebradura pero si una torcedura que tenía muy comprometidos los ligamentos y que necesitaba que lo viera un especialista a la mayor brevedad a penas llegue a Tegus. (Tegucigalpa).

De vuelta a Tegus., Gustavo no soltó un solo instante el pié de Carlos y lo reposaba en su muslo para que el saltar del carro lo golpeara lo menos posible.

El pié de Carlos en muchísimas ocasiones rosaba la entrepierna de Gustavo y Carlos podía sentir en su talón en ocasiones en el borde de sus dedos el miembro semi erecto de Gustavo, pero no dijo nada y solo volteaba a ver a Gustavo con cara de agradecimiento y este a su vez con una cara de querer protegerle de todo sufrimiento que pudiera sufrir.

Gustavo siempre tubo un especial cuidado al tratar a Carlos, todos supusieron que era porque la mamá de Carlos siempre se lo encargaba muy en especial a él cuando salían al campo o a la piscina, bueno, así fuera frente de la casa ella se lo encargaba muy en especial de que no le pasara algo a su niño.

Lo primero que hicieron al llegar a la capital fue llevar a Carlos al hospital del IHSS (seguro social) y fue atendido en sala de emergencia, a Gustavo no hubo quien lo separara de su amigo, la doctora después de los rayos X y todo lo demás le dio un tratamiento en el que incluía una serie de ejercicios al pié que tenía que hacer luego de desinflamado y le indicó a Gustavo como realizarlos para que volviera a jugar en unos dos meses sin problemas.

Así fue durante las siguientes semanas Gustavo al volver del trabajo su primera parada fue en casa de Carlos para ver como se encontraba y para realizar los ejercicios al pié de su amigo.

Luego de un par de semanas de ir todos los días, Gustavo llegó y Carlos estaba bañándose; Gustavo venía del campo de fut de un partido que habían ganado gracias a sus dos goles contra cero del otro equipo.

Gustavo estaba eufórico y con todo y uniforme abrazó a su amigo, casi hermano de toda la vida sin reparar en el chorro de agua que caía sobre Carlos llegando a empaparse todo.

Sin penas ni remordimientos y con la mayor naturalidad del caso Gustavo se desnudo al igual que como estaba su amigo ya que también no era raro que ambos se bañaran juntos desde críos.

Solo que Carlos estaba sentado en una de esas sillas de plástico y con el pié dañado envuelto en una bolsa plástica para no mojarlo de más según indicaciones ya que le habían puesto una plantilla fijadora.

Gustavo se metió como pudo al baño y dejando que el chorro de agua lo empapara todo fue cayendo toda la mugre que recogió en el campo de fut, Carlos le dijo a Gustavo: “Ahora te va a tocar volverme a bañar pues Yo ya estaba bien aseado y tu con tus mugres me has vuelto a dejar todo juco”.

Gustavo alegre como estaba solo dijo en su más colocial español: “no hay pedos amigo, Yo te baño todo ¿y qué?

Ambos amigos siguieron con su baño y Carlos estaba a la altura de la cintura de Gustavo, por primera vez dice haber notado como eran de hermosas ese par de nalgas más blancas que el resto del cuerpo por estar siempre protegidas y no así su dorso y piernas.

Al estar lavándose el pelo Gustavo, el agua se deslizaba con jabón y Carlos tomó un paste de baño y comenzó a restregar la espalda de Gustavo para ayudar a su amigo como lo había hecho muchas veces, al estar sentado pidió a Gustavo que se bajara un poquito para alcanzarlo en los hombros y este así lo hizo, solo que al estar la silla un tanto baja Gustavo casi rosaba las piernas de Carlos como si fuese a sentarse y Carlos en son de broma le dijo: Si vas a estar así en cuclillas, mejor siéntate aquí y con una palmada indicó sus muslos y Gustavo para no cortarse se dejó sentar en las piernas de Carlos.

Carlos dice que él se estremeció al sentir el contacto de las nalgas de Gustavo en sus propias piernas y sentir como sus nalgas se separaban un poco y el culito del Gustavo rosaba abiertamente su pierna izquierda que era la que estaba en buen estado y que Gustavo había tenido el cuidado de no sentarse en la otra que estaba estirada para no mojar el pié.

Las nalgas de Gustavo eran grandes y fuertes como todo futbolista, y su peso no era todo soportado por su pierna, Carlos podía percibir como Gustavo aún sostenía parte de él para no aplastarlo completamente y él mismo al hacer presión con sus manos al frotar los hombros y la espalda de Gustavo fue haciendo que este se sentara del todo en la pierna y pudo sentir los pelos que rodeaban el ano de Gustavo frotándose contra sus propios pelos en la pierna y como la nalga derecha de Gustavo rozaba suavemente el glande de Carlos.

Carlos al sentir esa sensación en su glande, volteó a ver y pudo constatar que si era la nalga de Gustavo la que rozaba su verga y pudo sentir un leve cosquilleo en la cabeza de su paloma que no había sentido antes por un tipo.

Sus manos bajaron por la espalda de Gustavo y este haciendo juego de cómo estaba sentado se movía lateralmente haciendo que sus nalgas se restregaran en la pierna de Carlos y este podía sentir el ano expuesto de Gustavo.

Las manos de Carlos tocaron las nalgas de Gustavo para frotarlas con el paste de baño al momento que le dijo, ¿quieres que te lave el chiquito también Gustavito? En un tono como burlesco y su sorpresa fue grande cuando este no dijo nada, se levantó y paró las nalgas dejándolas a la disposición de Carlos.

Si dice Gustavo, Yo nunca pensé que este tarado me fuera a tocar el culo y menos allí porque todo eso lo estaba haciendo Yo en son de juego, el asunto es que Yo tenía como tres días que ni le metía la verga a mi mujer ni me pajeaba por cansancio de la chamba.

Había estado sintiendo rico el masaje de cuando Carlos me estaba frotando los hombros y la espalda, sentí rico en las nalgas ya que nadie me las había frotado; ni siquiera mi mujer y eso que nos hemos bañado muchas veces juntos.

El asunto es que Carlos al levantar las nalgas de su pierna, continua su frotamiento en ambas nalgas y sin preguntar nada mete el paste de baño entre las nalgas rozando mi culito, ¡!! que sensación ¡!!!, nunca había sentido tan rico.

Tuve en ese mismo momento un calosfrío que me hizo que me estremeciera y no pudiera disimularlo.

Carlos se rió de mi, me dijo que tanto gustito era lo que estaba sintiendo en el culito que hasta me estremecía.

Yo me volteo de medio lado para darle un golpe de puño, pero no volteo del todo porque quiera o no en ese momento me estaba comenzando una erección a raíz de esa mano que me había frotado mi ano.

Cállate cabrón, le dije a Carlos; déjate de güebonadas y nada de decir algo porque te parto la carita de niña que tienes.

Carlos se reía a carcajadas de mi, no paraba de reír y Yo no podía voltear porque ya la tenía parada.

En son de no pararle bola a  la situación, me dejé sentar en su pierna y le dije que siguiera frotando bien la espalda como si fuera una orden.

Que grabe error el mío, no calculé que al sentarme mi verga iba a rebotar y pegar en su pierna y que iba a sentir como la tenía dura.

Ocurrió pero Carlos no me dijo nada.

Lo que si ocurrió fue que al sentarme nuevamente mi culito quedaba rozando la piel de la pierna de Carlos y mi nalga apretaba aún más su verga hasta ese momento flácida.

El siguió frotando mi espalda y haciendo un movimiento como de incorporación o sea que se acercó a mi espalda para llevar sus manos a mi pecho y frotarme desde atrás; con su mano derecha primero frotó mi pecho y con su mano izquierda estirando todo el brazo rodeó mi cintura y mi sorpresa fue mucho mayor al ver que este sin querer se tropezó con mi verga bien dura que estaba pegando arriba de mi ombligo por la posición en que me encontraba.

Yo me quedé estático, no dije nada, Carlos no tuvo otra que aprisionar mi verga entre su mano y mi ombligo para luego decir: “Hey, la tienes parada” y empujarme a que me levantara.

Ya no había que ocultar, mi propia verga me había delatado y mi amigo la podía sentir o mejor dicho, ya la había sentido y muy bien.

Yo todo avergonzado sentí bajo el chorro de agua como mi cara me ardía de lo caliente que se había puesto, la sangre se me acumuló en los cachetes y toda mi cara; mi verga no se bajaba y solo dije: “Perdón Carlos, perdón; es que en son de juego el que me acariciaras la espalda sentí rico y….”.

La espalda dijo Carlos, será el culo que te lo toque y sentiste rico cabrón.

Gustavo, ¿sos culero o que?

No, No Carlos; vos sabes que tengo mujer y soy macho pero ya días no toco a mi mujer y como dije tus manos en mi espalda me la provocaron.

Carlos calló un rato, Yo estaba parado de pié frente a él ya sin la erección por todo lo ocurrido y me dijo: “Mira Gustavo, pone atención: esto va a quedar entre nosotros porque aquí no ha ocurrido nada, ¿verdad?, sin dejarme decir nada siguió diciendo: vamos a salir de aquí y me ayudas a salir porque me puedo caer y luego todo sigue tranquilo y no se habla más”.

SÍ. Fue todo lo que dije.

Ayudé a Carlos a salir del baño, desnudos como estábamos entramos a su cuarto ya que tiene baño privado y me dijo que le pasara la toalla, Yo la alcancé y sin que el me dijera nada y sin pensarlo comencé a secarle el pelo como si fuera un crio; luego su pecho y brazos, bajé por su abdomen y proseguí con sus piernas y fue en ese momento cuando me percaté de lo que estaba haciendo.

Su verga estaba frente a mi cara y Yo estaba subiendo con la toalla por su muslo, su pubis estaba mojado y no sabía si debía secarlo, unos segundos de duda me envolvieron y mi vista subió a encontrarse con su cara, estaba como buscando el permiso para secarlo allí también.

Carlos no decía nada, no movía un músculo de su cara, sus manos se posaron en su cintura y sentí como un fuerte impulso a secarlo como si estuviera secando a mi hijo.

Con toalla en mano sequé su huevos, su verga y su vello púbico, realmente no lo sequé, lo acariciaba, me deleitaba sintiendo su forma, su robustez, podía sentirlo flácido pero pesado pues es de buen tamaño, tiré con mi mano de su piel y el glande se descubrió, podía sentir en mi nariz el olor al jabón de baño y podía sentir en mi mano un calor singular, podía sentir la textura suave de su piel y de pronto pude comenzar a sentir la sensación que iba engrosando y se iba estirando en mi mano.

Carlos serró los ojos pues al levantar la mirada puede apreciar que su rostro estaba relajado, sus ojos cerrados y su lengua salía de su boca para mojar ese par de labios sabrosos que por primera vez admiraba.

Yo sabía en términos generales que Carlos era un hombre guapo pues todos lo decíamos en el barrio, realmente, decimos que ese barrio tiene más hombres guapos que mujeres hermosas y por eso las mujeres de la mayaría del grupo del barrio son de otros lugares y no de allí.

Así estaba de consiente de lo guapo que es Carlos, pero no para tocarlo o como para desearlo.

A Todo esto la verga de Carlos ya estaba dura y palpitante, incluso tenía una gota enorme de precum en la punta.

Sus huevos subían y bajaban lentamente a medida sentía como calentaba más ese trozo de carne que estaba en mi mano y sin decir nada y sin pensar menos estiré mi lengua y lo probé, pude probar como era el sabor de Carlos a través del sabor de su precum.

Nunca había probado el precum de nadie, ni siquiera el mío propio.

Me supo a gloria.

Por instinto acerqué mi boca y con mis labios di al glande de Carlos lo más parecido a un beso de labios.

Me retiré porque no quería que Carlos se enojara con migo, no estaba pensando realmente en lo que hacía.

Lo que estaba haciendo en ese momento lo hacía mi cuerpo por inercia, por puro instinto animal, instinto salvaje del más primitivo ya que si lo hubiera hecho consiente o pensándolo, no lo hago.

Suavemente, metí el glande de Carlos en mi boca, podía sentir esa piel estirada al máximo y podía sentir su calor, su firmeza, su suavidad como seda y de repente sentí el frenillo de la cabeza de la verga de Carlos que era rozada por mi lengua, era genial, sentía como dibujada en mi mente su forma, el ojete de la verga y su grosor, mis ojos estaban cerrados para poder estar más atento a ese músculo gustativo y sensitivo que es mi lengua.

La lengua comenzó a jugar con la cabeza de esa verga, la primer verga que me comía.

Como te dije, si lo hubiera pensado no lo hago.

Pero empuje mi cabeza de modo que la verga entrara en mi boca y así fue.

Carlos emitió un leve quejido entre placer y lujuria.

Si dice Carlos, eso nunca lo voy a olvidar, fue la primera vez que un wey me mamaba la verga y hasta la fecha solo Gustavo me la ha chupado.

Este Gustavo si que era torpe para mamar, pero para mi era la mejor mamada de toda mi vida.-  Ninguna de mis novias me la había comido de esa manera.

Cuando menos acordé dice Carlos, Gustavo la tenía toda metida en la boca y mi glande rosaba la campanilla, la podía sentir.

Luego de unas cuantas mamadas más, pude sentir que Gustavo ahuecaba la garganta y la hacía traspasar la campanilla y en ese momento como que se ahogó y me soltó.

Pude ver su cara llena de lágrimas y tosiendo.

Se puso todo rojo.

Gustavo comenzó como a quererme dar disculpas por lo hecho y con la mano tapé su boca y le dije: “calla”

Gustavo se calló, cuando su respiración se normalizó y hasta entonces separé mi mano de su boca y le dije: “Todo esto ha sido muy rico man, nadie nunca me había mamado la verga así; no se si los hecho antes pero a mi si quieres me lo puedes volver a hacer”.

Gustavo se volvió un nudo al pié de la cama y lloró como un crio pequeñito, me le acerqué y quiso retirarme empujándome pero no lo dejé; con fuerza lo tomé entre mis brazos y le dije:” ya te dije en el baño, nadie va a saberlo”.

Besé a Gustavo y pude sentir lo salado de sus lagrimas, su boca temblaba y Yo no podía resistir la idea de querer besar al tipo que me acababa de llevar al cielo y devolverme a la tierra en un solo segundo a base de una suculenta mamama.

Nos abrazamos y después de un rato de besos y caricias nos entregamos a las caricias rudas, fuertes para retornar a las suaves y deliciosas.

Comenzamos a recorrer nuestros cuerpos, comenzamos a conocernos con nuestras bocas, nuestros dedos; Yo conocí de Gustavo y él conoció de mí.

Fue grandioso, estuvimos el resto de la tarde abrazados, besándonos, succionándonos y en un momento dado Gustavo dice: “cuando Carlos besaba mi espalda estiré mi mano y tomé a Carlos por la verga, sin decirle nada la dirigí a mi culito y le indiqué con movimiento que lo quería sentir allí”

Gustavo dice que se estremeció al sentir el tamaño de la verga de Carlos en su culito pues se sentía mucho más enorme, grueso y largo en su mano que cuando lo había estado mamando.

Carlos suavemente comenzó un vaivén de apretar y retirarse suavemente, sin prisas, ese suave movimiento hizo que mi culito fuera cediendo terreno y que su verga entrara suave y profundamente.

Sentí cuando Carlos me había metido la cabeza en el culo porque la estruje con mi esfínter y pude sentir como rellenaba mi entrada trasera en su totalidad.

La cabeza de Carlos es como una chalampa de hongo, es enorme, pero su trozo no se queda atrás y Carlos lo sabe.

Suavemente me penetró, es mentira que dijera que sentí dolor.

Solo placer y de lo mejor, mi deseo fue tal que esa primera penetración fue grandiosa, estupenda.

Podía sentir como Carlos aumentó su ritmo y estocadas, sus penetraciones se volvieron más profundas y largas, mi culito se había dilatado para dar paso a su gran falo y rápidamente pude sentir como sus pelotas rebotaban en mis nalgas, como se producía un sonido que no tiene igual.

En mi interior podía sentir el cilindro de carne que rosaba todo mi interior, como mi tripa lo abrazaba y acariciaba a su paso, como su cuerpo robusto y grueso topaba en su paso con mi próstata y como a medida entró destapó como dos esfínter muy internos o como abría ciertas compuertas en mi interior que no sabía que existieran.

Nuestros cuerpos sudaban, nuestras bocas se buscaban y podía sentir su peso en mi espalda, sus piernas trenzadas con las mías, sentía como esos brazos robustos y largos me estrujaban desde atrás y tomaba con sus manos mis pechos y los apretaba al tiempo que mordía mi nuca con fuerza como los perros lo hacen sus perras para indicarles que él es quien domina.

Fueron una cantidad de tiempo incontable la que estuvimos ensartados, mejor dicho, que estuve ensartado por este cipote precioso que Dios puso en mi camino.

A pesar que nunca había estado en situación igual, supe en ese momento que ese es amor del bueno, me había enamorado de Carlos y el me estaba correspondiendo.

Podía sentir mi cuerpo mojado del sudor propio y del de Carlos y sus caderas bombearme con fuerza y en eso comenzó su carrera final, sus movimientos se incrementaron, sus jadeos se hicieron fuertes y llegaba a casi gritar y su verga me clavó, entró mucho más profundo en mi y su cuerpo se tensó, se aferró a mi y su cabeza se hundió en mi espalda entre mis omóplatos y pude sentir en mis entrañas como unos chorros hirviendo recorrían mi interior.

De un solo su cuerpo se desplomó sobre mi, su respiración era agitada pero iba para la calma y solo se dejó caer sobre mi espalda dejándome con su miembro ensartado en mi culito que vibraba a su alrededor.

Me deje sentir con ese hombre sobre de mi, ese hombre 2 años menor, al que había siempre cuidado como mi hermanito menor y ahora me había poseído porque Yo lo había buscado así.

Yo que me consideré siempre macho, hetero, con mujer e hijos y ahora estaba allí una tarde de un día tal ensartado y agradeciendo de estar así.

Yo a todo esto había estado callado escuchando aquella confesión que nunca esperé fuera tan gráfica, mi mente me había hecho que imaginara todo y cada uno de los cuadros por ellos narrados, me empalme y no lo había ocultado e incluso ellos mismos estaban excitados y no lo ocultaban.

Al llegar a la propiedad nosotros estábamos acalorados y todos pensaron que era por el sol que pegaba fuerte, pero solo nosotros sabíamos porque había sido.

Me dicen si les gustó, Nombres y lugares fueron cambiados por aquellos de ya saben que…. Bla bla bla bla….

Hasta pronto,

LUDAVAGI

Joanve09@gmail.com