Las hijas rogando y el padre castigando. (4.)

Como todo buen padre, se le acumula el trabajo, tanta hembra en la familia y tan poco tiempo... Puede que necesite ayuda.

En la cocina Violeta seguía fregando los platos de la cena en silencio, a esas horas la casa era lo mas parecido a la biblioteca donde trabajaba, solo el ruido de sus manos sobre el agua, los platos en el escurridor.

Deseaba acabar cuanto antes, se sentía cansada y muy inquieta.

Hacia solo un instante que Papa se había retirado a descansar y allí estaba totalmente confundida.

El bueno de papa – pensó.

Era la primera vez desde el accidente de coche que se lo veía animado, aquella noche estaba diferente , extrañamente firme, justo como siempre había sido.

A ella le preocupaba que se encerrara de nuevo, aislándose del mundo, de su familia. ella la que cargaba con todas las responsabilidades desde aquel horrible mes de agosto hacía casi 2 años.

Llevaba la casa, trabajaba en la biblioteca e intentaba asumir un poco de control y estabilidad a su hogar. Perdió la oportunidad de independizarse, sabia demasiado bien la necesidad de todos ellos.

Dejo de pensar en ello ,secando los platos colocandolos en el armario.

Aquella noche había sido distinta, su padre parecía otro, mas activo , mas resuelto. Volvió a mimarla como hacia desde que era una cría.

Solo que...

Al abrazarla como cientos de veces , sus brazos la apretaron mas fuertemente contra su pecho. Ella creyó que el afecto que había dejado de demostrar por todo y todos se había esfumado, así que no le dio apuro dejarse estrujarse entre sus brazos.

Solo se dejo llevar , apoyo la cabeza sobre su hombro mientras sentía aplastarse sus pechos contra Papa, espero como siempre el besito en la oreja, pero no llego.

Seguía aferrado a su espalda hasta que un solo instante después sus manos comenzaron a deslizarse por encima de la camiseta, un suave roce resbalando desde sus hombros hasta su cintura, lentamente.

Oía como en un sueño las frases de su padre en el oído, mimoso y adorable. Las lagrimas por tanto dolor escondido amenazaron por traicionarla, así que siguió aferrándose

  • No te preocupes niña..., Papa cuidara de todas... sois mi vida.-- susurro de nuevo.

La suave mano comenzó a escurrirse hasta llegar a la faldita vaquera , fue como un fogonazo al notar la palma acariciar tranquilamente una y otra vez, hasta sentir como su otra mano seguía el mismo destino. Sobando cada vez mas descaradamente , llegando incluso a agarrarse con dedicación.

Estaba pasmada... es mas, apenas sintió sus manos sobandole el culo, comenzó a notar un calor subiéndole por el cuerpo... y pasa su bochorno deseo algo..., algo mas. Su padre aferrado a su culo le amasaba mas y mas duro el culo , y se sentía como una guarra en celo.

Era una delicia, sintió como los pezones se le endurecían con el roce de la camisa de su padre, y de repente.... ella estaba a punto de correrse.... allí en la cocina , con las manos de su padre apretándole el culo....

Abrió los ojos recuperando un poco de control, era complicado pero pudo pestañear y vio la cara excitada de su padre.

Rompió el abrazo apoyando las manos en sus hombros echándose atrás, dejando que las manos que la sujetaban la soltasen.

  • Si buenoooo....,-- sentía como se sonrojaba sin poder mirarle a los ojos.-- sera mejor que recoja los platos... – mañana hay que madrugar y no quiero dejarlo todo por en medio-- consiguió tartamudear nerviosa.

No podía ni mirarle a la cara, así que siguió haciendo lo mas cobarde limpiando los platos, dándole la espalda mientras ponía algo de serenidad a su cuerpo. Detrás de ella sentía como su padre se movía hacia la puerta, deseaba que se fuera , aunque el ansia que le quemaba quería mas.

Trago saliva suplicando a su cuerpo aquella traición, y se despidió de ella en la puerta.

  • Bueno, me voy a dormir hija, estoy rendido..., no te canses mucho... no importa demasiado , si queda algún trasto, eh?
  • Si... Claro!-- se oyó contestándole de nuevo, pudo ver como la mirada de su padre se dirigía acusadoramente hacia su escote y ver como se abrían descaradamente, ella siguió su mirada dándose cuenta de los pezones tiesos como gruesas cerezas.

Otra vez se sonrojo... , volviéndose hacia la pila de agua, solo cuando oyó los pasos de él alejándose, pudo respirar tranquila.

Se sentía acalorada , avergonzada de como su cuerpo la traicionaba, termino de fregar y apago la luz , se daría una ducha para serenarse.

Aunque pasaba la media noche descansaría mejor si lo hacía. Agarro la toalla del cesto de ropa limpia y se dirigió a la ducha, poco a poco fue despojándose de toda la ropa, se permitió dejarla tirada por el suelo y encendió el grifo de agua, desnuda frente al espejo contemplo las enormes tetas coronadas por aquellos pezones como cerezas maduras.

Un suspiro salio de su boca cuando se la sobo con lentitud, y decidida se sujeto el pelo en un firme moño. Se metió intentando apagar el fuego de su cuerpo.

Nunca imaginaria que justo en la puerta por la fina ranura desencajada alguien mas la observaba aplacar el calenton.

Alberto estaba agotado, apenas entraba por la puerta de su casa sentía como si las fuerzas le abandonasen, solo tenia ganas de cenar y acostarse.

Odiaba encontrarse con sus hermanas, siempre tan pelmazos. Que si esto, que si lo otro.

Un continuo murmullo , que se convertía en un Blanda, Alaba, Blanda, si les dedicaba un solo segundo de su preciado tiempo.

Ya era bastante duro para él haber abandonado la facultad de ingeniera para acabar parcheando los viejos autobuses de la compañía de su padre. Odiaba tener que levantarse cada mañana, para acabar reparando aquellos dinosaurios que les mantenían la comida en la boca.

Pasar todo el día en aquel tugurio con las manos llenas de mierda , cientos de piezas de desguace y el resto de paletos de la plantilla era su peor pesadilla.

Iba a ser algo temporal, así lo creyó, pero las semanas se volvieron meses y antes de imaginarlo se habían plantado en los 2 años, el puto viejo seguía en estado comatoso, o eso creía, apenas tenia tiempo para verlo.

Cuando llegaba el fin de semana escapaba como alma que lleva el diablo hacia algún sitio donde escuchara la machacona voz de sus hermanas, se largaba de juerga y si podía dormía la mona en casa de algún chochito fácil.

Aborrecía a las tías que no paraban de largar por su boca como si le conocieran de toda la vida, Por Dios, solo quería un coño bien dispuesto, no oirlas!.

Aparecía por su casa cuando llegaba el lunes, y las broncas de Violeta eran como un cuchillo que se clavaba ardiendo en su cabeza resacosa.

La puta santa!, que si haz esto...., que si tienes que avisar...., Joder..... , menudo coñazo de tía! La peor de todas!

Evitaba tener que decirle nada, por que sino se lanzaba a leerte la cartilla … , ni que fuera un puto crio!

Aquella noche se llevó la cena al cuarto, y aunque oía a mi espalda la constante cantinela de Violeta , cene viendo una peli porno , me la machaque por 4 vez y me metí a sobar poco después.

Cuando se despertó, vio por el despertador que eran las doce su estomago rugía de hambre, la ensalada y la merluza parecían haberse disuelto en su estomago, dejándolo hambriento.

  • Puta violeta!-- pensó-- que manía con las ensaladas, ni que fuera un puto conejo!-- luego se moría de ganas, como ella estaba a dieta por foca, todos igual....

Se levanto y recorrió el pasillo hasta la cocina, abrió la nevera saqueando la bandeja de pollo rebozado del día siguiente, ya oiría la bronca de siempre, pero poco le importo.

Después de jalarse cuatro trozos estaba mas que satisfecho, en silencio para no descubrirse avanzo a oscuras, hasta el cuarto de baño, tenia ganas de mear , y aunque fuese a oscuras mearía para fastidiar con la tapa bajada, para que el culo de las señoritas se mojasen.

  • Ay, el gusto por las revanchas-- se dijo.

Se detuvo al ver la luz encendida, la puerta estaba entreabierta, así que seguro que su padre estaba asaltando los antidepresivos, eso o si no... estaba aplatanado llorando delante del espejo... que patético.!

Como siempre, tendría que acompañarlo y meterlo a la cama!... otra vez....

Con cuidado, entreabrió la rendija de la puerta hasta casi un palmo, se asomo para ver al llorón de su padre y se quedo de piedra al ver a Violeta encendiendo la ducha dejando caer el agua.

Cuando ya se largaba, antes de oír a la cargante de su hermana chillándole, Violeta comenzó a quitarse la horrorosa camiseta dejando a su pasmado hermano con la boca en el suelo.

Alberto apenas podía creérselo, su hermana Violeta tenia unas Tetas grandiosas, de esas que se te hace la boca agua.

Quien lo hubiera pensado de la sosa de su hermana.

La mano se congelo en el picaporte, cuando esta se agacho para quitarse la anticuada falda vaquera , un esplendido culo lo apunto invitándolo.

Su rabo se despertó de golpe levantándose en pie de guerra.

Menudo pedazo de tía..., y aunque era su hermana no pudo mas que agarrarse la polla para empezar a dedicarle su paja.

Ver deslizarse los horribles sujetadores al suelo fue la mejor de los premios a su tieso rabo que parecía a punto de reventar al acelerar el ritmo de su mano.

Menudos Melones tenia la muy puta, que ricooo... , con pezones tiesos y duros listos para ser mamados a fondo.

La muy guarra pareció leerle el pensamiento, pues se agarro una teta con fuerza y comenzó a amasarla.

El estaba en el cielo pajeándose de lo lindo, al ver aquellas tetas magreadas como si fueran sus manos, imaginando que su polla se deslizaba por aquel estrecho canal al compás de su rabo, el capullo golpeando en la barbilla callándola , hasta llenarla la boca de su leche calentita.

Se sentía en el séptimo cielo allí sobándose, y ella bajándose las braguitas para dejarle ver un glorioso culazo metiéndose en la ducha, suerte de la mampara....

porque allí siguió el continuo sobeteo de su enormes melones llenos de jabón, y los jadeos de la zorrona de Violeta mientras su mano bajaba a su coñito acariciándose con la esponja de ducha...

Ufff... quien fuera esponja.... – pensó.-- la muy guarrona no dejaba de jadear como una perra.

Vayaa, vayaa-- Violeta necesita una buena polla.

Y ante esta idea luminosa, el cuerpo se le tenso al correrse furiosamente. Salpico el marco de la puerta dos veces de su lefa, antes de apartarse y limpiar como pudo el rastro de su homenaje .

Lentamente desando sus pasos y se metió en su cuarto, rendido como estaba no dejaba de darle vueltas a lo que sus ojos habían visto. Decidió que a partir de ese momento, era su obligación como buen hermano en hacer que violeta se relajara.

Todos saldrían ganando, puede que si fuera algo mas amable... quien sabe, esta se abriría.

  • Si , eso-- pensó, abrirse bien … de piernas claro...

Y con la idea ya en su cabeza... concilio el sueño.

Violeta se secaba en silencio ajena a lo sucedido, aplacados los calores internos que se habían despertado en su cuerpo.

Se cepillo el pelo mojado, recogió la ropa del suelo depositandola en la cesta de la ropa sucia.

Mentalmente ordeno las tareas del día siguiente según sus prioridades,apagando la luz del baño.

Debía programar la secadora para que por la mañana solo tuviese que doblar la ropa , así podría salir al trabajo antes.

A veces sentía como las tareas de casa la asfixiaban, dejándola apenas sin tiempo para nada mas. Dirigió sus pasos a la despensa y tras unos instantes, se dirigió hacia su cuarto, miro el reloj , serían cerca de la 1 y cuarto, todo en silencio.

Al llegar al cuarto que compartía provisionalmente con su hermana pequeña, vio luz por debajo de la rendija de la puerta,.-- Menudas horas para estar despierta, pensó.

Debía recordarle como cientos de veces que aquello de dejarse la luz encendida disparaba la factura de la luz.

Con lentitud giro el pomo de la puerta , entreabriendo la puerta un par de centímetros, retrocedió instintivamente al ver a Papa sentado a los pies de la cama de Eva, sin duda estaría regañándola, para variar.

Oía susurrarle algo a Eva, que seguía echa una bola sobre la cama. Violeta no distinguía lo que decía, pero decidió esperar hasta que la bronca hubiera pasado.

Al poco, vio la mano de Papa subiendo por las piernas de Eva, consolándola, pero ahí acabo lo que ella creía que llamaba “bronca”.

Antes de que ni siquiera sospechase, Papa abrió las rodillas de Eva para hundir la cabeza entre sus muslos.

Violeta sintió como la sangre se congelaba en sus venas, no podía moverse , ni podía delatarse, su padre continuo hundiendo la boca en el coño de Eva, hasta hacer que esta empezara a menearse al compás de la boca de Papa.

Era imposible no oír los pequeños jadeos que escapaban de su boca a cada lenguetada. Violeta noto como su coñito se mojaba, su mano voló hacia su coño y comenzó a acompasar los jadeos de Eva con las palpitaciones de su vagina.

Era increíble ver a su padre , metiendo la lengua , succionando con gustos los jugos del chocho de Eva, hincando un dedo , dos bien dentro del coñito de su hija pequeña. Cuando Eva empezó a correrse , violeta seguía hurgándose el coñito con ganas. Todo había acabado, y ella tuvo que reaccionar antes de ser descubierta allí .

Retrocedió en silencio , hasta entrar en el lavabo y cerrar con pestillo. Al poco , escucho las delatoras pisadas de su padre saliendo de la habitación dirigiéndose a su habitación.

Dejándola cachonda y deseosa de algo mas.

Mojo su cara de nuevo con agua fría, y salio del baño, al entrar en la habitación la oscuridad tapaba cualquier sospecha de lo que hubiese sucedido.

Distinguió el bulto de su hermana pequeña, tapada y acurrucada contra la pared, por un instante pensó en decirle algo, pero sintió como sus pies no se movían.

En silencio se metió en su cama , dándole vueltas en todo lo sucedido aquella larguísima noche.

Sin duda Papa se había encargado de poner en su sitio a Eva, ahora entendía su docilidad.

No sabia como, pero, sospechaba porque su hermana se había vuelto tan obediente.

Pensar en su Padre jodiendo..., le hizo endurecerse los pezones...

  • No era justo-- ella que cuidaba de Papa con todo su cariño, debía haber sospechado que necesitaba todo su amor. – acompañando sus dedos dentro de su coño.

Si..., Violeta dejaría que Papa le demostrara cuanto la quería, estaba deseándolo...

al fin y al cabo, era el deber como mujer de la casa.

A partir de ese instante, decidió que aquel tipo de obligación no le resultaría tan dura.