Las fotos de Gabi: Esa mano

Me encanta ver, en la fotografía, esa mano que se cuela por debajo de la braguita para disfrutar de ti misma mientras te miramos.

Las fotos de Gabi: Esa mano

Me encanta esta fotografía. No se ve nada, pero se entiende todo. La chica viste ropa interior virginal. No le falta detalle. El liguero, las medias, la braguita… Como al descuido, se ha tanteado el propio cuerpo, aquí rozo, aquí pellizco, aquí acaricio. Casi sin querer ha colado la mano debajo de la braguita y la ha dejado al sur del monte de Venus, sobre la carnosa hendidura, para que cada uno de sus dedos saboree calor íntimo y se lubrique con la humedad profunda de su feminidad. La joven –no se le ve el rostro, pero es joven- sabe que la miramos. No le importa. Al contrario, le agrada y ha querido vestir esa agradable lencería para nuestro regalo. El blanco de las prendas sugiere inocencia, la posición de la mano gusto por el placer. Encanta y excita esa explosiva combinación de ingenuidad y sabiduría, de conocimiento de la propia sexualidad y apariencia virginal. Es una de las fotografías preferidas de mi colección, es la propia esencia del erotismo: se ven unos trocillos de piel y pare usted de contar, pero, a la vez, llama directamente a nuestra entrepierna, o mejor nos susurra al oído del sexo: "Estoy aquí, mírame, me masturbo para que disfrutes conmigo. ¿Quieres que lleguemos juntos a lo más alto?"

Apetece decirle que sí, que queremos ir de su mano adónde la mano nos lleve y, mientras vamos preparándonos para tan grata ocupación, echamos una última ojeada a esos muslos, a ese vientre, a esa lencería, pero sobre todo, a esos dedos que, por debajo de la braguita, seguro que están ideando y llevando a cabo dulces y excitantes diabluras.