LAS HISTORIAS DE MI VIDA.- Mi primer amor de Hombr
La verga a Felipe se le miraba espectacular, las de los actores en la peli no eran nada comparadas con la de él, la de él lucia muy apetitosa, más grande y jugosa.
LAS HISTORIAS DE MI VIDA.- Mi primer amor de Hombre
Salía recién de mi jornada del colegio secundaria, lo que en USA llamarían high school; Entré a una cafetería que existía en la llamada calle peatonal de Tegucigalpa que para aquel entonces era de las más apetecidas por los jóvenes por estar en la vista de todos y conseguir una mesa allí era casi imposible.
El asunto es que entré y me acomodé en la segunda mesa mirando hacia la puerta ya que el asunto de estar allí era ver y ser visto a través de la pared frontal de la cafetería que era completamente de vidrio con paredes adornadas con un papel tapis con estampados en plateado y fondo negro que imitaban a hojas de periódicos y unas lámparas muy llamativas que colgaban del cielo raso.
Luego de pedir mi habitual baso de Ginger all, me dispuse a ver y ser visto y entretenido estaba cuando noto que al otro lado del salón hay un tipo blanco, de unos veintisiete, buen cuerpo, ojos claros, podía notar unas piernas bien desarrolladas por el lateral de la mesa por la forma en que apretaban el pantalón de tela y contaba con unos labios color rojo que me llamaron la atención; nunca había visto en otro hombre unos labios tan carnosos y sabrosos a la vista, estaba vestido con camisa manga larga y corbata un poco desanudada; al parecer venía de su oficina o algo similar.
El tipo me sonreía y Yo aun no sabía que hacer, nunca había estado en esa situación en un lugar lleno de gente.
De hecho, para ese entonces solo había tenía la compañía de uno de mis primos y de un tipo en Danli, era un camionero el cual había sido el primer sexo real después de estar con mi primo con el cual solo nos tocábamos y mejor dicho, Yo le tocaba a él.
En esas estábamos cuando llegaron unos amigos de él y se pusieron a platicar, Yo les observaba desde mi puesto y luego llegó un mesero a pedirme si podía sentarse en mi mesa un grupo de 3 chavales a lo cual Yo accedí inmediatamente.
Los tres chavos se presentaron a penas sentarse y eran más o menos de mi misma edad.
Humberto, Dimas y Felipe, venían vestidos con el uniforme del instituto central (las ratas) como les llamábamos a los de ese colegio porque su uniforme era pantalón gris y camisa blanca.
Rápidamente encontramos punto de conversación, pasamos de música, clases, chavas, maestros y como nunca no podía faltar hablar de sexo; como evitar o saltar el tema pues éramos todos chavales de unos 17 a 19 años todos.
Humberto se sentó a mi lado, era un chavo de cuerpo delgado, de 1.70 mts. Aproximadamente, piel blanca, medio bronceado; asumí que por jugar fut ya que hablaba mucho de eso.
Dimas, estaba frente a mi, 1.68 mts., me llamó la atención su par de enormes ojos color verde esmeralda, adornados con una pestañas largas y gruesas en un marco de unas cejas abundantes y gruesas color negras al igual que su cabello, su cuerpo era un poco más rellenito que Humberto pero con buena pinta y eso que andaban con su uniforme puesto y ese uniforme no agracia a nadie, su piel era trigueña clara.
Felipe, 19 años, 1.75 mts., estaba frente a Humberto; era más bien fornido, del tipo que hace gimnasio sus brazos eran muy bellos a la vista, estiraban la manga de la camisa blanca del uniforme de una forma que parecía que la iba rasgar de lo tenso que la tenía ese bisep y era el mayor de todos sin lugar a dudas, el pelo era castaño muy claro casi a rubio, ojos zarcos (entre verdes y grises) pequeños pero brillantes, sus labios muy finos y su piel se miraba blancuzca como sonrojado y su nariz fue lo que más llamó mi atención, era puntiaguda y crispada hacia arriba y su tono de voz muy grueso y retumbaba en todo el local.
Noté como mis nuevos acompañantes llamaron la atención del hombre al otro lado del restaurante, pues no dejaba de mirar a mi mesa y pasar su lengua en forma juguetona por sus labios.
Pasaron más de media hora y pedimos otra ronda de refrescos (gaseosas) y continuaban las bromas sobre sexo, sobre nosotros y comenzamos a entablar nuevos temas y comencé a sentir que los que estábamos en esa mesa éramos amigos de años y no de unos cuantos minutos como realmente ocurría.
En ese entonces no había celulares e intercambiamos números de teléfonos fijos de nuestras casas y alguno de la casa del vecino donde le permitían recibir llamadas.
Ese día pasó sin mayores asuntos, el señor de la otra mesa se marchó con sus amigos igualmente bien vestidos y nosotros nos despedimos en la estación de bus en donde cada uno tomó rumbo diferente.
Al cabo de 2 semanas recibí la llamada de Humberto para preguntarme como estaba y que él con sus amigos habían pasado por la cafetería y que no me habían vuelto a encontrar, ¿a que horas vas?
Bueno, le di por menores de mi horario para ponernos de acuerdo para salir ese sábado por la noche y encontrarnos en la cafetería temprano en la tarde y charlar y comenzar la juerga desde allí.
Aquellos eran otros tiempos y nosotros por lo visto no ingeríamos alcohol todavía ni muchas cosas que usan ahora.
Llegó el sábado y me alisté con mis mejores galas pues iríamos a la discoteca de plaza Miraflores, era una disco de buen ver, de hecho la mejor que había hasta el momento en Tegucigalpa.
Todos llegamos muy bien vestidos, nada que ver mis amigos a aquel día que llevaban sus uniformes de colegio.
Era estar en medio de trío de chavos muy guapos, bien vestidos y muy pero muy deseables.
Yo a esa edad ya sabía de mis verdaderos deseos por los hombres aunque experimentaba con chavalas y una que otra amiga un tanto mayor, par ese entonces me consideraba bisexual.
La noche llegó y nos fuimos a la disco, la gente se amontonaba para entrar, muchos no podía pagar la entrada y disfrutaban de estar en la pista de patinaje solamente, pero los de la disco podíamos ir a la pista y venir las veces que quisiéramos.
El grupo nuestro llamó la atención de un grupo un poco más grande de chavales que estaban ya adentro y fuimos a la barra primero, pues había que tantear el terreno primero para poder lanzarnos al ataque.
Felipe fue el primero en charlar con una de las chicas que pertenecía a ese grupo que andaban allí, todas las mujeres eran de un colegio de señoritas de aquí de Tegus. Y los chavos que había eran novios de algunas de ellas; por tal razón habían alrededor de unas 7 solas, ese era un grupo grande.
La noche rápidamente nos envolvió y en el grupo de chavalas tenían una botella de ron con coca de la cual todos fuimos invitados y tomamos por igual, Yo no estaba acostumbrado a tomar, de hecho era la segunda o tercera vez que lo hacía pero era una bebida suave y relajante, me sentí bien y bailamos sabroso, en ocasiones todos juntos para no dejar a nadie sentado y aburrido, otras en parejas cuando era alguna música suave y podía ver como mis tres amigos tenían pescadas a igual 3 chavalas que bien podían ser modelos de revista.
Después de una pieza suave que bailé con Raquel me dirigí al baño de hombres a descargar aguas y controlar un poco la erección que me produjo el que me estuviera restregando la vulva en la pierna a cada movimiento.
La entrada al baño no fue nada, adentro había un chingo (montón) de tipos esperando turno para entrar y en eso estaba cuando a mis espaldas llegan mis tres mosqueteros que venían a descargar también, a un lado nuestro una cabina de sanitario se desocupó y sin pensarlo entramos los cuatro a galope.
Nadie dijo nada, apurados todos sacamos cada uno nuestras vergüenzas para orinar y sorpresa la mía fue el hecho que todos estábamos a medio empalmar después de haber bailado pegado con nuestras respectivas parejas.
Yo les miré el rabo a los tres y pude notar que ellos también se observaban y me observaban el mío por igual.
Comenzaron las bromas en que el mío parecía frijolito, que el de Felipe era como garrote de grande y eso sin parar; el de Humberto parecía hongo por la enorme cabezota que tenía, el de Dimas que era como señal de desviación hacia un lado y el mío era el más pequeño porque no decirlo; pero el más gordo de todos.
Terminamos de orinar y salimos los cuatro del cubículo y sorpresa la mía fue ver en el urinario común al señor del otro día en la cafetería.
No hice comentario alguno pues mis nuevos amigos no sabían nada al respecto.
Al salir fuimos directo a la mesa con las chavalas y el resto del grupo y estuvimos festejando un par de horas más.
Alrededor de las 2 am René uno de los novios de una de ellas dice que deben irse ya porque él se comprometió a llevar a las chicas sin carro a sus casas y ya era hora.
Nosotros insistimos en que se quedaran un poco más pero fue imposible convencerlos.
René nos preguntó el lugar por donde vivíamos y que si queríamos él nos podía acercar.
Nosotros aceptamos y Dimas dijo que los chicos se quedarían en casa de él porque ellos vivían muy lejos y sería más seguro así.
Yo sería el último junto con Rebeca y con los chicos así que todos nos acomodamos en la camioneta que llevaba René y listo.
A medida iban bajando los abrazos besos no dejaban de resonar, inclusive habían besos entre las nuevas parejas formadas esa noche.
Al dejar a Rebeca en su casa de la Colonia La Granja, nos dirigimos al lado del aeropuerto a dejarnos a nosotros y René continuaría a su casa en la col. 15 de Septiembre que quedaba un poco más allá.
Al llegar a casa de Dimas esperamos como todos a que abriera el portón y zas cae una nota que estaba metida en la puerta que le decía indicaba que sus padres habían tenido que salir apresuradamente hasta las Islas de la Bahía porque un pariente de allá había tenido un grabe accidente y que le avisarían cuando volverían, que se cuidara mucho y bla bla bla.
Hey René, fíjate que tengo la casa sola y si quieres nos tomamos unos traguitos más aquí ya que solo estaremos nosotros dijo Dimas.
René luego de meditarlo dijo que si, pero solo si metía la camioneta al garaje pues no la podía dejar en la calle.
Dimas comenzó a abrir el portón y nosotros ayudamos en el resto.
Ya adentro, la casa era una casa mediana pues solo era para 3, muy cómoda y bien acondicionada; Dimas nos trajo vasos, hielo y el resto de los implementos para continuar.
Ya habíamos tomado algo en la disco y estábamos un poco alegres, los otros coctelitos vinieron a relajarnos mucho más.
Dimas prendió el equipo y comenzamos a poner los discos de moda y a hacer payasadas entre nosotros.
A todo esto eran las 3 am., Humberto le dijo a Dimas que se trajera los videos porno que tenía en el cuarto para verlos en el VHS y salió Dimas con una colección de unos 9 casetes de vhs para escoger.
Solo dos son míos nos aclaró, el resto son de mi papá que los tiene escondidos en la bodeguita, Jajajajajaja escondidos hasta que Yo lo vi como alzaba uno una tarde que mi madre no estaba y él creía que Yo había salido.
Rápidamente todos tomamos puesto para verlos, primero pusieron uno de un grupo de marinos que llegan a puerto y van de juerga con las nuevas chavas que conocen y chaplas, chaplas, chaplas.
La adelantábamos para ver los mejores cuadros y pude notar como todos nos estábamos tocando las vergas encima de los pantalones y Humberto que es bien zafado dijo: “Dimas, con tu permiso, pero si de todos modos vamos a dormir aquí me voy a quitar el pantalón para sobármela mejor”.
No dijo más, se paró y sacó el pantalón que dejó caer a sus tobillos, se zafó las zapatillas y los calcetines para tirar a un lado el pantalón.
Ups, sonó Felipe; ya que este se está encuerando pues también Yo, ya no aguanto la verga de dura que la tengo y necesito cascármela como Dios manda.
Si hombre, todos a quitarse los pantalones para hacernos una buena paja; aquí no hay pedo, solo que no vayan a manchar las sillas cabrones dijo Dimas.
Jjajjajajaj j jajajajajajjJAJAJAJAJAJAJJaa
REÍMOS, reímos todos.
Todos nos fuimos despojando de la ropa, Felipe y Dimas quedaron en cueros completamente, René en camiseta, Humberto y Yo con calcetines.
Los muebles en esa sala estaban colocados de forma que hacían una media luna alrededor de la tv y centro de entretenimiento.
Felipe estaba situado en el sofá al medio de Dimas y Yo, en el mueble a mi izquierda estaba René y el mueble a la derecha de Dimas Humberto.
Yo estaba alucinando viendo la peli, pero mis ojos se iban a los costados para poder observar en primera fila la película que estábamos haciendo nosotros mismos.
Una película porno de masturbación masculina con puros chavos jóvenes y guapos.
Un grupo que relativamente se había formado hacía unos días y en el cual René y Yo éramos los más nuevos.
René tenía una verga de unas 9’ (pulgadas), pareja en su grosor a todo lo largo de su longitud y era un oso de peludo.
Pronto aquella habitación olía a macho, a sudor de sexo, en cuestión de unos 15 minutos todos estábamos completamente desnudos y como buenos heteros no se paraba de hacer bromas de la peli y nosotros con las vergas, unos a otros comenzamos a darles cachetadas en las nalgas al pararse para blandir las pijas, hacíamos amanes de sentarnos en las riatas de los otros y no faltaba que te jalaran y calleras sintiendo la pija bien dura del amigo de juego.
Pronto unos con otros cambiamos posiciones y ya todos estábamos amontonados en el sofá y frente al sofá, pegados todos unos recostados entre las piernas abiertas de los otros en señal de camaradería sin decir nada en relación a eso, solo lo hacíamos.
Yo estaba colocado abajo entre las piernas abiertas de Humberto y podía sentir los pelitos de las piernas de Humberto que tocaban mis lados y como sus talones uno pegaba a un costado de mi nalga apretando sus piernas cada vez que las apretaba para sentir más rico el pajazo y la otra por mi muslo por igual.
A mi lado estaba Felipe con las patotas bien estiradas, inclusive las tenía pasadas sobre la mía y la de René que estaba a su otro lado y podía sentir sus movimientos de brazo en mi brazo izquierdo al topar con el mío propio al hacer un suave pero armonioso sube y baja por ese enorme garrote que se carga.
La verga a Felipe se le miraba espectacular, las de los actores en la peli no eran nada comparadas con la de él, la de él lucia muy apetitosa, más grande y jugosa.
La de René estaba muy bien puesta también, a eso hay que sumarle el traje de pelos que se carga ese macho joven y delicioso que al moverse en una de tantas veces pude ver que no solo era el pecho y las piernas donde su abundante pelo brotaba, también en sus redondas y bien dotadas nalgas, estaban cubiertas completamente de pelos oscuros que sobresalían sobre su piel clara.
Dimas estaba en medio del sofá y tenía entre sus piernas a Felipe y tenía puestos sus pies en donde comenzaban a surgir las piernas de Felipe y pude ver como en más de una ocasión como con su talón rozaba el par de huevos de Felipe y este no decía nada.
Por mi parte en una escena de la peli pude ver con claridad como enfocaban desde atrás a un tipo que estaba ensartando por el culo a una actriz y se le miraba clarito el agujero del culo al estar bombeando y esas imágenes me lanzaron una descarga de corriente por mi cuerpo que me hizo sentir calosfríos y hacerme tirar mi cabeza hacia atrás y dejarla allí mientras mis manos acariciaban mi verga y mis huevos y al mover mi cabeza al lado pude sentir el muslo interno de Humberto y como sus pelos rozaban mi mejilla.
Por otra parte, también sentí como mi cabeza rozó los propios huevos de Humberto ya que estaba casi acostado en el sofá y al frotarle este respondió apoyando su verga en mi frente y a un costado de mi cara, Yo no sentí asco ni cosa igual, al contrario; la sensación de esa riata dura y caliente que se frotara en mi frente y mejilla me calentó mucho más.
Dimas vio toda la acción y Humberto tomando nuevamente su verga la estrujaba en mi cara y al sentir esto mi vista se posó en los ojos de Humberto y solo atiné a abrir la boca y sacar mi lengua en señal de donde quería que la depositara y así lo hizo.
La cabeza de la verga de Humberto entro en mi boca y Yo la succioné, la acaricié con mi lengua, la degusté; degusté el líquido pre-seminal que emanaba de esa potente manguera de carne y pude sentir un leve sabor a fruta fresca que emanaba de su interior al tiempo de un pequeño toque salado.
MMMMMM todo un manjar de dioses.
En eso estaba cuando recapacité, ya era tarde; había dado el paso tanto temido, pero ya estaba hecho, Humberto no dijo nada, Dimas tampoco.
Yo continué con la mamada que había comenzado a darle a Humberto y pude ver como Dimas acariciaba la tetilla de Humberto al tiempo que seguía dándose placer con su mano.
Me separé de ese suculento manjar que es la verga de Humberto y en esos breves instante pude ver a René como se tragaba hasta la empuñadura la riata de Felipe.
Hay que tener tragaderas para hacer desaparecer en el interior de tu boca 12’, eso debe casi llegarte al estómago, pero René se miraba que con muy poco esfuerzo se las zampaba.
Al volver a voltear donde Humberto Dimas y Humberto se están besando y con mi mano tomo la verga de Dimas y con mi boca la riata de Humberto.
Esto si es fiesta de verdad.
Mi primer orgía, una orgía entre machos; aquello fue fabuloso, tenía a dos hombres a mi disposición, me turnaba para mamar una verga y otra, me turnaba para lamer unos huevos peludos y unos sin pelos y lo más sabroso llegó al tomar el punto en que Dimas levantó sus piernas para que comenzara a lamer su culito.
Por la gran madre, eso si era locura; lamer la riata frente al grupo no había problema, pero lamer el culo a un macho frente a sus amigos eso era genial.
Nunca había hecho eso, me lo había imaginado pero nada más.
Cuando acerqué mi cara a esa raja, pude sentir un olor a sudor, un olor a sexo, olor al jabón de la ducha aún y pude probar a que sabían las entrañas de Dimas.
Mi lengua tomó vida propia, no podía detener ese apéndice que dijo a taladrar ese agujero resguardado por un par de nalgas que se abrían ante mí para que lo explorara, para que lo probara.
Mientras lamía y relamía el ano de Dimas, Humberto succionaba sus tetillas y las dejaba rojas y subía a besarlo como solo los hombres saben besar.
Volteado de costado como estaba Humberto, su verga se colocó muy cerca de mi zona de atención y también pude disfrutar de una verga en sustitución de un ano y de un ano en sustitución de una verga.
A mis espaldas no podía ver, pero si podía escuchar como la cinta terminó y lo que se podía adivinar era las mamadas que se estaban propinando René y Felipe.
En un levantar de cabeza volteo a ver y miro como estos dos están transados en un 69 en el cual René no ha soltado la verga de Felipe y Felipe está prendido del culo peludo de René.
Felipe Baja a los huevos de René y vuelve su camino al ano de este que esta brillante de tanta saliva y lamida que está recibiendo.
Yo por mi parte volví al garrote de Humberto y me elevé un poco para probar sus tetillas.
Como imaginaba, duritas en el centro con un fuerte botón que era sabroso para jugar con la lengua y su aureola amplia y lisa.
Un par de tetillas que eran dignas de mamar y succionar.
En lo que estaba mamando las tetillas de Humberto mi cuerpo quedó sobre el de Dimas y nuestras pollas se juntaron, pude sentir como nuestros huevos estaban en armonía y como al pasar de la tetilla que me quedaba mas lejos a la más próxima mi pija bajó y sin querer quedó colocada haciendo presión en la raja de Dimas.
Dimas no se inmutó, Dimas en reacción al acercamiento de mi pija bien parada con sus piernas que estaban suspendidas en el aire rodeó mi cintura y sus talones fueron a descansar a donde comienzan mis nalgas.
Por instinto empujé mi pelvis y mi glande rozó la entrada del culo de Dimas, este suspiró dando un pequeño brinco casi imperceptible pero suspiró.
Mi pelvis reaccionó y volvió a empujar, mi glande encontró la posición en la cual el esfínter de Dimas acarició la punta de mi verga y se volvió a abrir solo un poquito más.
Mis caderas empujaron la cabeza de mi pija a su interior y Dimas con sus talones en mis nalgas me instó a seguir, podía sentir como sus talones apretaron mis nalgas y estas siguiendo la presión, empujaban mi riata a su interior.
Sabroso, sabroso si señor.
Sentir esa piel cálida pero fuerte, ese anillo estrecho pero que te acobija, esa textura a ceda y a gloria a la vez.
Este chavo tenía llamas en su interior, mi verga sentía como emanaba calor que la envolvía, que la sujetaba y la instaba a ir por mucho más.
Mis caderas comenzaban a bailar, ese baile de ir y venir, de rotar y parar, de retirarse y ensartar.
Ese baile lo baile en el interior de Dimas.
Con los ojos cerrados como estaba disfrutando de todas esas sensaciones pude sentir como algo húmedo y juguetón estaba en mi entrada posterior.
Era Humberto, me estaba lamiendo en ano.
Nunca, pero nunca creí que Yo llegaría a sentir todas esas sensaciones que había visto a Dimas disfrutar.
Nunca pensé que un tipo tan varonil como llegué a apreciar a Humberto me iba a hacer disfrutar de esa manera mientras estaba dándole verga a su amigo, a su compañero de colegio.
Humberto subió por mi espalda sin separar un milímetro su lengua y llegando a mi nuca pude sentir un cálido beso seguido de un conato de mordida para luego subir hasta mi oreja y con su misma lengua lamer en su interior mientras sentía como su propia verga estaba alojada en la base de mi espalda y pude escucharle susurrarme al oído: “cariño, me dejas te meta mi pija en ese culito rito y sabroso que acabo de probar”, no supe si las palabras sonarían cursi o fuera de lugar pero solo pude afirmar.
Con toda la saliva allí depositada por él no había necesidad de más pero él volvió a bajar a jugar con mi pequeño agujero un poco más.
Cuando sintió mi deseo por su pija sin igual la posesionó en la entrada posterior y comenzó a empujar, dolió, si dolió no lo voy a negar.
Pero entró y allí pude saber que era recibir un verdadero manjar.
Esa pija no mas penetró mis entrañas cuando comenzó a irradiar un calor sin igual y a propiciarme placer sin igual, comencé a menearme en el interior de Dimas mientras Humberto hacía lo propio en mí.
Solo el que ha estado en esa posición sabe reconocer que sentirse penetrado y penetrar no tiene paradigma igual.
Es estar en la frontera de dos mundos y no saber que desear más.
Serían segundos o una eternidad pero nunca lo llegaré a saber porque el placer que disfruté es tal que cuando acordé mi verga se ensanchó y mi se estiró y mi culito apretó la riata de Humberto que al sentir mis esfínter apretar también comenzó a estallar y a inundar al igual que lo hacía en el interior de Dimas y pude sentir como la verga de Humberto se internó aún más en mis entrañas y bañó mis paredes internas y en un momento sacó su estaca a la mitad haciendo que los chorros de semen pegaran cual chorros de semen saliendo de una manguera a presión que chocaban con mi próstata y me hacían gozar mucho más.
Tanta sensación junta casi me hace desmayar, mi cuerpo cubierto completamente de sudor que a su vez caía sobre el pecho de mi amigo el cual me miraba con una sonrisa cálida y sincera.
Con una imagen en su cara de satisfacción, no supe cuando pero miré y vi nuestros pechos manchados de una espléndida capa de semen salido de su interior.
Humberto se recostó en mi espalda y me besó allí, en medio de los omoplatos y me acarició, colocando una mano en la parta baja de mi espalda, suavemente pude sentir como su verga se deslizaba hacia afuera y al salir un sonido como de descorche de botella se escuchó y Yo reí al igual que el restó en la habitación.
Desde atrás Felipe grito: “a alguien le descorcharon la botellita allí”. JAJAJA JAJAJA JA JAJAJAJa fueron las carcajadas de todos por igual.
Yo salí de Dimas y me besó.
Gracias me dijo, tú eres el primero que me clava y no lo voy a olvidar.
Yo por mi parte torcí mi cuerpo y Humberto y Yo nos fundimos en un beso sin igual.
A pesar de haberme cogido a Dimas, sentí que quien merecía mi atención era Humberto y así pasó.
Cansados de todo el sexo de la madrugada allí mismo dispusimos dormir.
Al despertar pude sentir un cuerpo pegado a mí.
Yo no había dormido pegado a nadie, no me acosté pegado a nadie y ¿quien estaría allí?
Sorpresa para mi fue comprobar que a mis espaldas y abrazándome desde atrás, pegando a mis nalgas un sabroso pene a medio levantar era Humberto que dormía.
Suavemente me volteo, puedo admirar su cara para mi angelical.
Noto la desnudes de su cuerpo y su medio empalmar.
Esa riata que hará un par de horas me hizo gozar y disfrutar sin igual.
Todos dormían con calma, solo Yo estaba de pié frente a la ventana viendo el amanecer y siento que por detrás un par de brazos me rodean y una boca estampa un beso en mi cuello y la pija, si, la pija de Humberto se pega a mi.
Buen día Luis, ¿dormiste bien?
Si, le dije Yo e inmediatamente me dice al oído, ven te quiero hablar.
Fuimos a la cocina y allí me abrazó y volvió a besar, tomando mi cara entre sus manos me dice: “quiero tener algo con tígo, quiero que seamos más que amigos”
Yo solo pude decir “SÍ”
Ya saben que eso de nombres, lugares y algunos detalles más son para proteger a los involucrados….
Hasta la próxima, espero les haya gustado.
Ludavagi
Joanve09@gmail.com