Las hippies

La historia de mi encuentro con 2 autoestopistas un poco sucias.

LAS HIPPIES

Desde hace tiempo me gusta viajar a todas partes con mi furgoneta para ir a la playa a surfear o a la montaña a hacer snowboard. Como que la uso tanto tengo en la parte de atrás un colchón que me sirve de cama cuando no tengo otro remedio que dormir en la furgoneta, y además, para que negarlo, me viene muy a mano cuando necesito un sitio para follarme a alguna chica. No os podéis ni imaginar las guarradas que ha visto el colchón de esa furgoneta. Os voy a explicar una experiencia que me pasó un verano y de la cual guardo un recuerdo muy especial.

Aquel verano venia de pasar unos días en la playa en casa de unos amigos. Volvía yo solo a mi casa y la verdad es que era un viaje bastante largo, de unos 800 kilómetros, que debido a la lentitud de la furgoneta tenía que dividir en 2 días. En el primer día del viaje, al parar a descansar y poner gasolina en una estación de servicio, se me acercaron dos chicas para preguntarme si las podía llevar conmigo. Eran dos chicas extranjeras hippies, mochileras que se dedicaban a viajar con pocos medios y que se las arreglaban haciendo autostop. Una era rubia con el pelo recogido y delgada, la otra morena con dos trenzas y un poco más gordita. Las dos tenían poco más de veinte años y vestían bastante tiradas, con camisetas de tirantes muy gastadas, pantalones de hilo y sandalias. Acepté a llevarlas porqué pensé que me harían compañía en el largo viaje y aceptaron pagarme parte de la gasolina.

Subimos a la furgoneta y proseguimos la marcha. Me dijeron que eran holandesas, que la rubia se llamaba Anne y la morena Katia. Me explicaron cómo llevaban viajando de esa manera unos 3 meses y que trucos utilizaban para sobrevivir. La verdad es que por su olor corporal pude notar que por lo menos no se habían lavado en una semana, pero debajo de la mugre y la ropa asquerosa parecían dos chicas bastante monas y simpáticas.

Hacíamos el viaje por carreteras secundarias más que nada para ahorrar en peajes. A la larga resultaba mucho más lento pero, la verdad, yo no tenía nada de prisa por llegar a mi destino. Paramos en un pueblo a descansar y comer algo y vimos que había un arroyo con una zona de picnic al lado, a las chicas les gustó y aparqué la furgoneta ahí. Comimos algo sentados en la hierba y luego las chicas decidieron que se querían bañar. "Menos mal" pensé yo, "a ver si se lavan y se les quita un poco esa peste". Como no había nadie más en el río, decidieron bañarse desnudas y allí mismo delante de mí empezaron a quitarse la ropa. Katia, la morena, no llevaba sujetador debajo de la camiseta por lo que al quitársela dejó al descubierto unos enormes melones con unos pezones grandes y rosaditos. Anne llevaba la parte de arriba de un bikini bastante viejo, tenía unas tetas pequeñitas pero bastante apetecibles. Al quitarse los pantalones y las bragas me di cuenta de que en general estaba bastante buena, con unas piernas largas y delgadas y un culito redondito y prieto. Ante tal visión empecé a notar como mi polla parecía despertarse. Luego me fijé en la morena, estaba más rellenita que la otra y tenía un enorme culo, pero también la encontré bastante follable y mi miembro parecía estar de acuerdo conmigo, ya que empezaba a no caber dentro de mis calzoncillos. También me fijé en que las dos tenían los conejos un poco peludos pero bien cuidados, no se lavarían pero por lo menos se depilaban de vez en cuando. Las dos se metieron en el agua a la vez y empezaron a jugar. El agua del arroyo solo cubría hasta las rodillas, por lo que pude ver perfectamente sus dos cuerpos de piel blanca frotándose para intentar quitarse la mugre. La visión de esos dos cuerpos desnudos tocándose mutuamente empezaba a hacer estragos en mi pene, que parecía estar a punto de estallar dentro de mi pantalón. Vi que las dos empezaron a llamarme para que me metiera en el agua con ellas, al principio dudé debido a mi erección pero me levanté y caminé hasta el río. Me empecé a quitar la ropa justo al borde del arroyo y al quitarme los calzoncillos y liberar mi erecta polla las dos chicas la miraron a la vez asombradas. Luego se miraron la una a la otra, dijeron algo en holandés que no entendí y se rieron. Me metí en el río intentando taparme el pene y me senté para que el agua lo cubriese. Las dos chicas se pusieron de rodillas y empezaron a frotarme el pecho y la espalda mientras seguían hablando y riendo, pero me fijé que de vez en cuando echaban alguna miradita a mi rabo, que seguía empinado debajo del agua.

Salimos del agua y nos tumbamos en unas toallas para secarnos al sol. Yo estaba estirado entre las dos chicas y mi polla seguía bien tiesa. Anne me miró y dijo que quizás ya era hora de hacer algo con eso, le dijo algo en holandés a Katia y esta se puso de rodillas a mi lado con sus tetorras casi dándome en la cara. La gorda empezó a pajearme mientras Anne miraba la escena con una sonrisa en la cara, me la meneaba muy rápido mientras yo no me perdía detalle del cuerpo de la rubia que tenía al lado. Estaba tan excitado que me corrí enseguida, llenando todo mi torso de leche. Las dos chicas lanzaron un grito de asombro ante la gran corrida que me metí y luego se rieron, dijeron algo incomprensible para mí y se fueron corriendo al interior de la furgoneta. No sabía muy bien que estaba pasando, pero aproveché para meterme otra vez en el río y limpiarme de semen.

Fui hacia la furgoneta a ver que estaban haciendo las holandesas. Y mi sorpresa fue muy grande al ver que estaban las dos tumbadas en el colchón desnudas enrollándose. Bueno, para ser sincero la sorpresa no fue tan grande, a esas alturas ya me había figurado que esas chicas eran un buen par de guarrillas, pero si que me fascinó la situación en que las encontré. Katia estaba tumbada boca arriba, con Anne abrazada a su lado besándola mientras le sobaba las tetas. La mano de Katia, mientras, estaba acariciando el culo de su compañera, con sus dedos tocando suavemente la vulva y el ano de Anne.

Entré dentro, todavía desnudo, y me tumbé al lado de Katia. Empecé a besarla y nuestras lenguas se entrelazaban húmedas. Mientras mi mano luchaba con la de Anne para ver quien tocaba los enormes pechos de Katia. Decidí dejarle vía libre a la chica rubia y empecé a bajar mi mano hasta la rajita de Katia, todo esto mientras nos seguíamos besando. De vez en cuando, separaba mi boca de Katia y besaba a Anne, que recibía mi lengua en su interior de forma muy apasionada también. Mis dedos seguían trabajando el coño de Katia, frotaba intensamente su clítoris y notaba que estaba cada vez más mojada. Decidí que a Anne le gustaría un poco de lo mismo y acerqué mi mano a su chochito, lo acaricié con todos mis dedos y separé un poco los labios. Las dos estaban muy excitadas y emitían gemiditos de placer mientras se besaban. Sus cuerpos se entrelazaban y se entregaban completamente al éxtasis del momento, mientras yo no podía hacer otra cosa que intentar seguir su ritmo. Anne me hizo un gesto como para que me dirigiera al coñito de Katia, no me lo pensé dos veces y puse mi cabeza entre sus piernas y empecé a lamerle el clítoris. Sus piernas se estremecían de gozo mientras me pedía que no parase. Anne mientras se levantó y se sentó encima de la cara de Katia, ésta la agarró por los muslos y empezó a comerle el conejo. Anne se retorcía de placer y agarraba sus pechos mientras movía el culo para clavárselo bien en la cara de su compañera. Sin apartar su raja ardiente del rostro de Katia, se dio la vuelta y se agachó para alcanzar con su lengua el coño de su amiga. Yo seguía trabajando el chochito de Katia mientras ellas dos se estaban montando ese 69. Mi lengua y la de Anne se cruzaban en su afán de satisfacer a Katia, y a veces no podíamos resistir la tentación de besarnos con nuestras lenguas llenas de los fluidos vaginales de Katia. Luego le metí dos dedos en el interior de su vagina, estaba ardiendo y totalmente húmeda, por lo que mis dedos entraban y salían con facilidad. Katia se retorcía de placer gracias a la doble estimulación que le estábamos proporcionando su amiga y yo y se corrió entre grandes gritos de gozo y soltando gran cantidad de flujos por su coñito. Tenía la mano totalmente inundada con los fluidos corporales de Katia, pero Anne me la cogió y empezó a lamérmela, disfrutando y saboreando el jugo de su amiga.

A todo eso, Katia seguía disfrutando comiéndole la raja a Anne, con todo el culo encima de ella y la cara totalmente mojada con el zumo de coño de su amiga. Katia se chupó un dedo y se lo metió despacito por el ano, a lo que Anne respondió con grandes espasmos y otra gran corrida en la cara de su compañera. Después de haber tenido grandes orgasmos las dos, Anne se separó de Katia y se volvió a tumbar a su lado. Katia se seguía limpiando y relamiendo los restos de flujo de su cara mientras esbozaba una gran sonrisa de satisfacción.

Toda esta escena me había excitado un montón y volvía a tener una gran erección. Las chicas se percataron de eso, se volvieron a mirar sonriéndose y me volvieron a mirar sin apartar sus ojos de mi enorme verga. Esas dos, además de guarras eran insaciables, pensé mientras se tiraban sobre mí y me tumbaban boca arriba. Empezaron a lamerme la polla simultáneamente, recorrían mi miembro de arriba abajo con sus lenguas mientras yo no podía hacer otra cosa que mirar y disfrutar de aquel espectáculo. Anne empezó a chuparme los huevos y Katia, a su vez, se metió toda mi polla en su boca. En ese momento estaba en la gloria, no hay sensación mejor que dos chicas haciéndote una felación a la vez.

Lo mejor estaba aún por llegar. Con mi rabo completamente empinado, Anne se sentó encima y se dispuso a cabalgarlo. Su vagina era muy estrecha y húmeda, propia de una chica joven como ella, y su culo se movía sin cesar. La chica sabía como moverse para hacer disfrutar a un hombre. Estaba al borde del éxtasis cuando se apartó y cedió su sitio a su amiga. El conejo de Katia no tenia nada que envidiar al de Anne, terso y mojadito, y la chica se movía igual de bien. Además tenía el añadido de esos inmensos melones balanceándose delante de mi cara. Yo se los agarré con firmeza y me los acerqué más, lo justo para poder chuparle los pezones. Katia empezó a gemir y su culo se movió con más rapidez, aplastándome los huevos en cada embestida.

Quería cambiar de postura, así que me levanté apartando a Katia de encima de mí. La puse a cuatro patas con su gran culo apuntando hacia mí, Anne vio mi intención y se colocó a cuatro patas también justo al lado de su amiga. No sabía que coñito disfrutar primero y sobaba ambos culos intentando decidirme. Se la metí primero a Anne, ésta nada más sentir mi polla en su interior lanzó un gran gemido. Empecé a embestir su estrecha vagina mientras con una mano toqueteaba la rajita de Katia. De vez en cuando las dos chicas se besaban y la visión de sus lenguas jugueteando todavía me excitaba más. Después de un par de minutos follando a Anne decidí que era el turno de Katia otra vez. Metí mi miembro en su conejito y agarrándola bien por su inmenso culo empecé a joderla como un loco. Katia disfrutaba como una posesa de mi polla, gimiendo y pidiendo más como una desesperada. Anne se levantó y me abrazó por detrás, acariciaba mi pecho mientras me daba besitos en el cuello. Mi verga estaba a punto de estallar y Katia la notaba cada vez más gorda en su interior, sus gritos de placer eran cada vez más fuertes. Entonces Anne me susurró algo al oído, me pidió por favor que se la metiese por el culo a su amiga.

No me lo pensé dos veces, saqué el rabo de su raja y se la metí entera por el culo. Nada más penetrar ese estrechito agujero, Katia se corrió. Yo seguí enculándola, dilatando cada vez más su ano hasta que mi polla entraba y salía con placentera facilidad. Katia estaba extasiada, acababa de tener un orgasmo pero el placer que le estaba proporcionando el sexo anal la estaba dejando casi sin conocimiento. Entonces noté una lengua recorriendo mis testículos, era Anne que empezó a chupar mis huevos y mi culo. Eso ya era lo máximo, estaba a punto de correrme. Saqué mi polla del ano de Katia y descargué el contenido de mis huevos por todo su culo. El semen caía a través de sus nalgas y entraba en su dilatado agujerito. Me aparté y entonces Anne empezó a lamer mi leche del culo de Katia.

Me tumbé al lado de Katia agotado, y empezó a besarme agradeciéndome el orgasmo que le acababa de proporcionar. Anne por su parte estaba sentada tocándose el chocho, seguía excitada esperando su orgasmo. Yo no sabía si iba a ser capaz de empalmar otra vez, pero entonces Katia empezó a chupar mi miembro flácido que todavía tenía restos de la anterior corrida. La lengua de Katia jugueteaba con mi capullo, mientras con la mano intentaba estimularlo para que se me levantara otra vez. La gordita sabía como hacerlo, ya que mi polla parecía reaccionar. Entonces metió mi cola entre sus tetas y empezó a hacerme una cubana. Con su lengua lamía la punta de mi glande. Las enormes mamas de Katia me tenían loco y mi polla estaba cada vez más dura moviéndose entre esas maravillas.

Mi pene volvía a estar completamente erecto. Katia empezó a chupármelo metiéndoselo entero en la boca. Anne que había seguido la escena sin dejar de masturbarse, se tumbó abriéndose de piernas totalmente. Abría su coño con sus manos pidiéndome que la penetrara otra vez. Hice un último esfuerzo y empecé a follarla, cogiéndola por las piernas y colocándolas encima de mis hombros. Las fuerzas me estaban fallando y mis embestidas eran menos intensas que antes pero Anne disfrutaba igualmente de esta manera más suave de hacerlo. Sus gemidos eran ahora más suaves y pausados, como los de una gatita en celo. Su vagina estaba muy mojada y apretaba fuertemente mi polla en su interior. Sus manos acariciaban suavemente sus pechitos. Katia se acercó y empezó a lamer sus duros pezones mientras con una mano estimulaba el clítoris de Anne. La chica al final se corrió de una forma muy placentera, casi sin hacer ruido, pero su cara esbozaba la expresión de un buen orgasmo, con una gran sonrisa y los ojos medio cerrados.

Saqué mi polla de su interior y Katia empezó a masturbarme con una mano mientras me lamía la punta del glande suavemente con su lengua. Luego Anne se acercó también y se metió en la boca la polla que Katia le ofrecía con su mano. Anne me la chupaba con intensidad mientras Katia la agarraba bien con su mano. Mis huevos volvían a estar cargados, listos para soltar toda la leche. Junté las caras de las dos chicas, que tenían las bocas abiertas y las lenguas fueras esperando mi corrida, y solté todo el semen que me quedaba.

Caí en el colchón totalmente agotado. Las dos chicas se comieron las bocas llenas de mi leche mientras acariciaban sus cuerpos y luego se tumbaron una a cada lado, dejándome a mí en medio. Me acariciaban el pecho mientras se reían y hablaban en holandés hasta que nos quedamos dormidos los tres.

Me desperté a la mañana siguiente solo en el interior de la furgoneta. Oí las voces de las chicas fuera, me vestí y salí. Estaban otra vez bañándose en el río desnudas. Al verme me saludaron con la mano y se rieron. Ya estaba un poco harto de esas dos guarras y pensé que si seguía con ellas retrasaría mi llegada a casa. Decidí aprovechar a que estaban bañándose para sacar sus cosas de la furgoneta, ponerla en marcha y dejarlas allí tiradas. Eso si, me quedé las bragas de esas dos cerdas de recuerdo